España es, junto al Reino Unido, uno de los países de Europa con mayor consumo de cocaína, existiendo una tendencia ascendente en el consumo de esta sustancia en los últimos años. El consumo de heroína ha disminuido de forma importante y, en el momento actual, España ocupa una posición intermedia respecto a otros países europeos1. Las encuestas poblacionales y diversos indicadores de problemas de drogas permiten monitorizar el consumo de drogas en toda Europa.
El indicador admisiones a tratamiento es un registro que recoge datos individualizados sobre los pacientes que demandan tratamiento ambulatorio por abuso o dependencia de sustancias psicoactivas en toda España. Este registro, que funciona desde 1987, requiere una recogida continua y una cobertura geográfica universal, por ello sólo abarca unas cuantas variables esenciales. Con la finalidad de ampliar la información recogida mediante este indicador y aprovechar todo el potencial de los centros de tratamiento como fuente de información, se realizó en el año 1996 la primera encuesta sobre consumidores de heroína admitidos a tratamiento. Desde ese año se han producido importantes cambios en los patrones de consumo de drogas en España, y la heroína ha dejado de ser la droga que motiva un mayor número de admisiones a tratamiento para ceder paso a la cocaína. Del mismo modo, han aumentado de forma importante las admisiones a tratamiento por consumo de cannabis e hipnosedantes. Por otra parte, se ha observado un cambio radical en la vía de administración de la heroína, que actualmente se consume principalmente fumada2.
El presente estudio responde a una necesidad de complementar y ampliar la información proporcionada por el indicador «admisiones a tratamiento», profundizando en el conocimiento de las características sociodemográficas de los consumidores, los patrones de consumo, problemas de salud, prácticas de riesgo para la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), red de apoyo social y utilización de recursos sanitarios por los consumidores de heroína o cocaína. La comparación con la encuesta realizada en 19963 permite, además, conocer los cambios producidos en el perfil del consumidor de heroína en los últimos años.
Material y métodosDiseño y población de estudioEncuesta transversal realizada a una muestra de personas admitidas a tratamiento por abuso o dependencia de heroína, cocaína o ambas drogas, en centros notificadores de todas las comunidades autónomas, salvo País Vasco y Navarra, durante los años 20032004.
Fueron incluidos los pacientes admitidos a tratamiento por primera vez en el centro, a los que se abría una historia clínica, y los readmitidos a tratamiento seis meses después del alta por expulsión o abandono. Los pacientes fueron incluidos independientemente del programa asistencial que fueran a seguir (desintoxicación ambulatoria, programa libre de drogas, mantenimiento con sustitutivos, etc.). Se excluyó a aquellos pacientes cuya droga principal de admisión a tratamiento era diferente a la heroína o la cocaína, aunque consumieran también alguna de estas drogas.
Participantes y recogida de datosLa selección de la muestra se realizó mediante un muestreo sistemático, según el orden de admisión a tratamiento (uno de cada tres pacientes admitidos a tratamiento por consumo de heroína o cocaína).
La recogida de la información se realizó respondiendo a un cuestionario mediante una entrevista cara a cara, formado, en su mayor parte, por preguntas cerradas y precodificadas. La mayor parte de las preguntas del cuestionario se referían a los 12 meses o a los 30 días previos a la admisión al tratamiento. La entrevista tenía que ser realizada en los 30 días siguientes al inicio del tratamiento. Los cuestionarios fueron cumplimentados por los profesionales de los centros incluidos en la muestra.
Análisis estadísticoLas variables cualitativas se presentan con su distribución de frecuencias. Las variables cuantitativas se resumen con su media y desviación estándar (DE).
Para corregir el efecto de la distribución disproporcional según comunidad autónoma sobre la estimación de parámetros a escala nacional, se ponderó por comunidad autónoma y sustancia principal que motivó la admisión a tratamiento.
Tanto el procesamiento como el análisis de los datos se realizaron mediante el paquete estadístico SPSS v.11.0.
