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Vol. 7. Núm. 1.
Páginas 50-54 (febrero 2009)
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Evaluación neuropsicológica
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Paloma Méndez
Centro de Estudios Activa Psicología y Formación. Neurológicos Varela de Seijas. Hospital Quirón. Madrid. España.
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Tablas (3)
Tabla 1. Aspectos diferenciales en neuropsicología del desarrollo y del adulto
Tabla 2. Pruebas neuropsicológicas baremadas en población española
Tabla 3. Significado funcional e interpretación neuropsicológica de la Escala de Inteligencia Wechsler para niños (WISC-IV)
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Cuando hablamos de evaluación neuropsicológica infantil nos encontramos necesariamente ante una primera dificultad ineludible: las peculiaridades de la alteración de los sistemas funcionales del cerebro cuando se está formando1. Pese a las diferencias existentes entre el cerebro en desarrollo y el cerebro adulto, no se reconoció la neuropsicología del desarrollo como una disciplina autónoma hasta la década de los años setenta del siglo pasado2-6. Hasta entonces, se extrapolaban los datos obtenidos en la investigación con adultos, a las lesiones y traumatismos de los niños, lo cual era un error (tabla 1).

Tabla 1.

Aspectos diferenciales en neuropsicología del desarrollo y del adulto

Adultos  Niños 
Surge a partir del estudio de lesiones cerebrales graves, con concepción localizacionista  Surge partir de la observación de las consecuencias derivadas de lesiones cerebrales de menor gravedad, de tipo disfuncionales 
El cerebro adulto tiene más consolidada su estructura y sus conexiones  El cerebro del niño se encuentra en un proceso de desarrollo expansivo muy fluido 
Menor plasticidad que hace que el pronóstico sea más desfavorables  En términos generales, el pronóstico que ofrece la lesión cerebral infantil es mejor que en el adulto debido a su mayor plasticidad 
El grado premórbido del adulto con daño cerebral generalmente nos informa mejor de cuál será su evolución  En el niño es mucho más difícil establecer un pronóstico fiable sobre las consecuencias que podrá tener en él una lesión cerebral 
En el adulto las consecuencias del daño en el sistema nervioso suelen tener efectos más locales  Las lesiones cerebrales producidas en la infancia suelen tener efectos más difusos porque el cerebro tiene un funcionamiento más global 
El daño cerebral sobrevenido en un adulto solamente producirá daño o pérdida de las capacidades adquiridas previamente  El daño cerebral grave producido durante los primeros 12 meses de vida puede tener efectos devastadores e irreversibles sobre las funciones cognitivas, perceptivas o motoras, ya que en estos casos no actúan mecanismos de plasticidad compensatoria 

Puntos clave

Pese a las diferencias existentes entre el cerebro en desarrollo y el cerebro adulto, no se reconoció la neuropsicología del desarrollo como una disciplina autónoma hasta la década de los años setenta del siglo pasado.

La evaluación neuropsicológica tiene como objetivo principal identificar las áreas cognitivas alteradas, tanto en niños sanos, como en los que presentan inmadurez o que han tenido algún tipo de daño o disfunción cerebral durante la etapa prenatal, perinatal o posnatal.

A través de la valoración, se hacen inferencias sobre el funcionamiento cerebral. La información se obtiene mediante diversas fuentes, siendo la principal herramienta el uso de baterías neuropsicológicas apropiadas.

Los tests tienen la ventaja de ofrecer un perfil neurospicológico, y detectan los puntos débiles y fuertes de cada niño. Además, es un técnica no invasiva, por lo que puede repetirse las veces que se precise para ver la evolución del paciente.

Es menos perjudicial derivar a un niño al neuropsicólogo que no tiene retraso evolutivo, que retrasar el diagnóstico temprano al pensar que el niño evolucionará de forma normal.

