Sres. Directores: Algunas reacciones adversas a medicamentos, sin ser graves, pueden afectar de manera importante la calidad de vida de los pacientes, entre ellas se encuentran las alteraciones del gusto. En la actualidad, existe un número importante de fármacos de distintos grupos terapéuticos, y de uso frecuente, que pueden producir pérdida (ageusia, hipogeusia) o distorsión del gusto (disgeusia) (tabla 1)1. Sin embargo, llama la atención la falta de información de este efecto adverso en la ficha técnica de los medicamentos que lo producen y la falta de conocimiento de los médicos en relación con este efecto adverso2. Presentamos un caso de disgeusia relacionado con la toma de RhodogilR (espiramicina más metronidazol a dosis fijas) que puede ser de interés para mejorar el conocimiento de los médicos de atención primaria acerca de este tipo de efecto adverso.
Mujer de 69 años de edad que como único antecedente de interés presenta una hepatitis crónica por VHC sin tratamiento farmacológico, con enzimas hepáticas dentro de la normalidad. Tras tratamiento oral con RhodogilR (espiramicina, 1.500.000 U más metronidazol, 250 mg/8 h), prescrito por el estomatólogo para un cuadro de gingivitis, presentó desde la primera toma sensación de sabor metálico «como si tuviera sangre en la garganta», motivo por el que acudió a la consulta de atención primaria al segundo día de tratamiento. En la exploración de la cavidad oral se observaron signos inflamatorios en mucosa gingival sin otras alteraciones faríngeas. Ante la sospecha de reacción adversa al metronidazol, se cambió el tratamiento por amoxicilina oral, 500 mg/8 h. A los 6 días de suspender la toma de Rhodogil® desapareció el sabor metálico.
Según el algoritmo de causalidad del Sistema Español de Farmacovigilancia, la reacción adversa descrita, aunque no hubo reexposición por negativa de la paciente y por tratarse de un tratamiento agudo, presenta una fuerte relación de causalidad, y se puede clasificar como probable3: a) relación temporal evidente; b) reacción adversa conocida las alteraciones del sentido del gusto no están descritas para la espiramicina; sin embargo, son bien conocidas para el metronidazol, que se ha relacionado con cuadros de hipogeusia o sabor metálico en un 12% de los pacientes que lo toman1; c) desaparición del sabor metálico tras la retirada de RhodogilR, y d) se descartó causa alternativa.
El metronidazol es un antibiótico activo frente anaerobios y protozoos, ampliamente utilizado en asociación con espiramicina a dosis fijas en infecciones bucodentales; como afirma el propio laboratorio fabricante en la publicidad de RhodogilR, «más de 100 millones de tratamientos en el mundo con una buena relación coste/eficacia». Aunque las alteraciones del gusto son bien conocidas con este fármaco1,4, no están incluidas en el prospecto del medicamento dirigido al paciente ni en la información recogida en el Vademécum Internacional (VI)5. Esto impide el reconocimiento de este efecto indeseable por parte de los pacientes y dificulta el diagnóstico para aquellos médicos que utilizan el VI como única fuente de información. En una encuesta realizada a 15 médicos de atención primaria sobre efectos adversos relacionados con el metronidazol, ninguno describió las alteraciones del gusto como un posible efecto negativo. Sería deseable que la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios (DGFPS) obligara a incluir las alteraciones del gusto y olfato en la ficha técnica de todos los medicamentos para los que son bien conocidos estos efectos. Llama la atención que la información sobre alteraciones del gusto recogida en el VI sobre algunos fármacos revisados por la DGFPS sea muy deficitaria o esté ausente (por ejemplo, de 21 medicamentos con enalapril sólo en 3 se incluye en la información del VI la posibilidad de producir disgeusia).
Nos ha parecido interesante confeccionar una tabla con todos los medicamentos para los que se ha descrito que producen alteraciones del gusto con una incidencia superior al 1%. Pensamos que puede facilitar el diagnóstico de este tipo de efectos adversos y evitar sensaciones desagradables que alteren la calidad de vida de los pacientes, en ocasiones durante períodos prolongados (tabla 1). En cualquier caso, no hay que olvidar que siempre hay una primera vez en la que se describe un efecto adverso, y que son muchos los fármacos para los que se han descrito alteraciones del gusto de forma anecdótica1,6.