Puntos clave
La Organización Mundial de la Salud y las diversas sociedades científicas pediátricas señalan que la lactancia materna exclusiva es la alimentación ideal desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad en el recién nacido a término sano. Cuando una madre no puede amamantar a su hijo, las fórmulas infantiles constituyen la mejor alternativa como fuente de alimentación. El diseño de las fórmulas infantiles sigue el modelo de la leche humana (LH) bien en su composición o imitando los efectos funcionales que proporciona.
A medida que hemos ido conociendo mejor las necesidades nutricionales del lactante se ha ido modificando la composición de las fórmulas1. La legislación dicta cuál ha de ser su composición, pero no detalla en profundidad todos los aspectos de su contenido2–4. Los avances científicos por una parte y la presión comercial por otra han hecho aparecer en las dos últimas décadas un gran número de novedades en las fórmulas. Las fórmulas infantiles sólo debieran contener componentes en cantidades que proporcionen un beneficio nutricional o de otro orden. La inclusión de componentes innecesarios o en cantidades innecesarias sobrecargan las funciones fisiológicas y metabólicas del lactante5.
Modificaciones en la composición de las fórmulas infantilesAunque en el argot pediátrico hablamos de fórmulas infantiles y de preparados o fórmulas de inicio1 o de continuación2, desde el punto de la reglamentación técnico-sanitaria es más correcto referirse a ellos como preparados para lactantes, si se trata de productos alimenticios destinados a la alimentación de lactantes durante los primeros 6 meses de vida hasta la introducción de una alimentación complementaria adecuada o como preparados de continuación, cuando se trate de los productos destinados a la alimentación de los lactantes cuando se introduzca una alimentación complementaria adecuada y que constituyan el principal elemento líquido de una dieta progresivamente diversificada6. Cuando estos productos están elaborados totalmente a partir de proteínas procedentes de la leche de vaca pueden denominarse “leche para lactantes” y “leche de continuación”. Nos referiremos principalmente a las novedades en los preparados para lactantes.
Contenido proteicoDisminución del contenido proteicoLa composición proteica de la LH es única y no ha sido posible reproducirla hasta la fecha en las fórmulas infantiles, aunque se ha recorrido un largo camino para imitarla. La LH contiene 8-9g/l (1,3g/100kcal) mientras que las fórmulas contienen como media 15g/l (2,2g/100kcal). La diferencia se basa en la distinta composición en aminoácidos de la caseína y las proteínas del suero en ambas leches. En los últimos años hemos asistido a un interés creciente por disminuir el contenido proteico de los preparados para lactantes con el objetivo de hacerlo similar al de la leche materna. El hallazgo de una correlación positiva entre una ingesta proteica aumentada y el desarrollo de obesidad en la edad infantil ha realzado este interés7.
Para compensar la menor digestibilidad de las proteínas contenidas en las fórmulas el contenido proteico mínimo de una leche para lactantes debe ser 1,8g/100kcal o, lo que es lo mismo, 12g/l en una fórmula que proporcione 670kcal/l. Estas cifras son válidas cuando la calidad de la proteína sea igual o superior al 70% de la caseína, valorada como razón de eficiencia proteica. Si la calidad de la proteína es inferior, debe aumentarse el contenido proteico total8.
Una fórmula con un contenido proteico menor es válida siempre que se garantice que el contenido de cada aminoácido no es inferior al precisado, cuando se use como referencia la LH. La leche de vaca contiene menor cantidad de cisteína y de triptófano por gramo que la proteína de la LH. Las fórmulas con predominio de las proteínas del suero contienen más cisteína y triptófano que aquellas en las que predomina la caseína. El enriquecimiento de las fórmulas con α-lactoalbúmina consigue un mayor aporte de estos aminoácidos limitantes9. Recientes estudios con fórmulas de menor contenido proteico y un perfil de aminoácidos mejorado han demostrado que cubren adecuadamente las necesidades proteicas de los recién nacidos a término normales durante los primeros meses de vida10,11. En un estudio multicéntrico europeo en el que se evaluaba el crecimiento en lactantes que recibían un preparado de menor contenido proteico durante los primeros 2 años de vida (1,77g/100kcal para la fórmula para lactantes y 2,2g/100kcal para la de continuación) frente a una de mayor contenido proteico (2,9 y 4,4, respectivamente) pero con el mismo contenido calórico, la ganancia ponderal al finalizar el período de estudio fue menor en los que recibieron la fórmula con menos proteínas aunque la longitud fue similar. Este hallazgo apunta a la posibilidad de disminuir el riesgo de sobrepeso y obesidad posterior modificando el aporte proteico de los primeros meses de vida12. La cuestión, sin embargo, continúa abierta para discusión13.
