La enfermedad cardiovascular y cerebrovascular continúa siendo una de las causas principales de mortalidad en los países occidentales. La modificación de todos y cada uno de los factores de riesgo de una forma integrada resulta esencial para conseguir una reducción óptima de los episodios cardiovasculares. De hecho, el beneficio del tratamiento antihipertensivo quedaba significativamente limitado cuando no se modificaban o empeoraban los niveles de colesterol. En la población general se sabe que existe una asociación entre la presencia de niveles elevados de colesterol y de la presión arterial (PA), tanto en pacientes hipertensos como en la hipertensión (HTA) límite, y también se ha observado que la prevalencia de hipercolesterolemia por encima de 240 mg/dl es el doble en hipertensos que en normotensos y que existe además una agregación familiar entre la HTA, hiperlipidemia y la resistencia a la insulina. La importancia de estas asociaciones de factores de riesgo radica en que la elevación tanto de cifras de PA como de niveles de colesterol provoca no una suma del riesgo del accidente cardiovascular, sino que se observa un incremento casi exponencial de este riesgo. Pese a la frecuente asociación entre HTA e hiperlipidemia se conoce relativamente poco sobre posibles mecanismos patogénicos comunes o sobre el efecto que la terapia provoca en ambos y en la protección de los órganos diana. Todos los datos orientan a que debe existir algún mecanismo que directa o indirectamente sea responsable tanto de la elevación de los niveles de colesterol como de la elevación de la PA.
Cardiovascular and cerebrovascular disease continues to be among the leading causes of mortality in the western world. The integrated modification of each and every one of the risk factors is essential to achieve an optimum reduction in cardiovascular events. In fact, the benefit of antihypertensive treatment is significantly limited when cholesterol levels are not modified or worsen. An association between high cholesterol levels and blood pressure is known to exist in the general population, in both hypertensive and borderline hypertensive patients, and the prevalence of cholesterol levels above 240 mg/dl has been shown to be two-fold higher in hypertensive patients as compared to normotensive subjects. Moreover, familial clustering has been shown for hypertension, hyperlipidemia and insulin resistance. The importance of these associations of risk factors lies in the fact that concurrently elevated blood pressure values and cholesterol levels cause an almost exponential rather than a mere summative increase in the risk of cardiovascular events. Despite the frequent association of hypertension and hyperlipidemia, relatively little is known about the possible common pathogenic mechanisms or of the effect of therapy upon both conditions and on the protection of target organs. All the available data suggest the existence of some mechanism directly or indirectly responsible for the elevation of both cholesterol levels and blood pressure.