INTRODUCCION
La otitis media con derrame o serosa (OME) se define por la existencia en las cavidades del oído medio, detrás de una membrana timpánica normal, de un derrame sin síntomas de inflamación aguda, cuyas características pueden ir del derrame de viscosidad ligera y de transparencia clara al derrame de viscosidad espesa y de aspecto turbio, lo cual conduce a hablar de otitis serosa o seromucosa (1).
La OME es una afección frecuente en la infancia, todas la series sitúan el pico de frecuencia entre los 2 y 5 años con una edad media de 4 años. La bilateralidad es la regla general en el niño (1). Existe un pico de frecuencia entre 1 y 2 años, a continuación disminuye la frecuencia progresivamente hasta la edad de 6 a 7 años, para alcanzar a la de la población adulta, aproximadamente el 2 % (1, 2).
El sexo masculino, la asistencia a guarderías, la lactancia artificial, el hábito tabáquico de la madre y los antecedentes familiares se han señalado como factores de riesgo para padecer OME (1, 3). Otras poblaciones con mayor incidencia de OME son los niños con fisura palatina o malformaciones craneofaciales, prematuros, síndrome de Down, síndromes de disfunción ciliar, inmunodeficiencias como el déficit parcial de IgA y agammaglobulinemia (1, 3, 4). Una infección viral del tracto respiratorio superior precede a los episodios agudos de OME en un gran porcentaje de casos y es el factor de riesgo mejor definido (1, 5).
La patogenia de la OME es multifactorial. Las infecciones, disfunción de la trompa de Eustaquio, estado inmunológico y alergia se han relacionado con esta enfermedad; bien como causa o agravante de la misma. Los dos factores más importantes son la madurez de la trompa de Eustaquio y del sistema inmune de los niños. En la mayoría de los casos la infección viral del tracto respiratorio provoca congestión de la mucosa respiratoria y de la trompa de Eustaquio con obstrucción del istmo de dicha trompa que determina una presión negativa en el oído que hace succionar la mucosa de las paredes de la caja timpánica, apareciendo un trasudado al cual se le une un aumento de la secreción de las células caliciformes y de las glándulas seromucosas. Ambos mecanismos ocasionan un derrame en el oído medio. Si el trasudado no se resuelve pueden aparecer dos complicaciones: otitis media adhesiva y colesteatoma adquirido primario (4-6).
La incidencia y el papel de los procesos alérgicos en la OME ha sido estudiado en algunos artículos por diversos autores con resultados controvertidos (7, 9-11). Por ello en este trabajo el Servicio de ORL de nuestro hospital ha remitido a los pacientes diagnosticados de OME a la Unidad de Alergología para ser evaluados sobre la participación de la alergia en estos enfermos.
MATERIAL Y MÉTODOS
Pacientes
De los paciente que acudieron a las consultas del Servicio de ORL durante el año 2001 se han seleccionado 40 (13 mujeres y 27 hombres) de 4 a 36 años de edad con una media de 8 años y a los que se le diagnosticó mediante anamnesis, otoscopia, timpanometría y audiometría de otitis serosa con derrame. Luego fueron remitidos a la Unidad de Alergología para su valoración. Esta se hizo mediante anamnesis, exploración física y la práctica de tests cutáneos e IgE específica.
A todos los pacientes se les practicó hemograma, VSG, inmunoglobulinas séricas e IgE total.
Tests cutáneos
Fueron realizados mediante la técnica de prick test según normas establecidas (12, 13) y con una batería de neumoalergenos que comprende: ácaros, gramíneas, olivo, parietaria judaica, artemisia, rumex, plantago, chaenopodium, salsola, alternaria, cladosporium y epitelios de perro y gato.
