El presente ensayo se encarga de analizar el contraste entre dos formas deícticas de proximidad aquí y acá. Si bien el estudio se centra en el español de México están bajo consideración los dialectos de Madrid, Venezuela, Argentina y Colombia. En contraste con aproximaciones anteriores que, o bien no reconocen diferencia alguna, o siguen la tradición latina al asignar a acá un significado dinámico y a aquí uno estático, el presente estudio muestra que el contraste responde a un problema de proximidad. Si bien ambos adverbios atienden a regiones cercanas a ego, acá implica una proximidad mayor que da paso a la emergencia de una amplia gama de significados subjetivos asociados a la experiencia del hablante. Por su parte, aquí se especializa en demarcar una región, que si bien es próxima, cuenta la suficiente distancia para ver la cosas con una mayor objetividad. Los espacios en que ambos adverbios contrastan operan tanto en el tiempo como en el espacio, así como en el discurso. Sin embargo cada uno opera en forma particular en ámbitos específicos. Así como la anáfora es privativa de aquí, las escalas valorativas son propias de acá.
This paper accounts for the contrast between aquí and acá ‘here’, two adverbial markers of proximity. While the analysis focuses on Mexican Spanish, it also observes the behavior of aquí and acá in Madrid, Venezuela, Argentina and Colombia. Previous analyses either find no contrast or assume that acá involves motion while aquí is a static marker of proximity. Instead in this paper the contrast is defined in terms of degrees of proximity. While acá is closer to ego and licenses a wide range of meanings involving subjectivity and intimacy, aquí preserves some distance such that the event representation is more objective. These adverbs contrast not only in the dominion of space and time, but also in that of discourse and yet, as detrmined by subjetivity there are areas exclusive to each one of them: anaphor is privative of aquí, while evaluative scales are exclusive to acá.
No es del todo común que una lengua se dé el lujo de tener dos marcadores deícticos para marcar el mismo fenómeno de base. Las lenguas que heredaron del latín la dupla aquí/ acá parecen haber resuelto de maneras distintas el hecho de que el contraste latino reflejara una distinción entre lo estático y lo dinámico. Una manera simple de ver el problema es asumir que el contraste ha desaparecido (Hottenroth, 1982), o que tales formas son sinonímicas (Carbonero Cano, 1979; Klein, 1983; Nilsson, 1983; Real Academia Española, 1931). Sin embargo, tal solución crea más problemas que los que soluciona. La existencia de dos marcadores para una misma función, siendo redundante, debería hacer que una de las dos formas se perdiera. Sin embargo, en el español, como en otras lenguas romances, ambas formas se han mantenido con distintos niveles de vitalidad. Seguramente la preservación de ambas formas obedece a algo más que una simple cuestión de sinonimia. De especial interés es revisar si el contraste latino se mantuvo bajo los mismos parámetros en lengua española y, de no ser así, habría que identificar a qué fines comunicativos responde cada forma y si esas funciones se presentan en todos los dialectos del español. Me centraré aquí en el contraste entre aquí y acá en el español de México, atendiendo a ciertos fenómenos del dialecto de Colombia y poniendo especial atención a las precisiones de Sedano (1994, 2000, 2003) respecto del comportamiento de esa dupla en los dialectos de Madrid, Buenos Aires y Caracas.
En principio se puede constatar que en el dialecto de México la aparente sinonimia entre aquí y acá sólo se presenta cuando no se cuenta con el contexto necesario para contrastar los valores de cada forma: Aquí hace mucho frío Acá hace mucho frío
La existencia de contextos específicos bloquean el empleo de una forma. En el caso de que alguien se encuentre frente al buzón público de una oficina, sólo aquí sería adecuado: Deje sus sugerencias aquí/*acá
Si bien es claro que aquí y acá se reparten el espacio semántico de la proximidad, no lo es del todo de qué manera lo hacen. La mayoría de los estudios sobre el tema coinciden en afirmar que el contraste responde a la herencia del sistema latino en que acá (eccumhac) refleja situaciones que involucran direccionalidad y movimiento, mientras que aquí (eccum hic) se encarga de reflejar situaciones estáticas (Bello, 1972: 118-119; Carbonero Cano, 1979: 75; Nilsson, 1983: 257-259; Ramsey, 1966: 576; Salvá, 1988: 498). Tal aproximación explica sin duda ejemplos como (3) en que la noción de movimiento bloquea el empleo de aquí: Venga para acá/*aquí
Sin embargo, la idea de que la direccionalidad es exclusiva de acá puede ser rechazada tato cuantitativa como cualitativamente. A la luz de los ejemplos en (4), podemos corroborar que aquí involucra movimiento, en (4a) constituye la meta puntual de una trayectoria, mientras que en (4b) es, a la vez, fuente y meta: O estoy borracha o estoy locamente enamorada, porque no tengo ni la menor idea de cómo he llegado hasta aquí (crea México 2002) Encontré un lugar para la paz. Desde aquí iba a España, y aquí volvía después. Hay un monasterio benedictino allá arriba (crea México 2002)
Los datos de Sedano (2003) muestran que en Madrid, donde el uso se acerca más al sistema latino, la inminente pérdida de acá hace que aquí cubra tanto los casos estáticos (111, 90%), como los dinámico-direccionales (13, 10%). En dialectos más innovadores,2 como el de Caracas, las cosas son más interesantes como se puede ver en el cuadro 1:
Como en Madrid, en Caracas se presentan casos esporádicos de aquí para representar movimiento direccional, pero lo importante es que acá no sólo tiene mayor vitalidad sino que incrementa el número de usos tanto con significado estático como direccional. Es evidente que la distinción estático/dinámico no constituye una explicación satisfactoria del problema. Cabe preguntarse a qué conceptualizaciones alternas podría obedecer. Los análisis de Sedano (1994, 2003) han comprobado que en el dialecto de Caracas ni los verbos, ni las preposiciones con que se construyen aquí y acá permiten sostener que el contraste estático/dinámico represente el modus operandi de la proximidad deíctica en ese dialecto. Sedano (1994) coincide con descripciones lexicográficas como las de la rae (2001) en cuanto a que la oposición obedece al carácter difuso de acá, en contraste con las propiedades puntuales de aquí. En forma más precisa, el espacio al que hace referencia aquí está delimitado y señala un punto específico, no así el de acá para el que se perfilan zonas difusas. Ello explica, entre otras cosas, la preferencia en el dialecto de Caracas por emplear aquí con verbos como llegar y preposiciones como hasta y para cuya focalización de un punto específico de llegada favorece la selección de una forma coherentemente delimitada. Sedano encuentra un uso categorial de aquí para referirse a un punto específico en el cuerpo (5a), a un punto en un texto (5b) o a un lugar de precisión tal que requiere la intensificación de mismo (5c): …me dio un dolor aquí… (Sedano, 1994) Aquí viene […] lo drástico de esta narración… (Sedano, 1994) Vivía aquí mismo en esta casa… (Sedano, 1994)
Los usos categoriales de acá se asocian a zonas difusas demarcadas por la preposición hacia (6a), o por regiones cuantificadas por el marcador gradual más (6b): …si el sellito estaba hacia acá… (Sedano, 1994) …creo que era mucho más acá… (Sedano, 1994)
Los datos de Caracas dan luz sin duda a una parte importante del nuevo contraste. Una pregunta que bien vale la pena plantearse es qué motivó el carácter difuso de acá y bajo qué principios aquí tomó un perfil puntual. Quizá los datos del español mexicano y el de Bogotá den alguna pauta para encontrar tales motivaciones.
