Medicina del Estilo de Vida (MEV), se define como la práctica basada en la evidencia, de asistir a individuos y familias en la adopción y mantención de conductas que mejoran la salud y calidad de vida, tales como alimentación saludable, realización de actividad física periódica, sueño reparador, manejo del estrés, cese del uso de sustancias tóxicas y una sólida red de apoyo social. Esta disciplina de la medicina, ha demostrado ser efectiva en la prevención, manejo y a veces reversión de las patologías que conllevan la mayor morbimortalidad global, tales como hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, enfermedad coronaria y obesidad. Es más, se estima que el 80% de las enfermedades crónicas no transmisibles podrían prevenirse llevando un estilo de vida más saludable.
Ciertas barreras estructurales han hecho que la incorporación de la MEV en las mallas curriculares universitarias y establecimientos de salud sea más lenta de lo esperado, sin embargo, cada vez son más las instituciones académicas y prestadoras de salud que adoptan los principios de la MEV, y la aparición de sociedades médicas relacionadas a esta disciplina en casi todos los continentes, están acelerando el paso hacia una medicina más focalizada en tratar las causas de la enfermedad, en lugar de centrarse en lo sintomático.
Lifestyle Medicine (LM) is the evidence based practice of assisting individuals and families to adopt and sustain behaviors that can improve health and quality of life. These include healthy diet, participating in regular physical activity, having good quality sleep, managing stress, avoiding risky substance abuse and building strong social connections. LM has demonstrated its effectiveness at preventing, managing and sometimes reversing the diseases that globally carry the biggest morbidity and mortality burden, such as hypertension, type 2 diabetes mellitus, coronary artery disease and obesity. More so, it is estimated that 80% of non-communicable chronic diseases could be avoided by living a healthier lifestyle.
Certain structural barriers have made LM's incorporation into the medical curriculum and clinical practice slower than expected, however, more and more academic institutions and healthcare providers are adopting LM's principles. The appearance of medical associations related to this discipline in almost every continent is accelerating the pace towards a medicine that is more centered on the root-causes of disease, rather than focusing on symptoms.
Lifestyle Medicine (LM) o traducido al español, Medicina del Estilo de Vida (MEV), se define como “la práctica basada en la evidencia, de asistir a individuos y familias en la adopción y mantención de conductas que mejoran la salud y calidad de vida”1. El Colegio Americano de Medicina del Estilo de Vida (American College of Lifestyle Medicine [ACLM]), ofrece una definición más amplia, cuya traducción aproximada es:
“La medicina del estilo de vida es un enfoque basado en evidencia que busca prevenir, tratar e incluso revertir enfermedades reemplazando conductas no saludables por saludables, tales como comer de forma saludable, estar físicamente activo, aliviar el estrés, evitar el abuso de sustancias peligrosas, dormir adecuadamente y tener un sólido sistema de apoyo emocional” 2.
El término Lifestyle Medicine fue utilizado por primera vez como título de un simposio en 19893 y apareció por primera vez en un artículo científico al año siguiente4. El año 1999 el Dr. James M. Rippe define por primera vez MEV en el primer libro de texto dedicado íntegramente a esta disciplina5. Esta definición se fue puliendo con los años, pero preserva siempre el enfoque en las modalidades de cambio de hábitos como tratamiento de primera línea o adyuvante al manejo fármaco-quirúrgico de la enfermedad. El año 2010 se publica en la revista JAMA las competencias que un médico debe poseer para prescribir cambios en los estilos de vida, usando esta modalidad emergente1.
La MEV identifica seis “pilares” o áreas de principal foco, como se muestra en la Figura 1.
Se hace énfasis en estas áreas porque son factores de riesgo conocidos para múltiples enfermedades crónicas, incluyendo las que acarrean mayor morbimortalidad a nivel global6 y porque son modificables. Es importante destacar, que los pilares de la MEV no hacen referencia a cómo implementarlos, precisamente porque el “cómo” dependerá de cada paciente y caso particular, como se explicará más adelante en este artículo.
