Conocer la estructura y la función familiar del adolescente y sus cambios en la última década.
DiseñoEstudio descriptivo mediante encuesta.
EmplazamientoAlumnado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato en medio rural (Granada) y en medio urbano (Jaén).
Población e intervencionesEncuestas autoadministradas de los años 1997, 2001, 2004 y 2007, en las que se recoge edad, sexo, estructura y función familiar (test de Apgar familiar).
Medidas y resultados principalesParticipan 1.356 alumnos en total, con 1.271 encuestas válidas (259, 386, 246 y 380, respectivamente). La edad de los alumnos es de 12 a 18 años con igualdad de sexos. La estructura familiar más frecuente es la nuclear (78–84%), seguida por la estructura monoparental (7–11%), la estructura extensa (6–7%) y la estructura reconstituida (2%). La función familiar es mayoritariamente normal (70–76%), con hasta un 30% de disfunciones (leves del 18 al 21% y graves del 5 al 10%). La estructura y la función familiar no varían según el sexo ni el año de estudio; en cambio, la edad sí influye: los adolescentes con 16 años o más presentan mayor porcentaje de disfunción familiar en 1997 a 2001 que en el resto de las edades, disminuye en los años 2004 a 2007 (p<0,05; test de la χ2), y es similar en el resto de las edades. Mientras que en 1997 la familia nuclear presenta un mayor número de adolescentes con función familiar normal (p<0,05; test de la χ2), en los restantes años no hay diferencias significativas entre las distintas estructuras familiares.
ConclusionesLa percepción de la función familiar en los adolescentes ha cambiado y actualmente no depende del sexo, la edad ni la estructura del hogar. La atención familiar durante la adolescencia debe centrarse en la promoción de una dinámica familiar positiva, independientemente de la estructura familiar.
To find out the structure and functioning of the family of the adolescent and its changes in the last decade.
DesignCross-sectional descriptive study using questionnaires.
Setting and populationPupils in obligatory secondary education and high-school in one rural (Granada) and one urban (Jaén) area.
Participants and measurementsSelf-administered questionnaire (years 1997–2001–2004–2007) in which details of age, sex, family structure and family-Apgar test were recorded.
Measurements and main resultsA total of 1356 adolescents participated, 1271 questionnaires valid (259, 386, 246 and 380 respectively per year). Ages 12–18 years, equality of sexes. The nuclear family structure was predominant (78-84%), followed by single parent family in (7–11%), extended (6–7%) and reconstituted (2%). The family function was mainly normal (70–76%), with 30% dysfunction (slight dysfunction 18–21% and severe dysfunction 5–10%). The structure and family function does not vary by sex or the year of study, it is influenced by age: adolescents ⩾16 years with a higher percentage of family dysfunction in 1997/2001 than the rest of ages, declining in the years 2004/2007 (P <0.05 χ2), similar to other ages. While the nuclear family in 1997 had a greater number of adolescents with normal family function (P <0.05 χ2), in the remaining years there were no significant differences between different family structures.
ConclusionsThe perception of family function in adolescents has changed and now does not depend on sex, age and structure. Family care during adolescence should focus on promoting positive family dynamics, regardless of family structure.
La adolescencia es una etapa de la vida situada entre el comienzo de la pubertad y el momento en que se adopta un estatus de adulto1. La adolescencia provoca un cambio en el ciclo vital familiar2,3,4 que, aunque sea normal, puede propiciar un desequilibrio en el sistema familiar hasta que se consiga la adaptación a este cambio, en el que el origen tiene que ver con las tareas de desarrollo del adolescente3. Por su parte, las relaciones entre los diferentes subsistemas familiares adquieren una gran complejidad provocada por la búsqueda de mayor autonomía e independencia por parte del adolescente, así como del inicio de su socialización mediante el grupo de amigos5,6. Es vital que la familia varíe los roles y las normas para mantener la homeostasis familiar al tiempo que se adapta a los nuevos cambios. En este contexto, diversos autores indican que la familia tradicional nuclear sería la mejor preparada para enfrentarse a los cambios y realizar adaptaciones correctas, mientras que otras estructuras familiares soportarían peor los cambios3,7, aunque estudios recientes muestran resultados diferentes8.
