Dentro del arsenal terapéutico disponible para los médicos de atención primaria, existen numerosas especialidades que nunca han sido financiadas por el Sistema Nacional de Salud (SNS) o han sido excluidas posteriormente por otros motivos. Estos productos, en ocasiones, son prescritos por el médico de atención primaria obteniendo por parte de los pacientes respuestas muy dispares, que van desde no aceptación y solicitar otra prescripción financiada, hasta no retirarlos en la oficina de farmacia1,2.
Objetivo. Analizar la actitud de los pacientes ante las prescripciones indicadas por su médico y no financiadas por el SNS.
Diseño. Estudio observacional mediante encuesta cerrada.
Emplazamiento. Centro de salud de la periferia de Murcia que atiende a un total de 20.000 habitantes.
Participantes. Cien pacientes activos y 100 pensionistas a los que su médico de familia realiza una prescripción no financiada por el SNS. Se excluyó a los pacientes cuya prescripción superaba los 12 euros para evitar sesgos debidos al alto costo de la medicación. Los participantes fueron divididos en activos y pensionistas por suponer un mayor poder adquisitivo de los activos.
Mediciones principales. Realización de encuesta por una misma persona ajena al centro de salud. La pregunta realizada era la siguiente: «¿Qué piensa hacer con la prescripción que le acaba de hacer su médico y no financia el SNS?». Debía elegir una de las cuatro opciones posibles que aparecen en la tabla 1.
Resultados. Un total de 41 pacientes (13 activos y 28 pensionistas) se negaron a contestar la encuesta, bien porque no lo deseaban (15), bien por tener prisa al salir de la consulta (26). Tras analizar los resultados (tabla 1) es de resaltar que menos de la mitad de los pensionistas (41,7%) aceptan sin reservas las prescripciones no financiadas indicadas por su médico. En el caso de la población activa este porcentaje asciende al 59,8%. Además, otro porcentaje importante de pacientes sólo tomará la medicación si el precio le parece razonable.
Discusión y conclusiones. Estos resultados nos obligan a plantear una negociación previa con el paciente antes de realizar una prescripción no financiada, ya que si su predisposición no es favorable, casi con toda seguridad no tomará el fármaco indicado. También es importante tener en cuenta la existencia o no de una alternativa terapéutica financiada al fármaco prescrito, ya que en el caso de que el síntoma sea molesto o preocupante para el paciente, éste siempre tomará el fármaco si no tiene otra alternativa terapéutica. Hay que reconocer que para gran parte de los medicamentos no financiados hay otros alternativos que sí son sufragados por el SNS, lo que actúa negativamente sobre su prescripción3,4. A modo de conclusión podemos afirmar que la indicación a nuestros pacientes de fármacos no financiados por el SNS puede disminuir la observancia terapéutica de éstos.