¿Por qué medicina del estilo de vida es importante?A nivel global, el 63% de las muertes humanas anuales son atribuibles a enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) relacionadas con el estilo de vida7. En sociedades industrializadas, los factores de riesgo más prominentes para años de vida perdidos son tener un índice de masa corporal (IMC) elevado, padecer de hipertensión arterial, el tabaquismo y estados de hiperglicemia, todos factores relacionados con los hábitos8. Si esta tendencia continúa al ritmo actual, se proyecta que para el año 2030, el 77% de las muertes anuales serán secundarias a ECNT9. Si bien la esperanza de vida a nivel global ha aumentado en los últimos años, los años libres de enfermedad no lo han hecho proporcionalmente10 y con frecuencia, las muertes secundarias a ECNT son lentas, dolorosas y en el contexto de años de incapacidad o invalidez11.
La realidad local es similar a esta tendencia global; Chile es el segundo país con mayores tasas de sobrepeso y obesidad de la OCDE12 y el décimo a nivel mundial13. Según la última Encuesta Nacional de Salud (ENS), el 74,2% de la población chilena tiene exceso de peso, el 86,7% no realiza suficiente actividad física, el 33,3% fuma tabaco, el 85% no consume la recomendación mínima de frutas y verduras y el 98,4% consume más de 5 gramos de sal al día14, muy por sobre el límite ideal recomendado por la American Heart Association (AHA)15. Y según la Dirección de Estadística e Información de Salud (DEIS), la primera causa de muerte en Chile son las enfermedades cardiovasculares y la segunda el cáncer, y estas dos causas representan más del 50% de las cifras de mortalidad a nivel país16.
Sin embargo, el 80% de las ECNT podría evitarse adoptando un estilo de vida saludable17–19. Es más, el 80% de la población quiere tener un mejor estado de salud pero no sabe cómo obtenerlo20. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estrategias como evitar el consumo de alimentos altos en grasas saturadas, trans, azúcares añadidas y sodio, podría prevenir el 40% de las ECNT21. Notablemente, evitar la ingesta excesiva de sodio por sí sola podría prevenir el 30% de los casos de hipertensión arterial22. Otras intervenciones de bajo costo, como realizar 150 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada, podrían prevenir un 20% a 30% de las muertes prematuras por todas las causas, y la incidencia de un gran número de casos de ECNT23.
La llamada “era dorada de la medicina”24 durante el siglo XX, en que ocurrieron avances sin precedentes en el manejo de enfermedades infecciosas y en el desarrollo de técnicas quirúrgicas, desde la perspectiva de las ECNT significó la emergencia de una población más longeva, pero con mayor carga de enfermedad, algo que se ha descrito como “los fracasos del éxito”25. Como se detalla más adelante, la MEV emerge como una disciplina que podría dar respuesta a los desafíos actuales, reduciendo la incidencia y morbimortalidad de las ECNT a nivel global y las devastadoras consecuencias sociales y económicas que éstas tienen en la población.
Diferencias fundamentales del modelo convencional de atención con el modelo de MEVEl modelo de medicina tradicional, tiene un foco más biomédico, ya que se centra principalmente en la realización de un diagnóstico clínico y la prescripción de un tratamiento adecuado que, generalmente, se fundamenta en la administración de fármacos o una intervención quirúrgica26.
A diferencia de lo anterior, la MEV, tiene un foco más biopsicosocial, con un enfoque terapéutico orientado al tratamiento de las causas subyacentes de la enfermedad. Para ello, el personal de salud debe guiar, entregar conocimiento y habilidades para generar cambios efectivos en los estilos de vida y las conductas de las personas. Adicionalmente el médico debe realizar la prescripción de fármacos cuando éstos sean necesarios27. Sin embargo, el proceso de cambio de hábitos siempre debe ir acompañado de una conducta activa por parte del paciente, para lograr erradicar prácticas no saludables que pueden estar arraigadas durante años o, incluso, décadas26.
En la Tabla 1, se resumen las principales diferencias del modelo de atención entre la Medicina Tradicional y la MEV.
