Las necesidades de información que surgen en atención primaria son muy heterogéneas y afectan a múltiples disciplinas clínicas. Se estima que por cada 5 pacientes visitados en atención primaria se genera una pregunta clínica1,2.
La necesidad de encontrar respuestas en atención primaria trasciende la dimensión clínica. Así, por ejemplo, hoy más que nunca se plantean nuevas formas de organización de la asistencia sanitaria y de relaciones entre niveles asistenciales que necesitan ser avaladas por evidencia sólidas. La investigación y la evaluación de la práctica también requieren una amplia revisión bibliográfica.
Se ha estimado que cada mes se publican unos 8.200 artículos en revistas de interés para un médico de familia que suponen más de 600h al mes para leerlos y analizarlos3.
Las nuevas tecnologías y la aparición de Internet han revolucionado el acceso a la información y han transformado las bibliotecas de ciencias de la salud. El desarrollo de la medicina basada en la evidencia (MBE) ha propiciado la aparición de nuevas fuentes de información que filtran y evalúan la investigación original en función de su calidad, relevancia y pertinencia clínica.
A la vez, uno de los cambios más significativos en la atención primaria española en los últimos 20 años ha sido su informatización. Las bibliotecas en ciencias de la salud tienen ya una presencia virtual muy importante siendo accesibles con un «clic» de ratón desde cualquier ordenador con acceso a Internet. Son muchos los sistemas de salud que proporcionan acceso corporativo a sus suscripciones de revistas y bases de datos aunque existe una heterogeneidad tanto en el contenido de estos portales como en la forma de acceder a ellos por parte de los médicos de familia.
La investigación sobre el impacto de la MBE en atención primaria señala la inaccesibilidad a las fuentes de información de calidad, la falta de tiempo y la necesidad de conocimientos sobre evaluación crítica como barreras para la práctica de la MBE4,5.
Las autoridades sanitarias deben facilitar la mejora de la calidad de la atención sanitaria, incorporando los resultados de la mejor investigación a la práctica clínica, pero para ello se necesita que esta se encuentre disponible en el lugar donde se aplica.
Una de las preocupaciones de la semFYC es que los médicos de familia puedan disponer del mejor conocimiento para la realización de sus labores docentes, asistenciales y de investigación6. Esta preocupación se materializa desde el año 2006 con la creación del grupo de trabajo semFYC sobre MBE. Durante la realización de las II jornadas 2010-semFYC sobre «Aplicación clínica del conocimiento científico en la toma de decisiones en atención primaria», organizadas con las ayudas concedidas dentro de la convocatoria de acciones especiales para la difusión en investigación sobre evidencia científica y en evaluación de tecnologías sanitarias del Ministerio de Sanidad, semFYC se comprometió a elaborar un documento sobre el acceso a fuentes de información para un médico de familia dentro del Sistema Nacional de Salud.
La realización de un proyecto de investigación7 liderado por el grupo de MBE de la semFYC sobre la calidad y la capacidad de 18 recursos que resumen la evidencia nos permite contar con la información suficiente para poder establecer una priorización en la adquisición de estos.
Propuesta de la semFYCDe los resultados del estudio, que han sido expuestos con detalle durante el 31.° Congreso de Zaragoza, y de su posterior debate, la semFYC concluye que:
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La accesibilidad del médico de familia a la mejor información disponible y en el mismo punto de la atención debe valorarse como un elemento esencial y se le debe conceder la misma consideración que el acceso a pruebas diagnósticas o a determinadas intervenciones terapéuticas.
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Los servicios de salud deben garantizar un acceso a Internet rápido y sin limitaciones desde las consultas del médico de familia.
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Al igual que se garantiza la consulta desde todo el territorio a la Biblioteca Cochrane Plus, debe facilitarse el acceso a los médicos de familia del Sistema Nacional de Salud, a través de las bibliotecas virtuales de las comunidades autónomas, a los siguientes recursos:
- 1.
Guías clínicas de Fisterrae.
- 2.
UpToDate.
- 3.
Clinical Evidence.
- 4.
Dynamed.
- 5.
First Consult.
- 6.
Essential Evidence Plus.
- 1.
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Dado que los bancos de preguntas clínicas basadas en la evidencia (Preevid, Fisterra, semFYC) se han mostrado como recursos útiles, fáciles de consultar y que cumplen con criterios de calidad, debería estimularse y retomarse la iniciativa del portal Guiasalud en cuanto a la selección y recopilación de todos los bancos de preguntas realizados en nuestro medio.
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Asimismo, y a través del acceso on-line desde las Bibliotecas Virtuales de las comunidades autónomas, debe asegurarse la posibilidad de consulta del núcleo central de revistas científicas relacionadas con la especialidad de medicina de familia (tabla 1).
Tabla 1.Revistas médicas relacionadas con la atención primaria que deberían estar accesibles a los médicos de familia desde las bibliotecas virtuales
Atención primaria Formación Médica Continuada en Atención Primaria (FMC) Actualización en Medicina de Familia American Family Physician Annals of Family Medicine Annals of Internal Medicine Archives of Family Medicine Australian Family Physician British Journal of General Practice British Medical Journal BMC Family Medicine Canadian Family Practice European Journal of General Practice Evidence-Based Medicine Family Practice JAMA Journal of American Board of Family Practice Journal of Primary Health Care Journal of Family Practice The Lancet Medicina Clínica New England Journal of Medicine New Zealand Medical Journal PLoS Medicine Scandinavian Journal of Primary Health Care - -
Para rentabilizar la inversión en recursos documentales desde los servicios de salud debe ofrecerse formación en habilidades de búsqueda a todos los profesionales sanitarios.
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El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad debe asumir la iniciativa para asegurar el acceso a estos recursos documentales a todos los médicos de familia en todas las comunidades autónomas, a través de la coordinación en el Consejo Interterritorial o mediante el desarrollo de la Biblioteca Virtual del Sistema Nacional de Salud.