Objective. Population studies show differential drug consumption between male and female. Some studies point to rave as an androgynous culture, where gender differences disappear. Nonetheless, in this context, empirical evidences on differential patterns of drug use by gender are scarce. The purpose of this study is to analyze differences in drug use patterns and sociodemographic profile between male and female who attend raves.
Material and method. Two hundred and fifty-two people who went to raves in Andalucía (Spain) were interviewed. It was administered a questionnaire to collect information on use patterns of 15 different drugs and sociodemographic profile.
Results. Results show a high substance and polysubstance use between ravers. No significant differences by gender were found in drug use patterns or sociodemographic profile. The average number of drug consumed for male "some time in their lives" were 9.9, versus 9.5 for female. In the last month, 7.3 versus 6.9, and last rave, 5 versus 4.9.
Conclusions. Opposite to what it happens in general population, where drug use prevalence of male is higher than female, this study haven´t found significant differences by gender. This fact must be considered in order to design risk and harm reduction preventive strategies.
Objetivo. Estudios poblacionales muestran un consumo diferencial de drogas entre hombres y mujeres. Algunos trabajos han apuntado hacia las raves como una cultura andrógina donde las diferencias de género se diluyen. No obstante, las evidencias empíricas sobre el patrón diferencial según género en este contexto son escasas. Este estudio tiene como objetivo analizar las diferencias en el patrón de consumo de drogas y el perfil sociodemográfico de hombres y mujeres que asisten a fiestas rave.
Material y método. Se entrevistó a 252 asistentes a fiestas rave en Andalucía (España). Se administró un cuestionario en el que se recogía información sobre el patrón de consumo de 15 drogas distintas y el perfil sociodemográfico.
Resultados. Los resultados muestran un elevado consumo y policonsumo de drogas entre los participantes, no encontrándose diferencias significativas en el patrón de consumo y el perfil sociodemográfico según el género. Como media, los hombres han consumido alguna vez 9,9 drogas frente a 9,5 las mujeres. En el último mes, 7,3 frente a 6,9, y en la última rave, 5 frente a 4,9.
Conclusiones. Al contrario de lo que sucede en la población general, donde la prevalencia de consumo de drogas de los hombres es superior a la de las mujeres, este trabajo no ha encontrado diferencias significativas en el patrón de consumo entre ambos géneros. Este hecho debe ser considerado para el diseño de estrategias preventivas de reducción de riesgos y daños en este colectivo.
Introducción
Tradicionalmente, se ha observado que la prevalencia de consumo de drogas por parte de los hombres es superior a la de las mujeres, exceptuando el consumo de hipnosedantes. Esto ha sido puesto de manifiesto en estudios poblacionales1-3, con muestras de escolares4, estudiantes universitarios5-7, adolescentes8 y asistentes a contextos recreativos9.
La prevalencia de consumo tiene su reflejo en los indicadores de consumo problemático de drogas. Así, los hombres generan un mayor número de admisiones a tratamiento1,10,11, de urgencias hospitalarias relacionadas con el consumo de drogas12,13 y de muertes por reacción aguda a sustancias psicoactivas14-16.
Este mayor consumo de drogas ha llevado a la universalización del "problema de las drogas" como una cuestión de hombres. Durante la década de los noventa, el consumo de drogas en las mujeres empieza a recibir mayor atención, aunque aún hoy día su consumo recreativo de drogas permanece más oculto que el encontrado en los hombres, dando lugar a un vacío de políticas y recibiendo respuestas y recursos menos apropiados17,18. Como afirma García Mina19, "se necesita un análisis que supere la mirada androcéntrica, que contribuya a tener una visión más ajustada de los patrones de consumo diferenciales entre los sexos y que permita revisar e incidir en los programas de intervención y en las campañas de prevención" (p. 10).