En este trabajo se pretende conocer los cambios en la estructura familiar de los adolescentes en los últimos 10 años y la percepción sobre cómo funciona su familia, la relación entre ambas variables y la influencia de la edad y el sexo sobre estos aspectos familiares.
Sujetos y métodosEl estudio se realizó en 2 Institutos de Educación Secundaria, uno en una zona urbana (en Jaén capital) y el otro en una zona semirrural (La Herradura, Granada), con un entorno socioeconómico medio y medio-bajo. Participaron todos los alumnos mediante un estudio descriptivo transversal, empleando un cuestionario autoadministrado y anónimo. La encuesta se pasó, tras un adiestramiento previo de los profesores encargados, en los años 1997, 2001, 2004 y 2007.
Las variables recogidas en el cuestionario fueron la edad, el sexo y la estructura familiar (según las personas que comparten el hogar del adolescente); se siguió la clasificación de De la Revilla9, que diferencia la familia extensa (cuando viven en el mismo hogar 3 o más generaciones), la familia nuclear (formada por 2 generaciones, padres e hijos), la familia monoparental (constituida por uno solo de los cónyuges y sus hijos) y la familia reconstituida (formada por 2 adultos en la que, al menos uno de ellos trae un hijo de una relación anterior); no se usan las categorías de equivalentes familiares ni personas sin familia.
Para valorar la función familiar se empleó el test Apgar familiar, útil en Atención Primaria por su facilidad de uso para realizar una evaluación familiar global: sus 5 ítems evalúan la función familiar (adaptabilidad, cooperación, desarrollo, afectividad y capacidad de resolución), aunque lo que mide realmente es el grado de satisfacción y la percepción subjetiva que tiene el adolescente con respecto al funcionamiento de su familia10; se ha validado para la población española y se propone como instrumento de cribado10,11.
Los datos se analizaron mediante el programa informático Rsigma (Horus Hardware©) y se aplicó el test de Kolmogorov-Smirnov para comprobar la normalidad de los datos. Los datos se muestran como media ± error estándar de la media o de la proporción, y también como intervalos de confianza del 95%. Se propone un valor de significación estadística con p<0,05; se aplicó el test de análisis de la variancia (ANOVA) de una vía para la comparación de medias, y el test de la χ2 para la comparación de las proporciones.
ResultadosLas encuestas se pasaron a todo el alumnado perteneciente a los 2 centros educativos (1.356 alumnos), se recogieron bien cumplimentadas el 94% de ellas (1.271 encuestas válidas en total: 259, 386, 246 y 380, respectivamente por año). Se detectó un 2% de cuestionarios incorrectamente cumplimentados, que fueron desechados para el estudio, el 4% fueron pérdidas restantes debidas a faltas de asistencia a clase. El 68% de los cuestionarios pertenecían al medio urbano. El rango de edad de los alumnos oscilaba entre los 12 y los 18 años, con una media de edad de 14,5 años (± 0,6) e igualdad de sexos (tabla 1). No hubo diferencias en los resultados hallados entre el medio rural y el medio urbano.
Tabla 1. Comportamiento de las principales variables recogidas según el año de estudio *
Año de estudio | ||||||||
1997 | 2001 | 2004 | 2007 | |||||
Tamaño de la muestra | 259 | 386 | 246 | 380 | ||||
Media de edad (años) | 14,5±0,1 | 14,0±0,1 | 14,5±0,1 | 14,2±0,05 | ||||
Sexo (varón) | 47±3,2% | 49±2,4% | 49±3,2% | 47±2,6% | ||||
Función familiar (según el test de Apgar familiar) | ||||||||
Función normal | 70±2,3% | 71±2,3% | 72±2,9% | 76±2,2% | ||||
Disfunción leve | 20±2,5% | 21±2,1% | 18±2,4% | 19±2,0% | ||||
Disfunción grave | 10±1,9% | 8±1,4% | 10±1,9% | 5±1,1% | ||||
Estructura familiar | ||||||||
Nuclear | 83±2,3% | 84±1,9% | 81±2,5% | 80±2,0% | ||||
Extensa | 4±1,2% | 7±1,3% | 7±1,6% | 7±1,3% | ||||
Monoparental | 11±2,0% | 7±1,3% | 10±1, 9% | 11±1,6% | ||||
Reconstituida | 2±0,8% | 2±1,7% | 2±0,9% | 2±0,7% |
* Los datos se muestran como proporción ± error estándar de la proporción.
