La sífilis es una patología infecciosa, nuevamente emergente, debido al incremento persistente de casos, por lo que se debe retomar su conocimiento en todos los ámbitos de salud, aunque su diagnóstico resulte por demás difícil debido a su polimorfismo.
Esta patología es una infección sistémica y crónica causada por el Treponema pallidum, subespecie pallidum,1 con un período de incubación de 10 a 90 días.2 Epidemiológicamente tiene una prevalencia de 2.4% en trabajadoras sexuales en Venezuela,3 una incidencia durante el embarazo de 28.66 por 1 000 gestantes en Cuba,4 una tasa en México de 1.82 por 100 000 habitantes1 con probabilidad de infección fetal cercana al 70%, si la madre se encuentra en las fases primaria o secundaria.5
La historia de la sífilis como patología está enmarcada en un proceso que se caracteriza por tres etapas, bien delimitadas: primaria, secundaria y terciaria.
En la etapa primaria, luego de un periodo de incubación promedio de tres semanas, aparece el chancro, lesión clásicamente indolora de fondo sucio, acompañada de adenopatía satélite (de 7 a 10 días después), además debe tomarse en cuenta que estas lesiones no sólo se asientan en el área genital, sino en cualquier región cutánea o mucosa.6
La etapa secundaria aparece en un período de 3 a 12 semanas después de haber involucionado el chancro, con malestar general, febrícula y adenopatía generalizada. Dermatológicamente aparecen lesiones maculopapulosas infiltradas color cobrizo en brotes, incluso en palmas y plantas, así como condilomas planos en zonas húmedas,7 sifílides en 12% de los casos y persistencia del chancro en 15% de personas hiv negativos.8 Es necesario conocer si existe la sífilis maligna considerada una variante infrecuente y ulcerativa9 que afecta predominantemente a pacientes inmunodeprimidos.
Finalmente, la etapa terciaria se caracteriza dermatológicamente por la presencia de tubérculos y gomas, con afectación del sistema nervioso central, presente sólo en 30% de los casos no tratados y cuya presencia es muy difícil encontrar en la actualidad.
El diagnóstico diferencial se establece principalmente con: herpes simple, chancroide, eritema polimorfo, tuberculosis cutánea, escabiasis, candidiasis genital y linfomas. El diagnóstico de certeza se realiza mediante una historia clínica completa, así como serológicamente con la prueba vdrl. El tratamiento indicado es la penicilina benzatínica, con dosis de 2.4 millones por semana, intramuscular, durante cuatro semanas y en pacientes alérgicos a la penicilina se recomienda doxiciclina de 100mg. vía oral dos veces al día de dos a cuatro semanas.10
Este artículo debe citarse: Guerrero-Zulueta A. Sífilis. Aten Fam. 2014;21(3):98.