El presente trabajo aborda las diferencias en el consumo de drogas entre hombres y mujeres en un contexto concreto, las fiestas rave. Las características específicas de las raves las sitúan como contextos de elevado riesgo para la salud de los participantes, siendo necesario diseñar estrategias eficaces correctamente orientadas que ayuden a minimizarlos. Las raves son fiestas celebradas en lugares apartados y/o de difícil acceso, donde se escucha música electrónica, y caracterizadas por largas horas de baile. Son organizadas, generalmente, por los propios usuarios, publicitadas por canales alternativos y en ellas se da un elevado consumo de drogas. El patrón de consumo normativo en estas fiestas es el policonsumo, siendo especialmente prevalente el consumo de drogas de síntesis de tipo alucinógeno/ estimulante respecto a otros contextos recreativos20.
Algunos autores han retratado las raves como una cultura andrógina, donde las diferencias de género se diluyen. Por ejemplo, Montenegro21 afirma que "lo anterior (la estética) se aplica para hombres y mujeres ya que se trata de una estética andrógina en donde no se trata de resaltar la feminidad ni la masculinidad; por el contrario, se propende por eliminar las diferencias tal y como sucede al bailar, donde no hay movimientos propios de hombres y mujeres" (p. 143). Por su parte, Weir22 habla de "una vestimenta andrógina, que disminuye las distinciones basadas en el atractivo físico y la orientación sexual" (p. 1844), mientras que San Pedro23 se refiere a la "ausencia de la estética estereotipadamente femenina (faldas, pelo, maquillaje, zapatos de tacón...)" (p. 8). Boeri et al24 definen la cultura rave como asexual.
No obstante, los estudios anteriores se han centrado fundamentalmente en la apariencia estética de los participantes. Una revisión bibliográfica a través de diferentes bases de datos especializadas, e introduciendo términos como rave, gender y drug abuse, refleja que el análisis de las diferencias en el perfil sociodemográfico y el patrón de consumo de hombres y mujeres que asisten a raves ha recibido escasa atención. Hay tres estudios que han incluido análisis puntuales de las diferencias de género en estos entornos, aunque en ninguno de ellos el análisis del género constituye el objetivo prioritario. Boys et al25, con una muestra de 83 asistentes a raves, no encuentran diferencias estadísticamente significativas entre la edad de hombres y mujeres. Riley et al26 analizan el consumo de 15 drogas consumidas en el último año entre 122 asistentes a fiestas rave (43% mujeres). Sus resultados no muestran diferencias estadísticamente significativas en el consumo de sustancias excepto para la cocaína y los nitritos, más utilizados por las mujeres. Engels y Ter Bogt27, con una muestra de 844 asistentes a fiestas rave, realizan un estudio sobre los efectos asociados al consumo de éxtasis. Sus resultados muestran diferencias significativas en el consumo de éxtasis según el género. Concretamente, estos autores informan de que un mayor porcentaje de hombres lo ha consumido en alguna ocasión.
En este contexto se plantea el presente estudio, que tiene como objetivo el análisis de las diferencias en el patrón de consumo y el perfil sociodemográfico de hombres y mujeres que asisten a fiestas rave. Considerando lo apuntado por trabajos anteriores sobre las raves como contextos andróginos, se plantean dos hipótesis de partida. En primer lugar, se hipotetiza que hombres y mujeres asistentes a raves no mostrarán diferencias en el perfil sociodemográfico. La segunda hipótesis plantea que el patrón de consumo de drogas de hombres y mujeres será también similar.
Material y método
Participantes
Los participantes fueron 252 jóvenes de entre 18 y 30 años asistentes a fiestas rave underground en Andalucía (España) entre los meses de mayo y octubre de 2008. Las raves se celebraron en lugares alternativos a los circuitos convencionales de ocio, concretamente en: montaña (11), playa (5), pantanos (2), naves abandonadas (1) y otros lugares (3). Como media asistieron 132 personas a cada rave.
El muestreo se realizó a través de dos procedimientos distintos. Al inicio de las fiestas fueron seleccionadas 181 personas. Para ello, seis entrevistadores se desplazaban a las raves, situándose en la zona de acceso, y a través de un procedimiento aleatorio (según un número k extraído al azar) seleccionaban al candidato, independientemente de su sexo.
Por otra parte, se realizó un muestreo incidental cualificado según el cual personas próximas a la población diana actuaban como captadoras para contactar con los participantes. A través de este procedimiento fueron captados 71 participantes, realizándose las entrevistas en cafeterías, vivienda del entrevistado, vivienda del entrevistador, parques u otros lugares públicos.
