Comienza un nuevo año y con el se mantiene la situación pandémica en el mundo esta vez con una nueva ola de contagios y complicaciones debidas en esta oportunidad a una nueva variante, Omicron.
El cansancio, el agotamiento de la población frente a vivir con una amenaza constante, pero más grave aún el agotamiento del talento humano en salud para la atención de las personas hace que estemos frente a unas consecuencias en la salud mental de toda la población de una magnitud inimaginable. Trastornos como ansiedad en todas sus manifestaciones sintomáticas, depresión, síndromes adaptativos, de estrés postraumático, Burnout, conductas suicidas y desenlaces como el suicidio han llevado al mundo, y a nuestra dimensión de salud mental, a vernos sometidos a una creciente demanda ante la alta prevalencia de estas alteraciones para lo cual ningún país estaba preparado.
En países en vías de desarrollo y con limitaciones en la inversión en salud no tenemos aún un sistema de atención en salud mental que garantice el acceso y oportunidad en la atención de individuos y comunidades afectadas, contener las afectaciones mentales e incluso intentar prevenirlas. Termina siendo esta una oportunidad para cuestionar muchos estilos de vida que nos han llevado a no tener un buen bienestar de vida y propender por estilos de vida saludables.
Son retos que tenemos que enfrentar, necesariamente requerirá de un trabajo intersectorial e incluso con alianzas internacionales para plantear salidas y soluciones a la problemática.
Este año tenemos con Revista Colombiana de Psiquiatría la tarea de seguir gestionando conocimiento con la tarea de la difusión del conocimiento que ya por años hemos realizado, haremos énfasis en COVID y sus alteraciones mentales sin descuidar los otros temas.
Un deseo inmenso de buena salud y un buen año a todos nuestros aliados.