IgE total e IgE específica
Se midió la IgE sérica total. Para la IgE específica se utilizó un inmunoanálisis de Pharmacia CAP siguiendo las instrucciones de los fabricantes (Pharmacia Lab., Uppsala Suecia) y se les practicó a todos los pacientes para los antígenos siguientes: Pteronyssinus, Farinae, olivo, artemisia, alternaria, perro y gato.
RESULTADOS
Como se observa en la figura 1, del total de los enfermos con otitis serosa 29 no presentan alteración alguna en los parámetros alergológicos estudiados.
Figura 1.--Resultado del estudio alergológico en los pacientes con otitis media con derrame.
Los 11 restantes se desglosan como sigue:
1. Uno padece rinitis perenne con test cutáneos e IgE específica positiva a ácaros. La otitis serosa precede a la rinitis.
2. Tres pacientes tienen IgE total elevada, test cutáneos e IgE específica positivos a polen de gramíneas. Uno de ellos con rinitis alérgica estacional posterior a la aparición de la otitis serosa. Los otros dos con anamnesis negativa.
3. Cinco pacientes con IgE total elevada sin otros hallazgos.
4. Uno con IgE específica al polen de olivo y otro al de gramíneas, ambos con anamnesis negativa.
El hemograma, VSG y las inmunoglobulinas (IgA, IgG e IgM) estaban dentro de los valores normales en todos los estudiados.
DISCUSION
El predominio en hombres y la edad de nuestros pacientes coinciden con los publicados por otros autores (4,5) al igual que la normalidad en el hemograma y en las inmunoglobulinas IgA, IgG e IgM.
Hallamos que la mayoría de los enfermos estudiados no tienen síntomas sugestivos de enfermedad alérgica ni alteraciones en el estudio alergológico. Tampoco presentaban síntomas alérgicos los 5 individuos con IgE alta y los dos con IgE específica al polen de olivo y gramíneas respectivamente por lo que consideramos que son falsos positivos o sensibilizaciones subclínicas en especial para los dos últimos enfermos (13). Representan el 10 % de la población y entra dentro del porcentaje de positividades que se encuentra en población sana (13). Esto mismo se puede afirmar para los pacientes con IgE específica positiva, IgE total alta y test cutáneos positivos a pólenes (14). La correlación entre la clínica y los distintos tests empleados, es a nuestro juicio determinante para explicar los distintos resultados encontrados en la literatura que sobrevaloran la sensibilización a alergenos como en el caso de Alles y cols. (15) y otros que refiere como causa de OME la sensibilización a alimentos (16), argumento difícil de sostener actualmente.
Sólo dos enfermos tienen rinitis alérgica. Uno con clínica estacional y otro perenne. En ambos la OME precede a la rinitis alérgica. Por tanto la exacerbación de la rinitis podría agudizar la OME en nuestros pacientes al contrario de lo que afirman otros autores (17, 18) que no establecen el comienzo de cada una de ellas y consideran la OME como complicación de la rinitis alérgica, aunque ambos hechos pueden suceder y no son excluyentes.
Aunque nuestro grupo de pacientes es menor que el de la mayoría de otros autores, coincidimos con Pukander et al (8) en que la OME no es causada por una enfermedad alérgica. Además de nuestros resultados, cabe destacar que en la literatura revisada siempre se asocia OME a rinitis alérgica y no a enfermos con asma o rinitis y asma. También es de señalar que la edad de aparición de los procesos alérgicos se va incrementando desde el nacimiento hasta llegar a su cenit entre los 15 y 22 años en nuestra zona (19) y los enfermos con OME son niños decreciendo con la edad la incidencia de esta enfermedad (1, 4). Pensamos al igual que Caffarelli et al (20) que la aparición de una rinitis alérgica puede complicar una OME preexistente o que una rinitis alérgica, en algunas ocasiones, pueda complicarse con la aparición de OME por disfunción de la trompa de Eustaquio (21, 22), pero en general y con nuestros resultados no parece que la alergia sea causa o predisposición a padecer OME, salvo en el caso de la rinitis alérgica.