He leído con detenimiento el artículo de Calvín Álvarez P, et al.1 y, ante todo, debo felicitar a sus autores. El tema en cuestión es algo tan actual que todos, creo no equivocarme si afirmo que «todos» y no «la mayoría», de los que nos dedicamos a tratar esta enfermedad, nos hemos planteado. Ello es así pues está claro que, en la época que nos ha tocado vivir, si hay algo que nos preocupa, es el coste que generamos con nuestra actividad. Por otro lado, el artículo está realizado con rigor metodológico y sus conclusiones son claras, sobre todo y, en mi opinión como ahora me explicaré, al referirse a «su medio».
Un tema de sumo interés a la hora de analizar el coste real de los procedimientos, es la falta de homogeneidad de los hospitales a la hora de atribuir un valor a los servicios prestados. Como bien dicen los autores, los diferentes modelos económicos pueden justificar los distintos resultados de los estudios, sin embargo, es sorprendente que, dentro de un mismo sistema sanitario, existan diferencias importantes en los costes atribuidos al mismo acto. Nosotros lo comprobamos en la Comunidad Autónoma Andaluza, al analizar los datos de una revisión de costes efectuada en seis hospitales, donde comparamos 10 casos consecutivos de AAA tratados vía endovascular frente a otros 10 tratados de forma abierta2. En ella nos encontramos que el valor atribuido a un día de estancia en planta osciló desde 480 a 840€, la estancia en UCI/URP desde 1.297 a 2.400€ y la hora de quirófano desde 240 a 2.044€. Al comparar estas cifras con las expuestas en el artículo comentado, sorprende el coste de un día de estancia hospitalaria en el Hospital de Cabueñes en Gijón (133,65€ expuesto en el artículo), frente a los obtenidos en los hospitales de Andalucía (entre 480-840€ en los 6 hospitales, media de 630€); la hora de quirófano, si sumamos la de anestesia (493,8€ en el artículo, frente a la media en Andalucía que es de 1.095€); o la estancia en UCI (de 1.163,46€ en Gijón, frente a la media andaluza de 1.659€).
Con estas diferencias, está claro que las comparaciones «interhospitalarias» carecen de sentido. Si hay una cosa que tenemos claro y que no es tan variable entre hospitales, es el coste de las prótesis y del material utilizado, sin embargo, el valor del tiempo quirúrgico y de las estancias hospitalarias de cada procedimiento resultan igualmente importantes y, por tanto y, mientras no se consigan datos homogéneos, la utilidad de este tipo de análisis solo puede ser interna, es decir, para cuantificar los costes en «cada medio», en función de la atribución de gastos que se efectúa en cada centro. A ello se suma la influencia que la actuación de cada equipo, en el manejo del paciente, tiene en los costes, es decir, diferentes actuaciones en cuanto a estancia del paciente en Medicina Intensiva (UCI)/URP o REA, planta, hábitos quirúrgicos, protocolos de seguimiento…
A título informativo, pues no es el objeto de esta carta y, además, está completamente condicionado por la diferencias en las cifras comentadas, decir que, en nuestro registro, obtuvimos datos que van desde una diferencia por paciente a favor del tratamiento endovascular (EVAR) en 3 hospitales (1.923€, 1.590€ y 700€), hasta una diferencia de costes a favor de la cirugía abierta en otros 3 (3.930€, 2.101€ y 614€). Es decir, en solo 2 de los 6 hospitales andaluces, los datos obtenidos se aproximan a los del Hospital de Cabueñes, donde la diferencia media a favor de la cirugía abierta es de 2.849,6€ (excluyendo los costes de reintervenciones y pruebas diagnósticas, las cuales no consideramos en nuestro estudio andaluz).
Para terminar, quiero resaltar que, como también se refieren los autores del artículo, en la mayoría de las ocasiones nos encontramos con el hecho de que muchos pacientes de los tratados mediante EVAR no serían candidatos a cirugía abierta, lo cual entraría ya en el concepto de que con esta técnica conseguimos auténtica «ganancia de salud»3, lo cual resta valor a la mera comparación económica.