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Vol. 24. Núm. 2.
Páginas 107-114 (julio - diciembre 2017)
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Páginas 107-114 (julio - diciembre 2017)
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Análisis del autoconcepto en las víctimas de violencia de género entre adolescentes
Analysis of self-concept in victims of gender based violence among adolescents
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María Penado Abilleiraa,b,
Autor para correspondencia
mariapenado@gmail.com

Autor para correspondencia.
, María Luisa Rodicio-Garcíaa,b
a Universidad Nacional de Educación a Distancia, Centro Asociado de la UNED en Pontevedra, Pontevedra, España
b Departamento de Didáctica, Organización Escolar y MIDE, Universidad de Vigo, Campus de Pontevedra, Pontevedra, España
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Tabla 1. Medias y desviaciones típicas de la muestra en las escalas de violencia y autoconcepto en función del género
Tabla 2. Análisis multivariantes atendiendo a los factores tipo de violencia y género
Tabla 3. Medias y desviaciones típicas de la muestra en función de las variables tipo de violencia y autoconcepto y edad
Tabla 4. Análisis multivariante atendiendo a los factores tipo de violencia y edad
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Resumen

El objetivo de esta investigación es analizar el autoconcepto en las víctimas de violencia de género entre adolescentes. Habiéndose constatado una menor autoestima en las víctimas de este tipo de violencia, se pretende comprobar si sucede lo mismo con el componente cognitivo de la visión que cada uno tenemos de nosotros mismos y que constituye el autoconcepto. Se ha utilizado una muestra compuesta por 266 adolescentes españoles con edades comprendidas entre los 14 y 19años, que cursan estudios de Enseñanza Secundaria Obligatoria y Bachillerato. Se observa interacción significativa del género y la edad con el autoconcepto en adolescentes que sufren violencia en su relación, y las chicas con edades comprendidas entre los 16-17años son el grupo de mayor vulnerabilidad. Son ellas las que presentan más bajo autoconcepto emocional y físico; así se constata que a medida que aumenta la edad, la prevalencia de este tipo de violencia se hace mayor. De cara a prevenir y paliar los efectos de la violencia de pareja en adolescentes, los programas de prevención deben incluir dentro de sus áreas de actuación acciones de educación emocional, que ayuden a mejorar el autoconcepto emocional de las víctimas.

Palabras clave:
Autoconcepto
Violencia de pareja adolescente
Víctimas
Violencia sufrida
Abstract

This paper seeks to analyse self-concept in gender-based violence victims amongst adolescents. Having noticed a lower self-esteem in the victims of this type of violence, the authors wanted to verify whether the same effect takes place with the cognitive component of the vision that we each have of ourselves, which constitutes the self-concept. The population sample consisted of 266 Spanish adolescents aged between 14 and 19 years attending middle school or high school. A significant interaction is observed between gender and age and self-concept in adolescents that suffer violence in their relationship. Similarly, girls aged 16-17 are the most vulnerable group. The latter have the lowest emotional and physical self-concept. Thus, it is corroborated that the prevalence of this type of violence becomes greater as age increases. In order to prevent and mitigate the effects of gender-based violence on adolescents, prevention programs must include emotional education aspects within their areas of action, so as to help improve the emotional self-concept of the victims.

Keywords:
Self-concept
Teenage dating violence
Victims
Suffered violence
Texto completo

Según los datos que maneja el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, 2016), la violencia contra la mujer ocupa el puesto número 19 entre las preocupaciones de los españoles, justo debajo del racismo y la inmigración. Los datos muestran la prevalencia cada día mayor de comportamientos consistentes en insultos, conductas de acoso, violencia sexual y física hacia la pareja, amenazas, etcétera (Fernández-Fuertes, Orgaz, & Fuentes, 2011; Foshee et al., 2011; Foshee et al., 2015; Menesini, Nocentini, & Calussi, 2011; Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary, & González, 2009; Pichiule, Gandarillas, Díez-Gañán, Sonego, & Ordobás, 2014).