Diferencias del modelo de atención entre la medicina convencional y la medicina del estilo de vida
Medicina Convencional | Medicina del Estilo de vida |
---|---|
Énfasis tiende a estar en el diagnóstico y tratamiento farmacológico o quirúrgico. | Énfasis está en el diagnóstico, tratamiento no farmacológico y en promover cambios de conducta. |
Se centra en los síntomas y signos de una enfermedad, más que en las causas que radican en el estilo de vida. | Se centra principalmente en los hábitos que favorecen o causan enfermedades. |
Paciente suele ser un “receptor pasivo” de la atención | El paciente tiene un rol muy activo en el cuidado de su salud. |
Responsabilidad tiende a estar puesta en el prestador de la atención | Responsabilidad es compartida con el paciente |
La relación médico paciente tiende a ser más vertical (“enfoque de experto”). | La relación médico paciente debe ser más horizontal (“enfoque de coach”). |
Los fármacos son generalmente la primera línea de tratamiento y los cambios de estilo de vida son usados como un complemento. | Los cambios de estilo de vida son la primera línea de tratamiento y los fármacos son usados como un complemento. |
Tratamiento suele ser más a corto plazo. | Tratamiento casi siempre es a largo plazo. |
El entorno o contexto del paciente puede o no considerarse como un factor relevante en su salud. | El entorno o contexto del paciente se considera como un factor muy relevante en su salud. |
Tabla adaptada de: Rooke J, et al. (Ref. 27).
La MEV, abordada desde la prevención primaria, tiene un potencial muy importante. Se estima que nunca haber fumado, mantener un IMC menor a 30kg/m2, ser físicamente activo practicando más de 3,5 horas semanales de ejercicio físico y seguir una alimentación saludable abundante en frutas, verduras, granos enteros y baja en carnes, podría prevenir el 80% de los casos de enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y cáncer28. Por el contrario, ser fumador, consumir menos de 3 frutas y verduras diarias, realizar menos de 2 horas de actividad física semanal y consumir alcohol sobre el límite recomendado, se ha asociado a mayor mortalidad por todas las causas y a un promedio de 12 años menos de vida29. Sin embargo, como se mencionó en la definición de MEV, las estrategias de esta disciplina pueden aplicarse también y con gran efectividad, en el tratamiento y a veces, reversión de enfermedades.
Existen ejemplos notables de cómo cambios profundos en el estilo de vida pueden detener la progresión e incluso revertir enfermedad coronaria. El Lifestyle Heart Trial (Ornish, et al.)30 publicado hace 30 años, aleatorizó a pacientes con enfermedad coronaria a seguir una alimentación vegetariana baja en grasas, asociado a práctica de actividad física de intensidad moderada por 30 minutos diarios, cese de tabaquismo y manejo de estrés, mientras el grupo control mantuvo los “cuidados estándares”, lo que incluía medicamentos para disminuir el colesterol plasmático y consejería general. Al año de seguimiento, el 82% de los pacientes en el grupo experimental evidenció regresión al menos parcial de sus placas ateroscleróticas demostrado por coronariografía, mientras el grupo control en promedio experimentó progresión de sus lesiones30. El seguimiento continuó por 5 años donde se evidenció aún mayor regresión de las lesiones en el grupo intervenido en una proporción dependiente de la adherencia a los cambios en el estilo de vida, mientras que en el grupo control continuó la progresión de las placas y ocurrieron más del doble de eventos cardiovasculares en el período descrito31.
Respecto a prediabetes y diabetes, hace más de 14 años el Diabetes Prevention Program Research Group realizó un estudio en que se aleatorizó a 3234 pacientes con hiperglicemia de ayuno e intolerancia a la glucosa oral, a 3 grupos: cambios de estilo de vida, metformina, o placebo. El grupo de cambios de estilo de vida debía lograr una baja del 7% del peso corporal y 150 minutos semanales de actividad física, mientras que el grupo asignado a metformina debía tomar dos dosis diarias de 850mg del fármaco. El objetivo era evaluar la incidencia de diabetes en cada grupo. Luego de 2,8 años de seguimiento, comparado con el grupo placebo, los cambios del estilo de vida redujeron la incidencia de diabetes en el 58% de los pacientes, mientras que el grupo que sólo tomó metformina lo hizo en un 31%32.
