Sres. Directores: La estrecha relación entre salud y alimentación es evidente en la actualidad, y la instauración de hábitos alimentarios sanos se valora como un medio en la promoción de la salud para dar calidad a la vida. De ahí la importancia de vigilar la calidad alimentaria que requiere el ser humano a lo largo de toda su vida y en todas sus etapas, concebido como ente biopsicosocial y para el pleno desarrollo de sus máximos potenciales. Sin lugar a dudas, las bases se dan desde el claustro materno y continúan de forma personal e individual hasta la madurez. Sabemos que el eje coordinador en nuestra sociedad es la mujer, y propiamente la madre. Es en ella en quien radica la mayor responsabilidad de educar, apoyar, comprender, proteger y sobre todo alimentar.
Se llevó a cabo un estudio observacional, prospectivo, transversal del uno de abril al uno de octubre de 1996, tomando una muestra de 100 madres derechohabientes con hijos de 1-3 años de ambos sexos, de la Unidad de Medicina Familiar N.º 63 (C/Urgencias, San Idelfonso, Municipio de Villa Nicolás Romero, Estado de México) del Instituto Mexicano de Seguro Social.
«México es un mosaico cultural y geográfico en el que, de una región a otra, pueden encontrarse grandes diferencias de clima, origen étnico, creencias, idioma, recursos y costumbres. La dieta puede, por tanto, variar notablemente de una población a otra.»1
La importancia que merece el mencionar la calidad alimentaria no es exclusiva de unos cuantos alimentos, ni requisito de unas etapas, edades o nivel socioeconómico. «De ahí la preferencia del individuo por ciertos alimentos, resultado de sus tradiciones, experiencias y aspectos emotivos que desarrolla desde que nace.»2 Considerándolo desde un punto de vista práctico, y poniendo aparte las necesidades nutricionales, vemos que los alimentos que escogen las personas y las cantidades que comen dependen sobre todo de su calidad. «En el moderno supermercado se encuentran a menudo varias marcas del mismo producto alimenticio. A fin de cuentas el consumidor escoge una de ellas basándose en su calidad y precio. El precio no necesariamente refleja la calidad, pero el fabricante sabe que su mayor competencia consiste en la calidad superior, y por medio de ella generalmente puede obtener mejor precio o puede vender mayores cantidades.»3
«La herencia y el medio ambiente determinan la forma en la que un niño crece y la talla y la configuración que alcanza.»4 Factores como la herencia, por ejemplo, están íntimamente relacionados con las características nutricionales que el individuo tenga y sobre todo aquellas que la mujer embarazada le haya aportado a su hijo. «Existen pocos criterios válidos para apreciar globalmente la calidad de un alimento al ser esta noción extremadamente relativa o totalmente subjetiva. El principal evaluador de la calidad es el hombre.»5 Todas las etapas en la vida del ser humano merecen atención y orientación nutricional oportuna y adecuada, y en este momento, por ejemplo, citaremos a los niños de 1-3 años, grupo vulnerable en quienes repercutirá la buena o mala calidad alimentaria que hayan recibido por parte de su madre o bien por las personas encargadas de alimentarlos.
«La madre tiene que planear, seleccionar y preparar alimentos que sean nutritivos y atractivos para los niños.»6
Los resultados que se obtuvieron en la presente investigación son estadísticamente significativos con una p<0,001. La encuesta consistió en 10 preguntas y se encontraron los resultados que refleja la tabla 1.
Después de haber aplicado y evaluado las 100 encuestas a las madres derechohabientes se puede concluir lo siguiente: que los niños de 1-3 años son alimentados con productos de baja calidad y cantidad alimentaria, y esto influye en el potencial biológico, psicológico, social y emocional que un niño debe alcanzar. Las madres derechohabientes no dejaron de vincular que la calidad de un alimento tiene relación con la capacidad intelectual del niño, y a pesar de la gran innovación en tecnología de alimentos y preparaciones frescas hechas en casa, hablar de una adecuada alimentación es no hacer a un lado el poder adquisitivo que tiene una familia mexicana de bajos recursos. Pero también la promoción continua y permanente sobre temas de nutrición e higiene que se dan en este período de la vida no deja de ser menos relevante.