ResultadosCaracterísticas sociodemográficasExistía un predominio de varones (cuatro de cada cinco encuestados), tanto entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína como por consumo de cocaína (tabla 1). La edad media fue más alta entre los admitidos por consumo de heroína que entre los admitidos por consumo de cocaína. Casi la mitad de los admitidos por consumo de heroína habían estado parados en el mes anterior al tratamiento, frente a los admitidos por consumo de cocaína que se encontraban con más frecuencia en situación laboral activa y obtenían el dinero del trabajo propio. En general, los admitidos por consumo de cocaína tenían una mayor independencia y autonomía económica derivada de una mejor integración social.
Tabla 1. Características sociodemográficas de los participantes según la droga principal que motivó la admisión a tratamiento (porcentajes). España, 2003-2004
Un porcentaje importante obtuvo sus ingresos de actividades ilegales en los 12 meses previos al tratamiento, aunque la mayoría los obtuvo del trabajo propio o de la ayuda familiar. En los admitidos por consumo de cocaína tenía una mayor importancia el trabajo en la obtención de ingresos, dependiendo menos de la familia, la pareja y las ayudas sociales. Sin embargo, este grupo en un porcentaje elevado refería conseguir ingresos de la venta de drogas. Muchos de los encuesta-dos, sobre todo los admitidos por consumo de heroína, habían sido detenidos y habían estado en prisión.
Consumo de heroína y cocaínaHeroína
Inicio del consumo y consumo habitual. Un 75,6% de los pacientes había consumido heroína alguna vez en la vida. La edad media de inicio del consumo fue de 20,5 años (tabla 2). El intervalo de edad en el que con más frecuencia se inició el consumo de drogas fue el de 15-19 años. Las vías iniciales de consumo más utilizadas fueron: fumada en chinos o plata (53,1%), esnifada (24,2%) e inyectada (19,6%). A los tres meses de probar la heroína, el 39,1% consumía heroína diariamente, porcentaje que alcanzaba el 64,7% al año del primer consumo. Las vías de administración más frecuentes, cuando comenzaron a consumir heroína habitualmente, fueron la pulmonar (60,8%) y la parenteral (26,7%). Existían algunas diferencias geográficas en la vía de administración utilizada como vía de consumo habitual. El consumo por vía pulmonar predominaba en casi todas las comunidades autónomas, persistiendo todavía una utilización frecuente de la vía parenteral en Madrid, Aragón, Baleares y Cataluña. En esta última comunidad era relativamente frecuente también el consumo de heroína por vía esnifada.
Tabla 2. Consumo de drogas de los participantes según la droga principal que motivó la admisión a tratamiento (porcentajes y medias). España, 2003-2004
Cambios en la vía de administración. Se consideraba que se había producido un cambio de la vía principal de administración cuando un participante cambiaba de vía más frecuente de administración de una droga y la nueva vía se mantenía al menos durante un mes. La tercera parte de los consumidores refería haber cambiado alguna vez de vía de administración habitual de la heroína. El cambio de vía más frecuentemente realizado fue de inyectada a fumada en chinos (el 42% de todos los cambios de vía de administración). Sin embargo, también fue frecuente el cambio de fumada en chinos a inyectada (29,9%).
Períodos de abstinencia. Un 71,4% de los consumidores de heroína había tenido algún período de abstinencia (la mayoría entre 1 y 3). La mediana de duración del último período de abstinencia fue de un año.
El 57,9% de los consumidores de heroína que había tenido algún período de abstinencia refería haber logrado el último período de abstinencia con ayuda de profesionales (algún centro) y el 28,3% haberlo conseguido por sí mismo. Un 11,4% había pasado el último período de abstinencia en la cárcel.
Consumo en el mes previo al tratamiento. El 60,1% de los pacientes refería haber consumido heroína en el mes previo al tratamiento (tabla 2). De éstos, casi un 80% la consumió a diario. El tipo de heroína consumida más frecuentemente durante ese mes fue la heroína marrón (74,0%), y las vías de administración utilizadas con más frecuencia para consumir esta droga fueron la pulmonar (60,0%) y la inyectada (19,4%).