Las proteínas del suero poseen una gran variedad de propiedades favorecedoras de la inmunidad. Además, facilitan el vaciamiento gástrico contribuyendo a una mejor tolerancia digestiva. Un estudio reciente demuestra el efecto del uso de hidrolizados parciales de suero en la disminución del riesgo de padecer dermatitis atópica en niños con historia familiar de alergia14.
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La alimentación durante los primeros meses de la vida tiene una influencia decisiva no sólo durante ese periodo sino también para la salud a largo plazo. La leche materna constituye el alimento de elección, de forma exclusiva, en los 6 primeros meses de vida. Cuando no es posible la lactancia materna se dispone de sustitutos de la misma, cuya composición tiene como modelo aquélla. En los últimos años el conocimiento más profundo de la composición de la leche materna y los avances tecnológicos han hecho posible incorporar a las fórmulas algunos ingredientes con propiedades funcionales y modificar algunos de los componentes mayores. Destacan como novedades en estos últimos 10 años: la disminución de la carga proteica, gracias a la utilización de α-lactoalbúmina, la incorporación de LCPUFA, fundamentalmente ácido docosahexaenoico (DHA), la adición de nucleótidos y oligosacáridos con efecto prebiótico, que forman parte hoy día de la mayoría de preparados para lactantes. Entre las novedades más recientes, aún objeto de discusión, están la adición de lactoferrina bovina o el empleo de probióticos.
La lactoferrina es una proteína con gran afinidad por el hierro y que está presente en cantidades importantes en la LH, con un contenido variable (0,002-0,2g/l) según el período de la lactancia. Es resistente a la degradación proteolítica y puede recuperarse en las heces de lactantes alimentados al pecho. Además posee actividad antibacteriana y antiviral que contribuiría a la menor incidencia de infecciones que presentan los lactantes amamantados el primer año de vida. Además, estimula la proliferación y la diferenciación de las células de la mucosa intestinal y las investigaciones más recientes le atribuyen un cierto efecto antiinflamatorio y facilitador de la respuesta inmune15.
Pero sin duda las funciones más importantes en nutrición infantil son las que tienen que ver con su capacidad fijadora de hierro y en su defensa frente a las infecciones. Se considera que en dicha afinidad por el hierro competiría con las bacterias inhibiendo su crecimiento. Se ha demostrado que la lactoferrina no ligada a hierro inhibe el crecimiento de Chronobacter sakazakii, un patógeno causante de toxiinfecciones alimentarias en las fórmulas reconstituidas16. La actividad bactericida no es propiedad exclusiva de la lactoferrina íntegra, sino también de algunos fragmentos más pequeños (lactoferricina y lactoferrampina)17.
Los estudios iniciales con lactoferrina bovina mostraron que no se unía de forma consistente con el receptor de la lactoferrina humana, aunque es posible que los resultados estuvieran influidos por la temperatura a la que era sometida la misma. Estudios más recientes encuentran una mayor afinidad que se traduciría en mejor unión al hierro y explicaría el hallazgo de que el empleo de una fórmula suplementada con lactoferrina bovina mejoraría la disponibilidad de hierro18.
La incorporación de lactoferrina humana recombinante y lisozima a una solución de rehidratación oral disminuyó la duración, el volumen y la recurrencia de diarrea infecciosa19.
Aunque es posible disponer de lactoferrina recombinante humana, ni su seguridad ni su eficacia se han constatado de forma suficiente para considerar su adición actualmente a las fórmulas infantiles.
NucleótidosLos nucleótidos son compuestos nitrogenados no proteicos que tienen un papel en la base estructural de la información genética —son compuestos estructurales del ácido desoxirribonucleico (ADN) y del ácido ribonucleico (ARN)—; sirven como almacén de energía, participan como cofactores en el metabolismo de los principios inmediatos y tienen un papel en la inmunidad. La LH contiene nucleósidos y nucleótidos, así como también ADN y ARN. Como pueden ser sintetizados de novo, se han considerado nutrientes no esenciales. Sin embargo, se ha demostrado en el modelo animal que en determinadas situaciones como los períodos de crecimiento rápido o tras una agresión pueden constituirse en condicionalmente esenciales20.
