«Fran es una residente foránea que acaba de entrar en un hospital del Estado español para formarse. Ha estudiado durante años para cumplir su sueño: ser entrenada en un hospital académico y con un sistema de residencia ausente en su país de origen. Solo llegar a la aduana, se encamina hacia el rótulo de “No comunitarios”. Allí tiene problemas con su pasaporte y visado. Llega finalmente a su hospital y comienza su singladura. No obstante, se muestra cariacontecida por el papeleo que ha de hacer. La secretaria de docencia le facilita todo, hecho que es de gran ayuda. Comparte piso con 2 compañeras, el sueldo que tiene le llega justo a final de mes. Fran viene sola, y ha dejado a su familia y a su novio es su país natal. Acude puntualmente a su servicio, mas no acaba de entender del todo las expresiones que sus compañeros utilizan, y además la comida no le gusta. Las relaciones con el staff son frías debido a su timidez, no así con sus compañeros de residencia. En sus primeras guardias ve morir a un paciente, y además sufre un litigio por un tratamiento implementado, que es sobreseído poco tiempo después.»
El impacto que padecen los residentes al entrar en su periodo de formación de 4 años es enorme. Es sobre todo en el primer año en que se debe estar atento a su evolución; en otras palabras, ese es el momento en que los tutores deben conversar con otros tutores y frecuentar las tutorías con los noveles residentes. En efecto, en la tabla 1 puede verse lo crítico que es el primer año: ni más ni menos que 14 hechos que de forma aislada son digeribles, no así si ocurren simultáneamente; verbigracia: el caso de Fran.
Impactos durante el primer año de residencia
Cuidado del paciente | Tarea de enseñar |
Guardias | Relaciones con el staff |
Muerte del paciente | Conciliación familiar |
Necesidad de aprendizaje | Información |
Rotaciones | Carrera profesional |
Factores etno-culturales | Vida personal |
Primer litigio | Carga económica |
Una manera sencilla de clasificar los problemas de los residentes —siguiendo la ponencia que impartí en la Reunión anual de tutores y residentes— sería: cotidianos y no cotidianos (tabla 2). Evidentemente los problemas cotidianos son más manejables, pero nunca debemos dejar que maduren, porque se pueden convertir en problemas graves si no los solucionamos. Los problemas cotidianos son un abanico, tal como: trabajo mal hecho y marginal y problemas interpersonales entre otros. La vida real nos enseña la tormenta de dificultades con que los residentes se enfrentan.
Clasificación de los problemas de los residentes
Cotidianos | No cotidianos |
Aparecen en el primer año | Aparecen tras el primer año |
Se detectan fácilmente | Más difíciles de detectar |
Más comunes en mujeres | Igualdad de sexos |
Factores exógenos | Factores endógenos |
Fácilmente corregibles | Mas difíciles de corregir |
Se dispone de tiempo | Se dispone de menos tiempo |
Se describen 5 factores negativos que perjudican a los residentes en su formación, a saber: la falta de sueño, las llamadas nocturnas, un staff poco comprometido, carga asistencial abundante y el llamado trabajo «basura»1. Diferentes estudios han puesto de manifiesto que la deprivación del sueño tiene efectos graves en los pacientes, y esta misma deprivación hace que los residentes sean incapaces de tratar pacientes. Se producen más errores en tareas rutinarias y más conflictos con el staff2.
Recientemente, un estudio «da la vuelta a la tortilla» al investigar qué es lo que hacen los residentes cuando no duermen o trabajan3. La actividad más común de los residentes fue conectarse a internet, seguido de la contemplación de la televisión y de labores caseras. A raíz del estudio, los autores realizan una interesante clasificación:
- •
Residentes focalizados en amigos: amigos, internet, deporte y televisión.
- •
Residentes focalizados en familia: familia, internet labores caseras y televisión.
- •
Residentes con baja actividad: mostraban muy baja actividad de todos los parámetros anteriores.
Fueron justamente los residentes pertenecientes a este grupo con baja actividad los que tenían más ansiedad, depresión y estrés (fig. 1). Todo un aviso a navegantes.
A pesar de que la realidad en países anglosajones es diferente, cada vez nos acercamos más a ella. Una reciente encuesta a residentes estadounidenses puso de manifiesto en residentes de segundo año que el 53% habían sufrido menosprecio y humillación (por compañeros, staff o enfermería), el 63% padecieron algún tipo de acoso sexual, el 45% vieron a un colega falsificar datos médicos y el 70% vieron a un compañero trabajar en condición defectuosa (falta de sueño). Muchos de los residentes prefirieron no comunicar estos hechos a su tutor. Este mismo estudio puso de manifiesto que los importantes problemas que tenían los residentes se podían superar con experiencias docentes positivas y, por supuesto, ausencia de maltrato.
No obstante, pueden acontecer otros problemas mucho más serios. Los problemas no cotidianos se caracterizan por ser diferentes (tabla 2) y de ardua solución.
¿Qué hacer con el residente al que no le gusta la especialidad? ¿Qué hacer con el residente que siempre procrastina? ¿Qué hacer con el residente que nunca debió acabar la facultad de Medicina y que presenta un trastorno mental? Enfrentarse a este último problema requiere entrenamiento, consejo y la ayuda de profesionales en salud mental. El 10% de residentes han necesitado asistencia integral debido a su enfermedad de base. ¡No minusvaloremos el problema!
Curioso cóctel el de la residencia: entre lo racional y lo irracional.