Sres. Directores: El tenoxicam es un antiinflamatorio no esteroide (AINE) del grupo de los oxicams, de comercialización relativamente reciente, con un perfil farmacocinético que permite su administración en toma única diaria1. Se presenta como una alternativa terapéutica más segura por la menor incidencia de efectos secundarios, con un potencial terapéutico equivalente al de otros AINE del mercado2-5.
Estos fármacos, en general, suelen ser bien tolerados, aunque presentan una gran variedad de efectos indeseables potenciales, causados en su mayoría por la poca especificidad de su mecanismo de acción1. El mayor grado de toxicidad se da a nivel de tracto gastrointestinal, seguido por el sistema nervioso central, sistema hemopoyético, hígado y piel4,5. Los efectos cutáneos incluyen urticaria, fotosensibilidad y diversos tipos de exantema1-5. La alopecia sólo ha sido descrita en el caso de nabumetona como reacción adversa extremadamente rara6.
Nosotros presentamos aquí un caso de alopecia de cuero cabelludo en un paciente tratado con tenoxicam. La evolución del proceso nos hace pensar en la relación «reacción/fármaco» como muy probable.
Se trata de una mujer de 62 años sin hábitos tóxicos, ni alergias conocidas, con antecedentes de poliartritis seronegativa desde enero de 1993 y pericarditis idiopática con derrame crónico desde marzo de 1995. Su tratamiento habitual incluye: prednisona, 5 mg, un comprimido cada 24 horas; diazepam, 5 mg, un comprimido cada 12 horas; furosemida, 77 mg, asociado a triamtireno, 25 mg, un comprimido cada 24 horas; famotidina, 20 mg, un comprimido cada 24 horas, y piroxicam, 20 mg, un comprimido cada 24 horas.
En marzo de 1996 se le cambia el antiinflamatorio habitual (piroxicam) por tenoxicam, 20 mg, cada 24 horas, con buena tolerancia y sin que se presenten cambios clínicos en su proceso patológico de base. Durante el mes de mayo la paciente se queja en varias ocasiones de caída fácil de cabello. A finales del mes siguiente la pérdida de pelo es evidente y la «prueba del tirón» positiva. La enferma insiste en atribuirlo al cambio de tratamiento antirreumático efectuado meses atrás. Como medida de precaución, se le vuelve a prescribir piroxicam, se retira tenoxicam y se le hacen una serie de recomendaciones para el cuidado físico del cabello. En visitas sucesivas se aprecia la aparición de cabellos nuevos, que son firmes y no caen al tirón. En septiembre, el cuero cabelludo estaba cubierto de pelo firme. Un mes después, vuelve a tomar tenoxicam durante 20 días y el pelo que acaba de salir se vuelve de nuevo frágil y cae con facilidad. En noviembre se suspende definitivamente el tratamiento con tenoxicam.
Como podemos observar, es bastante probable que la alopecia se deba a tenoxicam; un efecto adverso no grave desde el punto de vista vital, pero sí bastante importante desde el punto de vista estético. Por suerte, es asimismo un fenómeno reversible y totalmente recuperable. Queremos anotar como dato curioso que la enferma tomaba con anterioridad otro AINE del mismo grupo, que no le ocasionaba el problema.
Nos ha parecido oportuno dar a conocer este caso, por cuanto es un efecto secundario más a tener en cuenta cuando se estén prescribiendo AINE, más concretamente tenoxicam.
Quizás existan más casos, y simplemente no se ha pensado en esta asociación como probable. Quizás pueda presentarse fragilidad capilar sin alopecia total. Tal vez si se hubiera tratado de un varón hubiese resultado menos plausible pensar en esta relación causa-efecto. Son interrogantes que nos hacemos, pero al menos, por el momento, cabe tener en cuenta esta posibilidad cuando un paciente refiera fragilidad capilar de novo, y le estemos prescribiendo AINE a intervalos relativamente frecuentes o como tratamiento continuo reciente.