Esto destaca el rol preventivo de la MEV, pero también puede ser una excelente estrategia para mejorar el control y los parámetros metabólicos de pacientes diabéticos. El mismo año en que se publicó el estudio anterior, Barnard et al.33 publican un ensayo clínico aleatorizado que compara consejería en una alimentación basada en plantas (ABP) estricta (frutas, verduras, legumbres y granos enteros), con consejería en las recomendaciones nutricionales de la ADA (American Diabetes Association). Luego de 22 semanas de seguimiento, 43% de los participantes del grupo de consejería en ABP logró disminuir sus medicamentos para diabetes, mientras que el grupo de consejería en dieta de la ADA, lo logró en un 26% solamente. La hemoglobina glicosilada (HbA1c) del grupo de ABP disminuyó en 1,23 puntos y los participantes en promedio bajaron 6,5 kgs de peso, en contraste con el grupo de dieta de la ADA, que disminuyeron en promedio 0,38 puntos su HbA1c y perdieron 3,1 kgs de peso. Otros marcadores como el colesterol LDL plasmático también experimentaron una mayor mejoría en el grupo de ABP y todos estos cambios fueron estadísticamente significativos33. Estudios más recientes muestran que la diabetes tipo 2 puede ser revertida, cuando se logra suficiente restricción calórica y baja de peso. El DiRECT programme reclutó a pacientes diabéticos de atención primaria en el Reino Unido, y administró una dieta hipocalórica de 825 a 853kcal/día por 12 a 20 semanas. Al año de seguimiento, el 46% de los participantes logró remisión total de la enfermedad (HbA1c <6,5% con cese total de medicamentos antidiabéticos) y a los dos años el 36% se mantenía libre de diabetes. Los resultados fueron mejores en quienes lograron la mayor baja de peso, en una modalidad tipo dosis-respuesta, viéndose las mayores tasas de remisión en quienes lograron bajar 15 kilos o más34.
También en el contexto de las enfermedades metabólicas, la ABP se ha utilizado para el manejo de obesidad. En el BROAD study publicado el 2017, investigadores en Nueva Zelanda reclutaron a 67 participantes, quienes debían presentar obesidad o sobrepeso más una comorbilidad de las siguientes: diabetes mellitus tipo 2, enfermedad coronaria, presencia de hipertensión arterial o dislipidemia. Los participantes fueron aleatorizados a un grupo experimental y a un grupo control. Al grupo intervenido se les realizó 2 charlas semanales por 12 semanas, instruyéndolos en una ABP baja en grasas y sin restricción calórica (de hecho, se les indicó explícitamente que comieran hasta estar saciados). Al grupo control se le administró el tratamiento estándar según las guías de manejo del país. A los 6 meses, la reducción en IMC fue mayor en el grupo intervenido en 4,4 vs 0,4kg/m2, lo que se tradujo en 10,7 kgs menos en el grupo intervenido, lo que se mantuvo a los 12 meses de seguimiento (disminución IMC 4,2 vs 0,55kg/m2)35, algo muy inusual en los estudios de pérdida de peso con cambio de hábitos. Destaca que la baja de peso se produjo sin aumentar los niveles de actividad física y que el nivel de baja de peso se correlacionó fuertemente con la adherencia a la ABP.
Respecto a la relación de nuestros hábitos con el cáncer, se estima que más del 42% de las neoplasias malignas podrían evitarse con cambios en el estilo de vida. Factores como el tabaquismo, el exceso de peso, ingesta excesiva de alcohol, bajo consumo de frutas, verduras y fibra, alta ingesta de carnes rojas y carnes procesadas, la inactividad física, entre otros, contribuyen a la incidencia de estos tumores malignos36. Uno de los trabajos más emblemáticos evaluando el impacto del estilo de vida en tumores malignos, se realizó en cáncer de próstata: El GEMINAL study, consistió en una intervención que implicaba cambios en el estilo de vida, incluyendo ABP baja en grasas, técnicas de manejo del estrés, actividad física de intensidad moderada y participación en un grupo de apoyo psicosocial por 3 meses. Al principio y al final del período, se evaluó la expresión genética de biopsias de los tumores mediante qRT-PCR (reacción de polimerasa en cadena cuantitativa en tiempo real) y DNA microarray. Se detectó 453 transcriptos de DNA disminuidos post intervención y 48 transcriptos aumentados. El análisis posterior reveló que las vías impactadas por la regulación de estos genes, y las modificaciones del metabolismo proteico secundarias a la intervención, eran claves en el proceso de tumorigénesis. Esto demostró que la expresión génica tumoral prostática se puede modificar sustancialmente hacia un patrón “antitumoral” con cambios intensivos en el estilo de vida37.
