En el artículo publicado recientemente “Quemodectomas carotídeos: resultados a largo plazo de la resección subadventicia con resección deliberada de la carótida externa”, Koskas et al describen su experiencia con 39 quemodectomas carotídeos resecados a lo largo de un período de 25 años1. Informan de una técnica modificada de resección de un tumor del cuerpo carotídeo que ha arrojado un índice de recurrencia relativamente bajo pero índices similares, y aun significativos, de lesiones de pares craneales en comparación con los descritos en la literatura.
Coincidimos con los autores en que es muy importante la elección de la estrategia operatoria. Los tumores del cuerpo carotídeo son neoplasias muy vascularizadas y su resección puede comportar una importante pérdida de sangre durante la intervención, lo que se asocia con tasas elevadas de parálisis de pares craneales e incluso ictus o fallecimiento2. Mediante el uso de su técnica modificada, Koskas et al notifican una pérdida de sangre perioperatoria de 490ml y una tasa de lesiones permanentes de pares craneales acorde a la literatura actual3 (normalmente alrededor del 25%) con la técnica estándar de resección descrita por Hallett et al4. Quisiéramos dirigir la atención hacia un artículo publicado recientemente en el que hemos descrito nuestra experiencia con una técnica de resección modificada utilizando el abordaje craneal al tumor del cuerpo carotídeo y progresando la diseacción en sentido descendente hacia la bifurcación carotídea5. Al utilizar esta estrategia, la arteria faríngea ascendente, que habitualmente discurre hacia el tumor por su lado craneal, puede ligarse en una fase temprana. Los autores y otros colegas1,6 identifican correctamente esta arteria como el vaso nutricio más destacado de estos tumores y, por tanto, la ligadura temprana limita la pérdida de sangre, reduce el tamaño del tumor y facilita su resección. Además, el uso de este abordaje craneocaudal permite identificar al inicio de la intervención los nervios adyacentes principales, lo que supone una ventaja en caso de pérdida de sangre posterior. Realmente, como describimos en nuestro estudio, creemos que esta nueva técnica es superior a la técnica convencional con respecto a la pérdida de sangre perioperatoria (promedio 281ml) y a las lesiones postoperatorias de pares craneales (7,1%). El estudio realizado por Koskas et al demuestra buenos resultados. Sin embargo, alentamos a los autores y a los lectores de esta revista a que exploren la técnica de disección craneocaudal.