Introducción
El derecho a la información sanitaria y, de manera específica, el derecho a la información sobre la enfermedad y las alternativas de tratamiento es uno de los pilares básicos de la relación médico-paciente y un derecho reconocido internacionalmente. En la actualidad, la Ley 41/2002 de autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica1 reconoce en su artículo 5 el derecho del paciente a la información sanitaria, lo que se convierte, por lo tanto, en una obligación del médico.
La información al paciente se basa en el derecho a la protección de la salud y en la libertad del enfermo. Tiene por finalidad garantizar el éxito del tratamiento proporcionando al paciente los datos que le permitan aceptar y conocer su enfermedad, organizar y adecuar su conducta durante el tratamiento y permite al médico ofrecer explicaciones coherentes a lo largo de éste, así como justificar sus consejos y decisiones durante el proceso patológico.
Una de las características que define a la especialidad de medicina de familia es el desarrollo de una relación entre médico y paciente sostenida en el tiempo2. Por lo tanto, la información en atención primaria presenta algunas peculiaridades, ya que se trata de un proceso continuo y continuado, construido por la acumulación de pequeñas porciones de la vida de los pacientes y de la suma de un conjunto de decisiones que hay que adoptar en cada momento, y que la diferencian del proceso de información en el ámbito hospitalario. Se han realizado diversos estudios para conocer la información proporcionada a los pacientes preguntándoles directamente a ellos; sin embargo, hay poca documentación obtenida directamente de los profesionales.
Diversos estudios realizados en distintos países coinciden en que la motivación y la satisfacción de los médicos de familia ha disminuido de manera significativa en estos últimos años y en que el descontento en estos profesionales es generalizado. Como grupo profesional, los médicos de familia están en desacuerdo con la situación actual en la que desarrollan su labor profesional y presentan criterios bastante unificados en cuanto a la necesidad de realizar reformas específicas3.
La importancia de la satisfacción profesional reside, entre otros factores, en que el grado de calidad de los servicios ofertados en un sistema sanitario está directamente relacionado con el grado de satisfacción de los profesionales que trabajan en él y su vinculación con la motivación. La desatención a la satisfacción de las necesidades de los profesionales y a su motivación se puede traducir en situaciones caracterizadas por el sentido de distanciamiento, la despersonalización y la inadecuación profesional, y la consecuente pérdida de calidad en los servicios.
El objetivo del estudio es describir la información proporcionada por los médicos de atención primaria a sus pacientes durante el proceso asistencial y analizar si guarda relación con las características socioprofesionales en las que se desarrolla su labor asistencial.
Pacientes y método
Tipo de estudio
Estudio descriptivo, transversal.
Población de estudio
La muestra se obtuvo del total de médicos de familia que realizan su actividad profesional en los distintos centros de salud de la Región de Murcia en el año 2002.
El tamaño de la muestra inicial fue de 385, calculada con una p = 0,5, una precisión del 5% y un nivel de confianza del 95%. La selección de los médicos fue realizada mediante muestreo aleatorio estratificado.
Los datos se obtuvieron de un cuestionario validado y autoadministrado. Para la elaboración del cuestionario se utilizó la técnica de «tormenta de ideas» (brain storm), en la que participaron 7 médicos de familia y 3 profesores universitarios. Para estudiar la consistencia interna en una primera fase, el cuestionario fue contestado por 30 médicos que aportaron sugerencias de mejora y, con los resultados obtenidos, se aplicó el test alfa de Cronbach (* = 0,87), resultando 11 ítems para definir los condicionamientos sociolaborales (tabla 1), 4 ítems que establecen la satisfacción laboral (medida mediante una escala de Likert de 1 a 5) con la consulta diaria, la pertenencia al grupo profesional, el salario y la actuación de los jefes inmediatos, y 5 ítems para valorar la frecuencia con la que los profesionales informan a sus pacientes sobre el diagnóstico, el pronóstico, el tratamiento, los exámenes complementarios, y el impacto laboral y sociofamiliar de su proceso.
Método de recogida de datos
Los cuestionarios fueron enviados por correo y se solicitó a los responsables de los equipos de atención primaria que los hicieran llegar a los médicos de familia de los centros seleccionados y que, de forma anónima y voluntaria, los cumplimentaran. Las respuestas fueron enviadas al investigador en un sobre cerrado.