Estos comportamientos no son exclusivos de la edad adulta, sino que se producen cada vez en edades más tempranas, llegando a ser considerado como un tipo de violencia específica denominada violencia de pareja entre adolescentes, dating violence, violencia en el noviazgo, etcétera (Ortega, Ortega-Rivera, & Sánchez, 2008; Pazos, Oliva, & Hernando, 2014).

El Centro de Control de Enfermedades y Prevención americano (Centers for Disease Control and Prevention, 2016) define la violencia de pareja como violencia física, sexual, psicológica o emocional, así como acoso, que ocurre dentro de una relación sentimental. Puede tener lugar en persona o a través del mundo digital, y puede suceder con una pareja actual o con una expareja.

Las últimas encuestas de prevalencia señalan la preocupante incidencia del fenómeno de la violencia de pareja entre los adolescentes, con unas cifras que señalan que el 10% de los adolescentes que acuden a la enseñanza secundaria han sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja o expareja en los últimos 12meses (Vagi, Olsen, Basile, & Vivolo-Kantor, 2015). De los subtipos de violencia de pareja considerados, los autores señalan que es la violencia de tipo psicológica la que presenta una mayor incidencia (Halpern, Oslak, Young, Martin, & Kupper, 2001), seguida de la violencia de tipo físico (Hamby, Finkelhor, & Turner, 2012) y, por último, la menos frecuente, la de tipo sexual (Ybarra, Espelage, Langhinrichsen-Rohling, Korchmaros, & Boyd, 2016)

Los autores señalan que mujeres maltratadas físicamente por sus parejas durante la adolescencia tenían una mayor probabilidad de ser objeto de ataques físicos o sexuales por alguna pareja durante los años universitarios; la probabilidad de ser objeto de un ataque sexual era mayor si en el mismo año los participantes habían sido objeto de un ataque físico (Smith, White, & Holland, 2003). Los mismos autores señalan que la victimización en la adolescencia predecía más los ataques físicos o sexuales durante los años universitarios que la victimización en la infancia.

Además de las posibles consecuencias físicas que los adolescentes víctimas de violencia de pareja pueden llegar a sufrir, un importante número de estudios se centran en estimar las consecuencias psicológicas que generan este tipo de conductas y que incluyen problemas mentales a corto plazo tales como bajo nivel de rendimiento académico y problemas en el manejo de la agresividad (Exner-Cortens et al., 2013; Offenhauer & Buchalter, 2011), mientras que las consecuencias a largo plazo incluyen secuelas como depresión, abuso de sustancias, comportamiento antisocial y problemas alimenticios (Foshee et al., 2011).

Todo lo anterior indica que el padecimiento de violencia de pareja en los adolescentes puede producir problemas de ansiedad, depresión, autoestima y llegar a afectar al autoconcepto de las víctimas (Cava, Buelga, & Carrascosa, 2015; Estévez et al., 2006).

Se entiende el autoconcepto como la percepción que cada persona tiene de sí mismo, es decir, las actitudes, los sentimientos y conocimientos respecto a las propias capacidades, habilidades, apariencia y aceptabilidad social (Byrne, 1984). Los primeros planteamientos sobre el autoconcepto lo definían como un constructo unitario, indivisible y global, estando aceptado en la actualidad que el autoconcepto presenta una concepción jerárquica y multidimensional (García, Musitu, Riquelme, & Riquelme, 2011; Rodríguez, 2008).

La confusión existente entre el autoconcepto y constructos afines como la autoestima ha supuesto que distintos autores establezcan una distinción entre ambos, señalando el componente cognitivo/perceptivo primordial que se encuentra en el autoconcepto (Cazalla-Luna & Molero, 2013), relacionado con la idea que cada persona tiene de sí misma, y diferenciándolo del componente afectivo/evaluativo (sentimientos) que configura la autoestima, considerada como la estima o amor que cada uno siente por sí mismo (Watkins & Dhawan, 1989).