Los estudios en humanos son menos concluyentes. Se han publicado trabajos que demuestran que la adición de nucleótidos a las fórmulas infantiles reduce la incidencia de diarrea21. Otros estudios muestran una mejoría en la respuesta inmune cuando se mide la respuesta a vacunaciones. Más recientemente se ha publicado que la suplementación con nucleótidos puede mejorar la composición de la microflora intestinal en lactantes alimentados con fórmulas22. Tanto el Comité Científico de Alimentación de la UE como el Comité Internacional de Expertos coordinado por la ESPGHAN consideran que el contenido de los nucleótidos añadidos a los preparados para lactantes o a los de continuación no debe exceder de 5mg/100kcal, siendo la referencia el contenido en ribonucleótidos de la LH. No hay base científica para concluir que mayores concentraciones aporten mayores beneficios.
Hidratos de carbonoLa modificación más significativa en la composición de hidratos de carbono de las fórmulas infantiles es la incorporación de fibra y será detallada posteriormente cuando se hable de los prebióticos.
El uso de fórmulas exentas en lactosa se limita a la realimentación de lactantes malnutridos con diarreas graves o con deshidratación, o en síndromes postenteritis o tras el fracaso del tratamiento habitual en la diarrea del lactante. No hay razones científicas que avalen la sustitución (total o parcial) de la lactosa en los preparados para lactantes sanos, aduciendo una mejor tolerancia digestiva.
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Las leches para lactantes contienen una carga nitrogenada mayor que la leche materna debido a la menor calidad en aminoácidos de la leche de vaca de la que proceden. El enriquecimiento con α-lactoalbúmina consigue un aporte mayor de los aminoácidos limitantes (cisteína y triptófano) y permite disminuir la cantidad proteica total. Los estudios que relacionan una carga proteica mayor en el primer año de vida y riesgo de obesidad posterior hacen aún más interesante esta aproximación.
Lactoferrina y nucleótidosAmbas moléculas tienen interés en la potenciación de la función inmunitaria. La lactoferrina además favorecería la disponibilidad de hierro en el lactante. Sin embargo, la lactoferrina bovina con la que se suplementan las fórmulas se fija de forma menos consistente a los receptores de lactoferrina que la que contiene la leche materna.
En los últimos 15 años ha venido debatiéndose en la comunidad científica sobre la necesidad de añadir LCPUFA a las fórmulas infantiles. Los mamíferos no poseen la capacidad de incorporar dobles enlaces a la cadena del ácido graso y, por tanto, dependen de los aportes de la dieta. Desde el punto de vista dietético los ácidos grasos ácido linoleico (AL, 18:2n-6) y α-linolénico (ALA, 18:3n-3) son los esenciales a partir de los cuales el organismo sintetiza sus respectivos derivados n-3 y n-6. Los metabolitos más importantes de la serie n-6 son el dihomo-γ-linoleico (DHGLA, 20:3n-6) y el ácido araquidónico (ARA, 20:4n-6), mientras que en la serie n-3 destacan el ácido eicosapentaenoico (EPA, 20:5n-3) y el DHA (22:6n-3). Estos metabolitos son los precursores de los eicosanoides y, por tanto, constituyen los verdaderos ácidos grasos esenciales desde el punto de vista funcional.
El DHA está presente en elevadas concentraciones en el sistema nervioso central y se acumula principalmente durante el tercer trimestre de embarazo y los primeros años de vida posnatal. A diferencia de lo que se pensaba, los recién nacidos pretérminos tienen capacidad para sintetizar LCPUFA a partir de sus precursores. Sin embargo, existe una gran variabilidad interindividual que podría suponer que de no añadirse a las fórmulas para pretérminos esta capacidad podría ser insuficiente para cubrir sus necesidades. Las recomendaciones actuales indican que estas fórmulas deberían contener al menos 0,35% del total de ácidos grasos como DHA y un 0,4% como ARA23. Si la proporción entre ambos LCPUFA es la adecuada se produce un crecimiento similar al obtenido con la leche materna y unos niveles de desarrollo neurológico y de agudeza visual parecidos a los de recién nacidos pretérmino alimentados con leche materna enriquecida24.
