El presente estudio investiga la influencia de cada una de las dimensiones de la inteligencia emocional percibida (IEP) sobre las estrategias de afrontamiento ante situaciones de estrés cotidiano.
Material y métodosLa muestra estuvo formada por 50 personas entre 18 y 25 años. La inteligencia emocional se evaluó a través de la escala TMMS-24 que contiene 3 dimensiones: atención emocional, claridad emocional y reparación emocional. Se realizó una evaluación ecológica momentánea durante 4 días en la que se registraron los estresores diarios con el DISE, el estado afectivo con el PANAS y el afrontamiento del estrés cotidiano mediante la escala MoCope. Se evaluaron 4 tipos de afrontamiento: afrontamiento centrado en el problema, búsqueda de apoyo social, aceptación de las emociones y rechazo. El diseño fue cuasiexperimental con medidas repetidas y los datos se analizaron mediante regresiones múltiples.
ResultadosLos resultados mostraron que: a) las personas con alta claridad emocional usaron más el afrontamiento centrado en el problema, la aceptación de las emociones y menos el rechazo, b) las personas con alta reparación emocional usaron más el afrontamiento centrado en el problema, la búsqueda de apoyo social y menos el rechazo; y c) las personas con alta atención emocional usaron más la aceptación de emociones y la búsqueda de apoyo social.
ConclusionesEstos resultados apoyan la hipótesis de que la inteligencia emocional favorece el bienestar emocional al promover el afrontamiento adaptativo frente al estrés cotidiano.
The purpose of the present study is to investigate the influence of each perceived emotional intelligence dimension on coping strategies in the face of daily stress.
Material and methodsThe sample was comprised of 50 people aged 18 to 25 years. PEI was assessed through the TMMS-24 that evaluates three dimensions: emotional attention, emotional clarity and emotional repair. A momentary ecological assessment was carried out in which the daily stressors were recorded with the DISE; the affective state with the PANAS; and the coping with the daily stress using the MoCope scale. The assessment lasted four days. Four types of coping were evaluated: Problem-focused coping, seeking social support, acceptance of emotions, and rejection. The design was quasi-experimental with repeated measures. The data were analysed by multiple regressions.
ResultsThe results showed that: a) People with high emotional attention used more acceptance of emotions and seeking social support; b) people with high emotional clarity used more problem-focused coping and acceptance of emotions but less rejection; and c) people with high emotional repair used more problem-focused coping and seeking social support but less rejection.
ConclusionsThese results support the hypothesis that PEI strengthens emotional well-being because it promotes adaptive coping ability of daily stress.
Los estresores cotidianos consisten en una sucesión de desafíos de la vida diaria, como las preocupaciones por el trabajo, el cuidado de otras personas, los desplazamientos al trabajo y, en general, todos aquellos sucesos inesperados que perturban el día a día (Almeida, 2005). El estrés cotidiano está significativamente asociado con estados de ánimo negativos y una mala salud física (Almeida, Wethington y Kessler, 2002; Charles, Piazza, Mogle, Sliwinski y Almeida, 2013). Sin embargo, los efectos negativos del estrés están modulados por el afrontamiento: un afrontamiento inadecuado en una situación de estrés agudo puede llevar a un estrés crónico y constituir un riesgo para la salud; y un afrontamiento adaptativo facilita la recuperación ante las situaciones de estrés (Fernández-Castro, 2009; Taylor y Stanton, 2007). Una de las claves para afrontar adecuadamente el estrés cotidiano se encuentra en una buena gestión emocional, que depende del grado de inteligencia emocional (IE). Se ha afirmado que la IE facilita la elección de estilos de afrontamiento adaptativos ante situaciones de estrés cotidiano, disminuyendo así las reacciones emocionales disfuncionales (Mayer y Salovey, 1997; McCann, Fogarty, Zeidner y Roberts, 2011; Extremera y Fernández-Berrocal, 2006; Limonero, Tomás-Sábado, Fernández-Castro, Gómez-Romero y Aradilla-Herrero, 2012). Por ello, este estudio se plantea analizar más en detalle la influencia de la IE en el afrontamiento del estrés cotidiano.
