Quiero dejar constancia del cambio paulatino que vengo observando acerca de los contenidos de nuestra revista Angiología.
Sin querer entra a valorar la calidad de los mismos, que por lo menos deben ser iguales o superiores a los anteriores, por seguir los mismos criterios de revisión por pares, es una realidad constatable que la cantidad es sensiblemente superior.
De seguir por este camino y parece ser que las noticias de la redacción sobre este aspecto son muy alentadoras, se habrá roto la especie de maleficio que pesaba sobre la revista, y que la hacía existir viviendo en un bucle melancólico: no llegaban contenidos en cantidad suficiente para poder optar con garantías al examen de máxima indexación, y por no estar indexada, la llegada de los mismos se veía penalizada, porque los autores preferían remitir a otras publicaciones de mayor impacto sus producciones.
Pero que nadie se piense que la mayor llegada de trabajos a la redacción ha venido caído del cielo, como si a este nuevo equipo directivo le hubiese tocado la lotería del cambio de ciclo. En mi opinión, con ser importante la continuidad en el empeño de los equipos anteriores, lo más relevante del proceso es el entusiasmo creativo del actual equipo directivo.
Creo que el secreto del éxito que ahora estamos viviendo, con una mejora espectacular en el índice de contenidos: artículos originales, especiales, de revisión y cartas científicas, además de otras notas, se debe a 3 factores ligados al ADN del director: trabajo, trabajo y trabajo.
De seguir por este camino y todo parece indicar que en los almacenes de la revista ya están en lista de espera, trabajos suficientes para poder editar, con los contenidos actuales, todos los números del año 2015; imagino que pronto se darán las condiciones de poder presentarnos de nuevo al examen de indexación, al menos con las garantías de saber, que esta vez sí, cumplimos los requisitos mínimos para poder aprobar.
El resultado de dicho examen como no puede ser de otra manera será incierto, por la calidad de otros aspirantes, que no hará sino elevar el listón de selección, pero por lo menos lo haremos con la convicción de habernos preparado cuidadosamente y con la exhibición de la mejora de nuestros contenidos, que nunca desde hace tantos y tantos años es tan completo.
Quiero terminar felicitando, ahora que todavía el resultado está lejos, a quienes han contribuido y contribuyen al reto de indexar la revista, en primer lugar a los sufridos escribientes históricos, y por supuesto a los nuevos, con la esperanza de que pronto al viejo cuento de la lechera le salgan las cuentas, la leche llegue en su cántaro sin derramarse al mercado del examen y poder disfrutar todos viendo que los sueños a veces se convierten en realidad, gracias a la colaboración de conjunto, catalizada por el entusiasmo de algunos.
Mucho ánimo y un cordial saludo.