La cocaína es la segunda droga psicoactiva ilegal en cuanto a prevalencia de consumo en España. Sin embargo, según se recoge en el último informe del Observatorio Español sobre Drogas, la cocaína es en la actualidad la droga ilegal que genera un mayor volumen de problemas 1. Así, por ejemplo, a partir de 1999 la heroína ha dejado paso a la cocaína como la droga mencionada de modo más frecuente en urgencias. Por otra parte, aunque la cocaína tiene una presencia creciente en las muertes directamente relacionadas con drogas ilegales, el impacto global del consumo de cocaína en la mortalidad sigue siendo desconocido, porque es probable que algunas muertes con implicación de cocaína no lleguen a ser muertes judiciales, ni se refleje dicha implicación en el certificado oficial de defunción. En este sentido, en un estudio reciente se ha alertado que en nuestro medio más del 3 % de las muertes súbitas se deben a causas cardiovasculares relacionadas directamente con el consumo de cocaína2.
La magnitud del problema ha hecho que durante los últimos años se incremente de modo significativo el número de personas que reclaman un tratamiento para sus problemas con la cocaína. Como exponente de esta situación, en 2005 la heroína dejó de ser por primera vez la droga que motivaba un número mayor de admisiones a tratamiento para ceder el puesto a la cocaína. En este sentido, los últimos datos disponibles indican que más de 20.000 personas fueron admitidas a tratamiento por abuso o dependencia de cocaína en España en 2007 1. Estas cifras son sólo comparables con las generadas por los trastornos por abuso y dependencia de alcohol (también en torno a las 20.000 nuevas admisiones a tratamiento en 2007), con el agravante de que aproximadamente en el 50 % de los casos el abuso de ambas sustancias coexiste 1. La coexistencia del consumo de cocaína y alcohol puede generar tanto efectos aditivos, como sinérgicos sobre diversas repercusiones físicas y psicológicas de la adicción, incluyendo la gravedad de la dependencia, la afectación neurotóxica, el deterioro psicosocial y la emergencia de síntomas y trastornos psicopatológicos. Estos nuevos desafíos asociados al coabuso y la codependencia justifican, más si cabe, la necesidad de impulsar la investigación en nuevos tratamientos que permitan afrontar con una solvencia mayor el tratamiento de la adicción a ambas sustancias.
Dentro de este contexto, la Sociedad Española de Toxicomanías (SET) ha organizado recientemente en Alicante una jornada de formación y actualización para profesionales en el campo de las toxicomanías, con el título de "Nuevos retos en el abordaje de las adicciones a cocaína y alcohol". El objetivo de esta jornada era ofrecer las últimas evidencias científicas acerca de las implicaciones neurobiológicas y psicopatológicas del coabuso de cocaína y alcohol, y proporcionar una visión actualizada de la viabilidad y la eficacia de un amplio espectro de nuevas intervenciones psicológicas, farmacológicas y neurológicas para el tratamiento de estas adicciones. En los últimos años, la investigación procedente del ámbito de las neurociencias ha proporcionado importantes avances en la comprensión de las consecuencias neurobiológicas y conductuales de la adicción a distintas sustancias, y la SET ha intentado ser pionera en el análisis y la difusión de las implicaciones de estos nuevos hallazgos para el tratamiento de las adicciones3. Es por eso que en dicha jornada se discutieron nuevas investigaciones sobre las repercusiones del abuso de cocaína y alcohol en la estructura y el funcionamiento de los circuitos cerebrales encargados de la motivación y el control de la conducta (Romero, Via), las similitudes entre las bases neurobiológicas y psicopatológicas de la adicción y las de otros trastornos del estado de ánimo, la personalidad o el control de impulsos (que invitan a pensar en una etiopatogenia común de las distintas manifestaciones psicológicas de la adicción) (Martínez-González, Via), y la conveniencia de permeabilizar nuestros abordajes terapéuticos para dar cabida a nuevas formas de intervención o posibilidades futuras de tratamiento que han emergido a partir de estos nuevos conocimientos, incluidas la estimulación cerebral profunda (Pérez-Egea), las nuevas dianas farmacológicas (Manzanares) o las intervenciones psicológicas con eficacia basada en la evidencia, como la terapia de incentivos (García-Fernández). Con este fin se desarrollaron las diferentes ponencias que aportaron puntos de vista pluridisciplinarios tanto acerca de las causas y las consecuencias de la adicción a la cocaína y al alcohol, como acerca de los diferentes tratamientos disponibles para hacerles frente. Parte de estas ponencias 4,5 se recogen ahora en forma de artículo en el presente número de TRASTORNOS ADICTIVOS.
Esperamos que su lectura pueda aportar información valiosa y novedosa al conjunto de profesionales que trabaja día a día en el tratamiento de la adicción a la cocaína.
*Autor para correspondencia.
Correo electrónico: lf.callado@ehu.es (L.F. Callado).