Hoy día, gracias a los esfuerzos de diversas instituciones públicas y privadas, contamos con herramientas eficaces para la evaluación neuropsicológica en niños, que cumplen criterios de fiabilidad y validez adecuados.

En el presente artículo, intentaremos acercarnos a la evaluación neuropsicológica, conociendo sus objetivos, sus principales ámbitos de actuación, y las ventajas y las limitaciones de las baterías neuropsicológicas utilizadas.

Los pediatras son un referente en la promoción y la prevención de la salud en la infancia. Por ello, la sensibilización sobre la importancia de valorar hitos evolutivos en las consultas de pediatría puede conseguir detectar desviaciones mucho antes de lo que ahora se está haciendo.

En ocasiones, el problema surge en determinar si el niño tiene un desarrollo más lento, pero normal, o debe derivarse al servicio de neuropsicología. Quizás en estos casos debemos tener en cuenta que es menos perjudicial derivar a un niño que no tiene retraso, que retrasar el diagnóstico temprano al pensar que el niño evolucionará normalmente.

Menores a los que va dirigida la valoración

La evaluación neuropsicológica tiene como principal objetivo la identificación de las áreas cognitivas alteradas, tanto en niños sanos, como en los que presentan inmadurez o que han tenido algún tipo de daño o disfunción cerebral durante la etapa prenatal, perinatal o posnatal6.

Generalmente, los niños remitidos a evaluación neuropsicológica tienen algún daño cerebral o disfunción neurológica sospechada3,6, como es el caso de los niños de riesgo biológico alto, los accidentes cerebrovasculares, las endocrinopatías y las cromosomopatías.

Se sabe que los niños de riesgo biológico son una población vulnerable a presentar alteraciones neuropsicológicas, por lo que precisan un seguimiento especial. En los últimos años, ha aumentado el número de niños de riesgo debido a un aumento de la supervivencia, lo que hace que el número total de niños con secuelas sea mayor7,8.

En los casos en los que se observe una alteración neurológica a través de pruebas de neuroimagen, como por ejemplo los traumatismos craneoencefálicos (TCE), la leucomalacia periventricular, la epilepsia, enfermedades desmielinizantes o la hidrocefalia, también es conveniente obtener un perfil cognitivo preciso para orientar la intervención.

Algunas alteraciones metabólicas, como el hipotiroidismo, la diabetes mellitus o la fenilcetonuria, producen afecciones neuropsicológicas, por lo que es beneficioso conocer las áreas de dificultad.

En mayor o menor medida, las cromosomopatías también suelen implicar afectación de las funciones cognitivas superiores, por lo que la valoración es un buen instrumento para determinar los déficits.

Además de los casos en los que se observa alteración anatomofisiológica, es conveniente evaluar a niños con problemas de aprendizaje, déficits de atención, problemas en la función ejecutiva o dificultades visoperceptivas.

Baterías neuropsicológicas y tests

A través de la valoración, se hacen inferencias sobre el funcionamiento cerebral. La información se obtiene de diversas fuentes, entre las cuales la principal herramienta es el uso de baterías neuropsicológicas apropiadas4.

A continuación, se exponen las ventajas y los inconvenientes de este tipo de pruebas.

Los tests tienen la ventaja de ofrecer un perfil neuropsicológico, ya que detectan los puntos débiles y fuertes de cada niño. Además, es una técnica no invasiva, por lo que puede repetirse las veces que se precise para ver la evolución del paciente.

Otra ventaja es que son flexibles, y pueden adaptarse a lo que deseamos valorar, como por ejemplo hacer una evaluación exclusivamente de la memoria auditiva. También nos permite valorar aspectos no cognitivos, como son los conductuales, contextuales, emocionales, familiares y sociales, lo que favorece un diagnóstico más preciso.

Pese a las ventajas, no podemos obviar las limitaciones que presentan. Se ha discutido mucho sobre si realmente valoran lo que buscan, y con frecuencia se encuentran escalas que valoran otra aptitud diferente a la que pretenden, por ejemplo, pruebas de comprensión lectora que evalúan memoria.