Afrontamiento del estrésSegún el modelo transaccional, el afrontamiento del estrés consiste en «aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como desbordantes de los recursos del individuo» (Lazarus y Folkman, 1986, p. 164). Según este enfoque, el afrontamiento se plantea como un proceso centrado en el manejo de las demandas. Por lo tanto, el afrontamiento se puede ver como una estrategia dirigida a restablecer la adaptación al entorno ante un hecho que la ha alterado. Aunque afrontar un problema es un hecho único que no se repite 2 veces de la misma manera, se han agrupado y clasificado las estrategias de afrontamiento para poder estudiar cuáles son las más eficaces y qué funciones desempeñan. Se han identificado como afrontamientos potencialmente adaptativos el centrado en la solución del problema, el afrontamiento centrado en las emociones (que incluye la aceptación y la reinterpretación), y el basado en la búsqueda de apoyo social, mientras que el rechazo (que engloba evitación y negación) es considerado, en principio, como desadaptativo (Carver, Scheier y Weintraub, 1989; Fernández-Castro, 2009; Taylor y Stanton, 2007). Aunque, de hecho, parece que lo importante no es tanto qué estrategia se usa en un momento dado, sino poseer un amplio repertorio de estrategias de afrontamiento para poder usarlas flexiblemente en función de las circunstancias; por tanto, no se distinguen estrategias adecuadas o inadecuadas sino que esta adecuación se debe valorar individualmente en función de que se consiga o no el objetivo que se propone la persona (Skinner y Zimmer-Gembeck, 2007).
Inteligencia emocionalLa IE se ha concebido como una habilidad para percibir, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional (Mayer y Salovey, 1997). Asimismo, permite usar esta información emocional para guiar las acciones y el pensamiento. La IE se ha mostrado como un predictor significativo de la calidad de vida, la salud mental y el ajuste psicológico (Augusto-Landa, López-Zafra y Pulido-Martos, 2011; Extremera y Fernández-Berrocal, 2006; Limonero, Tomás-Sábado, Fernández-Castro y Gómez-Benito, 2004).
Para Mayer y Salovey (1997), en su primera aproximación al constructo, la IE comprende 3 procesos: atención, claridad y reparación de las emociones. La atención emocional hace referencia a la capacidad para valorar y reconocer las emociones y sentimientos; la claridad emocional se refiere a la facultad para interpretar y comprender las emociones; y la reparación emocional hace referencia a la capacidad para regular los estados emocionales reduciendo los negativos y ampliando los positivos. A este respecto, algunos investigadores han analizado el impacto global de la IE sobre el bienestar (p. ej., Palmer, Donaldson y Stough, 2002; Schutte y Malouff, 2011) o el estrés (Limonero et al., 2004), mientras que otros se han centrado en la validez predictiva de las diferentes dimensiones de la IE (Extremera y Fernández-Berrocal, 2006). De entre los diferentes componentes de la IE, la regulación emocional se ha mostrado como la dimensión más significativa de la IE, en cuanto a que favorece el bienestar (Lengua, 2002; Extremera y Fernández-Berrocal, 2006, Limonero et al., 2012), mientras que la atención emocional está relacionada, en algunas ocasiones, con un exceso de reacción a las emociones negativas (Yiend, 2010).
En general, las personas con más IE percibida (IEP) tienden a afrontar el estrés de manera más activa y menos evitativa (Martínez, Piqueras e Inglés, 2011; Augusto-Landa et al., 2011). Sin embargo, los estudios publicados son principalmente transversales y de tipo correlacional, y en ellos se relaciona la IEP con cuestionarios que evalúan la tendencia general a afrontar de una manera u otra, pero no con el afrontamiento realizado en un momento concreto. Además, se sabe poco sobre cómo influye la IE en los diversos estilos del afrontamiento centrado en el problema y la evitación, como son la aceptación de las emociones o la búsqueda de apoyo social. Finalmente, hay que tener en cuenta que el uso de las diferentes estrategias de afrontamiento evoluciona y cambia con la edad, y no es hasta el final de la juventud cuando aparece y se consolida el afrontamiento activo (Diehl, Coyle y Labouvie-Vief, 1996; Skinner y Zimmer-Gembeck, 2007).
