Introducción
En las últimas décadas se está procediendo a un estudio más profundo de las características clínicas de los pacientes con drogodependencias en orden a elaborar protocolos específicos de evaluación y detección de predictores clínicos en estos pacientes. La comorbilidad psiquiátrica en general, la conducta alimentaria y la influencia de cada sustancia tóxica en el comportamiento de estos enfermos, están siendo pilares importantes de estas investigaciones.
Se ha comprobado que determinadas sustancias tóxicas modifican el comportamiento alimentario y que la restricción dietética aumenta la probabilidad de reforzar el uso de sustancias como el alcohol, heroína y cocaína1. En este sentido, se ha descrito que el alcohol es un desinhibidor de la ingesta alimentaria2 y que está asociado al consumo de tabaco3,4; los agonistas opiáceos inducen la ingesta de comidas ricas en lípidos y dulces5 y que los antagonistas opiáceos lo disminuyen6-8. El alcohol provoca un refuerzo del sistema opioide por lo que los antagonistas opiáceos disminuyen el deseo de consumir alcohol9. El tabaco se utiliza para el control del peso10-12. Para la cocaína, el mayor efecto es la supresión del apetito13,14, aumentando la probabilidad de tener un trastorno alimentario15.
Los trastornos psiquiátricos en drogodependencias has sido ampliamente estudiados y se ha descrito que de un 80-90% de los consumidores de drogas han tenido al menos un diagnóstico psiquiátrico durante su vida y en un 50% más de uno16-19. La patología psiquiátrica descrita va desde trastornos de la personalidad20-23, trastornos afectivos20,24, trastornos de ansiedad25,26, trastornos psicóticos16,20,21 y trastornos alimentarios15.
El presente estudio analiza la relación entre el estado mental y la conducta alimentaria de un grupo de pacientes con drogodependencias intentando analizar un modelo común que identifique determinados patrones de conducta en estos enfermos.
Métodos
La muestra constaba de 100 pacientes atendidos en dos centros especializados para el tratamiento de las drogodependencias en la provincia de Badajoz. La edad media de los pacientes fue de 28,52 ± 7,28. El diagnóstico clínico fue de alcoholismo (18%), dependencia de opiáceos (10%), dependencia de cocaína (2%), dependencia de heroína-cocaína (40%), dependencia de múltiples sustancias (25%) y dependencia de cannabis (5%). Un 78% de la muestra eran hombres y un 22% mujeres.
Los pacientes se valoran psiquiátricamente cuando acudían por primera vez a los centros de drogodependencia demandando tratamiento para su adicción. Una vez valorados médicamente, se derivaban para realizar un estudio psiquiátrico donde nos interesaba estudiar la conducta alimentaria y el estado mental en relación a el estado de drogadicción, desde que hemos observado que esta población, desde un punto de vista clínico, tiene altos niveles de malestar psicológico y descontrol alimentario.
Instrumentos analizados
The Eating Attitudes Test (EAT-40)27. Diseñado para la evaluación de actitudes y comportamientos relacionados con la anorexia nerviosa.
The Bulimia Investigatory Test, Edinburg (BITE)28. Desarrollado para la detección y cuantificación de los síntomas propios de la bulimia nerviosa.
Índice de Insatisfacción Corporal29 (silueta real-silueta deseada). Valora el deseo del enfermo de querer perder peso (+) o ganar peso (-).
The revised Symptom Checklist-90 (SCL-90-R)30. Valora psicopatología preguntando sobre diferentes síntomas de malestar físico y psicológico.
Índice de Masa Corporal o Índice de Quetelet (peso en Kgs/ altura en m2 ) (real y deseado).
Procedimientos estadísticos
Se realizó un análisis factorial con las variables del estudio, empleando para ello el método de componentes principales con rotación Varimax y normalización de Kaiser, fijando en dos el número de factores a obtener, con vistas a comparar los resultados con los referidos en la introducción. Para simplificar la discusión solo se consideraron aquellos ítems para los que se obtuvieron en el proceso de extracción variables superiores a 0,40.
Resultados
Una vez estudiados los pacientes nos interesaba realizar un análisis factorial de los datos que nos pudiera aportar un modelo de estudio para estos enfermos, así como explicar, qué factores se deben analizar cuando nos proponemos tratar a los mismos. Como se puede observar en la tabla 1, los dos factores encontrados explican el 80,82% de la varianza, por lo que se considera que los resultados derivados del estudio son lo suficientemente fiables como para justificar su consideración y discusión.