En todos los estudios sobre el tema se reconoce que el comportamiento de los demostrativos no está determinado por la distancia objetiva en el espacio, sino por su representación mental (Klein, 1983; Schmidely, 1975; Terrado, 1990; Hottenroth, 1982). Tal consideración es de vital importancia. Hottenroth (1982: 147) es quizá quien ha puesto mayor énfasis en reconocer la subjetividad como fenómeno central. Sólo desde ella se puede entender que aquí se emplee tanto para una parte del cuerpo (Aquí en la uña), como para una ciudad (Aquí en Caracas) o un país (Aquí en Venezuela). En forma similar Hottenroth subraya las confluencias entre aquí y ahí (Aquí/ahí viene mi hijo) que sólo desde una mirada subjetiva se podrían dar. Lo que no se ha revisado es si existe alguna diferencia entre la subjetividad de aquí y la de acá.
Defenderé aquí la hipótesis de que el contraste obedece a un problema de alcance de la predicación correlacionado con una organización gradual de la subjetividad.
Se trata de un contraste que depende del alcance de interacción entre los participantes (sujeto, objeto, etc.) y el contexto (circunstanciales, setting, en términos de Langacker, 1991). Hottenroth (1982) sugiere que cada vez que el hablante emplea un demostrativo divide el espacio en círculos concéntricos en torno a sí mismo y se constituye como punto de referencia de la denotación deíctica. La observación es adecuada y quizá se pueda delimitar con mayor precisión. Dentro de tales círculos concéntricos el que ocupa acá funciona simultáneamente como locación y como punto de referencia; en cambio el de aquí toma como punto de referencia la región próxima al emisor. A pesar de que en ambos casos el fenómeno en cuestión está cerca del centro deíctico, el evento ubicado por aquí se encuentra a mayor distancia que el que demarca acá. La diferencia de distancia determina el alcance de la predicación y éste hace que con acá se construya el evento de una manera más subjetiva. Por definición, la subjetividad implica la presencia del conceptualizador en el evento, en este caso el emisor, pero los espacios que él puede ocupar no son los mismos. A aquí le corresponde un espacio que, siendo próximo al emisor, cuenta con la suficiente distancia para ver el evento de manera menos subjetiva. La locación y el emisor se diferencian con suficiente nitidez. Siendo todo evento de deixis subjetivo por definición, el demarcado por aquí tiene un mayor nivel de objetividad, una subjetividad media, llamémosle cuasi-objetiva. Por su parte, acá representará casos de subjetividad profunda en que la distinción entre el participante del discurso y el contexto (locativo) es difícil de establecer. La noción de contacto está implícita en esa configuración.3 De ser esto cierto, el carácter difuso de acá reconocido por los estudios anteriores puede ser visto como un efecto predecible de uno más general. Difuso es todo aquello que, dada su máxima proximidad, no se logra diferenciar con nitidez.
Sostendré además que la subjetividad media se encarga de desarrollar patrones de extensión en tres tipos de dominios: abstractos, temporales y textuales.
La subjetividad profunda de acá estará determinada por la selección del emisor como punto de referencia y, en consecuencia, las coincidencias aquí serán parciales. Sus extensiones abstractas, temporales y evaluativas. Sin embargo, las coincidencias temporales y las abstractas involucrarán una relación más íntima con el conceptualizador y, en consecuencia, podrán activar patrones de evaluación, como los de dinámica de fuerzas.4 Las consecuencias de ello son predecibles:
- •
Habrá mayor proximidad. La locación predicada será consistentemente más cercana a ego de lo que pueda demarcar aquí.
- •
Incorporará de manera más evidente la mirada del emisor.
- •
Como consecuencia de la mayor subjetividad de acá, se darán lecturas evaluativas no presentes en aquí.
Los datos provienen de dos tipos de corpora. Para discurso oral (formal) y escrito (libros y revistas) las muestras provienen del Corpus de referencia del español actual (CREA) (1980-2003) tanto de México como de Bogotá. Las muestras de discurso oral-informal mexicano provienen del Corpus sociolingüístico de la ciudad de México (CSCM).
El artículo está organizado de la siguiente manera. El apartado II revisa la noción de distancia como determinante del contraste entre aquí y acá. En III se analiza el tipo de extensiones semánticas de aquí. El apartado IV hace lo propio con acá. El V apartado se encarga de analizar los casos de mayor subjetividad en acá. Mientras que el apartado VI se encarga de evaluar, a modo de conclusiones, la pertinencia del parámetro de subjetividad como núcleo de un problema notablemente sutil.