La función familiar se percibió como normal en el 77% (± 1,8) de los adolescentes, con un ligero ascenso desde el primer año de estudio hasta el último, pero sin presentar diferencias significativas (tabla 1). La disfunción familiar fue más frecuentemente leve (15 ± 1,2%) que grave (8 ± 0,7%), y se observó cómo la percepción de una disfunción grave no presenta cambios significativos en la última década. La estructura familiar fue preferentemente nuclear (80 ± 2,5%), y hubo otros tipos familiares en menor proporción: las familias monoparentales representaron un 10% (± 1,3), las familias extensas representaron un 6% (± 0,5) y, en último lugar, las familias reconstituidas representaron un 4% (± 0,4) (tabla 1). No hubo diferencias según el año de estudio ni el sexo para la estructura ni la función familiar. Sin embargo, se apreció un cambio en la percepción de la función familiar por parte de los adolescentes de mayor edad: entre los 16 y los 18 años el porcentaje de normofunción familiar se incrementa progresivamente hasta alcanzar porcentajes similares a otros grupos etarios (figura 1).
Figura 1. Porcentajes de adolescentes con test de Apgar familiar normal según la edad y el año de estudio. (a) p<0,05 test χ2; (b) p=0,07 test χ2.
La relación entre la estructura y la percepción de la función familiar en cada año se muestra en las tabla 2,tabla 3. La puntuación media del test de Apgar familiar superó el punto de corte que establece la normalidad de la función familiar (media de 7,5 ± 0,08), y hubo diferencias según la estructura familiar (tabla 2): en el año 1997 sólo la familia nuclear presentaba una puntuación media que superaba el punto de corte de la normalidad (p<0,05; test ANOVA de una vía), mientras que no hubo diferencias en el resto de años estudiados. La puntuación media se incrementó de forma significativa en los adolescentes con familias reconstituidas (p<0,05; test ANOVA de una vía) y casi significativamente en las familias extensas (p<0,1; test ANOVA de una vía); igual ocurrió con los resultados de adolescentes de familias monoparentales, sin significación estadística pero con relevancia clínica dado que la media superaba el punto de corte para una dinámica familiar correcta (tabla 2).
Tabla 2. Comportamiento de las puntuaciones obtenidas en el test Apgar familiar según la estructura familiar y el año de estudio
Año de estudio | ||||||||
1997 b | 2001 | 2004 | 2007 | |||||
Test Apgar familiar | ||||||||
Puntuación media | 7,1±0,15 | 7,2±0,19 | 7,4±0,2 | 7,7±0,07 | ||||
Familia nuclear | 7,3±0,16 | 7,3±0,1 | 7,5±0,1 | 7,7±0,1 | ||||
Familia monoparental | 6,7±0,5 | 6,9±0,4 | 7,0±0,3 | 7,3±0,5 | ||||
Familia extensa a | 6,7±0,5 | 7,3±1,3 | 7,4±0,2 | 7,7±0,3 | ||||
Familia reconstituida b | 5,5±0,8 | 7,2±0,9 | 6,9±0,4 | 7,3±0,8 |
Los datos se muestran como media ± error estándar de la media o de la proporción.
a p<0,1 test ANOVA de una vía.
b p<0,05 test ANOVA de una vía.
