Como expresidente del comité local organizador del 55.° Congreso Nacional de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV), celebrado los días 18 a 20 de junio en Valencia, y responsable de la organización de la mesa redonda ‘Hacia un nuevo modelo sanitario: el hospital del siglo xxi’, me gustaría hacer algunas consideraciones al hilo de los comentarios realizados por el Dr. José María Capdevila en su artículo ‘Reflexiones sobre un debate fuera de contexto’ (Angiología 2009; 61: 107-18).
En efecto, tal y como manifiesta en su artículo de opinión, el Dr. Capdevila mostró inicialmente su reticencia a moderar una mesa en la que tanto ponentes como temática ya estaban establecidas, reiterando su opinión de que centrar el tema sobre la enseñanza de la especialidad sería más acertado. Por tanto, debo asumir la responsabilidad por el resultado final y la diferencia de opiniones que pueda haber merecido. Sin embargo, considero que el objetivo inicial de introducir un debate de candente actualidad, alejado en efecto de las presentaciones habituales en ‘…en un congreso históricamente alejado de esta temática’ y que tantas repercusiones tendrá para nosotros en el futuro, ha quedado plenamente cumplido.
Debo expresar que la intención al organizar esta mesa respondía a una triple finalidad. En primer lugar, facilitar una reunión de profesionales prestigiosos (cirujanos vasculares y un experto en gestión hospitalaria) que con una amplia perspectiva de la especialidad en España, tanto desde dentro como desde fuera del país, a la vez que buenos conocedores de sus respectivos modelos sanitarios, pudieran ofrecer su opinión sobre las nuevas reglas de juego que regularán el flujo de pacientes, la relación entre especialistas y la jerarquía de los hospitales del presente siglo.
En segundo lugar, proporcionar a las nuevas promociones la oportunidad de apreciar de nuevo, o por primera vez, el carisma, claridad de ideas y brillantez de exposición de las personas seleccionadas para este debate.
Finalmente, pretendía ser una pequeña muestra de reconocimiento a sus respectivas trayectorias y espíritu de colaboración permanente con numerosos centros de la SEACV, tanto por su participación en reuniones científicas como por su inestimable ayuda en la formación de nuestros residentes.
Por otra parte, la introducción de temáticas alternativas fue una sugerencia del comité local organizador, aun a riesgo de que su oportunidad pudiera resultar discutible en algunos aspectos. La cadencia excesiva de reuniones, que supera con creces la de novedades clínicas y tecnológicas, hace que el carácter repetitivo de las sesiones científicas haya provocado una cierta desidia, como queda de manifiesto por la baja asistencia a las salas en relación con el número de inscritos en los congresos nacionales de la especialidad. La diversificación de la oferta, así como otras medidas políticas y organizativas, debería ser una prioridad de la SEACV con la finalidad de incentivar el interés de este congreso.
En efecto, es una pena que ‘…la amplitud de los temas, que obligó a exposiciones muy concretas de los panelistas, superando largamente el tiempo asignado…’ impidiera un debate más centrado en el objetivo principal de esta mesa: la redefinición del hospital en distintos modelos sanitarios y sus previsibles repercusiones en nuestra práctica clínica.
Nuestra especialidad ha ido definiendo su campo y límites frente a otras disciplinas como la Cirugía General, Cardiovascular y, más recientemente, frente a los intereses de la Radiología y la Cardiología Intervencionistas. Sin embargo, la pugna actual no se dirime en foros institucionales, sino dentro de los hospitales. La redefinición del paradigma de hospital del siglo xxi, con modelos diferentes y escasamente definidos, como pudo apreciarse en las distintas exposiciones, no puede quedar ajena a nuestra perspectiva.
Es cierto que la planificación en la formación de nuevos especialistas constituye una de las preocupaciones principales y objeto de revisión periódica en estas reuniones. Pero difícilmente podremos hablar de modelos de for mación (¿cuántos?, ¿cómo?, ¿hacia dónde?) sin conocer a fondo el diseño del hospital en el que nos moveremos en el futuro e implicarnos en los nuevos modelos de gestión en los que, de forma voluntaria o no, vamos a vernos inmersos.
Sin embargo, debo reconocer que, aunque inicialmente soslayada, una de las partes más interesantes del debate fue la visión entre humanismo y tecnicismo ofrecida por los Dres. Barral y Berguer, respectivamente, como pilares que deberían inspirar la esencia de la formación de nuestros colegas más jóvenes –y no tan jóvenes–, a veces más interesados en los beneficios de la medicina estética que en los rigores de la cirugía académica.
Las pinceladas ofrecidas en el debate ‘Hacia un nuevo modelo sanitario: el hospital del siglo xxi’ no permiten –ni pretendían– proporcionar una perspectiva completa del complejo panorama actual de la política sanitaria y sus previsibles repercusiones en la vertebración de las distintas especialidades. No obstante, conceptos todavía confusos para muchos, como el de centros multidisciplinarios, la gestión por procesos o las tentativas de privatizar y descentralizar la gestión, no pueden sernos ajenos y, sin duda, serán objeto de nuevos foros de debate en las reuniones de las sociedades científicas, so pena de ser nosotros mismos los que quedemos fuera de contexto.