Por todo ello, el objetivo del presente trabajo fue estudiar, en una muestra de adultos jóvenes, y mediante la evaluación ecológica momentánea, la influencia diferencial de las diferentes dimensiones de la IEP (atención, claridad y reparación emocionales) en el uso de diversas estrategias de afrontamiento ante situaciones de estrés cotidiano (centrado en el problema, centrado en las emociones, búsqueda de apoyo social y rechazo). La evaluación ecológica momentánea (Schiffman, Stone y Hufford, 2008) permite hacer una evaluación del comportamiento en tiempo real, no retrospectiva, reduciendo así el sesgo de memoria, y capturando la conducta de un modo dinámico, en entornos del mundo real, y en el momento en que se produce. Con este planteamiento se pretende estudiar el afrontamiento realizado en momentos concretos y no como tendencias generales. La elección de la muestra de jóvenes parte de la base de que, dado que el afrontamiento evoluciona con la edad, la influencia de la IEP también puede variar y es recomendable analizar una muestra homogénea de una edad significativa para el planteamiento del estudio. Así pues, ante la necesidad de ahondar en el conocimiento sobre las implicaciones que cada uno de los estilos de afrontamiento tiene sobre las dimensiones de la IEP se ha considerado que la reparación emocional, dada su esencia proactiva, debería relacionarse con las estrategias más activas y relacionadas con el problema; la claridad, dado que se refiere a la comprensión de las emociones pero no tanto a acciones, podría fomentar el afrontamiento centrado en las emociones y la búsqueda de apoyo social, especialmente el emocional. Finalmente, la atención emocional, dado que puede fomentar la sobre reacción ante situaciones negativas, podría estar relacionada con el rechazo. En consecuencia, se formularon las siguientes hipótesis:
- 1.
Las personas con reparación emocional alta tenderán a usar más el afrontamiento centrado en el problema y menos el rechazo.
- 2.
Las personas con claridad emocional alta tenderán a usar más la búsqueda de apoyo social y de aceptación de las emociones y en menor medida el rechazo.
- 3.
Las personas con atención emocional alta tenderán a usar más el rechazo y menos el afrontamiento centrado en el problema, aceptación de emociones y búsqueda de apoyo social.
La muestra estuvo formada por 50 personas, 22 hombres (44%) y 28 mujeres (56%). La edad media fue de 22.24 años (DE=1.93). Los criterios de inclusión fueron que los participantes tuvieran entre 18 y 25 años y que quisieran participar voluntariamente. Los participantes fueron reclutados a través de la información difundida a través de redes sociales. Se preservó el anonimato de las respuestas y se solicitó el consentimiento informado de los participantes.
InstrumentosInteligencia emocional percibidaSe utilizó la versión española y reducida de la Trait Meta-Mood Scale (TMMS-24) de Fernández Berrocal, Extremera y Ramos, 2004. La escala incluye 3 dimensiones con 8 ítems cada una: atención emocional que se refiere a la capacidad para valorar y reconocer las emociones (p. ej.: «Pienso en mi estado de ánimo constantemente»), claridad emocional que representa la comprensión de las emociones (p. ej.: «Puedo llegar a comprender mis sentimientos») y reparación emocional que mide la regulación emocional (p. ej.: «Cuando estoy enfadado, intento cambiar mi estado de ánimo»). Los ítems se evaluaron con una escala Likert de 5 puntos, siendo 1 nada de acuerdo y 5 totalmente de acuerdo. La fiabilidad obtenida para cada componente fue: .90 (atención); .90 (claridad), .86 (reparación).
Estresores cotidianosSe utilizó el Daily Inventory of Stressful Events (DISE; Almeida et al., 2002) que pregunta si se ha sufrido algún hecho estresante durante las últimas 24h, dando 8 opciones de respuesta: (1) «No he vivido ningún hecho estresante hoy», (2) «He tenido una discusión o desacuerdo con alguien», (3) «He tenido ganas de protestar por algo que me ha sucedido, pero he decidido dejarlo pasar con el fin de evitar un malentendido», (4) «Me ha pasado algo en el trabajo o con los estudios que la mayoría de gente consideraría estresante (y no de lo que ya se ha mencionada anteriormente)», (5) «Me he sentido discriminado por mi aspecto físico, edad, género, etc.», (6) « Me ha pasado algo en casa que la mayoría de la gente consideraría estresante (y no es de lo que ya se ha mencionado anteriormente)», (7) «Le ha pasado algo a un amigo cercano o familiar que me ha afectado», (8) «Me ha sucedido algo que no se ve reflejado en las preguntas anteriores». Si se marcaba «No he vivido ningún hecho estresante hoy» se daba por finalizado el cuestionario. En cualquier otro caso, se preguntaba en qué grado le había afectado, con 4 opciones de respuesta tipo Likert: nada, un poco, bastante y mucho. En caso de marcar «Me ha sucedido algo que no se ve reflejado en las preguntas anteriores», se preguntaba, además: «¿En qué ámbito ha sucedido? Finanzas, salud, asuntos legales, accidentes, u otros».