La cuestión no es tan sencilla en el caso de los recién nacidos a término. La concentración de DHA es mayor en el plasma y en las membranas de los hematíes e incluso en el cerebro de los lactantes que reciben leche materna o una fórmula enriquecida con LCPUFA cuando se los compara con los lactantes que reciben fórmulas no suplementadas. Los lactantes que reciben LH tienen una agudeza visual y un desarrollo intelectual superior al de los lactantes que reciben una fórmula convencional. Los resultados comparando fórmulas suplementadas frente a las convencionales arrojan resultados dispares25,26. En estas discordancias influyen notablemente las diferencias en las metodologías empleadas, tanto en el modo y duración de la suplementación como en las medidas utilizadas para contrastar la eficacia27. En general, los estudios en los que se utiliza una concentración de DHA mayor, en los que se utilizaron las fórmulas durante más tiempo y se emplearon medidas electrofisiológicas en vez de métodos de valoraciones psicosociales tenían más posibilidades de obtener beneficios28.
En el estudio DHA Intake and Measurement Of Neural Development (DIAMOND) se determinó el efecto de la suplementación con cuatro niveles de DHA (0; 0,32; 0,64 y 0,96% del total de ácidos grasos) midiendo la agudeza visual al año de edad. Los lactantes que recibieron la fórmula no suplementada obtenían una agudeza visual medida por potenciales evocados significativamente inferior que el resto de grupos. No se encontraron diferencias significativas entre los distintos niveles de suplementación, por lo que los autores consideran que la suplementación con DHA 0,32% es suficiente para obtener beneficios en la agudeza visual de lactantes nacidos a término29,30.
Enriquecimiento en ácido palmítico en posición βEl ácido palmítico representa un 25% de los ácidos grasos de la fracción lipídica en la leche materna y más del 70% está esterificado en la posición 2 (beta) de la molécula del triglicérido. Esta configuración favorece la absorción y disponibilidad de los lípidos y una menor formación de sales cálcicas en las heces con el consiguiente beneficio sobre la absorción del calcio de la dieta. La mayoría de las fórmulas infantiles, por el contrario, tienen casi todo su ácido palmítico en posiciones 1 y 3 de la molécula del triglicérido. El uso de las fórmulas infantiles se asocia tradicionalmente a una composición más dura de las heces y a una disminución en la frecuencia de las deposiciones.
Las modificaciones en el cuerpo graso de la fórmula, imitando el contenido en ácido palmítico de la leche materna, produce un efecto sobre la consistencia de las deposiciones, al tiempo que aumenta la disponibilidad de calcio para su absorción y modifica el patrón de lipoproteínas plasmáticas y la concentración de apoproteínas31.
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La incorporación de LCPUFA, en especial ácido docosahexaenoico (DHA) tiene interés para el desarrollo de la agudeza visual y la mejoría de la función cognitiva en lactantes, sobre la base de que están presentes en cantidades apreciables en la leche humana. Sin embargo, los efectos no consiguen obtener los resultados obtenidos en lactantes amamantados, al menos en recién nacidos a término. Alguno de estos resultados controvertidos se explican por la distinta cantidad de LCPUFA incorporados y por los métodos de medida. Los estudios más recientes sugieren que el mejor efecto se obtiene con la adición del 0,35% del total de ácidos grasos como DHA.
Enriquecimiento en ácido palmítico en posición βCuando los niveles de ácido palmítico en posición beta del triglicérido se acercan a los contenidos en la leche humana (por encima del 50%) se obtiene una disminución de la dureza de las heces y una pérdida menor de calcio en las mismas, que contribuye a prevenir o mejorar el estreñimiento en el lactante.
El mantenimiento de una flora bifidogénica en el tubo digestivo del lactante tiene consecuencias importantes para la salud. La colonización se produce desde el nacimiento y en ella van a influir el tipo de parto, pero sobre todo, el tipo de alimentación: leche materna o fórmula32,33. La LH favorece la proliferación de una flora rica en Lactobacillus bifidus y otros lactobacilos. El efecto de la lactancia materna sobre la microflora no puede atribuirse únicamente a un solo componente, aunque existen suficientes datos para señalar que los oligosacáridos de la LH tienen un papel crucial.
Para obtener ese mismo efecto en los lactantes alimentados con fórmula tenemos dos posibilidades: la suplementación con sustancias favorecedoras del crecimiento de una flora bifidógena (prebióticos) o mediante el uso de bifidobacterias y lactobacilos vivos (probióticos) o la combinación de ambos (simbióticos)34.
PrebióticosLos prebióticos son ingredientes de la dieta que no son digeridos en el intestino delgado y que pueden afectar de una forma beneficiosa al huésped estimulando el crecimiento y/o la actividad selectiva de una o un número determinado de bacterias. Esa acción está mediada fundamentalmente por su fermentación por las bacterias del colon. La leche materna es rica en oligosacáridos (8-12g/l), con más de 130 especies conocidas, constituyendo el tercer componente principal de la leche.