Un 46,5% de los consumidores de heroína en el mes previo al tratamiento había consumido heroína mezclada con cocaína en polvo en la misma dosis. Un 17,3% consumió heroína mezclada con otras sustancias diferentes del clorhidrato de cocaína, de las cuales la más frecuente fue el crack.
CocaínaCocaína en polvo
Un 91,5% refería haber consumido cocaína en polvo alguna vez en su vida, un 63,9% en el año previo al tratamiento y casi la mitad en el mes previo. La edad media de inicio de consumo fue de 19,9 años (tabla 2).
Las vías más frecuentes de consumo en los 30 días previos a la admisión a tratamiento fueron la esnifada (63,6%), la inyectada (21,5 %) y la fumada (13,8 %).
Un 32,7% de los sujetos que habían consumido cocaína en el mes previo al tratamiento refería haberla consumido mezclada con heroína.
Crack
Un 64,7% de los encuestados había consumido crack alguna vez en la vida, casi la mitad en el año previo al tratamiento y algo más de un tercio en el mes previo. La edad de inicio del consumo fue de 24,2 años. El consumo de crack fue mucho más frecuente entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína que entre los admitidos por consumo de cocaína (tabla 2).
Las formas más frecuentes de consumo fueron «en forma de chinos» (papel de aluminio) y de «basuco» (pipa). El consumo de crack en forma de chinos es especialmente frecuente entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína, y el consumo de crack en forma de basuco entre los admitidos a tratamiento por consumo de cocaína. El 66,8% refiere haber tenido que preparar la base él mismo a partir de clorhidrato de cocaína, siendo el amoniaco el álcali más frecuentemente utilizado.
Consumo de otras drogasEl consumo de otras drogas se recoge en la tabla 2.
Consumo de tabaco y alcohol
El 94,9% refería haber consumido tabaco y un 70,6% alcohol en el mes previo al tratamiento.
El consumo de tabaco fue más frecuente entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína y de alcohol entre los admitidos a tratamiento por consumo de cocaína.
Hipnosedantes
Un 68,1% había consumido tranquilizantes o somníferos alguna vez en su vida y un 40,5% en el mes previo al tratamiento. El consumo de estas sustancias fue más frecuente entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína que en los admitidos por consumo de cocaína.
Otros opioides
Un 36,1% había consumido otros opioides alguna vez en su vida, y un 11,5% en el mes previo al tratamiento. El consumo de otros opioides se observó sobre todo en el grupo de admitidos a tratamiento por consumo de heroína.
Cannabis
El 90,1% había consumido cannabis alguna vez en su vida, y el 53,4% en el mes previo al tratamiento. La edad media de inicio del consumo fue de 15,7 años. No se encontraron diferencias en el consumo de cannabis durante el mes previo al tratamiento en función de la droga que había motivado la admisión.
Éxtasis u otras drogas de diseño
Un 44,6% había consumido drogas de diseño alguna vez en su vida, pero sólo un 7,2% refería haberlas consumido en el mes previo al tratamiento. La frecuencia de consumo de estas drogas fue mayor entre los admitidos a tratamiento por consumo de cocaína.
Anfetaminas, LSD, inhalables
Aunque muchos encuestados las habían probado alguna vez, el consumo habitual de estas tres drogas fue poco frecuente, y en todas ellas inferior al 7% en el mes previo al tratamiento. Los inhalables fueron las drogas cuyo consumo se inició más precozmente, después del cannabis.
Conductas de riesgo e infección por el VIHConductas de inyección
El 43,3% (tabla 3) de los encuestados se había inyectado alguna vez en la vida, y un 17,7% en el mes previo al tratamiento. La edad media a la que se inyectaron por primera vez fue de 21,3 años. Las drogas más frecuentemente inyectadas en el mes previo al tratamiento fueron, por orden de frecuencia, heroína sola, heroína mezclada con cocaína y cocaína sola. El 73% de las personas que se habían inyectado en el mes previo habían reutilizado sus propias jeringuillas.
