Durante la realización de estudios precomercialización de las quinolonas, como efecto adverso sobre el aparato locomotor, sólo se detectó una alteración del cartílago de crecimiento. Posteriormente se ha relacionado su uso con la tendinitis y la rotura tendinosa, principalmente del tendón de Aquiles1.
Analizando los casos notificados de reacciones adversas a quinolonas, el riesgo de alteraciones tendinosas es mayor para el pefloxaciono (22,8%, 8 casos). Sin embargo, y dado que el ciprofloxacino es el más usado, es por este fármaco por el que hay mayor número de casos comunicados (4,5%, 24 casos)2. De los casos publicados de miotendinitis relacionadas con quinolonas (con o sin rotura tendinosa) hay que destacar que los pacientes presentaban algún factor de riesgo asociado3-5.
Recientemente ha aparecido en Medicina Clínica un caso de rotura tendinosa por levofloxacino en un paciente que presentaba factores de riesgo asociados5. Pasamos a presentar el caso de un paciente atendido en el Servicio de Urgencias de nuestro hospital que desarrolló una tendinitis aquílea bilateral, probablemente por ciprofloxacino, que como dato llamativo, diferenciador e importante, tiene la particularidad de no estar asociado a ningún factor de riesgo.
Hombre de 57 años, sin antecedentes patológicos de interés y que no realizaba ningún tratamiento, que acude a Urgencias el 07-01-2003 por presentar dolor en ambos gemelos y tendones aquíleos. Diez días antes, comenzó un tratamiento con ciprofloxacino, 500 mg cada 12 horas, por presentar una infección del tracto urinario. Dos días después de iniciar el tratamiento comenzó a notar molestias en los gemelos y tendones aquíleos, a pesar de lo cual mantuvo los 7 días de tratamiento, aumentando de forma gradual la intensidad de las molestias. Tres días antes de acudir a Urgencias finalizó el tratamiento. Desde entonces comenta que las molestias han ido disminuyendo, presentando aún sintomatología, por lo que decide acudir a Urgencias (no lo hizo antes por problemas familiares). En la palpación de ambos gemelos y tendones aquíleos presentaba dolor intenso, así como molestias al realizar la flexoextensión de ambos pies, no palpándose nódulos ni discontinuidades. No presentaba signos de trombosis venosa profunda. El eco-doppler de los miembros inferiores no presentó alteraciones. El paciente evolucionó de forma favorable hacia la curación espontánea sin secuelas y sin precisar tratamiento.
El cuadro clínico de la tendinitis producida por quinolonas se caracteriza por su instauración rápida y por afectar como localización preferente al tendón de Aquiles (aunque también se ha descrito en el tendón largo del bíceps, extensor largo del pulgar, manguito de los rotadores, flexores y extensores de los dedos, tibial anterior, etc.). La aparición de la tendinitis puede suceder desde el segundo-tercer día hasta la quinta o sexta semana de iniciado el tratamiento, siendo con frecuencia la afectación bilateral, soliendo desaparecer la sintomatología al retirar el antibiótico. Como complicación de la tendinitis por quinolonas podemos citar la rotura del tendón, que no suele ocurrir hasta pasadas tres semanas de tratamiento.
Como factores de riesgo están la edad avanzada, el tratamiento prolongado con corticoides, la insuficiencia renal, la tuberculosis multirresistente, la hemodiálisis, la vasculopatía periférica y la enfermedad reumática asociada, encontrándose que la mayoría de los casos publicados presentan algún factor de estos.
El mecanismo fisiopatológico es desconocido, siendo probablemente multifactorial: isquemia local, estrés mecánico desencadenante, efecto tóxico directo sobre el tendón, proceso inmunoalérgico e incremento e inhibición de la proliferación celular y síntesis de matriz de los fibroblastos6.
Para el diagnóstico no existe ningún método complementario efectivo, siendo en todos los casos el diagnóstico clínico. El papel de la ultrasonografía para el diagnóstico es de ayuda en alguna ocasión (para evidenciar la rotura tendinosa). No se ha encontrado correlación entre la duración del tratamiento y el grado del efecto. De todas maneras, la retirada del fármaco es esencial para el restablecimiento de la normalidad de la patología tendinosa, aunque el manejo adecuado y temprano no previene de un tiempo de recuperación prolongado, existiendo siempre el riesgo de padecer una secuela funcional7.
Es importante destacar en este caso que el paciente no tenía ningún factor de riego asociado y presentaba una patología banal y común en la práctica clínica diaria. Cada vez están apareciendo nuevas quinolonas y está aumentando su utilización, siendo esta reacción común de grupo, por lo que sería recomendable el seguimiento de los pacientes a los que se les administran quinolonas, incluso sin presentar factores que predispongan a la aparición de una patología tendinosa.
Correspondencia: D. García Muñiz.
Avda. Dr. Fedriani s/n.
41009 Sevilla. España.
Correo electrónico: jose_davidgmz@yahoo.es
Recibido el 17-09-07; aceptado para su publicación el 11-12-07.