Los tumores hepáticos malignos primarios y secundarios son responsables de un gran número de muertes en pacientes con cáncer en todo el mundo. El tratamiento de elección es la resección quirúrgica con intención curativa. La multifocalidad tumoral limita la eficacia de la cirugía, especialmente en pacientes con colangiocarcinoma intrahepático. Actualmente, para la gran mayoría de pacientes con enfermedad avanzada, la quimio-embolización o la quimioterapia, incluyendo la infusión sistémica y a nivel de la arteria hepática, constituyen la única opción. Desafortunadamente, este tipo de tratamientos tienen sus limitaciones a nivel paliativo. El hígado es uno de los órganos ideales para la perfusión aislada, proporcionando a los pacientes una oportunidad de concentración de quimioterapia regional, como es la perfusión hepática aislada. El fracaso de los tratamientos convencionales en pacientes con tumores hepáticos avanzados ha provocado una ola de entusiasmo en la perfusión hepática asilada (PHA) en los últimos 50 años. Con la ayuda del perfeccionamiento técnico en los procedimientos y la introducción de nuevos quimioterápicos, se han realizado numerosos estudios con PHA en distintos centros oncológicos hepatobiliares para mejorar la desesperanzadora situación de estos tumores irresecables. La perfusión hepática percutánea con quimiofiltración extracorpórea tiene sus particulares ventajas. Requiere solo de un acceso percutáneo y la administración del tratamiento puede repetirse. La quimioterapia se infunde a la arteria hepática y se filtra a través del drenaje venoso hepático, siendo la sangre devuelta a la circulación sistémica. En este vídeo describimos el caso clínico de un paciente con un colangiocarcinoma intrahepático irresecable. Se realizó una perfusión hepática percutánea. El vídeo ilustra los diferentes pasos de la técnica.