AfrontamientoEl afrontamiento del estrés cotidiano fue evaluado a través del cuestionario de afrontamiento MoCope para el uso en evaluación ecológica momentánea (Rovira et al., 2016) basado en el COPE (Carver et al., 1989). El cuestionario contiene 4 tipos de afrontamiento y está formado por 10 ítems:
- -
Afrontamiento centrado en el problema (engloba un afrontamiento activo y planificación) evaluado a través de los ítems: «He realizado alguna acción directa dirigida a la solución» (1), «He intentado dar con alguna estrategia sobre qué hacer» (2).
- -
Búsqueda de apoyo social (apoyo instrumental y emocional), evaluado a través de los ítems: «He intentado conseguir consejo o ayuda de alguien sobre qué hacer» (3), «He hablado con alguien sobre cómo me siento» (4).
- -
Aceptación de las emociones (aceptación, reinterpretación y distracción), evaluado a través de los ítems: «He aceptado que hay cosas que pasan y que no se pueden cambiar» (5), «He intentado buscar algo bueno en lo que estaba sucediendo» (6), «He buscado una forma de relajarme o desconectar» (7).
- -
Rechazo (negación, desahogo y autocrítica), evaluado a través de los ítems: «He actuado como si las cosas no fueran conmigo» (8), «He descargado mi malestar sobre otras personas al sentirme triste o enfadado» (9), «Me he criticado por cosas que han pasado, o me he culpado de ello» (10).
Las respuestas son en formato Likert de 1 a 5, siendo 1 Nada de acuerdo y 5 Totalmente de acuerdo.
Estado AfectivoSe utilizó la versión española de la escala PANAS (López-Gómez, Hervás y Vázquez, 2015). Esta escala contiene 20 ítems y con una escala de respuesta en formato Likert, siendo 0 Nada o muy ligeramente y 4 Mucho. Cada ítem contiene un adjetivo que describe estados afectivos (p. ej., angustiado/a, culpable, satisfecho/a consigo mismo, fuerte) y el cuestionario ofrece 2 puntuaciones, una de estado afectivo positivo y otro negativo.
ProcedimientoSe contactó con los participantes mediante ofrecimientos en redes sociales. A aquellas personas que manifestaron su interés en participar se les envió un mensaje con una breve explicación del estudio y un link a un cuestionario online que contenía el consentimiento informado, preguntas sobre datos sociodemográficos, y el TMMS 24. Si cumplimentaban el cuestionario inicial, se comprobaba si cumplían los criterios de inclusión, y se les proporcionaba un nuevo link para que contestaran un diario de estrés durante 4 días consecutivos. El diario de estrés contenía el DISE, el cuestionario de afrontamiento y el PANAS.
Los cuestionarios se presentaron a través de la aplicación online Google Forms. Se envió un recordatorio al correo personal de cada participante, durante los 4 días de registro. Se garantizó la confidencialidad y anonimato de los datos dado que los participantes se identificaban por códigos, así como la voluntariedad de la participación en el estudio.
Análisis de datosSe agregaron los datos obtenidos mediante diarios en los 4 días para cada participante. Para contrastar la validez del autoinforme acerca de los eventos estresantes cotidianos se realizaron correlaciones de Pearson entre los días con estresores, su gravedad percibida, y la puntuación en afecto positivo y negativo. Se analizaron las relaciones entre IE y afrontamiento mediante ecuaciones de regresión en las que se incluyeron como variables predictoras el género y las 3 dimensiones de la escala de IE TMMS-24 (atención, claridad y reparación), mientras que se utilizó como variable criterio el afrontamiento. Dado que el uso de cada uno de los tipos de afrontamiento no fue excluyente, se hicieron 4 modelos de regresión hacia adelante diferentes, uno para cada tipo de afrontamiento. Los cálculos se realizaron mediante el paquete estadístico SPSS 22.0.