Tabla 3. Conductas de riesgo e infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) entre los participantes, según la droga principal que motivó la admisión a tratamiento (porcentajes). España, 2003-2004
El 57,5% de los que se habían inyectado drogas en el mes previo al tratamiento habían obtenido alguna de sus jeringuillas de forma gratuita. El lugar del que obtuvieron de forma gratuita estas jeringuillas con mayor frecuencia fue el autobús de intercambio.
Compartir jeringuillas. Entre los consumidores que se habían inyectado en el año previo al tratamiento (el 23,4% de los encuestados), un 21,4% había utilizado alguna vez en ese período jeringuillas previamente utilizadas por otros, y un 22,3% había pasado a otras jeringuillas usadas por él. Aunque la utilización de la vía parenteral fue menos frecuente entre los admitidos a tratamiento por consumo de cocaína, determinadas conductas de riesgo como pasar jeringuillas utilizadas y repartir droga disuelta en la jeringuilla eran también frecuentes entre los inyectores de este grupo.
Conductas sexuales
Un 41,3% de los encuestados refirieron haber tenido más de una pareja sexual en el año previo al tratamiento; sin embargo, la utilización sistemática de preservativo en las relaciones sexuales esporádicas y con la pareja estable fue muy baja. Algo más de la mitad de los encuestados no había conseguido ningún preservativo de forma gratuita en el año previo al tratamiento.
Infección por el VIH
Un 72,2% de los consumidores se habían realizado la prueba para detectar anticuerpos frente al VIH con anterioridad a la admisión a tratamiento. Los admitidos a tratamiento por consumo de heroína se habían realizado esta serología con mucha mayor frecuencia que los admitidos a tratamiento por consumo de cocaína. Entre los pacientes que se habían inyectado alguna vez en la vida, la mayoría se había realizado una serología antes de la admisión a tratamiento (tabla 3).
La mayor parte de los inyectores se habían realizado una serología antes del tratamiento, independientemente de la droga de consumo.
Un 12,9% de todos los participantes dijo que era VIH positivo, proporción que asciende al 17,9% si esta proporción se calcula sobre los participantes que conocían su estado serológico. La prevalencia real debe estar entre las dos cifras (seguramente más cerca de la primera que de la segunda), porque entre los que se desconoce su estado serológico es probable que predominen los consumidores de heroína y cocaína con menos conductas de riesgo para la infección por el VIH. Por otra parte, puede darse el caso de que algunos de los que dicen no estar infectados por el VIH se hayan infectado desde que se hicieron la última prueba. La seroprevalencia autorreferida del VIH fue mucho mayor entre los admitidos a tratamiento por el consumo de heroína que entre los admitidos por el consumo de cocaína, y entre los que se habían inyectado alguna vez en la vida frente a los que no se habían inyectado nunca (tabla 3).
Los seropositivos refirieron haber comunicado el problema en primer lugar a la pareja sexual y a la madre, éstas fueron también las personas que les habían prestado más ayuda en relación con este problema. Un 1,3% de los encuestados tomaba fármacos para la tuberculosis.
Las comunidades autónomas donde se encontró una mayor seroprevalencia del VIH fueron: Madrid, Comunidad Valenciana, Cataluña, Andalucía y Aragón.
Entorno socialRelaciones y apoyo social
El consumo de drogas en el entorno social cercano de los entrevistados (hermanos, pareja o convivientes) era bastante frecuente (tabla 4). La persona elegida mayoritariamente por los pacientes para hablar clara y sinceramente de los problemas con las drogas y de otros problemas personales era la pareja.
Tabla 4. Entorno social, conflictividad y utilización de recursos sanitarios entre los participantes, según la droga principal que motivó la admisión a tratamiento (porcentajes). España, 2003-2004
Conflictos sociales
Un 63,3% de los pacientes había sido detenido alguna vez en la vida y casi una tercera parte había estado en prisión (tabla 4). La primera detención se había producido, por término medio, a los 21 años. Aunque la conflictividad social era mucho mayor entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína, el porcentaje de pacientes que habían estado detenidos o en prisión era también alto entre los admitidos a tratamiento por consumo de cocaína.
