Presentamos el caso de una mujer de 86 años que acudió al servicio de urgencias de nuestro centro de atención primaria por presentar melenas, de 3-4 h de evolución, asociadas a dolor abdominal localizado en hipogastrio, que mejoraba con las deposiciones.
Como antecedentes patológicos destacaban: apendicectomía, hipertensión arterial, osteoartrosis, arteriopatía obliterante que requirió amputación de ambas extremidades inferiores por isquemia grave, insuficiencia renal crónica en tratamiento con hemodiálisis, dolicosigma, dolicocolon y diverticulosis colónica.
A su llegada a urgencias, la exploración evidenció una palidez cutaneomucosa con constantes hemodinámicamente estables. El abdomen era blando y depresible, difusamente doloroso a la palpación, sin signos de irritación peritoneal. El tacto rectal confirmó la presencia de deposiciones melénicas.
Ante esta sintomatología y el estado de la paciente, se remitió a su hospital de referencia, donde se llevaron a cabo el resto de las exploraciones complementarias.
Los lavados gástricos efectuados fueron claros, sin restos hemáticos, y la analítica realizada ponía de manifiesto una anemia normocítica (hematócrito: 31,9%; hemoglogina: 9,7 g/dl; VCM: 95,22 fl), leucocitosis (19.300) e insuficiencia renal (urea: 1,21 g/l; creatinina: 2,68). El resto de los parámetros analíticos estudiados estaba dentro de los límites de la normalidad.
En la radiografía de abdomen realizada se observó la presencia de un cuerpo extraño, de densidad metálica, en la ampolla rectal, que resultó ser un cúmulo de monedas, la mayoría de ellas de 25 ptas. (fig. 1).
Figura 1. Cuerpo extraño en recto
Se procedió a la extracción de un número indeterminado de monedas (entre 20 y 30) por vía intrarrectal, con lo que desaparecieron las molestias abdominales de la paciente y la imagen previa de densidad metálica de la radiografía.
La paciente fue ingresada para el estudio y tratamiento de la anemia. La fibrogastroscopia objetivó un cráter ulceroso de 0,5 cm de diámetro en la curvatura menor sin evidencias de malignidad en la biopsia, y en la fibrocolonoscopia realizada se hallaron prolapso e inflamación de la mucosa rectal secundarios a la presencia del cuerpo extraño.
La paciente fue dada de alta a los 10 días del ingreso tras transfusión de dos concentrados de hematíes, aconsejándose asistencia psicogeriátrica para prevenir acciones como la que motivaron el ingreso.
Exponemos este caso no sólo por la peculiaridad y originalidad de las imágenes radiológicas, sino para confirmar que las causas de traumatismos rectales son múltiples, siendo las más frecuentes las de origen yatrogénico. Otra de sus causas etiológicas pueden ser las secundarias a cuerpos extraños1, que en la mayoría de los casos son insertados por vía rectal1,2, ya sea debido a alteraciones conductuales en pacientes de edad avanzada con demencia2, en el curso de agresiones sexuales o, más frecuentemente, de forma voluntaria como método de estímulo sexual en varones1,3.