Los estudios epidemiológicos de los trastornos respiratorios del sueño (TRS) con una amplia base poblacional son escasos. A pesar de ello, los datos disponibles en la actualidad cifran la presencia de ronquido habitual en el 7,45 % (intervalo de confianza del 95 %, 5,75–9,61) de la población infantil. El 10 % de los roncadores habituales presentará en su evolución síndrome de apnea-hipopnea del sueño, si bien en los niños con comorbilidad añadida (obesidad, asma, etc.) o clínica de apnea del sueño la asociación ronquido habitual-apnea se incrementa de manera notable. La prevalencia de apnea del sueño según la observación de padres o tutores de episodios de apnea es del 0,2–4 %. Cuando el diagnóstico se realiza mediante cuestionarios directos a los padres su prevalencia se incrementa al 4–11 %. Si se realiza por medios objetivos de laboratorio de sueño su prevalencia oscila entre el 1 y el 4 %. Actualmente, la obesidad es un factor importante de riesgo. En obesos, la prevalencia de TRS oscila entre el 4,69 y el 6,6 %, por lo que su cribado en los pacientes obesos con o sin clínica sugestiva debería ser rutinario. La genética juega un importante papel y, aunque su cometido está todavía por dilucidar, el 35–40 % de la varianza de los TRS es atribuible a factores genéticos. Su estudio abre una importante puerta que modificará en un futuro el enfoque médico de los TRS.
Epidemiological studies of sleep-disordered breathing in broad population samples are scarce. Nevertheless, currently available data indicate that habitual snoring is present in 7.45 % (95 % CI: 5.75–9.61) of the child population. Approximately 10 % of habitual snorers develop sleep apnea. However, in children with associated comorbidity (obesity, asthma…) or clinical symptoms of sleep-disordered breathing, the association between snoring and sleep apnea is significantly increased. The prevalence of sleep apnea according to parents’ or guardians’ observation of apnea episodes is 0.2–4 %. When the diagnosis is based on questionnaires administered directly to parents, the prevalence increases to 4–11 %. If diagnosis is made by objective means, the prevalence ranges from 1–4 %. Obesity is currently a major risk factor. In obese children, the prevalence of sleep apnea oscillates between 4.69 % and 6.6 % and consequently screening of sleep-disordered breathing in obese patients with or without suggestive symptoms should be routine. Genetic factors strongly influence sleep-disordered breathing and seem to account for 35–40 % of the variance in this disorder, although their precise role has yet to be clarified. Genetic study opens up an important gateway in the future medical approach to sleep-disordered breathing.