Utilización de recursos sanitariosUso de servicios sanitarios y sociales
Un 41,9% de los pacientes había acudido alguna vez a un servicio médico de Urgencias durante el último año por cualquier motivo, y un 10,3% por sobre-dosis (tabla 4). La droga consumida en las 48 horas anteriores a la sobredosis por un mayor número de personas fue la cocaína en polvo (58,5%), seguida por la heroína (42,6%) y el crack (24,5%). La vía de administración utilizada más frecuentemente en los casos de sobredosis fue la vía intranasal (esnifada), seguida de la parenteral. En la mayor parte de los casos la sobredosis fue atendida en un centro hospitalario.
El 18,5% de los pacientes había estado ingresado en un hospital al menos una vez durante el año previo al tratamiento. Por otra parte, un 15,3% había acudido a hablar con el asistente social en el mismo período.
Mientras que los admitidos a tratamiento por consumo de cocaína habían acudido más frecuentemente a los servicios de Urgencias, los ingresos hospitalarios y la utilización de recursos sociales fueron más frecuentes entre los admitidos a tratamiento por el consumo de heroína.
Tratamientos previos por abuso o dependencia de la heroína
Un 73,7% de los admitidos a tratamiento por el consumo de heroína y un 78,5% de los admitidos por el consumo de heroína + cocaína habían realizado tratamientos previos para dejar la heroína o a causa de la dependencia de esta droga en centros ambulatorios o centros con internamiento (tabla 4). La mayor parte de estos tratamientos se realizaron en centros ambulatorios, comunidades terapéuticas o granjas. En casi la mitad de los casos (48,4%), el último tratamiento realizado incluyó el mantenimiento con metadona u otros opiáceos, y el tratamiento concluyó de forma satisfactoria con el alta del paciente en el 20% de los casos.
Los tratamientos previos por abuso o dependencia de cocaína fueron mucho más infrecuentes. Entre los admitidos a tratamiento por consumo de cocaína, un 29,5% había realizado previamente algún tratamiento, siendo la proporción similar (30,1%) entre los admitidos por consumo de heroína + cocaína. La mayor parte de estos tratamientos tuvieron lugar, al igual que entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína, en centros ambulatorios, comunidades terapéuticas o granjas. El último tratamiento concluyó de forma satisfactoria con el alta del paciente en un 14,1% de los casos.
Un 44,6% de los pacientes que habían seguido un tratamiento previo por consumo de heroína y un 41,8% de los que lo habían hecho por consumo de cocaína habían realizado el último en el centro en que se elaboró la encuesta. Los motivos más frecuentes por los que habían acudido a dicho tratamiento fueron los problemas familiares (34,6%) y de salud (22,8%).
Comparación de las características de los admitidos a tratamiento por consumo de heroína en 1996 y en 2003-2004En este apartado se comparan los resultados de la encuesta realizada en 19963 con los de la encuesta de 2003-2004 en los sujetos admitidos a tratamiento por consumo de heroína. Para ello, en 2003-2004 se seleccionaron únicamente las personas admitidas a tratamiento por abuso o dependencia de heroína y las admitidas por consumo de heroína + cocaína. Por tanto, quedan excluidos de la comparación los sujetos admitidos a tratamiento por consumo de cocaína, independientemente de que hubieran consumido heroína en algún momento de su vida o en los 30 días previos a la admisión a tratamiento.
Entre 2003-2004 los admitidos por consumo de heroína seguían siendo mayoritariamente hombres, al igual que en 1996. Se observa un aumento de la edad media de admisión a tratamiento (29,1 años en 1996 y 33,7 años en 2003-2004), y cambios sociodemográficos positivos en algunos indicadores (menor tasa de paro, menor dependencia de otros para conseguir dinero, disminución de la proporción de personas que obtenía dinero procedente de actividades delictivas). Se observa también una disminución del uso de la vía parenteral para administrarse la heroína, un aumento del uso de la vía pulmonar, y un descenso de la frecuencia de consumo de heroína en el mes previo a la admisión a tratamiento (tabla 5).