Para González (1999) el autoconcepto sería el conjunto de aspectos cognitivos o de conocimiento de uno mismo que implican una descripción objetiva (mujer, alta, rubia, etc.), mientras que la autoestima sería la valoración que el sujeto hace de su autoconcepto, de aquello que conoce de sí mismo.

La importancia del autoconcepto en el funcionamiento global de un individuo se encuentra corroborado a través de estudios que señalan una asociación del autoconcepto con el bienestar general, así como un autoconcepto bajo o defectuoso en problemas actuales como la depresión o los malos tratos (Vera & Zebadúa, 2002).

Este peso del autoconcepto en la vida adulta adquiere mayor envergadura a la hora de condicionar los problemas que forman parte de la vida de los adolescentes (Molero, Ortega-Álvarez, Valiente, & Zagalaz, 2010), cuando los individuos dejan a un lado su etapa infantil y buscan desarrollar su propia identidad en el mundo adulto (Alcaide, 2009).

De este modo, se ha observado cómo adolescentes con un alto autoconcepto presentan pocas conductas agresivas, de burla o abuso por parte de los demás y mayor presencia de conductas sociales positivas, bajas puntuaciones en las escalas de depresión y ansiedad (Garaigordobil & Durá, 2006), menos sentimientos de soledad y mayor satisfacción con la vida (Moreno, Estévez, Murgui, & Musitu, 2009).

En el ámbito específico de la violencia de pareja en adolescentes se ha establecido que los implicados de forma frecuente en este tipo de violencia, tanto física como psicológica, muestran también más conductas violentas hacia los iguales y menor autoconcepto familiar. En chicos, se observa menor autoconcepto social y emocional y en chicas, menor autoconcepto académico (Cava et al., 2015).

Si se cambia el foco de estudio hacia las víctimas de violencia de pareja, los autores señalan que cuando estas sufren de manera frecuente este tipo de agresiones su autoconcepto se ve más afectado que si la violencia se sufre de manera ocasional, mostrando las víctimas de violencia frecuente un peor ajuste en todas las dimensiones del autoconcepto (Carrascosa, Cava, & Buelga, 2016).

Los resultados preliminares justifican la necesidad de conocer cómo la violencia de pareja, en sus diferentes manifestaciones, interactúa con el autoconcepto en una etapa tan sensible como puede ser el periodo adolescente. Si tenemos en cuenta que la adolescencia es una etapa de formación del autoconcepto, resulta de vital importancia conocer si la violencia en las relaciones de pareja a estas edades se relaciona significativamente con el desarrollo de un autoconcepto positivo.

MétodoParticipantes

La muestra ha estado compuesta por 266adolescentes, 165chicas y 101chicos, con edades comprendidas entre los 14 y 19años (M=16.28, DT=1.38); que cursan los últimos cursos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (3.o y 4.o de ESO) y Bachillerato, de cuatro de las seis instituciones públicas de enseñanza secundaria de la ciudad de Pontevedra (Galicia, España). Una de las condiciones que debían cumplir es que mantuviesen una relación sentimental en la actualidad, o que la hubiesen tenido en los últimos 12meses. Se trata, en todos los casos, de relaciones de pareja heterosexuales.

