En el presente número de Trastornos Adictivos1, se presenta el artículo que compara la eficacia preventiva de programas de intervención psicosocial sobre las actitudes hacia el consumo juvenil de sustancias psicoactivas. Dicho estudio se ha realizado en 4 centros de enseñanza secundaria del Principado de Asturias, en 755 alumnos y con el objetivo prioritario de promover cambios en las actitudes hacia el consumo de sustancias psicoactivas. Se ha tratado de comprobar la eficacia preventiva de 4 programas de intervención psicosocial con el correspondiente seguimiento a 7, 12 y 18 meses.
Como afirma Becoña2: «La prevención escolar permite llegar a los jóvenes escolarizados, en la edad de máximo riesgo para el consumo de las distintas drogas, facilitándose así de modo importante, realizar la prevención».
Para Alonso et al3, son muchas las ventajas que tiene hacer la prevención en la escuela, por ejemplo: «Porque es uno de los principales agentes de socialización, junto con la familia y el grupo de iguales, y es en ella donde se continúa el proceso de socialización iniciado en la familia, bien reforzando las actitudes en ella generadas o bien modificándola en aquellos casos en que sea preciso».
También, como señala Vega4: «El niño asiste a la escuela en la edad en que resulta más educable y el profesor en la escuela, tiene la posibilidad de organizar los programas adecuados a cada nivel, con fácil acceso a los alumnos».
El programa educativo-preventivo se aplicó a 4 grupos experimentales calificados como de intervención familiar (sesiones informativas, dinamización grupal e intervención paralela con padres), experto (sesiones informativas e intervención de experto en drogodependencias), informativo (exclusivamente sesiones informativas) y de sensibilización básica (sesiones informativas, desmitificación y acciones sensibilizadoras, entrenamiento básico en habilidades sociales).
Respecto a los resultados de la intervención, parece ser que el efecto del paso del tiempo afecta a los resultados de los grupos experimentales, en el sentido que debido a un efecto inmediato se tiende a provocar un mayor cambio actitudinal al poco tiempo de la intervención, si bien hay grupos (intervención familiar y sensibilización básica) en los que las diferencias se mantienen a pesar del intervalo temporal que separa a una y otra evaluación de los resultados. No obstante, como se afirma en el estudio, también el paso del tiempo es un factor importante en el detrimento del afianzamiento de una actitud contraria a la experimentación con drogas, especialmente en estas edades.
Es loable cualquier estudio experimental que investigue la eficacia de los programas preventivos, sea en la escuela como la investigación que nos ocupa, sea en cualquier otro ámbito como el familiar o el comunitario. Precisamente la prevención de drogodependencias está bastante necesitada de una evaluación rigurosa que pueda garantizar la efectividad de los programas que se aplican.
Con respecto a la prevención escolar, es interesante constatar que las estrategias preventivas utilizadas en la investigación, van en consonancia con las líneas actuales de intervención, por suerte muy alejadas de la simple transmisión de información sobre las drogas y sus consecuencias sobre la salud. La información, aunque importante, por si sola no provoca cambios comportamentales; es necesario acompañarla de una capacitación de las que se han denominado habilidades para la vida, un conjunto de destrezas entre las que se incluyen las habilidades sociales, la autoestima, el autocontrol emocional o la resolución de problemas, por citar algunas. Y como se ha hecho también en esta investigación, trabajar el factor de la percepción de riesgo que calificaríamos como de absolutamente vital para garantizar el éxito de cualquier programa de prevención escolar. A este respecto, hay que observar lo que está ocurriendo actualmente con el cannabis, cuyo consumo en los últimos años ha crecido espectacularmente, especialmente porque de manera inversamente proporcional ha disminuido la percepción de riesgo, hasta ser considerada errónea y peligrosamente como una sustancia natural, inocua, de moda y terapéutica.
Esperamos que más investigaciones como ésta sigan explorando el ámbito de la prevención escolar, para dotar a las intervenciones de los profesionales de la prevención de drogas, del rigor y del respaldo experimental necesarios.