Otra limitación está asociada a la validez ecológica. Cuando un paciente se somete a una resonancia magnética, el grado de ansiedad no va a influir en la anatomía de su cerebro. Pero si un niño tiene ansiedad de evaluación y le presentamos el test de Stroop, su velocidad de proceso se verá sesgada. En otros casos, la propia enfermedad puede interferir una valoración aptitudinal correcta.

También es importante tener en cuenta la baremación de las pruebas. En niños más pequeños, los baremos van cambiando en función de los meses, lo que facilita una interpretación correcta, pero a partir de los 6 años de edad la mayoría de las pruebas se bareman por años naturales, lo que conlleva un margen de error mayor.

El nivel cultural y educacional del niño influye en los resultados obtenidos, y esto se ha considerado un sesgo durante muchos años, pero no lo es, porque se sabe que el grado de estimulación, tanto en niños, como en adultos, mejora el rendimiento cognitivo.

Áreas fundamentales en la exploración neuropsicológica

Una vez derivado el niño a su consulta, el trabajo del neuropsicólogo consiste en determinar su grado de desarrollo para detectar de forma más exhaustiva las áreas de dificultad. Durante los primeros años (0-4), todas las funciones neuropsicológicas se encuentran integradas en escalas de desarrollo (Bayley, Battelle, etc.), que integran apartados de motricidad, sensopercepción, cognición, comunicación y escalas de comportamiento.

A partir de los 4 años de edad, hay escalas globales que sirven a modo de cribado, pero es conveniente aplicar una batería más amplia de pruebas, y valorar de forma más concreta algunas aptitudes.

Hay muchos tests y baterías para la evaluación neuropsicológica de lactantes, niños y adolescentes. Algunos ofrecen datos globales, como las pruebas de inteligencia, y otros valoran habilidades más específicas, como la función ejecutiva, la memoria o la atención9. En la tabla 2 se exponen algunas de las baterías y escalas más utilizadas en la evaluación neuropsicológica infantil en España, y en la tabla 3 se detallan las características de una de las pruebas de evaluación más utilizadas.

Tabla 2.

Pruebas neuropsicológicas baremadas en población española

Test  Edades de aplicación  Área valorada  Componentes 
Escalas Bayley de desarrollo infantil (BSDI III)  0-30 meses  Desarrollo global  Escala mental cognitiva
Escala motora
Escala de conducta 
Inventario de desarrollo (BATTELLE)  0-8 años  Desarrollo global  Escala personal-social
Escala adaptativa
Motricidad gruesa
Motricidad fina
Comunicación expresiva
Comunicación receptiva
Escala cognitiva 
Inventario de desarrollo comunicativo (MACARTHUR)  8-30 meses  Lenguaje  Gestos prelingüísticos
Vocalizaciones prelingüísticas
Vocabulario
Gramática 
Cuestionario de madurez neuropsicológica infantil (CUMANIN)  3-6 años  Madurez neuropsicológica  Psicomotricidad
Lenguaje
Atención
Estructuración espacial
Visopercepción
Memoria
Estructuración ritmotemporal
Lateralidad 
Escalas McCarthy de aptitudes y psicomotricidad para niños (MSCA)  30 meses a 8,5 años  Desarrollo general y motricidad  Escala verbal
Escala perceptivo-manipulativa
Escala cuantitativa
Escala de memoria
Escala motricidad 
Escala de inteligencia para preescolar y primaria Wechsler (WPPSI)  4-6 años  Inteligencia  Escala verbal
Escala manipulativa
Cociente intelectual 
Test de Illinois de aptitudes psicolingüísticas (ITPA)  3-10 años  Lenguaje   
Pruebas proyectivas  De 4 años en adelante  Aspectos emocionales   
TestA partir de los 6 años 
Edades de aplicación  Área valorada  Componentes 
Escala de inteligencia Wechsler para niños (WISC-IV)  6-16 años  Inteligencia  Escala verbal y manipulativa
Cociente intelectual 
STROOP  A partir 6 años  Función ejecutiva   
Figura compleja de Rey  A partir de 6 años  Habilidades visoperceptivas  Estructuración y memoria visuoespacial 
Test de Memoria (MY)  7-18 años  Memoria  Memoria visual y auditiva 
Test de emparejamiento de figuras conocidas, (MFF-20)  6-12 años  Impulsividad  Impulsividad y eficiencia en las respuestas 
Toulouse-Pieron  A partir de 9 años  Concentración  Atención sostenida 
Escala Magallanes de atención visual (EMAV 1 y 2)  6-18 años  Concentración  Atención sostenida 
Test de Análisis de la lectoescritura (TALE)    Lectoescritura  Lectura
Escritura
Comprensión lectora 
Test autoevaluativo multifactorial de adaptación infantil (TAMAI)  8-18 años  Adaptación  Adaptación personal, social, escolar y familiar 
Ansiedad infantil (AI)  A partir de 10 años  Ansiedad  Ansiedad fisiológica, cognitiva y motora 
Inventario de depresión infantil (CDI)  A partir de 9 años  Depresión  Estado de ánimo 
Cuestionario de autoconcepto de Garley (CAG)  A partir de 8 años  Autoestima  Autoconcepto físico, social, familiar, autoevaluación personal y sensación de control 
Tabla 3.