Tabla 3. Relación entre la función familiar según el test Apgar familiar y el tipo de estructura familiar según el año de estudio
Función familiar | Estructura familiar | ||||||||
Nuclear | Extensa | Monoparental | Reconstituida b | ||||||
Año 1997 a | Normal | 74±3,1% | 57±12,4% | 52±9,6% | 43±0,9% | ||||
Disfunción leve | 17±2,7% | 38±12,1% | 36±6,8% | 33±8,6% | |||||
Disfunción grave | 9±2,0% | 5±5,1% | 12±7,5% | 24±7,7% | |||||
Año 2001 | Normal | 55±2,8% | 67±9,4% | 48±9,6% | 50±16,6% | ||||
Disfunción leve | 37±2,7% | 19±7,5% | 41±9,5% | 30±5,7% | |||||
Disfunción grave | 8±1,5% | 14±6,8% | 11±6,1% | 20±12,8% | |||||
Año 2004 | Normal | 72±3,1% | 76±10,3% | 59±10,1% | 60±21,9% | ||||
Disfunción leve | 25±2,9% | 12±7,8% | 33±9,6% | 20±17,9% | |||||
Disfunción grave | 3±1, 1% | 12±7,8% | 8±5,6% | 20±17,9% | |||||
Año 2007 | Normal | 76±2,5% | 80±8,6% | 69±7,1% | 78±13,9% | ||||
Disfunción leve | 20±2,3% | 10±6,4% | 21±6,3% | 11±10,5% | |||||
Disfunción grave | 4±1,1% | 10±6,4% | 10±4,5% | 11±10,5% |
Los datos se muestran como proporción ± error estándar de la proporción.
a p<0,01 test de la χ2.
b p=0,074 test de la χ2.
Al valorar los resultados de una forma porcentual, se encontró que en el año 1997 se apreciaban diferencias significativas en la percepción de la función familiar respecto a la estructura de la familia del adolescente: la familia nuclear era la que mejor dinámica presentaba (más de un 70% con función normal), en cambio, la familia reconstituida era la que más casos de disfunción familiar presentaba (un 57%), con un elevado porcentaje de disfunción grave (24%) (p<0,01; test de la χ2). Esa tendencia cambió en los siguientes años con un incremento de la percepción de buen funcionamiento familiar entre los adolescentes de todos los tipos familiares; la familia reconstituida presentaba diferencias casi estadísticas (p = 0,074; test de la χ2) al comparar los resultados por años, con una disminución significativa de los porcentajes de disfunción obtenidos mediante el test Apgar familiar, sobre todo de la disfunción grave (tabla 3).
DiscusiónUna de las situaciones más potencialmente conflictivas en las últimas décadas en la sociedad occidental acontece durante la adaptación de la familia a los cambios físicos y psicosociales que conlleva la adolescencia3,4,5. El enfoque de los sistemas familiares es un marco de referencia útil para dar sentido a las complejas relaciones entre los miembros de la familia1,3 y ayuda en la tarea de prevenir y abordar situaciones de estrés social provocadas por los cambios en el ciclo vital familiar. Los reajustes de roles y normas que precisa la familia se basan en la cohesión, la adaptabilidad y los recursos del sistema familiar, que permitirán alcanzar correctamente una dinámica adecuada3,12.
El desarrollo de un adolescente sano precisa una adecuada interrelación de múltiples contextos, y la comunicación intrafamiliar tiene una relación directa con la salud global del adolescente en aspectos como la internalización de comportamientos socializadores y la autoestima8,13, un menor consumo de drogas14,15 o una inferior incidencia de problemas de salud mental12,15,16,17, con resultados favorables en el ámbito de la autoestima y de la salud física y emocional1,3,4,7,12. La adolescencia supone un momento de crisis vital que, sin embargo, puede ser útil para lograr una mayor cohesión familiar8,18,19. Se ha comprobado cómo la percepción de una buena función familiar se asocia a un mayor grado de apoyo social8: esto es, para crecer y separarse de la familia se requiere que ésta sea cohesiva12, y el desarrollo psicosocial del adolescente está supeditado a la madurez de la familia20. Los amigos son un referente en normas y valores para el adolescente pero, si se siente aceptado y escuchado dentro de su hogar, su red social mejora y su proceso de socialización puede completarse más satisfactoriamente5,8,19.