En cuanto a salud mental, existe un fuerte vínculo entre salud mental y hábitos. En Chile, según datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENS), una de cada cinco personas ha tenido una enfermedad mental durante el último año, lo que constituye la principal carga de enfermedad y que representa el 23,2% de los años de vida perdidos por discapacidad o muerte (AVISA). En MEV uno de los pilares es el manejo del estrés y una de las herramientas más potentes y novedosas es la práctica de “mindfulness” o atención plena. El “mindfulness-based stress reduction (MBSR)” es un programa que involucra prácticas de meditación formales e informales y ha mostrado reducción de síntomas depresivos, ansiosos, mejor manejo emocional, disminución de estrés y aumento de respuesta del sistema inmune38. La actividad física en diversas modalidades también ha mostrado ser una buena estrategia para manejo de estrés39, trastorno depresivo40, trastornos de ansiedad41, entre otros.
Por último, respecto a las relaciones interpersonales duraderas y significativas, a pesar de ser un indicador más difícil de medir y muchas veces relegado al ámbito exclusivo de la psicología, son tan importantes en la salud humana, que en algunos estudios se ha mostrado predicen mejor el estado de salud en el largo plazo que, por ejemplo, los niveles de colesterol en un momento dado42. Una sólida red de apoyo y tener personas en las que confiar, es un factor común a las Blue Zones (Zonas Azules), lugares del mundo en que las personas son más longevas y tienen una tasa significativamente menor de enfermedades crónicas que en el resto del mundo. De hecho, es uno de los nueve factores más prominentes que investigadores determinaron como protectores y responsables de tal longevidad y salud43.
Competencias y barreras para la implementación de la Medicina del Estilo de VidaLa medicina de la primera mitad del siglo XX y el desarrollo de nuevas industrias y tecnologías determinaron que nuestra forma de vivir se fuese modificando44,45. En paralelo se produjo un cambio en el patrón de enfermedades y la carga de enfermedad se desplazó desde las enfermedades infecciosas hacia las ECNT, íntimamente relacionadas a los hábitos adquiridos por la sociedad moderna44,45. Considerando este cambio en el patrón de enfermedades y conociendo los beneficios que trae mantener un estilo de vida saludable en el tratamiento y la prevención de las ECNT, parece lógico que la MEV debiese estar integrada transversalmente en los programas de las escuelas de medicina y en la práctica habitual de los médicos, sin embargo, no es así. La literatura nos muestra que la gran mayoría de los profesionales de la salud recibe poca capacitación en hábitos de vida saludable y refieren no tener los conocimientos y las habilidades para asesorar a sus pacientes en intervenciones sobre el estilo de vida46.
El 2008, en EE.UU., sólo un 20% de las escuelas de medicina contaba con un curso formal de nutrición y el 73% de las escuelas dictaba menos de las 25hrs de nutrición recomendadas por la National Academy of Sciences, dictando en promedio 19,6hrs, siendo la mayor parte en asignaturas preclínicas (en promedio, 15,4hrs en los dos primeros años y 4,2 en tercer y cuarto año)47. En cuanto a la actividad física, un estudio en Reino Unido, mostró que las escuelas de medicina destinaban sólo 4,2hrs al estudio de la actividad física a través de todo el plan de estudios, en comparación a 109 horas destinadas al estudio de farmacología48. Y en EE.UU., un 75% de los alumnos de medicina recién graduados se sienten inadecuadamente entrenados para entregar indicaciones de dieta y actividad física a sus pacientes49.
