El Dr. Atul Gawande (fig. 1) tiene una carrera inmaculada. Actualmente es cirujano endocrino del Brighan and Women's Hospital. Estudió en Stanford, Oxford y Harvard. Fue asesor de Bill Clinton y de la Casa Blanca durante los años 1992 y 1993. Autor de numerosos artículos científicos, su fama trasciende más allá del mundo biomédico. En efecto, desde 1998 contribuye con artículos de difusión en la revista New Yorker.
Sus escritos1,2 se fundamentan en mejorar las habilidades de los médicos mediante reflexiones y comentarios que acontecen en el día a día del hospital. Sus temas recurrentes son la excelencia, el error médico y cómo evitarlo, la humanidad en medicina y la enseñanza. Cirujano, escritor y mentor, sus libros y artículos son polémicos, crean desasosiego y contribuyen enormemente al conocimiento y a la difusión de la medicina.
En uno de sus libros pondera cuidadosamente los consejos que da a los residentes a su llegada al hospital. Consejos simples, llanos y diáfanos. Muy americanos pero valiosos. A saber:
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Haz la pregunta que no está en el guión. El Dr. Gawande tomó prestada esta frase al leer un libro de Paul Auster. Los pacientes llegan uno tras otro. Lo único que nos importa es la articulación tumefacta o ese dolor torácico que puede ser ominoso. Preguntamos antecedentes, ponemos en marcha exploraciones complementarias, prescribimos un tratamiento. Pero ¿y el paciente? Haz una pregunta que no esté en el guión. ¿Dónde se educó? ¿Qué tal van de estudios sus hijos? ¿Es del Barça? No es necesario profundizar mucho. Sólo con unas cuantas preguntas se creará un contacto humano que tumbará las barreras habituales entre médico y paciente.
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No te quejes. Los médicos tenemos un horario y un trabajo tremendo. Visitar, hacer informes, publicar, dialogar con la dirección y la administración. Muchas de estas tareas nos crean desazón. Es habitual en la hora de las comidas o en los pasillos del hospital oír que los facultativos nos quejamos de todo. Intenta evitarlo, es aburrido, no resuelve nada y te deprimirá. Cambia de tercio y construye una conversación alejada de estos temas recurrentes.
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Cuenta algo. La medicina es mucho más que diagnosticar y curar. Ser científico desde el inicio, en su término más simple, es contar. Haz tu propia casuística: recluta pacientes con complicaciones de un tratamiento, observa unas manifestaciones clínicas especiales. Tu propia estadística tendrá sentido en un futuro y te aportará muchas cosas, sobre todo si las das a conocer.
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Escribe algo. Escribe algo, tu diario, tus anotaciones, tus reflexiones. No subestimes tus comentarios, difúndelos.
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Cambia. Ante la innovación, los médicos reaccionan de tres formas: los que se adaptan rápido (los menos), los que se adaptan lentamente (la mayoría) y los escépticos. Busca la oportunidad para el cambio, adáptate a los cambios y a las innovaciones. Adáptate rápido. Aunque no todas las innovaciones son buenas, en poco tiempo sabrás reconocer las que valen su peso en oro.
Hazlo, cambiarás el rumbo de forma positiva (a positive deviant).