Instrumentos

Para la estimación del nivel de autoconcepto se ha utilizado el cuestionario de autoconcepto AF5 (García & Musitu, 2001), que consta de 30ítems que evalúan el autoconcepto de una persona desde un punto de vista académico («Hago bien los trabajos escolares»), social («Tengo muchos amigos»), emocional («Soy una persona alegre»), familiar («Mis padres me dan confianza») y físico («Me buscan para realizar actividades deportivas»). Los sujetos tienen que puntuar cada uno de los ítems en una escala que oscila entre 1 (totalmente en desacuerdo) y 99 (totalmente de acuerdo); el resultado en la escala global y los diferentes tipos de autoconcepto responden a una escala que oscila desde el 0 (pobre o nulo autoconcepto) al 10 (alto autoconcepto). En la elaboración y adaptación de la escala los autores encontraron una buena fiabilidad de la misma (α=.84) que, aunque en menor medida, se mantiene en la muestra utilizada para la presente investigación (α=.75).La estimación de la violencia en las relaciones de pareja entre adolescentes se obtuvo utilizando la subescala de violencia sufrida del Conflict in Adolescent Dating Relationships Inventory (Wolfe, Scott, Reitzel-Jaffe, Wekerle, Grasley, & Straatman, 2001), adaptado a población española por Fernández-Fuertes, Fuertes y Pulido (2006). Consta de 35ítems de naturaleza doble (referida a la conducta realizada y a la conducta sufrida) de los cuales, 10 no evalúan la conducta violenta por actuar como distractores («Discutí el asunto calmadamente», «Le di razones sobre mi punto de vista en la discusión»). Los 25ítems restantes evalúan el comportamiento violento cometido y sufrido en función de cinco dimensiones que consideran la violencia sexual («Acaricié sus pechos, genitales y/o nalgas cuando él/ella no quería»), violencia relacional («Traté de poner a sus amigos en su contra»), violencia verbal-emocional («Le hablé en un tono hostil u ofensivo»), amenazas («Amenacé con herirle») y violencia física («Le di una patada, le golpeé o le di un puñetazo»). Dicho instrumento presenta una buena fiabilidad tanto en la escala original (α=.83) como en su adaptación (α=.85). Los índices de consistencia interna medidos a través del coeficiente alfa de Cronbach señalan una elevada fiabilidad del instrumento en la muestra seleccionada, tanto para la escala violencia sufrida (α=.85) como para los factores que la componen de violencia sexual (α=.57), relacional (α=.67), verbal-emocional (α=.83), amenazas (α=.45) y violencia física (α=.54).

Procedimiento

La participación de los centros escolares se ha solicitado mediante entrevista con los directores de los mismos. La invitación a formar parte del estudio se realizó a todos los centros públicos de ESO y Bachillerato del casco urbano de la ciudad de Pontevedra, en total seis, de los cuales han aceptado participar todos. La recopilación de información se realizó también en el marco de las actividades de sensibilización y concienciación sobre la violencia de pareja entre adolescentes que realiza todos los años el ayuntamiento, y se informó a los padres de todos los menores de 18años de las tareas a realizar.

Una vez obtenida su aprobación, se ha procedido a difundir un consentimiento informado entre los estudiantes, de tal forma que los menores de edad se lo dieran a cumplimentar a sus padres o tutores legales y, en caso de los mayores de edad, pudiesen cubrirlo para posteriormente entregárnoslo. En ese mismo acto, los estudiantes fueron informados por el personal responsable de la investigación de los objetivos a alcanzar y del anonimato de los datos, insistiendo en que se trataba de una actividad voluntaria e informándoles de su derecho a retirar su participación en cualquier momento del proceso.

Una vez explicada la finalidad de la investigación y asegurada la confidencialidad de los datos, ningún padre de los sujetos menores de edad se negó a la participación de sus hijos ni tampoco ningún estudiante ha retirado su participación en el estudio.

Los cuestionarios se cumplimentaron de forma colectiva y dentro del horario lectivo de cada uno de los cursos, a cargo de las personas responsables de la investigación. También hemos adquirido el compromiso con los diferentes centros de remitirles los principales resultados de la investigación, a fin de poder tomar las medidas de intervención necesarias, así como de hacérselos llegar a los padres.