IIDistanciaAnte el hecho de que aquí ha dejado de ser la forma especializada en designar lo estático, vale la pena revisar a qué tipo de locaciones puede hacer referencia. Los usos más representativos reflejan regiones próximas al emisor: Por cierto, los leones no viven en la selva, sino en las sabanas, que son extensiones grandes de pasto con algunos árboles por aquí/*acá y por allá … (crea México 2001) Ciertamente en todas partes se cuecen habas, pero aquí el homicidio se ha desbordado hasta límites inimaginables (crea Colombia 1994)
La tendencia sugerida por Sedano (1994) y el drae en cuanto a que aquí es puntual mientras que acá es difuso no parece ser respaldada por estos casos. Más interesante es el hecho de que no sólo aquí se emplea en eventos que involucran movimiento hacia el centro deíctico, sino que la cercanía respecto de ego puede ser notable, como en (9): Complejo de inferioridad. Y él me dice ‘no vengas aquí, tú no tienes complejo de inferioridad: tú eres otra cosa’ (crea Colombia 1994) Me hizo una señal y me dijo: - Ven, siéntate aquí conmigo (crea México 2002)
Es evidente que el parámetro de estatividad que se presentaba en latín tampoco se mantuvo en los dialectos del español de Bogotá y de México. Queda por ver si el parámetro de la distancia es relevante para el contraste con acá.
En este punto las distinciones espaciales son verdaderamente sutiles. Los ejemplos que aparecen a continuación sugieren que no sólo se trata de regiones próximas a ego, sino que son las locaciones en que efectivamente está ubicado el hablante: voy a poner alcanfor y hierbas de aroma no sea vaya a entrar acá como tantas cosas en mi vida han entrado… ¡Ah! (crea Colombia 1989 El va siempre a mi trabajo, a buscarme… Yo no trabajé hoy, estoy un poco enferma. El va a buscarme, entonces va a venir acá/??aquí, porque yo no fui a trabajar (crea México 1994)
Que se trata del espacio ocupado por el hablante es más notable en (11a) en que la región próxima a ego es insuficiente para expresar la exclusión del potencial visitante del punto mismo que ocupa el hablante. Acá implica una zona de contacto (11b) que aquí no incorpora: —Te ruega que lo recibas a tu servicio. La desesperación lo consume y no quiere más la vida… —¿Y para qué quiere venir acá/??aquí? Díganle que no lo haga. ¿Piensa que en este lugar hay mujeres, oro y piedras preciosas como de las que él goza allá, en el mundo de arriba? (crea México 1996) E: nada más tú// ¿y el otro chavo también viene seguido? I: ah pues igual y/ una semana y una semana E: mm I: pero una semana estoy allá y otra semana está/ estoy acá E: ya (cscm)
La relación de proximidad puede implicar también involucramiento. Ello explicaría el contraste entre aquí y acá en un discurso de la cámara de senadores en la ciudad de México en (12a), o en el discurso coloquial de un joven que se apropia del lugar que ocupa, como en (12b): …los índices de contaminantes han sido tan elevados que ponen en riesgo más la salud de los mexicanos que viven en esta ciudad o los que tenemos que venir a trabajar por que el Senado está aquí, en el Distrito Federal, tenemos que venir acá/??aquí (crea México 1998) o sea <~sea> y/ o sea <~sea> te sientes bien/ vas entrando y/ sabes que esta es tu escuela/ esta es tu universidad/ dices/ “este es mi territorio/ sí”/ ahora sí vamos a ponerle el estilo macho/ “¡sí!/ es mi territorio/ yo meo aquí y acá y/ [y es todo esto mío] (cscm)
Mientras el edificio del senado está aquí en un lugar observable frente a la mirada del hablante, el lugar real al que tienen que ir, la ciudad donde se pone en riesgo la vida de los mexicanos, incluida la de los señores senadores, está representado subjetivamente bajo el ámbito de acá. En (12b) aquí es el espacio que señala y que puede ver, mientras que acá es el lugar mismo que el hablante ocupa.
Los usos en que la preposición por encabeza la frase locativa refuerza este análisis. Como es bien conocido, el significado de base de por demarca regiones (Adrián vive por aquí). Sin embargo, con acá no se trata de una región cercana a ego sino de la zona que el participante ocupa.
ojalá se restablezca pronto esto, y te espero por acá/??aquí, como siempre, la próxima semana (crea México 1996)
El uso de aquí en (13) hace referencia a una región próxima a ego que deja fuera la familiaridad con el emisor impuesta por acá. Sin duda, el enunciado con aquí no es incorrecto, sólo se pierde la inferencia de familiaridad que pone en relevancia acá. Quizá de ahí se desprenda el uso de acá en que dicha región incorpora al conjunto de personas que conforman una comunidad:
Este es sin duda el uso más frecuente en el corpus de Colombia y no es poco frecuente en México. Se trata del espacio abstracto que conforma el conjunto de individuos que viven en la misma región. La inferencia de familiaridad grupal es inevitable. Nótese que la eliminación de todos (nos llena por acá) no impide que por acá se refiera a un conjunto indefinido de personas asociadas al hablante. Esta intuición parece ser confirmada por ejemplos como los de (15) en que aquí contrasta radicalmente con acá pues apunta a una zona próxima a ego que el hablante puede ver objetivamente frente a sí, como en (15a), o constituye un espacio de búsqueda que no incluye a comunidad alguna (15b): Un día pasó por aquí/??acá y no me vio (crea México 1996) Bueno, vamos a dar paso, a ver si se encuentra por aquí/??acá don Gustavo Sandoval (crea México 1996)
Hay además un correlato sociolingüístico que parece reforzar el análisis. El espacio discursivo de acá es dominantemente oral como se puede observar en los siguientes cuadros:
México Libros
Tanto en lo oral como en lo escrito la asociación de aquí con eventos estáticos alcanza o supera el 80% de los casos. En cuanto a acá, es de notar que se emplea en usos no direccionales tanto en lo oral como en lo escrito, lo cual sugiere una separación importante respecto del sistema latino. Pero resalta además que la frecuencia se dispara en los usos estáticos en la lengua oral. Acá se emplea más en lenguaje informal y familiar. De manera que la familiaridad semántica y la informalidad en el uso parecen estar íntimamente relacionadas, asociación que nada tiene de sorprendente.
Lo anterior sugiere una franca expansión de acá sobre los usos básicos de proximidad locativa. Sugiere también que el contraste estático/dinámico heredado del latín ha sido sustituido por un parámetro alternativo: acá se emplea en situaciones de máxima proximidad respecto del hablante, proximidad que de hecho toma al hablante como punto de referencia y activa la noción de contacto. Esto significa que se trata de un espacio cercano e inclusivo. En el plano abstracto lo familiar y lo que está más íntimamente relacionado con el emisor es marcado por acá. En cambio, aquí corresponde a una región próxima a ego que el hablante puede ver con cierto grado de objetividad. El contraste puede ser ilustrado por una representación como la de la figura 1.