Tabla 5. Evolución de las características de los admitidos a tratamiento por consumo de heroína. España, 1996 y 2003-2004 (porcentajes y medias)
Tabla 5 (continuación). Evolución de las características de los admitidos a tratamiento por consumo de heroína. España, 1996 y 2003-2004 (porcentajes y medias)
Con respecto al año 1996 se había incrementado el consumo de cocaína en forma de base (crack), afectando en 2003-2004 a una proporción importante de los admitidos a tratamiento por consumo de heroína de todas las comunidades autónomas. Las comunidades donde esta droga estaba más extendida eran Ceuta (el 78,1% la habían consumido en el mes anterior a la admisión), Andalucía (59,3%), Extremadura (48,5%) y Canarias (53,2%), como en 1996. Además, en 2003-2004 se observaron proporciones elevadas de consumo de cocaína base en Castilla y León (52,7%), Castilla-La Mancha (49,2%) y Madrid (58%). Al igual que en 1996, en 2003-2004 la vía de administración más frecuente de la cocaína base era fumada «en chinos», y la mayoría de los consumidores seguían obteniendo ellos mismos esta sustancia a partir de clorhidrato de cocaína, utilizando el amoniaco como álcali.
En 2003-2004 el consumo de cocaína en polvo entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína se ha reducido discretamente con respecto a 1996. La vía de administración más frecuente de la cocaína en polvo seguía siendo la parenteral, y continuaba siendo muy frecuente el consumo de cocaína en polvo mezclada con heroína en la misma dosis.
El consumo de alcohol y cannabis no ha experimentado cambios relevantes desde 1996. El consumo del resto de drogas mostró, en líneas generales, una tendencia ligeramente descendente.
Entre 1996 y 2003-2004 se produjo una disminución del uso de la vía parenteral entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína, especialmente en lo relativo al uso reciente de esta vía. Entre los que utilizaron esta última vía durante el año anterior a la admisión disminuyó la prevalencia de usar jeringas previamente usadas por otros de un 34% en 1996 a un 21,7% en 2003-2004.
En consonancia con estas modificaciones, se observa una discreta disminución de la prevalencia autoinformada de infección por el VIH en los admitidos a tratamiento por consumo de heroína, pasando de un 22,7% en 1996 a un 20,5% en 2003-2004 (porcentajes calculados respecto al total de pacientes con serología conocida). Esta tendencia descendente también se observa en el grupo de los que se han inyectado alguna vez en la vida, entre los que ha pasado de un 32% en 1996 a un 30,1% en 2003-2004.
Entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína sigue siendo muy frecuente el consumo de otras drogas distintas a heroína, como en 1996, y no se han producido tampoco cambios relevantes en la conflictividad social y en la utilización de recursos sanitarios.
DiscusiónEl presente estudio (encuesta 2003-2004) ha podido realizarse gracias a la colaboración de las comunidades autónomas y a la infraestructura del indicador tratamiento del Plan Nacional sobre Drogas. En sus aspectos esenciales es comparable con otro estudio similar realizado en 19963, aunque en aquella ocasión se dirigió sólo a los admitidos a tratamiento por consumo de heroína, y ahora se ha añadido una muestra de admitidos a tratamiento por consumo de cocaína.
En 2003-2004 entre los admitidos a tratamiento por abuso o dependencia de heroína o cocaína era muy frecuente el policonsumo de otras sustancias. Los admitidos por consumo de heroína consumían con mucha frecuencia cocaína, tanto en forma de clorhidrato como en forma de base (crack). Por su parte, los admitidos por consumo de cocaína, aunque en menor medida, a veces también consumían o habían consumido en alguna ocasión heroína. Además de las sustancias que motivaron la admisión a tratamiento, los pacientes consumían de forma casi generalizada cannabis y alcohol. Sin embargo, existían algunas diferencias en el patrón de consumo de algunas sustancias en función de la droga que motivó la admisión a tratamiento.