Análisis de datos

Se han planteado dos diseños de análisis multivariados, con dos factores, la variable género y el tipo de violencia sufrida (sexual, relacional, verbal, amenazas y física) en el primero de ellos; y la variable edad y el tipo de violencia sufrida, en el segundo. Como variable dependiente, está el autoconcepto en sus diferentes manifestaciones: académico, familiar, escolar, físico y social. El tipo de efecto de los factores se calcula mediante la prueba de Tukey. La decisión acerca de la normalidad de la varianza se adopta según un criterio combinado: estadístico de Levene y las representaciones gráficas de la distribución de las medias de los grupos.

Con estos análisis se trata de determinar si las diferencias que se aprecian entre las medias responden al efecto de las variables independientes consideradas de forma individual (efectos principales) y/o responden al efecto provocado por la interacción de las mismas.

Los análisis se realizaron con el paquete estadístico SPSS versión 22.0.

Resultados

Comenzamos este apartado presentando las puntuaciones medias obtenidas en las dos escalas, violencia sufrida y autoconcepto, en función del género (véase tabla 1).

Tabla 1.

Medias y desviaciones típicas de la muestra en las escalas de violencia y autoconcepto en función del género

    ChicosChicas
    M  DT  M  DT 
Tipo de violencia (entre 0-4)Sexual*  1.24  .32  2.29  .45 
Relacional  1.11  .38  1.25  .32 
Verbal  2.53  .50  2.62  .51 
Amenazas  1.10  .22  1.48  .21 
Física*  .09  .20  1.40  .28 
Autoconcepto (entre 0-10)Académico*  4.95  2.14  5.70  1.94 
Emocional*  6.53  1.90  5.37  1.95 
Familiar  7.61  2.14  7.43  2.35 
Físico*  6.79  1.89  5.03  2.33 
Social*  7.42  1.52  6.89  2.14 
*

Medias estadísticamente significativas (t de Student) a un nivel de confianza del 95%.

En general, son las chicas las que sufren en mayor medida la violencia en la relación de pareja, y es la violencia verbal la más extendida entre los adolescentes independientemente del género, seguida de la violencia sexual. Las chicas sufren más amenazas (M=1.48) y violencia física (M=1.40) que los chicos; mientras que estos manifiestan sufrir más la violencia relacional (M=1.11). Estas diferencias son significativas solo en el caso de la violencia sexual y física, donde las chicas presentan valores superiores a los chicos, es decir, sufren más este tipo de violencia, tal y como se observa en la tabla 1.

Por lo que respecta al autoconcepto en sus diferentes manifestaciones, son las chicas las que presentan un autoconcepto más bajo en todas las dimensiones del mismo a excepción del académico (M=5.70) en el cual puntúan por encima de los chicos (M=4.95), y esa diferencia es estadísticamente significativa. Es decir, las chicas presentan mayor autoconcepto académico que los chicos y menor autoconcepto emocional, físico y social.

Pasamos a continuación a analizar la interacción entre el autoconcepto y la violencia sufrida en función del género. Lo primero que podemos señalar es que el autoconcepto emocional es el más afectado por cualquier tipo de violencia dentro de la pareja. Si analizamos los resultados obtenidos en función de si la violencia sufrida es sexual, física, relacional, verbal o mediante amenazas (véase tabla 2), se puede indicar que la violencia sexual interactúa significativamente con el autoconcepto emocional (F=75.667; g.l.=8; p=.008<.05); social (F=79.333; g.l.=8; p=.006<.05); y físico (F=99.020; g.l.=1; p=.008<.05). Solo en el caso del autoconcepto físico el género es significativo; es decir, las chicas que sufren este tipo de violencia tienen un peor autoconcepto físico.

Tabla 2.

Análisis multivariantes atendiendo a los factores tipo de violencia y género

Tipo de violencia  Autoconcepto  F  g.l.  Sig.  Prueba post hoc HSD de Tukey 
SexualEmocional**  75.667  .008  .002 
Social  79.333  .006  .712 
Físico**  99.020  .000  .005 
AmenazasEmocional**  44.800  .003  .032 
Físico  21.800  .031  .510 
Social  42.632  .041  .523 
Física  Emocional  51.673  .031  .237 
RelacionalAcadémico*  19.731  .030  .101 
Emocional*  24.828  .011  .203 
Físico*  29.342  .015  .145 
VerbalEmocional*  47.017  .000  .003 
Físico*  109.925  .000  .530 
*

Significativo para el factor sexo.

