El tratamiento del síndrome de la unión pieloureteral (UPU) ha evolucionado considerablemente durante los últimos 20 años gracias a la aparición de las nuevas técnicas quirúrgicas. Tradicionalmente, el tratamiento del síndrome de la UPU se basaba en la pieloplastia mediante cirugía abierta que, actualmente, continúa siendo el tratamiento de referencia. Se han desarrollado, asimismo, alternativas quirúrgicas entre las que se encuentra la endopielotomía, aunque con resultados inferiores. De esta forma, la vía laparoscópica ha experimentado un auge en esta indicación. La pieloplastia laparoscópica presenta índices de efectividad que suelen rozar el 95% y ofrece las ventajas de un postoperatorio más llevadero y estancias hospitalarias más cortas. No obstante, esta técnica es de difícil acceso para la mayoría si se tiene en cuenta las dificultades técnicas y las limitaciones que tiene el cirujano. La curva de aprendizaje puede llegar a ser, por lo tanto, desalentadora. Desde el año 2000, la robótica se ha desarrollado de forma paralela, con resultados funcionales tan satisfactorios como los obtenidos en la laparoscopia pura. El robot es más accesible para el cirujano, ya que resulta más ergonómico y la técnica de sutura parece más reproducible. Sin embargo, el mayor obstáculo para la difusión de esta técnica es su coste, aún elevado, especialmente en tratamientos de afecciones raras, como es el caso del síndrome de la UPU. Los índices de efectividad obtenidos con el robot son superiores al 95%, tanto radiológicos como clínicos.
The management of ureteropelvic junction obstruction (UPJ) has evolved over the past 20 years in response to development of new technology. Open surgery continues to be the reference standard so far, against which all other surgical modifications must be measured. The surgical approach has, however, gone through rapid changes, and the open procedure initially described has evolved considerably in the last two decades. Endoscopic and laparoscopic approaches have largely supplanted open pyeloplasty for the majority of primary ureteropelvic junction obstruction cases. Laparoscopic approaches provide a balance between a highly successful technique in all patients and improved postoperative recovery. It has been shown to improve postoperative outcomes with shorter recovery times and hospital stays and to provide equivalent functional results with a success rate of 95%. Nevertheless, laparoscopic pyeloplasty is not a simple procedure. There is certain number of disadvantages such as limited range of laparoscopic instrument movement, the two dimensional image, the unfamiliar hand-eye coordination and the relatively inefficient ergonomic position. From 2000, the robot has offered a magnified three-dimensional vision associated with a greater degree of freedom. This system has simplified suturing and has improved precision of the operative technique. Despite the financial cost, it seems easier for beginners to learn the robotic technique if the system is available in their institution, presenting similar success rates (radiological and clinical) to those obtained with open techniques.