Respecto a la encuesta de 1996, se produjeron algunos cambios demográficos en los admitidos a tratamiento por consumo de heroína, mejorando en autonomía e independencia económica, y reduciéndose la realización de actividades delictivas. Seguía siendo frecuente, sin embargo, la obtención de dinero procedente de la venta de drogas y objetos robados3.
En 2003-2004 predominaba la utilización de la vía pulmonar para consumir heroína, que se había consolidado en casi todo el territorio nacional y había disminuido la utilización de la vía parenteral3,4. Asimismo, era menos frecuente la práctica de utilizar jeringas previamente usadas por otros y la de coger droga de una jeringa ya usada. Sin embargo, no se había producido una reducción importante en la prevalencia de infección por el VIH en el colectivo de admitidos a tratamiento por consumo de heroína. La persistencia de algunas conductas de riesgo para la infección por el VIH, junto con la mejoría en la supervivencia de los pacientes desde la aparición de el tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA), explican la elevada prevalencia de la infección por el VIH entre los admitidos a tratamiento por consumo de heroína, especialmente entre los que la consumían mediante inyección, que no había cambiado sustancialmente desde 1996.
La evolución de la prevalencia de infección por el VIH entre los consumidores que se inyectan la droga admitidos a tratamiento muestra una tendencia similar cuando se analiza globalmente la información proporcionada por este indicador desde 19962. Se observan cambios más acusados en la prevalencia de infección por el VIH si se considera en relación al año 19935. La prevalencia de infección por el VIH entre los que consumen drogas mediante inyección en España continúa estando entre las más altas de Europa según muestran algunos estudios6-8.
Los pacientes admitidos a tratamiento por el consumo de heroína + cocaína presentaban globalmente un perfil muy similar a los admitidos a tratamiento por consumo de heroína, mostrando con frecuencia conductas delictivas y comportamientos de riesgo de infección por el VIH, y la tasa más alta de infección por el VIH de todos los encuestados.
Los admitidos a tratamiento por consumo de cocaína tenían una mejor situación socioeconómica y una mayor independencia económica; sin embargo, era muy frecuente en este grupo obtener dinero a través de la venta de drogas. El uso poco frecuente de la vía parenteral en este colectivo explica que la prevalencia de infección por el VIH fuera mucho menor. Shearer et al9 también hallaron esos perfiles diferenciados en los consumidores de cocaína, encontrando importantes diferencias sociales, económicas y de prevalencia de infección por el VIH entre los dos grupos.
Al igual que han mostrado otros estudios similares5,7,10,11, los resultados apuntan que la utilización sistemática del preservativo en relaciones vaginales o anales es poco frecuente en el colectivo de usuarios de heroína o cocaína, tanto en las relaciones con parejas estables como con las parejas ocasionales.
Estos resultados ponen de manifiesto que, aunque se han producido algunos cambios positivos en comparación con la encuesta de 1996, sobre todo en relación con la consolidación de la tendencia, ya observada, hacia una menor utilización de la vía parenteral, todavía queda mucho que hacer en este colectivo desde una perspectiva educativa, social, laboral y de prevención de la infección por el VIH.
AgradecimientosLos autores agradecen su colaboración a todos los centros que realizan tratamientos ambulatorios de la dependencia o abuso de drogas que participaron en la encuesta, a los departamentos que gestionan los planes autonómicos y municipales sobre drogas, y a la Sociedad Española de Toxicomanías (SET), que realizó el trabajo de campo y el análisis preliminar de la encuesta, en particular a María José Pérez.
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.
Correspondencia:
A. SÁNCHEZ MAÑEZ Delegación del Gobierno. Plan Nacional sobre Drogas. Ministerio de Sanidad y Consumo. C/ Recoletos, 22, 5.ª planta. 28001 Madrid. España. Correo electrónico: asanchezm@msc.es
Recibido: 3-10-2007 Aceptado para su publicación: 08-10-2007