Las flechas punteadas sugieren la posibilidad de que ambos marcadores entren en construcciones que involucran movimiento. Si bien la posibilidad de hacer referencia a escenas con desplazamiento hacia el punto deíctico existe, es claro que hay una tendencia general a privilegiar escenas estáticas en ambos marcadores. Mientras que aquí demarca regiones cercanas a ego, la proximidad de acá es mayor. Se trata del espacio mismo ocupado por el hablante. Una caracterización como ésta debería tener una serie de consecuencias en cuanto al tipo de extensiones que cada marcador puede desarrollar.
En concordancia con la representación de la figura 1, los espacios de aquí son regiones próximas a ego, notablemente ciudades que pueden implicar movimiento, como en (16), o regiones próximas, como en (17-18): Martín.- Nomás uno crece y emprende su propio camino. Rigo.- Una vez salimos cinco. Nos vinimos en camión hastaaquí/??acá, a la merita Ciudad Juárez. Yo también iba a pasarme. No traía papeles ni nada. Lauro.- Como todos. “Los compañeros se defendieron como pudieron, y al llegar a la comandancia les cubrimos las espaldas, pues hasta aquí/??acá fueron seguidos por los hombres armados”, narró Felipe Pitacio Luciano, policía preventivo (crea México 1996) Si la Pantepec se ocupa de ellos, probablemente volverán por las mismas vías que llegaron hasta aquí/??acá y si alguien llegase a descubrirlo estará tan lejos y habrá pasado tanto tiempo que no se correrá ningún peligro (crea México 1998)
Nótese que si se usara acá en (17) implicaría que los perseguidores habrían llegado justo al lugar donde estaban los soldados que guardaban las espaldas de sus compañeros y habrían sido muertos por los agresores. Y algo similar habría pasado en (18). El aquí de estos contextos es de hecho una zona que, siendo próxima, se mantiene a una distancia prudente respecto de la ubicación del narrador. La noción de distancia es vital para aquí. Así lo atestigua el hecho de que se emplee para demarcar algún límite, como en (19): Porque los ciudadanos le dicen al político hasta aquí /*acá estamos dispuestos a que esto se practique (crea México 1996).
Se trata de un límite que evita contacto y daño. La existencia de tal noción es de tanta importancia que ha generado la expresión idiomática un hasta aquí, nominalización empleada para frenar una acción negativa, como en (20). Normalmente dicha nominalización se acompaña del verbo poner como en (21):
Fundamental para el contraste es que en estos contextos es imposible emplear acá, pues esta última forma, en lugar de distancia, impone cercanía, contacto y afectación. Quizá esa distancia es la que impida que aquí acepte cuantificación *más aquí, pero que sí acepte la intensifcación señalada por Sedano (1994)aquí mismo, el punto objetivo que puedo señalar y localizar en el centro de mi campo visual. Los objetos marcados por aquí quedan a una distancia neutral, aquella que permite ver el objeto en lo que Langacker (1985) identifica como la colocación ideal de visualización (maximal view arrangement). En cambio acá sí acepta la cuantificación gradual, más acá, cuyo parámetro es no de mirada objetiva, sino más bien de contacto. En virtud de ello, con acá las cosas se pueden acercar o alejar gradualmente de ego hasta establecer contacto con el emisor. Dadas las diferencias de distancia respecto del centro deíctico el tipo de extensiones que se pueda esperar de cada forma son notablemente distintas.
IIIAquí y sus extensionesLas extensiones temporales sobre una forma locativa son predecibles, pero lo importante es que se trata de un punto específico que el conceptualizador puede identificar objetivamente:
En (22) se rastrea un evento que viene de tiempo atrás y que encuentra su límite en el momento mismo de la enunciación. No sorprende que, con valor también puntual, se ubique un espacio temporal que coincide con la noción de límite a la que ya me he referido. La única diferencia es que en el caso de (23) el límite es de carácter temporal: “¿hasta cuándo?” con esto: “Hasta hoy y ya, hasta aquí/*acá y ya, ya no más, ya basta, ya no de nuevo” (crea México 2001)
Como bien se puede imaginar el significado temporal puede ser también de fuente. Aquí en espacios temporales señala el tiempo originario desde el cual se calcula la validez futura de un evento, como en (24): De acuerdo con Gartner Group, 75% de los hogares estadunidenses estarán conectados a la Internet de aquí al año 2005, frente a 50% que lo están en la actualidad (crea México 2000)
Seguramente estos usos se desprenden del significado de fuente locativa, como los que representa (25): ¿A dónde irá veloz y fatigada la golondrina que de aquí/??acá se va? (Las Golondrinas, canción popular)
Uno de los pasos que primero señaló Traugott (1988, 1995a) en sus bien conocidas rutas de gramaticalización fue aquel en que una forma lingüística pasaba del significado referencial al espacio del discurso. Justamente ese cambio es el que se atestigua en aquí como marca de secuenciación textual, así lo muestran los ejemplos siguientes: Eisenstein venía de Hollywood, y era uno de los rusos que comenzaban a llegar a México en aquellos años. Recordaré aquí/*acá un hecho singular que tendrá un significado especial (crea México 2002) Todos los factores hasta aquí/*acá apuntados configuraron sin duda la cultura nacional (crea México 1994)
Fundamental en este sentido es el hecho de que el espacio señalado por aquí responde a su representación deíctica más básica. Se trata de un rastreo secuencial del texto que va de lo dicho con anterioridad hasta el aquí y ahora de la emisión. El punto tempo-espacial del texto es señalado puntualmente para que el receptor lo observe y lo considere en forma objetiva. Aquí un punto fundamental, la propuesta de Traugott ve en este tipo de significados la primera manifestación de un movimiento hacia la subjetividad. Sin duda lo es, sin embargo, en comparación con otros usos, como los de acá, que dependen más notoriamente de la presencia del conceptualizador, bien se puede afirmar que el significado es prominentemente objetivo.