Significado funcional e interpretación neuropsicológica de la Escala de Inteligencia Wechsler para niños (WISC-IV)

Escalas  Significado funcional  Interpretación neuropsicológica 
Información  Memoria semántica
Amplitud de vocabulario
Inteligencia cristalizada 
Hemisferio izquierdo
Área de Broca
Área de Wernicke 
Comprensión  Inteligencia social
Inteligencia emocional 
Área prefrontal (orbitofrontal)
Sistema límbico 
Aritmética  Memoria a corto plazo
Rapidez para el cálculo
Memoria de trabajo 
Áreas 39 y 40 del lóbulo parietal
Área prefrontal 
Semejanzas  Capacidad de abstracción
Capacidad para formar nuevos conceptos 
Área prefrontal (especialmente dorsolateral) 
Vocabulario  Fluidez verbal
Memoria verbal
Memoria semántica 
Área de broca
Fascículo arqueado
Área de Wernicke 
Dígitos  Memoria inmediata
Memoria a corto plazo
Atención sostenida
Memoria de trabajo 
Formación reticular
Lóbulo parietal 
Cubos  Estructuración espacial
Visopercepción
Praxias constructivas 
Áreas de asociación parieto-occipitales
Hemisferio derecho 
Figuras incompletas  Atención sostenida
Resistencia a la distracción
Flexibilidad mental 
Formación reticular ascendente 
Claves  Capacidad de aprendizaje perceptivo-motor
Memoria de trabajo
Coordinación perceptivo-motora 
Lóbulo frontal (área promotora y área motora suplementaria)
Corteza parieto-occipital
Control cerebeloso 
Matrices  Inteligencia general
Clasificación
Razonamiento lógico
Razonamiento serial
Procesamiento información visual 
Área prefornal
Área asociación parieto-occipital
Hemisferio derecho 
Búsqueda de símbolos  Velocidad de procesamiento
Percepción visual
Coordinación visomanual
Memoria a corto plazo
Capacidad de aprendizaje flexibilidad cognitiva 
Parietal derecho
Área motora primaria.
Grado de mielinización
Corteza prefrontal 
Letras y números  Formación de secuencias
Memoria auditiva a corto plazo
Atención
Velocidad de procesamiento 
Formación reticular
Lóbulo parietal
Lóbulo frontal 
Conceptos  Razonamiento abstracto y formación de categorías
Abstracción con y sin respuesta verbal 
Área prefrontal (especialmente dorsolateral) 
Animales  Concentración
Memoria
Razonamiento numérico
Alerta y memoria de trabajo 
Parietal
Formación reticular
Área prefrontal 
Adivinanzas  Razonamiento general
Abstracción verbal
Integración de la información
Flexibilidad cognitiva 
Hemisferio izquierdo
Corteza prefrontal 

