Para nuestros trabajos de fin de grado de medicina, hemos realizado un estudio descriptivo de la correlación entre los indicadores de prevalencia del tabaquismo y de la morbimortalidad por la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en España durante 20 años, a partir de los artículos publicados en su revista1,2. Hemos evaluado, también, la evolución de los mismos indicadores por cardiopatía isquémica en España, utilizando los datos del portal estadístico del Sistema Nacional de Salud3, y la información de diferentes fuentes: Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE), Encuesta Europea de Salud (EES), Conjunto Mínimo Básico de Datos (CMBD) y Defunciones Según Causa de Muerte (DSCM).
Entre 1993 y 2011, la prevalencia del consumo de tabaco ha descendido en España 8,1 puntos (del 32,7 al 23,9%), 0,5 en mujeres y 13 en varones. También se constató un descenso de la mortalidad prematura y de la hospitalización, tanto en EPOC como en cardiopatía isquémica (fig. 1). Hemos observado correlaciones positivas del tabaquismo con las hospitalizaciones por EPOC (r=0,64; p=0,001), y la muerte prematura por cardiopatía isquémica (r=0,94; p<0,001).
La Ley antitabaco 42/2010, de 30 de diciembre, por la que se modifica la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco4, entró en vigor el 2 de enero de 2011, introduciendo medidas contra el tabaquismo (deshabituación tabáquica) y la protección de los ciudadanos. Esta ley parece no haber tenido un gran impacto en la población fumadora, ya que no se aprecia un claro descenso de la prevalencia tabáquica en los años posteriores. El descenso del consumo de tabaco es progresivo y se inicia antes, pudiendo vincularse a más factores, entre ellos al Programa de Actividades de Promoción y Prevención de la Salud (PAPPS) de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC)5 que se inicia en 1988. El impacto de la atención primaria ya había llevado a diversos autores a considerar el tabaquismo como un indicador de morbimortalidad evitable imputable a la atención primaria6.
Observamos, también, un menor descenso del tabaquismo en las mujeres, lo que, dado que las medidas legislativas y restrictivas son las mismas, quizás se pueda explicar por la mayor dependencia física y la menor motivación para el abandono de las mujeres, como determinan algunos autores2, que también consideran que ha existido un sesgo de abordaje en la perspectiva de género desde atención primaria, que ha considerado prioritaria en sus intervenciones a una población diana que era básicamente masculina.
Las medidas educativas, legislativas y económicas, así como las actividades de promoción y prevención del sistema sanitario, especialmente en atención primaria, parecen haber tenido un impacto positivo sobre el tabaquismo, que es el principal factor de riesgo de las enfermedades crónicas como la EPOC y la cardiopatía isquémica. Pero es importante, dados los resultados encontrados, que se incluya la perspectiva de género en las iniciativas de promoción y prevención a realizar.