En relación a la formación de especialistas vinculados a la atención primaria, en un estudio realizado en Ohio, EE.UU., en programas de medicina familiar, medicina interna y obstetricia y ginecología, se evaluó que en promedio se dedicaban 2,8hrs al año para la formación en obesidad, nutrición y actividad física (4,9hrs en medicina familiar, 1,2hrs en medicina interna y 2,0hrs en obstetricia y ginecología)50. Y en relación a la formación de especialistas del área cardiovascular, en un estudio realizado en EE.UU., un 90% de los cardiólogos encuestados informó haber recibido educación nutricional mínima o nula, durante su formación de beca y el 59% informó que no recibió educación nutricional durante su formación de medicina interna51.
En el contexto de atención primaria, en Louisiana, EE.UU., en atenciones de pacientes con exceso de peso, el 79% de los pacientes refirió que el médico le aconsejó que bajara de peso, pero solo el 28% refirió haber recibido recomendaciones específicas para perder peso y solo el 5% de los pacientes refirió haber recibido la estrategia combinada de dieta y ejercicio. Los médicos identificaban la falta de confianza, de conocimiento y de habilidades, como las principales barreras para brindar asesoramiento sobre pérdida de peso a sus pacientes46.
En relación a los pacientes, se sabe que a pesar de conocer los beneficios relacionados a hábitos de vida saludable, resulta difícil iniciar y mantener la motivación para poder adoptarlos52. Entre las barreras para realizar los cambios para adoptar un hábito, se describen la falta de motivación para generar cambios, la presión del tiempo, el gasto y la falta de reembolso económico y el manejo de los resultados que no son profesionalmente gratificantes53.
En cuanto al personal de salud, supone un desafío poder motivar de manera efectiva a todo tipo de pacientes y eso en ocasiones resulta frustrante, adicionalmente requiere más tiempo y eso sumado a lo descrito previamente termina siendo una barrera más para poder implementar la MEV54.
En relación al sistema, se describen como barreras los costos de acceso a profesionales de la salud adecuados y la falta de disponibilidad de profesionales de la salud en ciertos lugares53.
Muchas de las barreras citadas y las dificultades inherentes a los cambios del estilo de vida, se abordan de mejor manera desde el coaching. El coaching es una herramienta para ayudar a las personas a alcanzar un mayor estado de bienestar y desempeño, en especial cuando realizar cambios es difícil. Este enfoque promueve y facilita la capacidad y el proceso de cambio usando la fijación de metas y promoviendo la motivación autónoma55.
La Tabla 2 compara el enfoque de coach con el enfoque experto en la relación médico-paciente (o terapeuta-paciente).
Diferencias enfoque experto y enfoque coach
ENFOQUE EXPERTO | ENFOQUE COACH |
---|---|
Autoridad | Compañero |
Educador | Facilitador del cambio |
Define una “agenda” o cómo proceder | Promueve la generación conjunta de un plan |
Se siente fuertemente responsable de la salud del paciente | Entiende que el paciente es el primer responsable de su salud |
Soluciona problemas | Promueve explorar y abordar en conjunto la resolución de problemas |
Se enfoca en lo que está mal | Se enfoca en lo que está bien |
Tiene las respuestas para el paciente | Co-descubre las respuestas con el paciente |
Interrumpe cuando la conversación no se enfoca en el problema | Escucha y aprende de la historia del paciente |
Trabaja más duro que el paciente | El paciente trabaja tan duro como el profesional de la salud |
Tiende a “luchar” con el paciente para lograr el cumplimiento de la prescripción | Negocia y co-diseña un plan de acción con el paciente |
Tabla adaptada de: Moore, M et al. (Ref. 55).