La percepción de la disfunción familiar encontrada en el estudio es similar a la población adulta2,3,11. Tradicionalmente se ha admitido que los adolescentes realizan una ruptura gradual con la vida familiar tradicional, disminuye la importancia del rol parental y se genera un mayor desacuerdo generacional con un acercamiento más intenso a sus pares21. Los padres andaluces, por el contrario, creen tener una comunicación satisfactoria con sus hijos adolescentes22. En este estudio, los adolescentes de mayor edad mejoran su percepción de función familiar, posiblemente motivados por el desplazamiento de la emancipación definitiva hacia edades más tardías, dentro del concepto de adultez emergente1,12,22. Por tanto, se asiste a un cambio donde crece el apego emocional de los menores hacia sus familias de origen y donde las tensiones entre generaciones no supondrían una amenaza para los lazos emocionales creados en el seno de la familia y los acuerdos sobre valores fundamentales1,8,19,23. Sin embargo, también se observó que el porcentaje de adolescentes con una percepción grave de disfunción familiar se mantiene constante en el tiempo, lo que supone un serio problema por su relación con estilos de vida nocivos para la salud (consumo de alcohol y drogas, fracaso escolar, violencia) y el malestar psíquico8,14,24.
El funcionamiento familiar se ha relacionado con la estructura de la familia, admitiéndose que la estructura nuclear es la más preparada para afrontar los cambios en cada fase de su ciclo vital2,4, mientras que otros patrones familiares (considerados dislocaciones del ciclo vital familiar) se asociarían a la aparición de diversos problemas durante la adolescencia3,7. El origen frecuentemente traumático de estos tipos de familia (monoparental y reconstituida) y la posterior dispersión familiar impedirían a los adolescentes recibir los factores protectores adecuados20. Estos datos muestran que la estructura familiar deja de ser clave en la percepción que el adolescente tiene de la dinámica familiar: las diferencias que se establecen en la familia nuclear durante el primer año de estudio desaparecen durante los siguientes años, sobre todo en el caso de la familia reconstituida, y se alcanzan unos porcentajes de función familiar similares para las distintas estructuras familiares estudiadas8. La «familia española» aparece actualmente como un conglomerado de diferentes tipos y modelos construidos por intentos de acomodación a una realidad rápidamente cambiante25. Estos resultados obligan a replantear conceptos tradicionales: la familia nuclear ya no parece ser imprescindible para el establecimiento de unas relaciones familiares positivas y un desarrollo psicológico saludable en el adolescente3,8. La experiencia de la adolescencia no es universal ni inmutable21, por lo que se podría afirmar que los cambios sociales han hecho que las familias no nucleares puedan presentar ciclos vitales alternativos que le confieran un funcionamiento normal3,8,18. Los nuevos modelos familiares y los cambios experimentados en el seno de éstos no impiden que haya acuerdo respecto a la idea de que los lazos familiares son importantes y, en líneas generales, el sistema de valores de padres e hijos coincide1,25.
Los factores relacionados con la familia deben incorporarse en cualquier enfoque para la evaluación y la intervención en la población adolescente3,4,5,8,26, debe ofrecer una atención eficaz a las familias con adolescentes que ayude a mejorar la comunicación entre los miembros de la familia y conseguir un arrastre experiencial por parte del subsistema parental con el que el adolescente se acomode a un entorno saludable8,18 , independientemente del tipo de estructura familiar existente. No hay que olvidar que los padres deben adquirir habilidades comunicacionales para pasar de una interacción complementaria a otra simétrica con sus hijos adolescentes3,16 . El objetivo no es una separación emocional, sino el logro de una independencia psicológica3 mediante la promoción de un crecimiento sano y equilibrado del adolescente basado en el aumento de interacciones positivas entre padres e hijos que potencien los hábitos de vida saludables.
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Esquema general del estudio. Estudio descriptivo mediante encuesta autoadministrada.
Lo conocido sobre el tema
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Autor para correspondencia.