En psiquiatría en particular, el diagnóstico se basa en una revisión cuidadosa de los síntomas y el reconocimiento de las características principales del episodio actual y la caracterización de los periodos intercríticos, cuando ello sea posible, de los trastornos recurrentes1. Dadas las dificultades conocidas en relación con la validez y la confiabilidad del proceso diagnóstico de los trastornos mentales, se implementó la evaluación mediante entrevistas clínicas estructuradas, particularmente en situaciones de investigación clínica y epidemiológica2.
No obstante, las entrevistas clínicas estructuradas se usan excepcionalmente en las evaluaciones clínicas habituales, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, como Colombia y otros de América Latina3. El poco empleo de estas estrategias se puede explicar por el desconocimiento de los instrumentos, el escaso entrenamiento o el poco tiempo disponible para la evaluación de los síntomas relacionados con trastornos mentales en las consultas ambulatorias o los servicios de urgencias de centros especializados y no especializados4. Esto no es llamativo puesto que, en las evaluaciones psiquiátricas habituales, con frecuencia se omite la revisión exhaustiva del cumplimiento de todos los criterios diagnósticos formales, lo que puede explicar en parte las grandes diferencias observadas en la prevalencia de los trastornos mentales entre los distintos países del mundo3,5.
El uso de entrevistas estructuradas en la evaluación de pacientes que pueden reunir criterios de un trastorno mental es de gran utilidad para un diagnóstico más preciso en manos de profesionales con entrenamiento básico en salud mental de pequeñas ciudades y áreas rurales con poco acceso a profesionales en Psiquiatría. En estas áreas, los médicos generales se encargan de resolver todos los problemas de salud existentes, incluidos el tratamiento agudo y el seguimiento de los trastornos mentales6.
Debido a las barreras de acceso a la atención en salud mental en Colombia y la situación actual del país en periodo tras el acuerdo de paz, la implementación de la evaluación clínica estructurada en psiquiatría por médicos generales es una estrategia necesaria para la mayoría de los municipios del país que no cuentan con profesionales de la Psiquiatría3. Este tipo de instrumentos permite una evaluación válida y confiable de trastornos mentales graves, pues posibilitan la revisión detallada, sin ninguna omisión, de todos los síntomas requeridos para el diagnóstico y su duración y sus especificidades7. Asimismo, la asistencia de la entrevista estructurada para médicos no psiquiatras promueve la autoeficacia de estos en la evaluación de los problemas de salud de pacientes que reúnen criterios de trastorno mental8. De la misma forma, esta técnica mejora la satisfacción de los pacientes y sus familiares, al haber una comunicación más amplia con el profesional médico en estos casos9.
Es necesario tener presente que los problemas de salud mental, asociados o no con la violencia sociopolítica, afectan a un número creciente de colombianos y, en consecuencia, es un asunto prioritario de salud mental pública que necesita la oportuna atención10,11. Sin duda, las entrevistas estructuradas, como SCID-I y otras disponibles sin costo alguno, permiten el abordaje inicial y evaluaciones clínicas por médicos no psiquiatras. Solo se necesita la formación básica en Psiquiatría y el entrenamiento mínimo en el uso de estos instrumentos12.
El diagnóstico psiquiátrico con entrevista estructurada por médicos generales sería una contribución importante en muchos municipios del país para reducir la carga de enfermedad y el complejo estigma-discriminación asociado a los trastornos mentales13,14. Asimismo, el médico general debe comenzar el tratamiento de los casos identificados y, para ello, seguir el creciente número de guías de tratamiento de construyen y se revisan en el país.
Sin duda, este tipo de estrategia de evaluación y tratamiento de los trastornos mentales por médicos generales puede ser la única opción que permita el acceso a los servicios de salud mental a las poblaciones menos favorecidas de las distintas regiones colombianas15.
FinanciaciónLa Universidad del Magdalena, Santa Marta, Colombia, financió la participación de Adalberto Campo-Arias.
Conflicto de interesesNinguno.