El Staphylococcus aureus (S. aureus) es un germen versátil asociado a infecciones tanto nosocomiales como comunitarias, que varían desde procesos menores hasta trastornos generalizados que pueden ser letales. En algunas ocasiones se ha relacionado este patógeno con la formación de seudoaneurismas tras traumatismos, cirugía o canalización arterial1,2.
Presentamos el caso de un paciente varón de 67 años de edad, sin antecedentes de interés, que ingresa en el servicio de neurología de nuestro hospital por cuadro de disartria y hemiparesia derecha. Se realiza TAC craneal en el que se evidencia hematoma intraparenquimatoso izquierdo. Durante su ingreso, el paciente presenta cuadro de deterioro del nivel de conciencia y agitación psicomotriz por lo que se traslada a la UCI, donde se canaliza la arteria radial para monitorización. A los 7 días de su ingreso en la UCI presenta un síndrome febril, observándose datos de infección local a nivel de entrada del catéter arterial. Se procede a la retirada del mismo, con toma previa de muestras para hemocultivos y observándose salida de material purulento. Se inicia antibioterapia empírica con vancomicina (1g/12h), decidiéndose actitud conservadora tras realizar eco-Doppler, donde se evidencia permeabilidad arterial sin alteraciones morfológicas. Ante el crecimiento de S. aureus sensible a meticilina en los hemocultivos, se modifica la pauta de antibióticos iniciando tratamiento con cloxacilina (2g/4h). A pesar de dicho tratamiento, la evolución no fue satisfactoria, apreciándose aparición de bultoma con signos inflamatorios a dicho nivel, con reaparición de la fiebre, por lo que se realiza nuevo eco-Doppler donde se observa la presencia de seudoaneurisma dependiente de la arteria radial. Se decide realizar una arteriografía que confirma la lesión junto a oclusión corta de la misma (fig. 1). Se interviene al paciente de forma preferente realizándose resección del seudoaneurisma y bypass término-terminal con vena cefálica invertida (fig. 2) debido a la existencia de una arteria cubital filiforme sin arco palmar según la arteriografía. El estudio anatomopatológico de la sección arterial resecada fue compatible con seudoaneurisma, y los cultivos de las muestras de pared arterial y material trombótico resultaron positivos para S. aureus sensible a meticilina. El postoperatorio cursó sin incidencias, manteniéndose 4 semanas más el tratamiento antibiótico con cloxacilina. En el control poshospitalización al mes, los hemocultivos fueron negativos, apreciándose herida quirúrgica consolidada sin datos de infección y pulso radial palpable.
La cateterización de la arteria radial es una técnica útil y sencilla que se utiliza frecuentemente para la monitorización de pacientes críticos2. Es segura pero invasiva, por lo que en ocasiones pueden surgir complicaciones que varían desde trombosis, hemorragia, isquemia, fístula arteriovenosa y formación de seudoaneurismas1,3. Entre ellos destacamos los seudoaneurismas micóticos, con una incidencia estimada en torno al 0,05%4. La presencia de este tipo de complicación se asocia a algunos factores de riesgo como edad avanzada, punciones repetidas, persistencia del catéter durante largos periodos de tiempo, estancia prolongada en el hospital y la colonización por S. aureus3–5. Muchos autores destacan la capacidad de S. aureus para colonizar dispositivos intravasculares y acceder a la circulación produciendo bacteriemias e incluso sepsis, además de la destrucción de paredes arteriales gracias a la liberación de exoenzimas como la hialuronidasa6. Las manifestaciones clínicas más frecuentes de los seudoaneurismas micóticos de la arteria radial son el dolor y la presencia de tumoración pulsátil con signos inflamatorios junto a síntomas sistémicos de infección7. Además, muchos autores coinciden en que la persistencia de fiebre o signos sugestivos de bacteriemia 48h tras la retirada del catéter e instauración del tratamiento antibiótico, debe hacer sospechar esta patología6,8, como en el caso que nosotros presentamos. El diagnóstico se realiza por datos clínicos y la realización de eco-Doppler4, pudiendo completar el mismo mediante otras técnicas de imagen. Para su tratamiento se recomienda la combinación de antibioterapia endovenosa y cirugía precoz, siendo indispensable la resección de la masa seudoaneurismática sobreinfectada. El manejo expectante puede incrementar el riesgo de rotura y embolización4,8.
Aunque la prevención definitiva de esta complicación es imposible, se puede reducir el riesgo de colonización por S. aureus y evitar así el desarrollo de infecciones relacionadas con el catéter arterial. Para ello es necesario realizar una técnica apropiada con la asepsia adecuada. Las guías de control para minimización de infecciones por catéter recomiendan reemplazar los sistemas de perfusión cada 48h, cambiar los fluidos de infusión cada 24h y retirar el catéter cada 4 días (en caso de que sea obligatorio mantenerlo durante tiempos prolongados).
Debido al uso cada vez más extendido de la canalización arterial y al incremento de la incidencia de colonización por S. aureus, debemos prestar una especial atención a la persistencia de datos de infección local a nivel del catéter, y sospechar la posible aparición de un seudoaneurisma a ese nivel, para lograr el diagnóstico y tratamiento precoz, evitando así posibles complicaciones.
Responsabilidades éticasProtección de personas y animalesLos autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datosLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informadoLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.