ResultadosLa media de días en los que se reportó un hecho estresante fue de 2.17, indicando que en un 54.25% de los 4 días evaluados hubo estrés. La media de la gravedad percibida de los eventos, excluyendo los días en los que se declaró que no había habido ningún evento estresante, fue de 1.84 en una escala con máximo de 4 (tabla 1). En cuanto a la frecuencia de uso de las diferentes estrategias de afrontamiento, el afrontamiento más utilizado fue el centrado en el problema (75.83%), seguido de la aceptación de emociones (62.16%), la búsqueda de apoyo social (56.20%) y el rechazo (41.20%). El número de días con estrés cotidiano correlacionó negativamente con el afecto positivo (r=−.38, p<.01), y la media de la gravedad de los eventos estresantes, en los días en que se reportaron, correlacionó positivamente con el afecto negativo (r=.32, p<.05).
Medias, desviaciones estándar, mínimos y máximos e intervalos de confianzaa (IC) de las variables estudiadas
Media | Desviación típica | Mínimo | Máximo | Límite inferior IC | Límite superior IC | |
---|---|---|---|---|---|---|
Edad | 22.32 | 1.93 | 18 | 25 | 21.69 | 22.79 |
Días con estrés | 2.17 | .72 | 1 | 4 | 1.99 | 2.41 |
Gravedadb | 1.84 | .60 | 1 | 3 | 1.68 | 2.03 |
Atención emocional | 22.89 | 5.94 | 10 | 36 | 21.29 | 24.67 |
Claridad emocional | 26.69 | 4.29 | 15 | 37 | 25.34 | 27.78 |
Reparación emocional | 29.23 | 6.21 | 16 | 40 | 27.33 | 30.87 |
Afecto positivo | 27.03 | 6.39 | 14.50 | 42 | 15.55 | 19.03 |
Afecto negativo | 23.68 | 7.30 | 11.50 | 40 | 11.97 | 15.99 |
Afrontamiento centrado en el problema | 7.58 | 1.54 | 4 | 10 | 7.07 | 7.96 |
Búsqueda de apoyo | 5.62 | 2.32 | 2 | 9 | 4.95 | 6.27 |
Aceptación de emociones | 9.32 | 1.47 | 7 | 13 | 8.96 | 9.80 |
Rechazo | 6.18 | 2.45 | 3 | 12 | 5.63 | 7.02 |
El análisis de regresión múltiple del afrontamiento centrado en el problema (ver tabla 2) muestra que la reparación emocional (β=.52, p<.01), junto con la claridad emocional (β=.27, p=.02) tenían efectos estadísticamente significativos. Respecto a la atención emocional, no se observó influencia significativa en el afrontamiento centrado en el problema. También se observó que el hecho de ser hombre era un predictor significativo de su uso, independientemente de la IEP. En conjunto, estas variables explicaban el 62% de la varianza.
Análisis de regresión lineal múltiple del afrontamiento centrado en el problema, la búsqueda de apoyo social, la aceptación de emociones y el rechazo
Afrontamiento centrado en el problema | Búsqueda de apoyo social | Aceptación de emociones | Rechazo | |||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | Beta | t | Beta | t | Beta | t | Beta | t |
Constante | 2.52 | .38 | 3.06 | 5.72 | ||||
Género | −.33 | −2.99* | −.38 | −2.46* | −.19 | −1.35 | .14 | .99 |
Atención emocional | .01 | .048 | .47 | 2.93** | .31 | 2.14* | .16 | 1.15 |
Claridad emocional | .27 | 2.46* | −.048 | −.32 | .53 | 3.85** | −.29 | −2.16* |
Reparación emocional | .52 | 4.87** | .37 | 2.48* | −.06 | −.43 | −.36 | −2.70* |
R2 | 0.62 | .26 | .38 | .40 | ||||
F | 18.11** | 4.11** | 6.94** | 7.424** |
En el análisis de regresión múltiple (Tabla 2) se observó que los predictores de la búsqueda de apoyo social fueron la reparación emocional (β=.37, p<02) y la atención emocional (β=.47, p<.01). La claridad emocional no ejercía influencia significativamente en este tipo de afrontamiento. También se observó que el hecho de ser hombre era un predictor significativo de su uso, independientemente de la IEP. En conjunto, estas variables explicaban el 26% de la varianza.
Aceptación de emocionesA través de un análisis de regresión múltiple (Tabla 2) se observó que la claridad emocional (β=.53, p<.01) y la atención emocional (β=.31, p<.04) eran predictores de la aceptación de emociones. Los resultados mostraron que la variable reparación emocional no ejercía una influencia significativa en la aceptación de emociones. Tampoco aparecían efectos relacionados con el género. En conjunto, estas variables explicaban el 38% de la varianza.
