El alcohol se asocia a múltiples efectos sobre el organismo. Entre ellos se encuentran los efectos sobre el sistema inmunitario.
El consumo de alcohol incrementa los niveles séricos de inmunoglobulina E (IgE) y probablemente modifica el riesgo de sensibilización mediada por IgE1. En una excelente revisión, el grupo de la Universidad de Santiago de Compostela ha analizado esta compleja relación entre alcohol, IgE y alergia1. Ese mismo grupo acaba de publicar que el consumo de alcohol, en forma dosis dependiente, aumenta los niveles de interleucina 82. Entre los alcohólicos se observan valores extremadamente altos (concentración de intreleucina 8 >100 pg/ml) más frecuentemente en las mujeres que en los varones alcohólicos. En relación con la IgG, IgM e IgA, se ha encontrado que el consumo de alcohol (heavy drinking) se ha asociado con valores elevados de IgA3.
Por lo que respecta a la IgE y la alergia, el incremento en los niveles de IgE asociados al consumo de alcohol es claro1. Entre otros aspectos hay que destacar el que los niveles séricos de IgE total están incrementados en pacientes alcohólicos y en consumidores «moderados» de alcohol. Por otra parte, los niveles séricos de IgE descienden tras la abstinencia en pacientes dependientes del alcohol.
Las reacciones alérgicas son cada vez más frecuentes en la población, y entre ellas las relacionadas con los medicamentos. Se ha postulado que diversos factores ambientales pudieran estar relacionados con este aumento de su frecuencia y el consumo de alcohol podría ser uno de ellos. En este sentido, el alcohol podría actuar como un promotor de la sensibilización mediada por IgE, y por ende de la alergia. El hecho de que la incidencia de sensibilización a alergenos tienda a ser mayor en personas que consumen alcohol que en los abstemios, el que en las personas alérgicas los niveles séricos de IgE específica a algunos alergenos sea mayor entre los que consumen alcohol que entre los que no lo consumen, y que la sensibilización a alergenos sea diferente entre los que consumen alcohol que entre los abstemios apoyan esta idea1.
Sin embargo, la asociación entre consumo de alcohol y sensibilización alérgica evaluada mediante prick-test o determinación específica de IgE es controvertida4. Existe una información limitada sobre la cantidad de alcohol consumido necesario para incrementar este riesgo de sensibilización y, en general, no existe buena concordancia entre los resultados del efecto de la sensibilización del alcohol medido a través del prick-test y los niveles séricos de IgE4.
En un estudio reciente de este mismo grupo de la Universidad de Santiago de Compostela, han analizado en diversos grupos de consumidores de alcohol y pacientes alcohólicos los niveles de IgE5. Se concluye que para interpretar adecuadamente los resultados de la determinación de los niveles séricos de IgE es preciso tener en cuenta los niveles de consumo de alcohol, en especial en los heavy drinkers (en dicho estudio se entiende como tales a los consumidores de más de 280 g de alcohol absoluto por semana). Por otra parte, se señala que dentro de la evaluación alergológica se debe recoger de manera rutinaria información sobre las pautas de consumo de alcohol5.
El consumo de alcohol se asocia a reacciones de hipersensibilidad1 tales como exacerbación del asma, reacciones similares a las provocadas por el disulfirán en personas que consumen alcohol (flushing síndrome) y más raramente la facilitación de la alergia a alimentos y facilitación de la anafilaxia inducida por el ejercicio1.
Recientemente6 se han analizado las reacciones de hipersensibilidad tras el consumo de alcohol en la población adulta (18-69 años) de Dinamarca, basándose en un cuestionario enviado por vía postal. Se observó que estas reacciones de hipersensibilidad (en las vías respiratorias y en la piel) fueron frecuentes entre los consumidores de alcohol (un 13,9% las han referido alguna vez en la vida). Las manifestaciones de las vías respiratorias fueron más frecuentes en personas con antecedentes de rinitis alérgica y asma. Dichas manifestaciones se observaron con el consumo de las distintas bebidas alcohólicas, vino, cerveza y licores. Los autores atribuyen estas manifestaciones al efecto liberador de histamina del acetaldehído (producto de la metabolización del alcohol)6.