Los empleos de rastreo textual quizá sean la fuente de una extensión, ahora más abstracta, en que una razonamiento base fuente opera como fuente para un razonamiento consecuente. No es difícil encontrar ejemplos de esa extensión. He aquí dos de ellos: Por contra, en las clases sociales más bajas son más permisivas, de ahí que aumente sobre todo la obesidad. De aquí/*acá se deduce que detrás de los trastornos de la conducta alimentaria de los adolescente hay un fondo depresivo, relacionado con la frustración (crea México 2002). De este modo, …utilizando el Teorema de Bayes se atribuyen nuevos grados de credibilidad a los valores del parámetro… De aquí/*acá se deduce que todos los procedimientos de inferencia bayesiana se basan en la distribución a posteriori (crea México 2003).
El aquí del que se deduce algo es un razonamiento claro y observable que sienta las bases para llegar a una conclusión. El carácter puntual y preciso que reconoce Sedano (1994) es justamente el que resulta necesario para establecer una deducción. Si tal deducción partiera de un espacio menos objetivo, como el que aportaría acá, esta sería poco confiable. Como en el caso del secuenciador textual, en el empleo de aquí como fuente abstracta hay, sin duda, un cambio notable dirigido al rumbo de la subjetividad. La ruta de extensión de aquí coincide con las tendencias de cambio reconocidas por Traugott: del mundo referencial concreto > al espacio textual > al dominio del hablante cuya manifestación esquemática se ofrece en (30):
Si bien subjetivizante, la configuración objetiva de un punto textual o el señalamiento preciso de un razonamiento sigue siendo obedeciendo a rasgos dominantemente objetivos. De ahí la necesidad de hablar de subjetividad media en torno a aquí.
IVEspacios y extensiones. AcáSi hubiere duda respecto del perfil objetivo de aquí sólo habría que visitar el tipo de espacios y de extensiones que confieren a acá para corroborar que este último toma al conceptualizador, al emisor, como punto de referencia, lo cual licencia el desarrollo de constructos con mayor nivel de subjetividad.
Tómense, en primera instancia, algunos casos locativos que también se pueden emplear en forma abstracta. La mayor cercanía de la locación respecto de ego en el siguiente ejemplo es contundente: nomás se burlaban- a pedirles galletas de tenme acá/*aquí, a la tienda, o a jugar en la azotea y (crea México 1993)
Tenme acá es ya una expresión idiomática. El empleo de aquí en ella es imposible. Pero lo interesante es que en tenme acá aquel a quien detienen o sujetan debe estar literalmente pegado físicamente al emisor. Si en otros casos era notorio que el espacio de acá era el mismo que ocupaba el hablante, en éste la distinción entre contexto y participantes queda totalmente borrada. Como ya lo he señalado, acá se puede emplear tanto en situaciones estáticas (31) como de movimiento (32), lo cual corrobora la pérdida del contraste dinámico/estático de la base latina. Resalta, sin embargo la abundancia de casos en que acá se construye con hasta, fenómeno ampliamente reconocido en estudios anteriores, principalmente en los de Sedano (1994, 2003): ¿Tú crees que mi suegra se hubiera venido hasta acá/*aquí sin avisarnos? Bueno, ¿sin avisarle a Felipe? (crea México 1985)
Pero lo que resalta no sólo es la trayectoria recorrida hasta el centro deíctico, sino que el recorrido se conceptualice como pesado y difícil de realizar. El hecho de que acá implique un esfuerzo notable de realización está corroborado por (33): El piloto le preguntó si de veras no quería que lo recogiera más tarde, pero mi tío Fernando Benítez dijo que no; quizás ya no tenía fuerzas para subir hasta acá/??aquí, pero para bajar, era distinto (crea México 1988)
El uso de aquí en (33) eliminaría la idea de que el recorrido presenta dificultades para llevarse a cabo. En el discurso del subcomandante Marcos (34) justamente lo que acá subraya es el esfuerzo de haber llegado a las lejanías de la sierra chiapaneca:
Es de esperar que la distancia sea determinante, pero en realidad más que la distancia es la construcción del evento en términos de dinámica de fuerzas (Talmy, 1985). En forma consistente hay una fuerza de resistencia que complica la consecución de la meta. La distancia es sólo su manifestación prototípica. En el caso del daño hecho a un mueble la distancia en sí es pequeña pero su representación subjetiva es notable: Sara, indicando: De aquí hasta acá todo esto. Esto. Mire hasta dónde baja… Es que no tienen cuidado. Son muebles finos, se lo dije… Tiéntele (crea México 1979)
Tanto en (35) como en (36) lo que está en perfil es una expectativa contrariada por un hecho.