A causa de esta variedad y complejidad de los oligosacáridos de la leche materna no es posible añadir oligosacáridos similares a las fórmulas infantiles y, como alternativa, se añaden otros, fundamentalmente FOS y GOS e inulina. El efecto bifidogénico es dependiente de la dosis: la adición de entre 4 y 8g/l de una combinación de GOS (90%) y FOS (10%) a las fórmulas infantiles se ha demostrado segura y produce un aumento significativo en la población de bifidobacterias y lactobacilos en las heces35.
Desde el punto de vista clínico se ha demostrado que la adición de estos prebióticos a una fórmula produce un aumento en el número de deposiciones y una reducción en el pH y la consistencia de las heces. Tienen, por tanto, un papel beneficioso en el grupo de lactantes con heces duras y estreñimiento. Recientes trabajos señalan que puede tener un efecto sobre la prevención de infecciones respiratorias y gastrointestinales en los primeros meses de vida así como en la prevención de la alergia. Las diferencias se mantienen al menos hasta los 2 años de vida, cuando se comparan fórmulas suplementadas con fórmulas no suplementadas: incidencias de 13,6 frente a 27,9% para la dermatitis atópica, 7,6 frente a 20,6% para las sibilancias de repetición y 1,5 frente a 10,3% para la urticaria36. Mientras que la frecuencia de episodios de diarrea fue de 10,4% en los que recibieron una fórmula suplementada con prebióticos, fue de algo más del doble en los que recibieron la fórmula control (23,8%)37.
Sin embargo, es necesario definir más finamente las variables de estudio con el fin de confirmar sus efectos sobre la disminución del riesgo de enfermedad y la promoción de la salud. En algunos de los estudios iniciales la identificación de la microflora fue realizada con métodos subóptimos y debería confirmarse con técnicas de detección moleculares basadas en el ADN38.
ProbióticosLos probióticos son suplementos microbianos de los alimentos que afectan favorablemente al huésped mejorando el equilibrio de su microflora intestinal39.
Las directrices sobre fórmulas infantiles no hacen recomendaciones específicas sobre la adición de bacterias vivas a las fórmulas y, sin embargo, desde hace unos cuantos años encontramos en el mercado europeo varias fórmulas con bacterias vivas incorporadas. En 2002, la FDA aceptó como sustancias reconocidas generalmente como seguras (GRAS) a Bifidobacterium lactis Bb12 y a Streptococcus thermophilus Th4 para su incorporación a las fórmulas infantiles40.
El Scientific Committee of Food en su propuesta del año 2003, a la vista de los datos científicos disponibles, declaró que no existía inconveniente para la incorporación de probióticos a las fórmulas de continuación y señalaba que antes de recomendar su inclusión en las fórmulas de inicio debía demostrarse su seguridad y sus efectos beneficiosos38. Semejantes términos contiene la revisión publicada por ESPGHAN en 2004.
La suplementación con probióticos y α-lactoalbúmina en una fórmula para lactantes es bien tolerada aunque no ha podido demostrarse eficacia en la disminución de la sintomatología en lactantes con cólico41.
CitocinasTransforming growth factor β (TGFβ)La LH contiene citocinas que intervienen, entre otras funciones, en la regulación de la respuesta inmune a los antígenos alimentarios. De entre esta citocinas destacan la interleucina-10 (IL-10) y el TGFβ.
El TGFβ es un grupo de citocinas multifuncionales que participan en la regulación de la proliferación y diferenciación celular, la estimulación de la síntesis y depósito de la matriz extracelular así como en la modificación de la inflamación y la alergia. Existen 3 isoformas, de la que la TGFβ2 es la predominante. Su presencia en la LH modula el desarrollo de la respuesta inmune tardía42.
La presencia de TGFβ parece contribuir de forma importante a la inducción a la tolerancia en el lactante. En animales de experimentación se ha demostrado que la suplementación de su alimentación con niveles fisiológicos de TGFβ2 disminuye la respuesta IgG1 específica frente a β-lactoglobulina, así como IgE total y la activación de mastocitos de la mucosa43. La suplementación con TGFβ2 desplaza la respuesta inmune desde un perfil alergénico (Th2) hacia un perfil de tolerancia (Th1).