RechazoEn el análisis de regresión múltiple (Tabla 2) del rechazo se observó que tanto la reparación emocional como la claridad emocional fueron predictoras en sentido negativo, siendo más influyente la reparación emocional (β=−.36, p<.01) que la claridad emocional (β=−.29, p<.04). No aparecieron efectos relacionados con el género. En conjunto, estas variables explicaban el 40% de la varianza.
DiscusiónEl objetivo de este estudio fue analizar la influencia de cada una de las dimensiones de la IEP en la adopción de diferentes estrategias de afrontamiento del estrés cotidiano. En términos generales, las hipótesis se han confirmado en línea con otros estudios que han establecido una relación entre IE y afrontamiento adaptativo en jóvenes (Enns, Eldridge, Montgomery y González, 2018; Morales, 2017; Watson y Watson, 2016), aunque se deben hacer algunas puntualizaciones. En cuanto a la primera hipótesis, se propuso que las personas con alta reparación emocional tenderían a usar en mayor medida el afrontamiento centrado en el problema y menos el rechazo. Nuestros datos confirman esta hipótesis y, además, se constata que la reparación emocional influye también en una mayor búsqueda de apoyo social. En este sentido, Hodzic, Ripoll, Costa y Zenasni (2016) observaron que los estudiantes que percibían un mayor estrés eran los que tenían menos habilidades de reparación emocional, y menor satisfacción con la vida. Posiblemente, este hecho se deba a que aquellas personas con alta reparación emocional sean más capaces de mantener estados mentales positivos y con ello conseguir una mayor satisfacción con la vida. Por su parte, Gómez-Romero, Limonero, Toro, Montes-Hidalgo y Tomás-Sábado (2018) observaron que aquellos estudiantes que presentaban bajos niveles de reparación emocional y de claridad emocional presentaban un mayor riesgo suicida. Asimismo, Limonero, Fernández-Castro, Soler-Oritja y Álvarez-Moleiro (2015) observaron que las personas que presentaban altos niveles de claridad emocional y de reparación emocional se recuperaban antes de los acontecimientos estresantes.
La segunda hipótesis proponía que las personas con claridad emocional alta tenderían a usar más la búsqueda de apoyo social y de aceptación de las emociones y menos el rechazo. Estas hipótesis se han confirmado excepto para la búsqueda de apoyo social para la que no se ha encontrado relación. Estos resultados podrían entenderse mejor considerando las estrategias de afrontamiento como potenciales mediadores en la relación entre claridad emocional y estrés, tal y como se ha mostrado en otros estudios con las estrategias de afrontamiento resilientes (Limonero et al., 2012).
Finalmente, con relación a la tercera hipótesis, que establecía que las personas con atención emocional alta tenderían más a usar el rechazo y menos el afrontamiento centrado en el problema, la aceptación de emociones y la búsqueda de apoyo social, se confirma parcialmente: No se ha hallado relación entre una alta atención emocional y la aceptación de emociones; la relación con la búsqueda de apoyo social es positiva; y no se relaciona ni con el afrontamiento centrado en el problema, ni con el rechazo. En la literatura, la dimensión atención emocional de la IEP es la más relacionada con malestar y estados afectivos negativos (Extremera y Fernández-Berrocal, 2006; Limonero, Gómez-Romero, Fernández-Castro y Tomás-Sábado, 2013), por ello se hipotetizó que podría estar más relacionada con el rechazo y poco con el resto de estrategias. Sin embargo, ha aparecido más relacionada positivamente con aceptar las emociones y buscar apoyo social, que se podrían interpretar como estrategias ante estresores que producen un alto malestar pero ante los cuales no se hallan soluciones prácticas.
Si nos fijamos en las estrategias de afrontamiento, se puede afirmar que el afrontamiento centrado en el problema es el resultado de la confluencia entre la claridad y la reparación emocionales. Es decir, aquellas personas que tienen la capacidad para discriminar entre sus propios sentimientos (claridad emocional) y la capacidad para regular los propios estados emocionales (reparación emocional) se asociarían con un mejor ajuste psicológico, dado que utilizarían en mayor medida una estrategia de afrontamiento más centrada en el problema.
En el caso del rechazo, la influencia de la IE es justo la contraria, puesto que es la falta de claridad y de reparación emocionales lo que predispone su uso.
