Hemos leído con interés el trabajo titulado «Tratamiento del paciente con artrosis» de Vargas Negrín et al.1, publicado en Atención Primaria, y nos ha llamado la atención que, entre los agentes físicos que recomiendan, citan, a nuestro juicio de manera irrelevante, la balneoterapia (BT), lo que nos ha animado a hacer los siguientes comentarios.
Recientemente, la Sociedad Internacional de Investigación en Osteoartritis (OA) ha publicado nuevas directrices para el tratamiento no quirúrgico de la OA de rodilla2, elaboradas por un equipo multidisciplinar de 13 expertos de 10 países de 3 continentes y basadas en guías previas y revisiones sistemáticas, que ofrecen a médicos y pacientes la evidencia científica necesaria para el tratamiento de la OA de rodilla con un enfoque personalizado, atendiendo al momento de evolución y las necesidades o preferencias del paciente. Se incluye, entre otros, como tratamiento de elección la BT en casos de OA poliarticular con morbilidades asociadas como diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, enfermedad hemorrágica gastrointestinal o trastornos que limiten la actividad, incluyendo la obesidad.
Entre los trabajos recientes sobre BT en OA, destaca el metaanálisis de Liu et al.3 sobre el efecto analgésico de los peloides (barros minerales) comparados con un grupo control en pacientes con OA de rodilla, con un total de 7 trabajos revisados (410 pacientes), y que concluye que los peloides son una opción favorable para el tratamiento de la OA de rodilla, con una mejoría significativa tanto del dolor como de la rigidez y la limitación funcional características.
Por otra parte, Tenti et al.4 han publicado en 2014 una revisión sistemática sobre la indicación de la BT en OA de rodilla, que incluye 14 ensayos clínicos aleatorizados y 1.198 pacientes, en la que concluyen que posee un efecto beneficioso sobre el dolor, la funcionalidad y la calidad de vida, que perdura más allá de entre 6 y 9 meses tras finalizar el tratamiento.
Entre todos los trabajos publicados sobre el tema, queremos destacar el ensayo clínico multicéntrico realizado por Forestier et al.5. Se incluyó a 382 pacientes, de los que 195 recibieron, además del tratamiento habitual para la OA de rodilla y la realización de ejercicios en domicilio como el grupo control, 18 días de tratamiento termal (masajes, duchas, sesiones en piscina, peloides), mostrando un mayor beneficio sobre el dolor y la funcionalidad a los 6 meses de finalizar el tratamiento que el grupo control, ofreciendo además una tolerancia excelente.
Por último, también deseamos mencionar el estudio de Fioravanti et al.6, un ensayo clínico simple ciego sobre los efectos a corto y largo plazo de la cura termal en el manejo de la OA de rodilla, en que se incluyó a 80 pacientes, 40 de los cuales recibieron una cura termal 2 semanas además del tratamiento habitual. Los resultados mostraron una mejoría superior en el dolor y escalas de valoración funcional, así como en el consumo de medicamentos, hasta los 9 meses de seguimiento postratamiento que no se observó en el grupo control, con una excelente tolerabilidad.
Por todo lo anterior, consideramos que la BT debe tenerse en cuenta a la hora de valorar el más idóneo y completo tratamiento de la OA, máxime conociendo la existencia en nuestro país de programas socio-sanitarios de termalismo, como los del IMSERSO, que, en sus 25 años de existencia, han beneficiado a más de 2 millones y medio de personas, de las cuales el 90% ha recibido tratamientos para su OA.
FinanciaciónNinguna.
Conflicto de interesesNo existen.