Es necesario llevar a cabo estudios en lactantes humanos para comprobar estos hallazgos. Por el momento, el mensaje para llevarse a casa sería el interés de introducir los antígenos alimentarios —presentes en la alimentación complementaria— en combinación con la lactancia materna para promover el desarrollo de tolerancia oral.
Otros aspectos relacionados con los preparados para lactantePara la correcta reconstitución de los preparados para lactantes comercializados en España es preferible que el contenido en sodio en el agua de bebida sea inferior a 25mg/l en los primeros 6 meses de vida (ingesta adecuada de sodio 120mg/día). A partir de los 6 meses, es recomendable que contenga menos de 50mg/l de sodio.
Durante los primeros meses de vida parece prudente mantener la práctica de la ebullición del agua potable ya que parece ser el método más efectivo para inactivar los quistes de Giardia y los ooquistes de Cryptosporidium que puedan existir a pesar de la cloración y la filtración. Asimismo para evitar la excesiva concentración de sales el agua de consumo público debe hervirse un máximo de 1min (a nivel del mar), y añadir 1min por cada 1.000m por encima del mar. Esta medida asegura la inactivación de bacterias, virus y protozoos, no siendo preciso hacerlo con el agua embotellada que por definición no los contiene.
Aunque en las campañas de promoción de la lactancia materna se hace mención explícita a la necesidad de informar también a las madres que utilizan lactancia artificial, en la práctica no ocurre así. Laksman et al en una revisión sistemática reciente sobre la información que reciben las madres con lactancia artificial, encuentran que es insuficiente en la mayoría de ocasiones y encuentran poca comprensión por parte de los profesionales de la salud44. La Directiva comunitaria 2006/141/CE, de 22 de diciembre y su transposición en la legislación española (RD 867/2008 citado) establecen los requerimientos de composición, etiquetado así como publicidad e información de estos productos.
Aunque queda un largo camino hasta conseguir que las fórmulas infantiles imiten a la leche materna45, debemos estimular el desarrollo de fórmulas infantiles con nuevas propiedades funcionales que imiten el efecto favorable de la misma en el crecimiento, el desarrollo y el metabolismo en los lactantes. La introducción de alguna modificación en una fórmula infantil debe evaluarse desde el punto de vista de la seguridad y de la eficacia nutricional de acuerdo con los estándares científicos al uso.
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Una flora con predominio de bifidobacterias se asocia a beneficios para el lactante, fundamentalmente una disminución en la incidencia de infecciones respiratorias y gastrointestinales y en los síntomas de alergia. La estrategia más estudiada es la suplementación de la leche con oligosacáridos no absorbibles (prebióticos), fermentados por bacterias específicas en el colon. La mezcla de fructooligosacáridos (FOS) y galactooligosacáridos (GOS) en una proporción entre 4-8g/l se asocia a un efecto bifidogénico y a beneficios clínicos, aunque los estudios se han realizado en muestras limitadas de lactantes. La otra posibilidad, la incorporación de bacterias vivas a la leche (probióticos) plantea más interrogantes, aunque la FDA reconoce como sustancias seguras para el consumo en lactantes determinadas cepas de probióticos.
CitocinasEl empleo de factores de crecimiento o de determinadas citocinas, de la que el TGF-β es el más estudiado, abre perspectivas interesantes para la suplementación de preparados para lactantes con determinadas enfermedades, aunque parece poco probable que se incorporen a los preparados para lactantes sanos.
En el Anexo se detalla la composición de las fórmulas para lactantes y las fórmulas de continuación disponibles en el mercado español (septiembre de 2010). La información se ha elaborado a partir de la información proporcionada por las casas comerciales. No podemos garantizar que se hayan producido modificaciones posteriores o que se haya excluido, de forma involuntaria, algún preparado.