Abre la puerta. Adán se queda en el vano, viendo hacia dentro. Detrás hay árboles. Señora de Ruiz.- ¿Cómo entró usted hasta acá? Adán.- Está abierta la reja. Señora de Ruiz.- Me hará favor de cerrarla cuando salga. Perpetua no está (crea México 1994)
Así como en (35) la longitud de la marca en el mueble es indeseable, así en (36) la llegada de Adán sucede en contra de las expectativas de la señora Ruiz. Con hasta acá se dan recorridos que implican eventos que van en contra de las expectativas del conceptualizador. La comparación de los significados identificados en hasta aquí y hasta acá puede ayudar a reconocer los espacios de cada forma:
Los usos dominantes de aquí se centran en significados locativos ya en el espacio (40%), ya en el texto (28%). Tales locaciones quedan frente a la mirada del conceptualizador, en un espacio próximo objetivamente identificable. No es de sorprender, entonces, que se haya desarrollado el significado de “límite” para establecer distancia, con una frecuencia no deleznable (15%). Por su parte, es de reconocer que en el comportamiento de acá las nociones de “distancias considerables” y de “dinámica de fuerzas” son igualmente importantes. En un sentido profundo ambos significados involucran el enfrentamiento de fuerzas contrarias. Sin embargo, es pertinente distinguir trayectorias que se logran con dificultad de otras aún más subjetivas que suceden en contra de lo esperado. Ambas responden al esquema de dinámica de fuerzas, pero su nivel de subjetividad es distinto. En las últimas la fuerza de resistencia está típicamente representada por las expectativas del hablante. Lo notable de hasta acá es que se construye sistemáticamente de manera subjetiva en contra de la relativa objetividad de hasta aquí. La preferencia de hasta por aquí es sintomática por cuanto los usos de hasta acá son marcados:
En cambio con para el fenómeno se invierte. En México para aquí es prácticamente inexistente. Sólo he encontrado dos ejemplos, en contraste con 90 casos (98%) de para acá. El fenómeno parece ser consistente en la mayoría de los dialectos del español. En el corpus crea hay 80 casos de para aquí, de los cuales 49 son de España, donde acá es prácticamente inexistente. Por su parte, la superioridad de para acá es incuestionable con 832 casos repartidos en distintos dialectos del español. He aquí una muestra: ¡De allá nos mandaron para acá /??aquí y ahora nos quieren mandar de regreso! (crea México 1979)
Lo obvio es que aquí selecciona naturalmente hasta. Su proyección es fundamentalmente cuasi-objetiva (subjetividad media). En cambio acá se encarga de codificar escenas subjetivas ya sea con hasta o con para. Que hasta aquí sea la forma dominante en contextos cuasi-objetivos no es sorprendente en virtud de que se trata de trayectorias rastreables en un espacio próximo que no deja de diferenciarse de ego. Que para sea la forma que codifica la zona más subjetiva es también esperable, pero que para seleccione a acá prácticamente en forma exclusiva es un fenómeno que demanda una explicación. En otros trabajos (Maldonado, 2002a, 2002b) he sostenido, en concordancia con la propuesta de Lewis (1989) sobre el ewe, que las construcciones benefactivas, marcadas con para codifican trayectoriasintencionales que contrastan con las trayectorias locativas y de afectación características de la preposición a. El contraste es observable en (38):
Mientras que en (38a) está en perfil la meta locativa, en (38b) lo que se perfila es la intención de llegar a ella. La posibilidad de que me detenga a hacer algo en el camino es más acorde con para que con a. Con a se da una relación de proximidad no presente con para. Este contraste sutil es más evidente entre construcciones de objeto indirecto y benefactivas. La consecución de la meta es predecible con a, no así con para: Juan Ramón les escribía poemas a las damas de su época Trayectoria de afectación Juan Ramón escribía poemas para las damas de su época Trayectoria intencional
Mientras con les-a Juan Ramón hacía llegar las cartas a las damas que quería enamorar, con para tales damas quizá hayan sólo sido su fuente de inspiración, sin que ello implicara necesariamente que las damas hubieran recibido sus escritos. La diferencia, sin duda sutil, quizá pueda ser representada en las siguientes figuras:5
En los diagramas la parte más oscura es la que está en perfil. Quizá lo único que sea necesario decir en cuanto a la predilección de para acá y no de para aquí es que en esa construcción está también en relieve la trayectoria de intencionalidad. Una muestra evidente de ello la constituye la interacción entre un fotógrafo y su modelo: Hay que ver si es un buen actor o no es nada más que la mano del director… que lo está controlando…, en una línea, en no muevas los ojos, no muevas la ceja, no la levantes, no hagas gestos, la boca, los oídos nada más habla, mira para acá o sea, es, podríamos decir, algo así como un truco (crea México 1998)
Para designa el lugar hacia adonde debe ver la modelo. Acá es el lugar mismo donde está tanto la cámara como el fotógrafo. Si la modelo sólo dirige su mirada a aquí no se garantiza el contacto visual entre ella y la cámara, pues existe la posibilidad de que se oriente hacia cualquier punto cercano a ego y no a los ojos del fotógrafo.
Los casos hasta aquí vistos permiten ver que, por lo menos en Bogotá y en México, la caracterización de acá como difuso y de aquí como puntual quizá no sea del todo afortunada. Por lo que al dialecto mexicano confiere, el contraste depende más de que el conceptualizador se constituya realmente como punto de referencia de la locación enunciada. Mientras acá responde a esa caracterización, aquí hace referencia a puntos cuasi-objetivos ubicados en la región próxima que circunda a ego.
En cuanto al significado temporal, ya he señalado que aquí se encarga de representaciones que rastrean momentos anteriores al de la enunciación. Por su parte, acá tiene la capacidad de entrar en espacios similares, con la peculiaridad de que el centro deíctico no se restringe al momento de la enunciación, sino que incorpora además el tiempo y la circunstancia que el emisor experimenta al momento de hablar: Lo que he recibido desde entonces para acá/*aquí ha sido una gran solidaridad (crea México 1996)
En virtud de que está en juego la trayectoria experimental del hablante es de esperar que acá aparezca introducido por para en este tipo de usos subjetivos, pero nada impide que ocurra introducido por a (42), o incluso sin preposición (43):
Mientras que el uso de aquí haría referencia al tiempo de la emisión que tanto hablante como oyente pueden observar, acá señala el tiempo experimentado por el hablante y sus relaciones empáticas. Nótese que de cuándo (a) acá es ya una expresión fija que no alterna con aquí (*de cuando (a) aquí).
Además de la anterior, existe otra expresión idiomática de tipo distributivo que no se documenta con aquí: Por fin el Arpa llegó a saludar al gran jefe de la palomilla… lo saludó con admiración y entusiasmo, con ese reconocimiento que era desconocido allá entre aquellos muros de la vecindad donde nadie se daba cuenta de sus méritos de deportista consumado. Allá el Huesos era sólo Felipe, que Felipón para acá/??aquí, que Felipillo por allá, entre muchos pestilentes, entre pobres diablos con las huellas de los sudores en las camisas, con las patas oliendo a rayos… (crea México 1983).
La expresión se emplea para subrayar la frecuencia y la importancia con que se hace referencia a alguien, sin duda, familiar. El ser referido está por todas partes, la región próxima se marca con para acá, la distante con por allá. Es predecible que acá, y no aquí, desarrolle además significados de tipo evaluativo. Los últimos espacios en que incursiona la subjetividad de acá constituyen el objetivo del siguiente apartado.