Como se mencionó anteriormente, la implementación de MEV ha sido lenta e implica sobrepasar numerosos obstáculos. Sin embargo, las estrategias que comprende esta disciplina ya se han incorporado en mallas curriculares de universidades alrededor del mundo. Un ejemplo notable, es el de School of Medicine Greenville - University of South Carolina, en donde los estudiantes de medicina reciben entrenamiento en medicina culinaria (Culinary Medicine), lo que implica aprender a cocinar con un enfoque en alimentación saludable, desde el primer año, además de otras estrategias características de MEV56. En la primera revista médica dedicada a MEV (American Journal of Lifestyle Medicine [AJLM]), se han publicado directrices y sugerencias para incluir la enseñanza de estas competencias en el currículum de las carreras del área de la salud56, y el año 2017, la Universidad de Stanford incluye un electivo de medicina culinaria para estudiantes de medicina57. Por otro lado, hoy se reconoce la importancia de aplicar MEV en atención primaria y de educar a los pacientes en las consultas médicas, para que a partir de información entregada de forma clara y precisa, tengan más control de su salud y mejoren sus estilos de vida58.
Una de las razones que los médicos e instituciones citan como barrera en la implementación de una atención más centrada en el estilo de vida, es la falta de reembolso por este tipo de consultas53. Pero ya existen varios programas basados en MEV, como es el caso del Diabetes Prevention Program (DPP), el Complete Health Improvement Programme (CHIP) y el Ornish Intensive Cardiac Rehabilitation program en los Estados Unidos, reembolsables por el sistema de salud del país, (Medicare, Medicaid y otros privados)59.
Desde el año 2017, existe una certificación que otorga el ACLM y el International Board of Lifestyle Medicine (IBLM), que acredita las competencias y conocimientos básicos para que los profesionales puedan abordar la atención de salud, desde el estilo de vida y el coaching60. La implementación de esta certificación y su difusión, se han visto facilitadas en gran medida por la aparición de sociedades médicas de MEV en todo el mundo, amparadas bajo el alero de la Lifestyle Medicine Global Alliance61. De hecho en Chile, acaba de emerger la Sociedad Chilena de Medicina del Estilo de Vida (SOCHIMEV) para promover la disciplina en el país y su misión es integrar a todos los profesionales de la salud interesados en educar, promover conocimiento, con el fin de liderar el desarrollo y la difusión de la medicina del estilo de vida en Chile y de esta forma incorporar con más fuerza la importancia de los hábitos de vida saludable para la salud de las personas en nuestro país.
En el Anexo 1 se especifican más detalles en relación a la certificación.
La certificación en medicina del estilo de vida (Lifestyle Medicine en inglés) es una oportunidad para aprender a trabajar con pacientes desde esta mirada enfocada en los estilos de vida, estandarizar conocimientos y formar redes. El organismo detrás es el International Board of Lifestyle Medicine (IBLM), que nació como una extensión del American Board of Lifestyle Medicine, primera entidad certificadora en EE.UU.
Los requisitos para certificarse pueden encontrarse en el siguiente enlace: https://iblm.co/how/*
¿Quiénes pueden certificarse? Todos los trabajadores del área de la salud con título profesional. Los requisitos para médicos difieren ligeramente de los requisitos para otros profesionales**.
¿Cuáles son los requisitos? La certificación se obtiene rindiendo una prueba, pero previo a ésta hay que tener:
- •
30 horas de cursos online validados en Lifestyle Medicine (tales como el Lifestyle Medicine Board Review)
- •
10 horas presenciales en una actividad certificada de Lifestyle Medicine (congresos, cursos del Harvard Institute of Lifestyle Medicine)***
- •
Un reporte de caso destacando su experiencia personal con Life- style Medicine (se adjunta un pdf formulario tipo para documentarlo en el sitio web mencionado) (Este requisito no es necesario en personas que no tratan directamente con pacientes, tales como PhD/Masters).
*Por ahora sólo están los detalles en inglés, pero el examen puede rendirse en español y existe material de preparación traducido al español.
**En la prueba a realizarse en Chile el 2021, sólo podrán certificarse médicos y profesionales con Magíster o doctorado (PhD), hasta que la sociedad chilena alcance ciertos requisitos de crecimiento dispuestos por la norma internacional en esta materia.
***La pandemia por coronavirus SARS-CoV-2ha generado que a veces no se puedan realizar las actividades presenciales, y el IBLM ha optado en ocasiones por otorgar los créditos a partir de congresos online, sin embargo, esto está en constante evolución, por lo que sugerimos ponerse en contacto con el IBLM o con SOCHIMEV a través del sitio web www.sochimev.cl para dudas al respecto.