Anexo
Composición de los preparados y fórmulas para lactantes (por 100g de polvo) | ||||||
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Hidratos de carbono (por 100g) | Proteínas (por 100g.) Seroproteínas/caseína | Grasas (por 100g.) | kcal | LCPUFA | Otros | |
Almiron 1 | 53,3 Lactosa | 9,6 60/40 | 25,5 | 481 | NO | Nucleótidos, prebióticos (FOS + GOS) |
Aptamil 1 | 53,2 Lactosa | 9,6 | 25,4 | 480 | SÍ | Prebióticos (FOS/GOS) |
Aptamil 1 plus | 58,3 Lactosa | 11,8 60/40 | 24,9 | 505 | SÍ | Prebióticos (FOS + GOS) |
Blemil plus 1 | 56,6 Lactosa | 12,5 60/40 | 26,4 | 514 | SÍ | |
Blemil plus forte 1 | 53,3 Lactosa/dextrinomaltosa | 10 60/40 | 26 | 487 | SÍ | Nucleótidos 23% de palmítico. Prebióticos (GOS) |
Enfalac 1 | 55 Lactosa | 11 60/40 | 29 | 528 | NO | Nucleótidos |
Enfalac 1 Premium | 55 Lactosa | 11 60/40 | 29 | 528 | SÍ | Nucleótidos |
Hero Inicia 1 | 55 | 10,6 | 27 | 512 | SÍ | |
Hero Incia 1 Nutradefense | 56 | 10,6 | 27 | 512 | SÍ | FOS |
Nativa 1 START | 57,9 Lactosa | 9,5 50/50 | 27,7 | 519 | NO | Bajo contenido proteínas |
Nidina 1 Premium | 58 Lactosa | 9,5 60/40 | 27,7 | 520 | NO | Nucleótidos Bajo contenido proteínas. Probióticos (BB12) |
NAN 1 | 58 Lactosa | 9,5 | 27,7 | 520 | SÍ | Lactobacillus reuteri |
Novalac 1 | 55,7 Lactosa/dextrinomaltosa | 12,1 50/50 | 25,4 | 499 | NO | |
Nutriben natal | 55,2 Lactosa/dextrinomaltosa | 10,6 60/40 | 27 | 512 | SÍ | Nucleótidos Prebióticos (GOS) |
Miltina plus 1 | 50,5 Lactosa/dextrinomaltosa | 10,5 50/50 | 30,1 | 515 | SÍ | Prebióticos (GOS) |
Miltina 1 Progress | 55,5 Lactosa | 60/40 | 26,4 | 512 | NO | |
Puleva peques 1 | 55,3 Lactosa | 11 60/40 | 27 | 508 | SÍ | Nucleótidos |
Sanutri Adapta Más 1 | 59,6 | 11 60/40 | 26,2 | 518 | NO | |
Sanutri Natur 1 | 60,2 Lactosa | 10,6 60/40 | 25,6 | 514 | SÍ | α-lactoalbúmina |
Sanutri Natur Inmunity | 64 | 10,3 60/40 | 22,4 | 499 | SÍ | Lactoferrina |
Similac 1 | 55,4 Lactosa | 10,6 52/48 | 27,7 | 513 | NO | Nucleótidos |
Composición y características de los preparados y fórmulas de continuación | ||||||
Almiron 2 | 57,3 Lactosa | 12,9 20/80 | 24,3 | 499 | NO | Prebióticos (FOS + GOS) |
Aptamil 2 | 57,6 Lactosa | 9,3 50/50 | 21,8 | 463 | NO | Prebióticos (FOS + GOS) |
Blemil plus 2 | 58 Lactosa/dextrinomaltosa | 14,5 60/40 | 22 | 488 | NO | |
Blemil plus forte 2 | 57,5 Lactosa/dextrinomaltosa | 12,5 50/50 | 22 | 478 | SÍ | Nucleótidos + 23% de palmítico Probióticos (Bifidobacterium infantis y Lactobacillus casei rhamnosus) |
Enfalac 2 | 59 Lactosa/polímeros glucosa | 12,7 18/82 | 22,5 | 490 | NO | Nucleótidos |
Enfalac 2 Premium | 59 Lactosa/ polímeros glucosa | 12,7 18/82 | 22,5 | 490 | SÍ | Nucleótidos |
Hero Avanza 2 | 66,8 | 11,6 | 19 | 498 | SÍ | Nucleótidos, prebióticos (GOS) |
Hero Probiótica 2 | 56,3 | 12 | 25 | 498 | NO | Probióticos (Bifidobacterium longum y Bifidobacterium bifidum).Taurina |
Hero Lactum 2 | 53,6 | 12 | 25 | 493 | NO | Nucleótidos, taurina, prebióticos (FOS/ GOS) |
Nativa 2 | 59 Lactosa/dextrinomaltosa | 11,2 | 21 | 496 | NO | Probióticos (Lactobacillus rhamnosus y Bifidobacterium longum) |
