La Declaración de Alma Ata en 1978 inauguró una nueva era en el sector, estableciendo la atención primaria como eje del sistema de salud y responsable de estrategias con perspectivas a largo plazo1. Ciertamente, de cara a desarrollar objetivamente estas estrategias se requiere llamar a la reflexión sobre el hecho de que en sentido general, en los pacientes con enfermedades crónicas existe comorbilidad y/o presencia simultánea de condiciones crónicas múltiples.
Por ello, celebramos el hecho de que se haya publicado en su prestigiosa revista el editorial «Hacia un modelo de atención a la multimorbilidad en atención primaria»2, considerando la demanda creciente y generalizada de servicios de este nivel de atención a nivel mundial y la gran necesidad que existe de que se generen, difundan y validen guías de práctica clínica orientadas a pacientes con multimorbilidad, que ofrezcan información sobre cómo proceder ante los potenciales conflictos de tratamiento y sus posibles efectos adversos.
La socialización en la comunidad científica y profesional de los criterios que recoge el trabajo citado anteriormente resulta de máxima utilidad, teniendo en cuenta el escenario actual de la atención primaria de salud, desafortunadamente presidido los enfoques unilaterales y fragmentados y en el cual paradójicamente; por un lado las visitas al consultorio por comorbilidades superan en número a las motivadas por cualquier enfermedad crónica simple3, y por otro se prescinde de los elementos que intervienen en la complejidad de la educación al paciente con enfermedades crónicas se le responsabiliza, y al mismo tiempo se obvia su comorbilidad4. Tal y como plantean los autores del referido editorial, estos aspectos deben incorporarse al proceso asistencial a fin de garantizar las mejores estrategias de prevención, de diagnóstico y de tratamiento para este tipo de pacientes.
El primer paso que habría que dar en esta dirección es encarar el desafío terapéutico que supone la multimorbilidad, a través de la no exclusión de los pacientes con comorbilidad tanto de estudios epidemiológicos como de ensayos clínicos5. De esta manera las directrices para utilizar los fármacos en las distintas situaciones clínicas no se basarían en datos de ensayos en pacientes con una sola enfermedad, extrapolados a poblaciones no representadas en los estudios de validación.
Es importante resaltar que la materialización de esta meta solo será posible con la sensibilización de los tomadores de decisiones, así como de los profesionales de atención primaria de salud. En este contexto, las revistas científicas desempeñan un papel fundamental, como pieza clave en la generación de enfoques más integradores y exhaustivos hacia la comorbilidad, la multimorbilidad y la complejidad, consensuados internacionalmente.