**

Significativo para la interacción.

Las amenazas son un tipo de violencia entre parejas adolescentes que interactúan con el autoconcepto emocional (F=44.800; g.l.=5; p=.003<.05), físico (F=21.800; g.l.=1; p=.031<.05), y social (F=42.632; g.l.=5; p=.041<.05). En el caso del autoconcepto emocional, este se ve, además, afectado por la interacción de factores; es decir, el hecho de sufrir amenazas y ser mujer conlleva un menor autoconcepto de este tipo.

La violencia física solo se relaciona con el autoconcepto emocional (F=51.673; g.l.=6; p=.031<.05) y los chicos quienes la sufren son los que tienen un autoconcepto emocional más bajo.

La violencia relacional se asocia significativamente con el autoconcepto académico (F=19.731; g.l.=1; p=.030<.05), emocional (F=24.828; g.l.=1; p=.011<.05) y físico (F=29.342; g.l.=1; p=.015<.05); las chicas son las que presentan un autoconcepto académico mayor en relación con los sujetos varones y estos los que tienen un mayor autoconcepto emocional y físico.

Por último, la violencia de tipo verbal interactúa con el autoconcepto emocional (F=47.017; g.l.=1; p=.000<.05) y físico (F=47.017; g.l.=1; p=.000<.05), y las chicas lo tienen más alto que los chicos en ambos casos.

Las pruebas post hoc realizadas, a través de la prueba de Tukey, confirman la existencia de diferencias significativas en el autoconcepto emocional cuando se habla de violencia sexual (p=.002<.05), amenazas (p=.032<.05), o violencia verbal (p=.003<.05), con mayor incidencia en las chicas. Las chicas tienen un autoconcepto físico menor que los chicos cuando sufren violencia sexual (p=.005<.05).

A la hora de analizar la interacción entre el autoconcepto, la violencia sufrida y la edad, se han agrupado a los sujetos en tres rangos de edad, con los siguientes grupos: el primero formado por los adolescentes mayores de 14años y menores de 16 (14-15años), aquellos que son mayores de 16 y menores de 18 (16-17años) y los mayores de 18 y menores de 20 (18-19años).

Teniendo en cuenta los rangos anteriores, observamos un comportamiento desigual en los subtipos de violencia considerados, con un aumento de la violencia sexual, verbal, amenazas y física, a medida que los sujetos cumplen años. La violencia de tipo relacional disminuye en los sujetos mayores en relación con los de menor edad, mientras que la violencia verbal permanece constante a lo largo de los diferentes grupos de edad formados.

Si analizamos el autoconcepto se observa cómo, en general, en todos los tipos hay una tendencia a que disminuya a medida que los sujetos se van haciendo mayores (véase tabla 3).

Tabla 3.

Medias y desviaciones típicas de la muestra en función de las variables tipo de violencia y autoconcepto y edad

    14-15años16-17años18-19años
    M  DT  M  DT  M  DT 
Tipo de violencia (entre 0-4)Sexual*  1.22  .45  1.27  .36  2.10  .43 
Relacional  1.19  .45  .91  .27  .72  .34 
Verbal*  1.55  .50  1.57  .51  1.58  .51 
Amenazas  1.00  .25  1.07  .18  1.72  .23 
Física*  .90  .20  1.83  .30  2.33  .27 
Autoconcepto (entre 0-10)Académico*  5.80  2.04  5.39  2.09  5.05  1.96 
Emocional  6.05  2.18  5.59  1.98  5.92  1.85 
Familiar  7.64  2.24  7.42  2.28  7.48  2.32 
Físico  6.12  2.56  5.46  2.25  5.67  2.16 
Social*  7.46  2.47  7.01  1.62  6.90  1.82 
*

Medidas estadísticamente significativas (ANOVA factorial) a un nivel de confianza del 95%.

