La dieta mediterránea tradicional es una dieta alta Çen grasa por el alto consumo de aceite de oliva y contiene abundantes productos vegetales (cereales, verduras, legumbres, frutas y frutos secos). Además se consume pescado con frecuencia y las comidas se acompañan de vino. En cambio hay pocas carnes, lácteos y productos elaborados ricos en azúcar refinado. Estos hábitos alimentarios constituyen un paradigma de dieta saludable, ya que en varios grandes estudios epidemiológicos el grado de adherencia a los mismos se asocia a menores tasas de enfermedades cardiovasculares y a una menor mortalidad por cualquier causa. Diversos estudios clínicos controlados, en general con un tamaño muestral pequeño y a corto plazo, han demostrado que la intervención con dieta mediterránea o sus componentes principales tiene un claro efecto beneficioso sobre distintas variables intermedias de riesgo, como la presión arterial, el perfil lipídico, la tolerancia a la glucosa, el estado oxidativo, la inflamación y la función endotelial. Hasta ahora no se ha efectuado ningún estudio aleatorizado que evalúe los efectos a largo plazo de la dieta mediterránea sobre variables “duras” de eventos clínicos cardiovasculares, lo cual debería proporcionar una evidencia científica de primer nivel de su efecto cardiosaludable. El estudio PREDIMED, en curso en nuestro país, se diseñó con este objetivo y se espera que demuestre sin lugar a dudas que la adherencia a la dieta mediterránea tiene un efecto protector del desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
The traditional Mediterranean diet is a high fat diet due to customary use of olive oil and it contains abundant vegetable products (cereals, legumes, fresh vegetables, fruits, and nuts). In addition, fish is a common staple and meals are usually accompanied by wine. On the contrary, the Mediterranean diet includes little consumption of meat, dairy products and commercial sweets rich in refined sugar. These eating habits constitute a healthy diet paradigm, since in several large epidemiological studies the degree of adherence to the Mediterranean diet is associated with lower rates of deaths due to cardiovascular diseases and to overall lower all-cause mortality. Several controlled clinical studies, usually short-term and with small sample sizes, have shown that intervention with the Mediterranean diet or its main components has a clear beneficial effect on intermediate risk markers, such as blood pressure, the lipid profile glucose tolerance, the oxidative status, inflammation, and endothelial function. Up to now, no randomized study has been conducted assessing the long-term effects of the Mediterranean diet on the “hard” endpoints of clinical cardiovascular events. Such studies are needed to provide first level scientific evidence on the heart-healthy benefits of these dietary habits. The ongoing PREDIMED study in Spain was designed for this purpose and is expected to provide clear evidence that adherence to the Mediterranean diet has a protective effect against development of cardiovascular diseases.