VRincones evaluativosSi es cierto que el contraste de subjetividad entre las dos formas deícticas ha permeado distintos espacios discursivos, sería predecible que presentara reflejos pragmáticos. Parece ser que el español de México es el dialecto que se ha encargado de extender sus valores pragmáticos a espacios de mayor subjetividad. Los usos de corte evaluativo son notables. En el contexto de compra en una zapatería es predecible que el intendente use aquí para referirse al cliente, como en (45): Aquí /*acá el señor necesita unos zapatos de vestir
El uso de acá, de extremada cercanía, sería considerado como una falta de respeto hacia el cliente. Otros casos de cercanía y trato informal entre participantes son fáciles de reconocer. Si quiero burlarme de las intenciones amorosas de un amigo puedo declarar (46): Acá/ ?? aquí Melquiades quiere con Chonita
A mayor cercanía entre participantes mayor informalidad. Como ya lo había señalado, con acá la proximidad física se traduce en proximidad emocional y ella se corresponde con la familiaridad. Con la finalidad de poner en duda lo dicho por otro participante del discurso que es cercano al hablante sólo acá es posible:
Más aún la cercanía parece rebasar los lindes de una distancia prudente para sugerir falta de respeto. Si quiero poner en evidencia al presidente de la República a partir de la ridiculez de alguna de sus mil declaraciones, rompería dicha berrera con acá, nunca con aquí (48): Ahí está el señor, ahí no gana el pan, ahí no gana el pe-errede, ahí no gana nadie, dice Madrazo mientras él esté en el poder, y él sabe cómo le hace. Y acá/ ??aquí el señor Zedillo dice que hay apertura democrática en el país (crea México 1996)
En forma similar, otras extensiones evaluativas sobrepasan los límites de una distancia convencional de respeto. Así como se rebasan esos lindes, se pueden rebasar tanto los de la paciencia (49), como los de un estado de cansancio o de embriaguez aceptable (50a-b): ¡Ya me tienes hasta acá/??aquí con tus mentiras! Ya me voy porque ya ando muy acá/*aquí (borracho, fatigado) Anda acá/*aquí bien puesto (muy borracho)
La extensión a usos evaluativos es predecible. Si queremos resaltar que alguien es de niveles importantes o de la alta sociedad, usaríamos acá como en (51): Se lleva con gente muy acá/*aquí
No es poco común que en esos usos haya una implicación de pedantería. Los gestos que acompañan estas expresiones son notables. Ya McNeill y colaboradores (2000) han puesto en tela de juicio la separación entre el uso de señas y las formas lingüísticas como punto fundamental de la codificación comunicativa. Tanto los significados asociados al cruce de un límite como los que implican pedantería llevan formas gestuales indivisibles del uso de acá. Los primeros se acompañan de una seña en que la mano rebasa la altura de la ceja, del lado de la sien. Icónicamente, la seña refleja el rebase de lo que la mente puede controlar. Por su parte, el reconocimiento de la clase social de élite se asocia a un gesto en que una mano se acerca al pecho, la cabeza se retrae y el rostro toma un perfil altivo. El gesto es de separación. Acá designa un espacio privado que excluye a los otros. La arrogancia asignada a otras personas lleva en acá el mismo tipo de seña, como se describe en (52-53): Anda muy acá/*aquí tronando su chicote6 I: así/ “este grupo este/ se siente el ambiente con ganas de trabajar”/ o sea <~sea> te/ te aventaban flores/ ¿no? E: órale/ qué padre I: y tú acá/ como guajolote/ [¡ah!] E: [sí/ pues sí (risa)] (cscm)
De manera análoga, si queremos subrayar que alguien viste con mucho estilo y al grito de la moda o que un lugar tiene una decoración moderna y fina diríamos (54a-b) y (55), y emplearíamos el mismo tipo de gesto: Ana viste muy acá/*aquí Yo pensaba que en un despacho iban a venir acá/ vestidos de traje/ o de saco/ cosas así/ ¿no? (cscm)
Sólo iba a lugares muy acá/*aquí
Una actividad que vale la pena o una situación de prestigio también tomaría acá: I: sí/ no/ no en cualquier momento/ si no tienes tiempo de/ aquí por ejemplo yo/ antes de terminar/ estaba en computación/ en lo que es cómputo acá E: claro (cscm)
La aparición de estos usos evaluativos no es sorprendente. Se trata de situaciones que involucran no sólo la consideración de un espacio próximo, sino también el involucramiento del conceptualizador como evaluador de un participante o de un evento. A una entidad ubicada en la zona más íntima del hablante se le aplica una mirada cualitativa, se rebasan los lindes de la objetividad y se le imponen calificaciones escalares a partir de estereotipos sociales.
La gama de significados de acá parte de una cercanía íntima que determina un mayor nivel de subjetividad. Hace referencia a una locación ocupada por el hablante. De hecho, toma al hablante como punto de referencia y obscurece el contraste entre el contexto y los participantes del evento. Con ello incorpora consistentemente la mirada del hablante. De manera que las extensiones de acá van de lo concreto a lo abstracto al igual que aquí, pero dada la máxima proximidad de acá respecto del emisor como punto de referencia sus manifestaciones son consistentemente más subjetivas, como se puede ver en (57): Acá: locación de ego (subjetiva) > trayectoria experiencial temporal > trayectoria que implica esfuerzo > situaciones de contraexpectativas > significados evaluativos representados en escalas
Tanto los espacios físicos como los temporales están en el ámbito experiencial del conceptualizador, de ahí que las trayectorias sean vistas como esfuerzos que se corresponden con situaciones de dinámica de fuerzas, y de ahí la notable variedad de juicios evaluativos que operan desde una mirada de subjetividad profunda.