Las diferencias son significativas en el caso de la violencia sexual, verbal y física siempre a favor del grupo de más edad. En cuanto al autoconcepto, son significativas las diferencias entre grupos de edad, en el académico y social (mayor cuanto menores son los sujetos); y en el emocional y físico (menor en los de menor edad).

Los resultados del análisis multivariante (véase tabla 4) nos indican que la violencia sexual se asocia de manera significativa con el autoconcepto emocional (F=2.734; g.l.=8; p=.017<.05): a mayor edad, menor autoconcepto; y tiene una asociación no significativa con el familiar (F=2.327; g.l.=8; p=.005<.05) y social (F=2.940; g.l.=5; p=.014<.05).

Tabla 4.

Análisis multivariante atendiendo a los factores tipo de violencia y edad

Tipo de violencia  Autoconcepto  F  g.l.  Sig. 
SexualEmocional*  2.734  .017 
Social  2.327  .005 
Familiar  2.940  .014 
AmenazasSocial*  2.318  .044 
Académico*  2.160  .048 
FísicaEmocional  2.755  .013 
Físico*  1.607  29  .032 
RelacionalSocial*  2.878  29  .011 
Emocional  1.642  29  .028 
VerbalFísico*  1.510  33  .046 
Social*  1.894  33  .004 
*

Significativo para el factor edad.

En los dos primeros (emocional y familiar) son los adolescentes de 16-17años los que presentan un menor autoconcepto, mientras que el autoconcepto social disminuye en los sujetos de mayor edad (18-19años).

En los adolescentes que sufren amenazas por parte de sus parejas se observa que estas interactúan de manera significativa tanto con el autoconcepto social (F=2.318; g.l.=5; p=.14<.05) como académico (F=2.160; g.l.=6; p=.048<.05), y ambos disminuyen con la edad.

Por su parte, la violencia física se asocia con el autoconcepto emocional (F=2.755; g.l.=6; p=.013<.05) y físico (F=1.607; g.l.=29; p=.032<.05) de los adolescentes y es significativo solo en el caso del autoconcepto físico, lo cual nos está indicando que los sujetos de edades comprendidas entre los 16-17años son un colectivo más vulnerable.

En lo que respecta a la violencia relacional, los resultados nos indican que se relaciona de forma significativa con el autoconcepto social (F=2.878; g.l.=29; p=.011<.05) y emocional (F=1.642; g.l.=29; p=.028<.05). Esta relación solo es significativa en el primer caso, es decir, los adolescentes que sufren violencia relacional tienen una edad comprendida entre los 16-17años.

Por último, se observa cómo la violencia de tipo verbal interactúa con el autoconcepto físico (F=1.510; g.l.=33; p=.046<.05) y social (F=1.894; g.l.=33; p=.004<.05) de los jóvenes que se encuentran en el rango de 16-17años, en el caso del autoconcepto físico; y en el de los mayores de 18años, en el autoconcepto social.

No se pueden realizar pruebas post hoc debido al tamaño muestral.

Discusión

Los resultados obtenidos en este estudio permiten concluir que sufrir cualquier tipo de violencia en la relación de pareja (sexual, amenazas, física, relacional o verbal) interactúa principalmente con la dimensión emocional del autoconcepto de las víctimas, seguida por una disminución de su autoconcepto de tipo físico. Esta relación significativa es más acusada en las chicas cuyas edades están comprendidas entre los 16-17años quienes se muestran, por tanto, como el grupo de mayor vulnerabilidad ante estos tipos de violencia.