Del total de entrevistas realizadas (252), cuatro cuestionarios no fueron cumplimentados en al menos el 75%, por lo que fueron eliminados.
El 47,2% de las personas entrevistadas fueron mujeres, siendo la media de edad de la muestra de 23,9 años (DT = 2,7). El 28,9% cursaba algún tipo de estudio en el momento de realizar la entrevista, mientras que el 24,3% había finalizado estudios universitarios. El modelo de convivencia más común fue con compañeros de piso (50,6%) y la principal fuente de ingresos fue el trabajo (60,7%). El 13,1% de los participantes se encontraba en situación de desempleo.
Instrumentos
Para llevar a cabo la recogida de información, el equipo de investigación diseñó un cuestionario. Para ello, se realizaron adaptaciones de ítems utilizados por investigaciones anteriores cuyos objetivos eran similares a los de este estudio25,27-31. Además, se incluyeron indicadores de consumo de drogas utilizados por el European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction1 y el Observatorio Español sobre Drogas2. Una vez finalizada la primera versión, esta fue revisada por expertos en el campo del consumo de drogas y psicometría.
El cuestionario fue probado durante dos meses (marzo y abril de 2008), administrándose a 53 asistentes a diferentes fiestas rave underground. Como consecuencia de esa prueba se introdujeron diferentes cambios tanto en el contenido (para reducir el tiempo de administración) como en la forma de administración (se determinó que una parte del cuestionario fuera autoadministrada). La versión final del cuestionario se organizó en diferentes módulos de preguntas. Concretamente, en el módulo sobre patrón de consumo de drogas se incluyeron ítems sobre: drogas consumidas "alguna vez en la vida", "en el último mes" y "en la última rave" (antes, durante y después de la misma); frecuencia de consumo semanal en el último mes y edad de inicio para el consumo de las diferentes drogas. La versión definitiva del cuestionario tuvo una duración aproximada de 10/15 minutos.
Procedimiento
Para la realización del trabajo de campo se dispuso de seis entrevistadores de Energy Control, un proyecto de reducción de daños de la organización no gubernamental Asociación Bienestar y Desarrollo. Energy Control goza de buena aceptación y prestigio entre los asistentes a fiestas rave underground, donde desarrolla habitualmente actuaciones de reducción de riesgos y daños. Los miembros de esta organización no son percibidos como un elemento extraño o ajeno a la fiesta, lo que facilitó el acceso y la colaboración de los participantes. Además, los entrevistadores eran voluntarios de la organización que pertenecían o habían pertenecido al movimiento rave, compartiendo elementos estéticos, jerga y otros códigos simbólicos con los entrevistados. El equipo de investigación dio formación específica a los entrevistadores sobre el procedimiento de selección de la muestra y sobre la administración del cuestionario.
Una vez en la rave, cuya ubicación era conocida por los entrevistadores a través de su red de informantes clave, las entrevistas se iniciaban con su acreditación como miembros de Energy Control. Se seleccionaba aleatoriamente al posible candidato y se descartaba que presentara síntomas de intoxicación que le impidieran responder al cuestionario. A continuación, se le solicitaba su participación y consentimiento verbal, informándole de la realización del estudio y de que los datos serían tratados de forma anónima y con fines exclusivamente estadísticos.
El procedimiento seguido para las personas entrevistadas a través de muestreo incidental cualificado se iniciaba con una llamada telefónica al candidato por parte del entrevistador. En dicha llamada, el entrevistador se acreditaba como miembro de Energy Control e informaba de la realización del estudio. A continuación, se cercioraba de que el candidato participaba del movimiento rave underground y concertaba una cita para la realización de la entrevista (siguiendo el mismo procedimiento que para las personas captadas en las raves).
Análisis de datos
Se muestran análisis descriptivos de las distintas variables estudiadas. Para el análisis de las hipótesis, se han contrastado las distintas variables relacionadas con el consumo de drogas, según el sexo de las personas entrevistadas. Para llevar a cabo dichos contrastes, se han utilizado pruebas de independencia de variables mediante el estadístico χ2 y pruebas de t de Student para la diferencia de medias, según el tipo de variable contrastada con el género (categórica o cuantitativa, respectivamente).