La búsqueda de apoyo social depende de la reparación emocional y de la atención emocional, sin que aparezca la influencia de la claridad como en el caso del afrontamiento centrado en el problema y el rechazo. Parece que en las personas que tienen cierta atención emocional, que perciben sus emociones intensamente, y además tienen la capacidad de regularlas, la búsqueda de apoyo social puede ser una buena estrategia de afrontamiento, al proporcionarles los recursos de otras personas. Por otra parte, esta relación entre IEP y apoyo social es bidireccional, tal y como han puesto de manifiesto Azpiazu, Esnaola y Sarasa (2015) viendo que el apoyo social era el mayor predictor de los niveles de atención emocional y de la claridad de sentimientos, mientras que el apoyo familiar se relacionaba más con la reparación emocional.
La aceptación de emociones, por su parte, depende positivamente de la claridad emocional y de la atención emocional, sin que parezca que intervenga la reparación emocional. Ello se podría explicar porque la evidencia experimental de que esta combinación de factores de la IE facilita la recuperación de estados emocionales negativos se centra en situaciones en las que las personas están expuestas a situaciones que generan estrés pero que no pueden cambiar (Limonero et al., 2015).
En términos generales estos resultados confirman la conexión entre la IEP y la salud, y apuntan a que una de las razones que median entre ambos factores es la capacidad de afrontar de forma adaptativa el estrés cotidiano. Pero además, estos resultados permiten precisar más sobre las dimensiones de la IEP y sobre cómo interactúan con diferentes estrategias de afrontamiento. Por lo que se refiere a la reparación emocional se debe destacar la gran influencia que tiene en el afrontamiento, ya que no solo se limita a la esfera de las emociones, sino que facilita el afrontamiento activo y la búsqueda de apoyo, mientras que dificulta el rechazo. Asimismo, los jóvenes con altos niveles de IEP en general son más propensos a mostrar altos niveles de resiliencia, o estrategias más adaptativas, que ayudan a reducir el estrés, y a mejorar su satisfacción con la vida (Limonero et al., 2012).
En cuanto al género, aunque los niveles de IE suelen ser mayores en mujeres (Piqueras, Ramos, Martínez y Oblitas, 2009), los resultados han indicado que los hombres usan más afrontamiento centrado en el problema y mayor búsqueda de apoyo social, independientemente del efecto de la IE. Esto no se puede explicar por efectos de la IE sino posiblemente con patrones sociales asociados al género.
A partir de estos resultados y argumentaciones, se pueden realizar algunas propuestas prácticas. Por una parte, se deberían desarrollar programas preventivos en los jóvenes, como el entrenamiento en el manejo del estrés y de las propias emociones que, a nuestro entender, deberían integrar específicamente los diferentes componentes de la IEP; por ejemplo, modulando la atención y expresión adecuada de las emociones, el uso de técnicas de reparación y claridad de las emociones. Asimismo, se debería realizar entrenamiento en estrategias de afrontamiento que han demostrado ser eficaces como por ejemplo, el afrontamiento centrado en el problema, la búsqueda de apoyo social y la aceptación de emociones. Estos resultados destacan la importancia de la utilidad de desarrollar programas de mejora de la IE en contextos académicos o laborales con relación al afrontamiento y a la solución de problemas concretos que se han de afrontar diariamente. Las técnicas de reestructuración cognitiva pueden ser un buen aliado para conseguir estos objetivos, así como las habilidades sociales y la resolución de problemas.
A pesar de los resultados obtenidos, este trabajo presenta algunas limitaciones. La principal es el tamaño de la muestra y que no sea una muestra aleatoria de voluntarios. Se seleccionó una franja de edad específica de forma deliberada, dado que la relación entre IE y estrategias de afrontamiento es máxima en jóvenes, puesto que posteriormente el afrontamiento se puede convertir en un conjunto de habilidades más estables. En todo caso, en futuras investigaciones, se debería analizar la relación entre IEP y afrontamiento en diferentes grupos de edad.
No obstante, nuestros resultados ayudan a comprender mejor el estrés cotidiano, y la relación entre IEP y las estrategias de afrontamiento, y aporta, a diferencia de otros estudios transversales, datos longitudinales obtenidos en situación real.
FinanciaciónEsta publicación ha sido posible gracias a la ayuda del Ministerio de Economía y Competitividad/FEDER, PSI2016-76411-R.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.