Debido a la diversidad de pruebas, resulta conveniente acotar y dirigir la valoración hacia áreas de interés específicas. El conocimiento actual sobre algunos trastornos nos permite orientar mejor la evaluación. Por ejemplo, se sabe que la leucomalacia periventricular comparte características con el trastorno de aprendizaje no verbal10; que los niños celíacos tienden a presentar dificultades atencionales y en función ejecutiva; o que los menores con trastorno por déficit de atención e hiperactividad tienen afectada la función ejecutiva, dificultades de aprendizaje, problemas visoperceptivos y problemas de conducta y emocionales11.

A continuación, se detallan las áreas fundamentales de la exploración neuropsicológica.

Anamnesis

Los datos de la anamnesis adquieren un valor esencial en el proceso diagnóstico, ya que aportan información complementaria muy útil para orientar la valoración. Generalmente, todos estos datos se exploran en una entrevista abierta.

Entre la información recogida, conviene incluir el desarrollo neuromotriz, las enfermedades presentadas, la exploración neurovegetativa, la escolaridad, la conducta y los antecedentes familiares. También resulta importante conocer el grado premórbido del niño, especialmente cuando se ha producido daño en el sistema nervioso (TCE, infecciones, tumores, etc.).

Funciones cognitivas

Después de recoger los datos de la anamnesis, es necesario conocer el potencial cognitivo del niño, determinado por su cociente de desarrollo o intelectual. Asimismo, también se debe incluir la exploración de funciones mentales, como la memoria, la atención, el razonamiento, el cálculo y la función ejecutiva.

Funciones sensoperceptivas

Otra área fundamental a valorar son las funciones sensoperceptivas. Se debe incluir la valoración de funciones sensoriales identificando posibles manifestaciones agnósicas que interfieran la capacidad de aprendizaje. También se precisa detectar dificultades en la integración visoperceptiva, ya que pueden estar en la etiología de problemas como la dislexia superficial.

Funciones motoras

La valoración de las funciones motoras debe incluir la motricidad gruesa y fina, la ejecución de praxias, el tono muscular, la fluidez motora y el equilibrio6. También se debe evaluar la existencia de posibles signos neurológicos menores que afecten a la actividad motora, como la asimetría de reflejos, los temblores, las sincinesias, el nistagmo y los tics.

Lenguaje y lateralidad

Las pruebas de fluidez fonológica y semántica nos aportan un índice aproximado del grado de madurez lingüística. Cuando el niño tenga adquirida la lectoescritura, es recomendable aplicar pruebas específicas que determinen la calidad de estas aptitudes.

Aunque suele olvidarse, la lateralidad tiene gran importancia, ya que en muchos casos en los que ha habido lesión cerebral hay una mala lateralización, debido a la escasa diferenciación hemisférica, lo que afecta al aprendizaje del niño, la visopercepción y la lectoescritura, entre otras habilidades.

Exploración afectivocomportamental

Hay 2 motivos fundamentales por los que se estima conveniente la exploración de las emociones y la conducta en niños con sospecha de daño neurológico.

  • 1.

    Muchas lesiones neurológicas (sobre todo en lóbulos frontotemporales) afectan a la capacidad de inhibición de conducta, con lo que se generan respuestas impulsivas y agresivas, y déficit en la regulación emocional.

  • 2.

    Algunos niños sin daño cerebral muestran problemas de conducta y emocionales que interfieren y sesgan sus capacidades cognitivas.

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