Los análisis de datos fueron realizados con el software SPSS, versión 17.0.
Resultados
Perfil sociodemográfico según el género
La tabla 1 muestra información sociodemográfica de los asistentes. Como se observa, no se encuentran diferencias estadísticamente significativas respecto a la edad, lugar de residencia, frecuencia de asistencia a raves o situación laboral. En cambio, sí existen diferencias estadísticamente significativas en el modelo de convivencia (las mujeres presentan un perfil más emancipado), nivel de estudios (las mujeres tienen mayor formación universitaria), principal fuente de ingresos (la mayoría de los participantes que tienen como principal fuente de financiación la venta de drogas son mujeres) e incidencias legales (el porcentaje de hombres que ha tenido al menos una incidencia legal relacionada con drogas es superior al de las mujeres).
Patrón de consumo según género
Consumo de drogas y edad de inicio en el consumo
El análisis de las diferencias en el consumo de drogas según el género ha sido realizado atendiendo a dos tipos de información. Por una parte, respecto al consumo o no de cada una de las sustancias en los períodos vida, mes y última rave (tabla 2). Por otra, respecto al consumo o no de cada una de las drogas antes, durante o después de la última rave (tabla 3).
Los resultados reflejan que hombres y mujeres presentan una prevalencia de consumo similar en los períodos vida, último mes y última rave (tabla 2). Destaca el mayor porcentaje de mujeres que ha consumido speed en la última rave y el mayor porcentaje de hombres que ha consumido cocaína en el último mes.
En relación con la edad de inicio para cada una de las diferentes drogas y el género (tabla 2), no existe relación para ninguna de las sustancias exploradas excepto para la ketamina, iniciándose las mujeres antes que los hombres en el consumo de esta droga.
Por otro lado, en análisis del consumo de drogas antes, durante y después de la última rave según el género (tabla 3) muestra diferencias estadísticamente significativas en el consumo de speed. En concreto, se observa un mayor porcentaje de mujeres que ha consumido speed antes y después de la rave.
Respecto al número de sustancias consumidas, se observa en la tabla 4 que no existen relaciones estadísticamente significativas entre el hecho de ser hombre o mujer y el número de sustancias distintas consumidas "alguna vez", en el "último mes" o en la "última rave".
Frecuencia de consumo semanal
Por otro lado, ha sido analizada la frecuencia semanal en el último mes (en número de días semanales), no existiendo relación entre el hecho de ser hombre o mujer y la frecuencia de consumo de las seis drogas analizadas (tabla 5).
Discusión
Hasta donde sabemos, el presente estudio constituye uno de los primeros trabajos empíricos que aborda el consumo de drogas en fiestas raves en función del género. Los resultados encontrados han puesto de manifiesto la similitud en el perfil sociodemográfico y el patrón de consumo de drogas de hombres y mujeres que asisten a raves. Este hallazgo es coherente con los trabajos que han enfatizado el carácter andrógino de la cultura rave, afirmando que las diferencias entre hombres y mujeres en este contexto se difuminan y que los roles y comportamientos se asemejan21-24. No obstante, los anteriores estudios se han centrado fundamentalmente en las características estéticas.
Al contrario de lo que sucede en los estudios cuyas muestras están formadas por personas en tratamiento por dependencia, donde el porcentaje de mujeres es muy inferior (proporción 8:2, aproximadamente), en el presente trabajo hombres y mujeres están prácticamente igual de representados. Los mismos resultados han podido encontrarse en otros estudios sobre raves, donde los hombres representan poco más de la mitad de la muestra25,28,29,32-34, lo que apunta hacia las raves como contextos donde hombres y mujeres participan en igual proporción.
Los resultados han permitido apoyar parcialmente la primera hipótesis planteada. Al igual que en el trabajo de Boys et al25, no se encuentran diferencias significativas en la edad media de hombres y mujeres. Tampoco se encuentran diferencias respecto al lugar de residencia, situación laboral o frecuencia con que se asiste a raves. En cambio, el porcentaje de mujeres que ha finalizado estudios universitarios es significativamente superior al de los hombres. Datos similares se encuentran para la población española de referencia35, donde las mujeres jóvenes con cualificación universitaria superan a los hombres en un 8%.