VIConclusionesEn este estudio he intentado demostrar que el contraste entre aquí y acá en el español de México dejó de seguir los parámetros estático/dinámico de la forma latina para organizar el espacio con base en distinciones de alcance que determinan grados de subjetividad. A diferencia de otras aproximaciones, he intentado mostrar que la distancia es pertinente para la oposición, sin embargo la mayor cercanía de acá no está determinada por el espacio en sí, sino por la configuración de la cercanía como un fenómeno de asociación con el hablante. Más que de cercanía quizá sería mejor referirse al espacio de acá como uno de contacto, de intimidad o de familiaridad. Se trata de un espacio que rebasa las barreras de lo objetivo e incorpora el mundo del hablante. Ello hace que la distinción entre contexto y participantes sea nebulosa. Por su parte, a aquí corresponde la región que circunda al hablante, involucra un espacio suficiente entre el hablante y la locación para que el evento sea visto de manera cuasi-objetiva. Los usos de demarcación y límite corresponden con esa representación. El contraste en términos de grados de subjetividad garantiza que los patrones de extensión de cada forma presenten progresiones distintas. Aquí, involucra un grado de subjetividad media, una cuasiobjetividad, que demarca regiones próximas. En consecuencia, sus patrones de extensión responden a representaciones observables que el conceptualizador tiene frente a sí. Quizá a ello responda la puntualidad señalada por Sedano (1994). Tal tipo de cuasiobjetividad garantiza que los patrones de extensión repetidos en (58) de la escala en (30) sigan una ruta que coincide con las tendencias de cambio sugeridas tanto por Langacker (1985, 1991), como por Traugott (1988, 1995a, 1995b): Aquí: región próxima > trayectoria textual > trayectoria temporal observable, punto de referencia mental en una trayectoria observable
De las locaciones observables y los espacios que se ven con cierto nivel de objetividad, la referencia pasa del mundo objetivo a un mundo todavía objetivo y rastreable físicamente como el del texto. La extensión temporal es la correspondencia abstracta del mismo tipo de rastreo, y las trayectorias mentales en que un evento o un razonamiento se siguen de otro, según la mirada del hablante, no son sino expansiones abstractas predecibles a partir del patrón de base. La coincidencia con una de las rutas fundamentales de gramaticalización de Traugott (1988) es notable. Visto además como un fenómeno que parte de una distancia cómoda para la conceptualización “cuasi-objetiva” la progresión no es sorprendente. El cambio de lo concreto a lo abstracto coincide igualmente con las trayectorias de atenuación de Langacker (1991) en cuanto a que conforme el significado locativo decrece la representación subjetiva aumenta.
Por su parte, la trayectoria de acá involucra una cercanía íntima que determina un mayor nivel de subjetividad. Hace referencia a una locación ocupada por el hablante. La subjetividad profunda toma al hablante como punto de referencia y obscurece el contraste entre el contexto y los participantes del evento. La proximidad se traduce en contacto e intimidad experiencial y esta sienta las bases para que emerja una mirada evaluativa que puede ser entendida en términos de “dinámica de fuerzas”. Lo fundamental de esa progresión es que rebasa los lindes de una visión objetiva e incorpora consistentemente la mirada del hablante. Si bien la ruta de subjetivización —repetida para comodidad del lector en (59)— a partir de (57) es notoriamente similar a la de (58) difiere en dos factores fundamentales: i) el espacio referido involucra mayor proximidad y es consistentemente subjetivo y ii) la ruta de subjetivización alcanza espacios evaluativos no presentes en la configuración de aquí:
Mientras el cambio de locación al ámbito temporal se presenta en las dos formas, para acá queda excluido el rastreo textual, mientras que para aquí lo que queda vetado es el salto a la dinámica de fuerzas y a la proyección evaluativa del hablante.
Evidentemente no toda la trayectoria que he trazado se cumple en todos los dialectos del español. No cuento con datos que verifiquen los usos más evaluativos que se dan en México. Sin embargo, la representación de acá marcador subjetivo asociado al hablante sí que se ratifica. Incluso en España donde acá está en vías de extinción existe la expresión venga acá p’acá para llamar la atención sobre algo generalmente discutible, y cuando el abuelo decía venga para acá se sabía que venía un regaño.7 En Colombia, ya he dado muestras de mayor proximidad, y en áreas más subjetivas, la familiaridad se codifica con acá: Esas cosas me las dieron acá los encargados de organizar el concierto (crea Colombia 1994)
Con distintos grados, la subjetividad de acá está documentada en distintos dialectos del español. El contraste que he propuesto parece tener la suficiente naturalidad como para imaginar que pudiera presentarse en otras lenguas romances. Todo parece indicar que la mayor subjetividad de qua contrasta con la cuasiobjetividad de qui en italiano. Los datos hasta ahora vistos sugieren que el parámetro de difusión/puntualidad que Sedano (1994) encuentra en el español de Caracas puede ser visto como una manifestación de un fenómenos más general enmarcado en términos de subjetividad media y subjetividad profunda. Lo puntual presupone una mirada objetiva garantizada por una distancia cómoda para la percepción, y lo difuso puede provenir del exceso de cercanía, lo que queda por ver es si en los demás dialectos del español se presentan los casos de mayor subjetividad (evaluativos y de contraexpectativas). La tendencia a subjetivizar eventos objetivos ha sido reconocida como una de las más recurrentes tendencias de cambio en las lenguas del mundo, tendencia que obviamente no excluye a la lengua española. La mayor subjetividad de los dialectos latinoamericanos se manifiesta en un mayor número de construcciones medias con se, así como las construcciones con dativos enfáticos y de interés (Maldonado, 1999, 2002a, b) contrasta con la mayor “frialdad” del dialecto peninsular. Quizá ese contraste tenga correspondencia con el casi total fracaso de acá en España y con la irrupción subjetiva de un acá que tanto en Colombia como en México, y posiblemente en otros dialectos del español, deja permear la mirada del hablante en la comunicación cotidiana.
Este trabajo contó con la invaluable ayuda de Alberto Ramírez Lujano, cuya recopilación y primer etiquetado de datos fue fundamental para el desarrollo del presente estudio. Sin las observaciones de Mercedes Sedano a la primera versión de este texto no habría sido posible su conclusión. Este trabajo es apenas un mínimo complemento a su seminal aproximación a los deícticos en lengua española. Vaya también mi agradecimiento a las críticas y observaciones de los alumnos del Seminario de Semántica del Posgrado en Lingüística de la UNAM, en particular a Marina Pardo.
Dejo a un lado el dialecto de Buenos Aires por cuanto parece haberse dado un cambio léxico pero bajo el mismo sistema que presenta Madrid: acá es la forma dominante con 95 (86%) casos estáticos y 15 (14%) con movimiento direccional. Mientras que aquí sólo presenta un caso direccional (4%) y 26 (96%) ejemplares estáticos.
Agradezco a Chantal Melis la demanda de precisión sobre la pertinencia de esta noción para el caso de acá.
Véase Maldonado (2002b) para un conjunto de argumentos sintáctico-semánticos en que contrastan a y para en construcciones benefactivas y de objeto indirecto.