Nidina 2 Premium | 59 Lactosa/dextrinomaltosa | 11,2 | 23,9 | 496 | SÍ | Probióticos (Lactobacillus rhamnosus y Bifidobacterium longum) |
NAN 2 Expert | 59 lactosa | 11,2 | 23,9 | 496 | SÍ | L. reuteri |
Novalac 2 | 57,5 Laltosa y dextrinomaltosa | 14,2 (20/80) | 23 | 493 | NO | |
Nutriben continuación | 60,8 Lactosa /dextrinomaltosa | 11,6 55/45 | 19 | 465 | SÍ | Nucleótidos, prebióticos (GOS) |
Nutriben simbiotic | 60,8 Lactosa/dextrinomaltosa | 11,6 55/45 | 19 | 465 | NO | Nucleótidos, probióticos (Bifidobacterium longum, Streptococcus thermophilus) + prebióticos (FOS) |
Miltina 2 | 57,1 Lactosa / dextrinomaltosa/almidón | 10,8 50/50 | 22,8 | 478 | NO | |
Puleva peques 2 | 58,6 Lactosa/dextrinomaltosa | 11,8 50/50 | 20,9 | 470 | SÍ | Nucleótidos |
Sandoz Adapta más | 59 Lactosa/dextrinomaltosa | 15 | 21 | 485 | NO | |
Sandoz Natur 2 | 60,2 Lactosa / dextrinomaltosa | 15 50/50 | 20,2 | 485 | NO | Prebióticos (fructooligosacáridos) |
Similac 2 | 55,2 Lactosa | 11,6 52/48 | 513 | Nucleótidos | ||
Preparados para lactantes diseñados para resolver los problemas digestivos menores del lactante | ||||||
Conformil 1 | 55,3 Lactosa: 19,2 Almidón: 9,9 Dextrinomaltosa: 19 Glucosa: 3 Maltosa: 4 Oligosacáridos: 5,3 | 11,5 Seroproteínas parcialmente hidrolizadas | 21,7 | 462 | NO | Selenio Taurina |
Almirón Omneo 1 | 55 Lactosa: 19,1 Almidón: 9,9 Dextrinomaltosa: 25,7 Oligosacáridos: 5,3 | 11,5 Seroproteínas parcialmente hidrolizadas | 21,7 β -Palmitato: 45% | 461 | NO | Selenio Taurina |
NAN 1 Excel | Seroproteínas parcialmente hidrolizadas | 519 | SÍ | L. reuteri | ||
Nidina Confort 1 | 56,2 Lactosa: 24,3 Dextrinomaltosa: 17,6 Almidón patata: 14,3 | 11,7 Seroproteínas parcialmente hidrolizadas | 27,5 | 519 | NO | Nucleótidos, taurina |
Sandoz Confort 1 | 56,4 Lactosa: 33,1 Dextrinomaltosa: 17,2 Sacarosa: 6,1 | 12,5 Hidrolizadas: 86% | 24,8 | 499 | NO | Selenio |
Blemil plus 1 AE | 58 Lactosa: 58 | 11,6 60/40 | 25,5 β-Palmitato: 45% | 511 | SÍ | Taurina |
Fórmulas de continuación diseñadas para resolver los problemas digestivos menores del lactante | ||||||
Conformil 2 | 55 Lactosa: 19 Dextrinomaltosa: 16,8 Almidón: 12,7 Maltosa: 3,1 Glucosa: 2,9 Oligosacáridos: 5,1 | 12,2 Seroproteínas parcialmente hidrolizadas | 20,7 β-Palmitato: 45% | 455 | NO | Selenio Taurina |
Almirón Omneo 2 | 54,4 Lactosa: 20,1 Almidón: 12,6 Dextrinomaltosa: 21,3 Oligosacáridos: 5 | 12,1 Seroproteínas parcialmente hidrolizadas | 20,7 1,5 | 452 | NO | Selenio Taurina |
Nidina Confort 2 | 57,9 Lactosa: 43,3 Almidón de patata: 14,6 | 13,4 Seroproteínas parcialmente hidrolizadas | 23,8 | 495 | NO | Taurina, nucleótidos probióticos (Lactobacillus rhamnosus y Bifidobacterium longum) |
Sandoz Confort 2 | 51,2 Lactosa: 27,3 Dextrinomaltosa: 17,3 Sacarosa: 6,6 | 13,6 Hidrolizadas: 73% | 23 | 478 | NO | Selenio |
Blemil plus 2 AE | 52,3 Lactosa: 35,1 Dextrinomaltosa: 17,3 | 14,5 60/40 | 22 β-Palmitato: 45% | 465 | SÍ | Taurina, nucleótidos, prebióticos (FOS) |