Los resultados obtenidos respecto al patrón de consumo de drogas permiten apoyar la segunda hipótesis planteada, pudiendo ser descrito como similar el consumo de drogas que realizan hombres y mujeres. Para ello, considerando 15 drogas distintas, ha sido analizada la media y prevalencia de sustancias consumidas alguna vez en la vida, en el último mes y en la última rave, así como la frecuencia de consumo semanal en el último mes y la edad de inicio en el consumo. Al contrario de lo que sucede con población general, donde los hombres presentan mayores prevalencias de consumo de todas las sustancias excepto de los hipnosedantes1-3, en este estudio los ravers no siguen dichos estándares. El hecho de ser mujer no implica consumir menos drogas y, por lo tanto, asumir menos riesgos, observándose un consumo significativamente superior de algunas sustancias respecto a los hombres. Este es el caso del speed, del que las mujeres presentan un mayor consumo asociado a la última rave, utilizándolo en mayor medida que los hombres antes y después de la fiesta. Este resultado sigue la tendencia de lo detectado por otros estudios en diferentes contextos recreativos y por diferentes encuestas poblacionales, que reflejan prevalencias de consumo de speed en las mujeres muy cercanas a las de los hombres. Por ejemplo, el Observatorio Europeo1 refleja que la proporción entre varones y mujeres consumidores de anfetamina (2:1) es menor que para cualquier otra droga ilegal. Por su parte, Measham, Aldridge y Parker36 encuentran diferencias significativas entre hombres y mujeres que asisten a clubs en cuanto a todas las drogas, excepto para alcohol y anfetamina. El presente estudio ha mostrado que la prevalencia de consumo de las mujeres que asisten a raves no solo se asemeja a la de los hombres, sino que es superior.
Una de las limitaciones del estudio se deriva del hecho de emplear procedimientos no probabilísticos. Esta limitación es común a los estudios realizados con consumidores recreativos de drogas37, donde no existe un marco muestral definido. No obstante, con el objetivo de incrementar la representatividad, se diversificaron los escenarios de captación (hasta 22 raves diferentes). Igualmente, se introdujo un procedimiento de selección aleatorio entre los asistentes, sin incluir criterios de cuotas por género para la obtención de la muestra.
A pesar de esta limitación, los resultados obtenidos deben ser considerados para el diseño de estrategias preventivas de reducción de riesgos y daños con asistentes a raves. Como reflejan Jané et al38, un incremento en el consumo de sustancias por parte de las mujeres debe ir acompañado del incremento en las estrategias preventivas. En este sentido, y dado el elevado consumo de sustancias de las mujeres que asisten a raves, se considera necesario potenciar y adaptar las estrategias de reducción de riesgos y daños dirigidas a ellas.
Los resultados presentados aquí deben servir como punto de partida para la investigación sobre género y consumo de drogas entre asistentes a fiestas rave. Los futuros estudios deberán analizar la perspectiva de género tratando de abordarla en toda su complejidad. Es decir, considerando las motivaciones hacia el consumo, las diferentes vivencias o percepción de efectos de hombres y mujeres respecto a su consumo de drogas, la identidad, los comportamientos de riesgo, etc. En este sentido, y como plantean Measham et al (2011), las estrategias que combinen técnicas cualitativas y cuantitativas pueden resultar apropiadas para acercarse a este fenómeno, tratando así de superar la invisibilidad de las mujeres en el diseño de políticas preventivas.
Financiación
Este estudio ha sido realizado con la financiación de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional.
Conflicto de intereses
Los autores declaran que no tienen ningún conflicto de intereses.
Agradecimientos
Los investigadores quieren agradecer a los participantes su colaboración en el estudio. Igualmente, les gustaría darle las gracias a la Asociación Bienestar y Desarrollo, y especialmente a su proyecto Energy Control.
*Autor para correspondencia.
Correo electrónico:fermin.fernandez@juntadeandalucia.es (F. Fernández-Calderón).
Recibido el 11 de abril de 2011;
aceptado el 26 de mayo de 2011