Durante la última década del siglo pasado hemos asistido a un crecimiento notable del sector de cuidados gerontológicos no residenciales (centros de día, telealarma, servicios de ayuda a domicilio, etc.) y especialmente en cuidados residenciales. El sector público ha promovido en todas las autonomías la creación de plazas para atención a personas mayores dependientes (residencias asistidas) con diferentes modelos o sistemas de gestión. Apenas se han creado centros públicos de gestión pública y, por el contrario, la gestión privada de plazas públicas (gestión integral privada de centros públicos, gestión privada de plazas concertadas, financiación di-recta al usuario como cheque-bono asistencial, etc.) es la modalidad que el sector público considera más eficiente.
Además, el sector privado, con fin de lucro, más ágil en la creación de nuevos centros, ha venido desarrollando una actividad incesante de construcción y reforma de residencias y centros gerontológicos, que sorprende a todos.
A estos dos sectores, público y privado, les preocupa conocer la “producción” que los servicios desarrollan, ya que la mayor parte de las llamadas residencias no son comparables. En este concepto, modelo asistencial o social de “residencias”, caben hasta ahora los centros pequeños, de 15 plazas, las de 150 o las de 450 camas. Es decir, la inmadurez del concepto y la insuficiente definición del catálogo de servicios del sector crea una enorme confusión cuando se pretenden comparar estructuras de centros, carteras de servicios y programas, tipología de usuarios y, desde luego, resultados.
Asimismo, la escasez de conocimientos sobre el sector de cuidados gerontológicos ha permitido que no prevalezca un modelo de gestión, sino que cada centro, profesional o servicio desenvuelva una actividad semejante, pero bajo parámetros de producción no comparables.
Por estas razones se consideró conveniente establecer un sistema de valoración e información útil no sólo para medir la producción de cada centro, sino también con el objetivo de que podría ser un sistema de valoración del consumo de recursos de atención del que se derivase una facturación a clientes o financiadoras públicas más acorde con el coste real del servicio. Además, la falta de acuerdo de los profesionales de alta cualificación de los centros gerontológicos, como médicos, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros, etc., en lo referente a “procesos”, “protocolos” y sistemas de evaluación, proporcionaba un reto añadido a la posibilidad de establecer un sistema de información que resultase también de utilidad a profesionales para comparar datos, efectuar estudios y proponer planes de cuidados específicos. Incluso los sistemas de información que se buscaron pretendían facilitar la asignación de recursos tanto humanos como técnicos, partiendo de los datos recogidos por el sistema.
In the last decade of the last century, we witnessed a noticeable growth of the Non-residential Gerontologic Care Sector (Day Centers, Telealarms, Home Help Services, etc.) and especially in Residential cares. In all the Regional Communities, the Public Sector has promoted the creation of places to care for dependent Elderly Persons (Assisted Residences) with different management models or systems. Public Centers of Public Management has hardly been created and, on the contrary, the private Management of public places (private integral management of Public Centers, Private management of contracted places, direct financing to the Users with Health care bonus checks, etc.) is the modality that the Public Sector considers most efficient. In addition, the Private Sector with benefit objectives, more skilled in the creation of new Centers, has been developing an unending activity of construction and reform of Residences and Gerontological centers, which is surprising to all.
These two Public and Private Sectors are concerned about knowing the “production” that the Services develop, since they are not comparable to most of the so-called “Residences.” In this concept, health care or social model of “residences” have included until now the small Centers, of 15 places, those of 150 or 450 beds. That is, the immaturity of the concept and the insufficient definition of the List of Services of the Sector create an enormous confusion when trying to compare structures of Centers, Lists of Services and Programs, typology of Users and, of course, results. Furthermore, the scarcity of knowledge on the Gerontological Care Sector has made it possible that there is no Management model prevails, but rather that each Center, Professional or Service, develops a similar activity, but under incomparable production parameters.
For these reasons, it was considered convenient to establish an assessment and information system that is not only useful to measure the production of each Center but also has the objective of being an Assessment System of consumption of care resources from which there could be public billing of clients or financers more in agreement with the real cost of the Service. In addition, the lack of agreement of the highly qualified professionals of the Gerontological Centers, such as Physicians, Psychologists, Social Workers, Nurses, etc., in regards to “Processes,” “Protocols,” and Assessment systems provided an additional challenge to the possibility of establishing an information system what would also be useful to the Professionals to compare data, make studies and propose planes for specific cares. Even the Information Systems searched for aimed to facilitate the assignment of both human and technical resources, based on the data gathered by the system.