Esta relación significativa entre violencia de pareja y autoconcepto no ocurre únicamente cuando se consideran conductas de violencia física y psicológica (Cava et al., 2015), sino que se produce igualmente con subtipos de violencia menos directas, como pueden ser las amenazas, la violencia verbal y la violencia ejercida a través de terceras personas o relacional.

Se confirma la presencia de un mayor autoconcepto físico, emocional y social en los adolescentes chicos que en las chicas, al igual que lo observado por otros autores (Carrascosa et al., 2016; Revuelta, Esnaola, & Goñi, 2013). Del mismo modo, en el estudio realizado se constata una mayor presencia de autoconcepto académico en las mujeres; esto es diferente a lo hallado por Cava et al. (2015).

Respecto al tipo de violencia ejercida por los adolescentes, se corrobora la mayor prevalencia de comportamientos de tipo verbal y sexual, tal y como señalan los estudios previos (Fernández-Fuertes et al., 2011; Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary, & González, 2007; Ortega et al., 2008; Samaniego & Freixas, 2010).

Si se circunscribe el tipo de violencia sufrida al periodo más reciente (últimos 12meses), los estudios señalan como prevalentes la violencia de tipo físico y sexual (Vagi et al., 2015), algo que se mantiene en el estudio realizado cuando se considera la violencia de tipo sexual. Se observa un cambio de tendencia en la utilización de la violencia física en los últimos 12meses por los adolescentes, donde se reduce la realización de comportamientos agresivos físicos y se produce un aumento de violencia verbal.

Según los resultados obtenidos, esta mayor prevalencia indicaría una menor presencia de autoconcepto emocional y físico en los jóvenes, por ser estos tipos de autoconcepto los que se muestran en menor nivel en las víctimas de estos tipos de violencia.

Conclusiones

La importancia del desarrollo de un autoconcepto positivo para prevenir las conductas agresivas y los problemas de ansiedad y depresión en adolescentes (Garaigordobil & Durá, 2006), así como los sentimientos de soledad (Moreno et al., 2009), justifica por sí mismo la especial atención al trabajo del mismo en todas las etapas del desarrollo infantil y adolescente. Más aún si hay estudios que avalan que un autoconcepto bajo o defectuoso se encuentra presente en problemas como la depresión y los malos tratos en adultos (Vera & Zebadúa, 2002).Todo lo anterior corrobora la necesidad de incluir dentro de las estrategias de prevención de la violencia de pareja los aspectos emocionales del autoconcepto (Blázquez, Moreno, & García-Baamonde, 2009), y que, dada su importancia en el desarrollo emocional de los adolescentes, deberían incorporarse dentro de la educación formal e informal presente en las escuelas e institutos, en forma de programas de educación emocional tanto para la enseñanza secundaria (Miñaca, Hervás, & Laprida, 2013) como ya en la enseñanza primaria (Fernández, Blázquez, Moreno, García-Baamonde, Guerreo, & Pozueco, 2016).

Antes de finalizar conviene señalar las limitaciones del estudio realizado. En primer lugar, los resultados se obtienen a partir de una muestra de adolescentes que se encuentran en la actualidad en una relación de pareja heterosexual, o lo han estado en los últimos 12meses, no pudiendo generalizarse las conclusiones para describir otras poblaciones.

Otra de las limitaciones tiene que ver con el diseño transversal del estudio, que permite obtener información en el momento de la toma de datos pero no extraer conclusiones a largo plazo, lo cual, unido al tamaño de la muestra, puede limitar la generalización de las conclusiones obtenidas. En este sentido, una posible línea de investigación sería la de tratar de averiguar si el bajo autoconcepto de las víctimas de violencia de pareja se encuentra presente antes del sufrimiento de este tipo de conductas o si por el contrario es consecuencia del mismo.

Por último, y a pesar de insistir en la sinceridad de las manifestaciones vertidas, no se pude obviar la deseabilidad social presente en los sujetos de esta edad y que puede moderar los resultados obtenidos.

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