El primer factor, explicaba el 50,33% de la varianza y recogía el malestar psicológico de los pacientes (GSI, Índice de Severidad Global de la SCL-90-R) y el descontrol alimentario (medido por el EAT-40 y BITE). Este sería el grupo con mayor predominio en nuestros enfermos, donde los síntomas de psicopatología y de disfunciones alimentarias (restricción alimentaria medida por el EAT-40, y atracones de comida medido por el BITE) jugarían un papel en estos pacientes.
El segundo factor, explicaba el 30,49% de la varianza, recogía el índice de insatisfacción corporal y el índice de masa corporal (real y deseado) por lo que se denominó a este factor insatisfacción corporal. Esto aportaría datos sobre los síntomas de trastornos alimentarios que padecen los enfermos con adicciones, los cuales se sienten a disgusto con su figura e imagen corporal influido por el consumo de sustancias tóxicas.
Por lo tanto nuestros enfermos presentan síntomas psicopatológicos y disfunciones alimentarias (restricción, atracones, insatisfacción corporal) que están muy relacionados con su problema de drogodependencia. No podemos explicar la relación dada las limitaciones que tiene nuestro estudio transversal de la población.
Discusión
La comorbilidad psiquiátrica se define por la coexistencia de una enfermedad en un paciente con un trastorno previo31. En los pacientes con drogodependencias se han descrito una alta tasa de trastornos mentales16-19 y de descontrol alimentario15,32-35. Otros objetivos de debate en la actualidad son si la existencia de un trastorno psiquiátrico favorece la aparición de un trastorno por abuso de sustancias, si el consumo de sustancias tóxicas favorece la aparición de patología psiquiátrica o si existe un mecanismo causal común entre las dos patologías34,35.
Cuando valoramos pacientes drogodependientes, podemos observar que esta población presenta altos niveles de psicopatología que deben ser evaluados, por lo que nos propusimos la monitorización de dichos síntomas, para ver si se puede generalizar el estudio de los mismos en todo protocolo que valore drogodependientes. De esta forma, nuestro estudio confirma la existencia de dos grandes grupos de síntomas en los pacientes con drogodependencias. Por un lado, síntomas que marcan el malestar psicológico (medidos por un intrumento ampliamente utilizado para el estudio del estado mental en poblaciones clínicas) de estos enfermos, intensamente relacionados con síntomas de descontrol alimentario (síntomas de comportamiento anoréxico y bulímico), y por otro lado, síntomas de insatisfacción corporal y preocupación por su peso corporal, deseando tener un peso superior al actual. Pensamos que esta doble dimensión básica (síntomas de malestar psicológico y síntomas de trastornos alimentarios) apoya los estudios previos que han encontrado trastornos psiquiátricos y especialmente, disfunciones alimentarias en estos enfermos16-19,32-35. En estudios anteriores realizados por nosotros encontramos un alta tasa de psicopatología y trastornos de la personalidad36, con mayor gravedad cuando depende de más sustancias tóxicas37. Asimismo, la conducta alimentaria de estos enfermos presentaba síntomas de trastornos alimentarios (evitación de alimentos, fluctuaciones de peso por el consumo de las sustancias, atracones de comida e insatisfacción corporal)38, siendo los opiáceos y la cocaína las sustancias que más descontrol alimentario provocaban y el alcohol el de menor impacto39.
El interés de nuestro estudio radica en la confirmación de una alta tasa de síntomas de malestar psicológico y comportamientos alimentarios anómalos en pacientes drogodependientes, estrechamente relacionados. En este sentido, parece que es necesaria la valoración del estado mental y conducta alimentaria en los centros específicos para drogodependencias, dada la alta tasa existente y la estrecha relación.
Conclusiones
Como ya se ha señalado, nuestro estudio confirma la existencia de psicopatología en pacientes con drogodependencias. Creemos que nuestros resultados plantean la necesidad de considerar la dimensión psicopatología en los pacientes drogodependientes y analizar su utilidad en las unidades de tratamiento específicas. Además de plantear la existencia de un grupo de síntomas en estos enfermos (malestar psicológico, comportamiento anoréxico y bulímico, insatisfacción corporal), nuestros resultados deberán ser confirmados en futuros trabajos de investigación, así como la aplicación de estudios longitudinales que nos permitan estructurar de una forma más metodológica la relación entre estos factores.