Al Editor:
En relación con el estudio realizado por Flarup y Hadimeri1 y publicado en su revista, quisiéramos destacar algunos puntos. Los autores evalúan los resultados de 14 implantes de politetrafluoroetileno (PTFE) entre la arteria y la vena femoral superficial.
Sugieren utilizar este tipo de acceso vascular como alternativa en pacientes en los que la fístula arteriovenosa de la extremidad superior ya no es funcional. Al igual que en otros centros2, nosotros preferimos colocar el injerto arteriovenoso (IAV) en el muslo cuando no existen otras opciones viables en ninguna de las extremidades superiores. Coincidimos con los autores en la fiabilidad de estos tipos de abordajes para hemodiálisis vascular, pero sugerimos así mismo utilizar la arteria ilíaca común como arteria aferente para insertar el IAV en el muslo de los pacientes con accesos vasculares fallidos en la extremidad inferior. Aplicamos esta técnica en dos pacientes con accesos vasculares no funcionales en las extremidades superiores e inferiores.
Se programó la colocación de un IAV ilíaco en los casos en los que el eco-Doppler mostró la permeabilidad de las arterias y venas ilíacas comunes. En resumen, se accedió al retroperitoneo mediante un abordaje en el flanco bajo anestesia general y posteriormente se realizó el control proximal y distal y se anastomosó un implante de PTFE de forma terminolateral en la arteria ilíaca común. Realizamos un bucle en la zona de la ingle y, por último, el otro extremo del implante se anastomosó en la vena ilíaca común. Ninguno de los implantes se cerró debido a la formación de trombos, y no se observaron signos de infección ni de robo arterial durante el período de seguimiento de 6 meses.
Estos casos muestran que, en situaciones especiales, incluso la arteria ilíaca común puede utilizarse como arteria aferente para la creación de un IAV en la extremidad inferior; sin embargo, puede reservarse como última opción. Si bien esta estrategia puede salvar vidas en los pacientes que dependen de hemodiálisis y que no tienen posibilidad de someterse a un trasplante renal o a diálisis peritoneal, puede verse obstaculizada por complicaciones graves como infección e isquemia amenazantes para la extremidad. Se recomienda realizar más estudios con más pacientes y con un período de seguimiento más largo para demostrar la eficacia de esta técnica.