Análisis estadístico
Para el análisis estadístico de los datos se utilizó el paquete SPSS 11.0; los programas aplicados fueron la distribución simple de frecuencias y la asociación entre variables (*2 de Pearson).
Resultados
La muestra final fue de 227 médicos de familia, lo que representa una tasa de respuesta del 59%. De un total de 72 equipos de atención primaria, respondieron a la encuesta 56 (el 77,7% de los equipos de atención primaria de la región).
Características sociolaborales de los profesionales
Las características sociolaborales de la muestra estudiada aparecen recogidas en la tabla 1. Los profesionales encuestados se encuentran mayoritariamente en el rango de 36-55 años (84,6%), los varones suponen casi el doble que el grupo de mujeres, y la mayoría están casados. El grupo de médicos con 11-20 años de ejercicio profesional es el mayoritario (52,4%), seguido del grupo de entre 21-30 años (26%). En cuanto a la antigüedad en el puesto a la hora de realizar la encuesta, el 30% de los sujetos entrevistados cuenta con menos de 3 años, seguidos del 26% con 3-5 años; estas cifras decrecen progresivamente hasta llegar al grupo con más de 15 años de antigüedad (11%). El medio laboral donde la mayoría de los profesionales ejercen su actividad es el medio semiurbano.
La formación previa de estos profesionales se ha realizado mayoritariamente a través de la vía médico interno residente (MIR) en medicina familiar y comunitaria, y una menor proporción ha accedido al título de especialista por distintos cursos de homologación y por otras especialidades. Desarrollan su actividad principalmente en el sector público de manera exclusiva. El número de pacientes adjudicados a cada profesional está preferentemente entre 1.901-2.100 (32,6%) y el grupo de menos de 1.500 targeta sanitaria individual (TSI) es sólo el 20,3%. La mayoría de los médicos atiende a 41-50 pacientes diarios. La mitad de los profesionales desarrolla su labor en un centro docente.
Satisfacción laboral de los profesionales
Los valores medios (determinados mediante una escala de Likert de 1-5, siendo 5 el mayor grado de satisfacción) de la satisfacción de estos profesionales en relación con su retribución económica, pertenencia al grupo profesional, actuación de sus jefes y consulta diaria son los siguientes, respectivamente: 2,59 (intervalo de confianza [IC] del 95%, 2,47-2,71); 3,24 (IC del 95%, 3,11-3,37); 2,33 (IC del 95%, 2,18-2,48) y 3,01 (IC del 95%, 2,89-3,13).
Información durante las fases del proceso asistencial
El 50,7% de los profesionales suministra información a los pacientes exclusivamente de forma oral; el resto lo hace combinando la información oral y escrita. Sólo el 23,3% de los médicos informa siempre al paciente sobre el diagnóstico inicial. Exclusivamente el 7% de los profesionales informa siempre al paciente sobre el pronóstico, porcentaje que aumenta al 64,3% cuando se trata de proporcionar información sobre la indicación terapéutica. En cuanto a la indicación sobre las exploraciones complementarias, informa siempre el 40,5%. Finalmente, sólo el 9,7% proporciona siempre información sobre el impacto sociolaboral y familiar que puede ocasionar su proceso. Las preguntas realizadas y los porcentajes obtenidos aparecen recogidos en la tabla 2.
Observamos que hay un aumento estadísticamente significativo del número de profesionales que proporciona con una mayor frecuencia información al paciente sobre las distintas fases del proceso asistencial cuanto mayor es el grado de satisfacción profesional en los diferentes aspectos valorados (fig. 1).
Encontramos una relación estadísticamente significativa entre la edad y la información sobre las exploraciones complementarias; son los médicos más jóvenes (< 35 años) los que mayoritariamente informan siempre a los pacientes (65%; p < 0,001). También hallamos una relación estadísticamente significativa e indirecta entre el número de tarjetas sanitarias individuales (TSI) y la información proporcionada a los pacientes sobre el diagnóstico, el tratamiento y la indicación de exploraciones complementarias. La mayoría de los profesionales con menos de 1.500 TSI proporciona siempre información sobre el diagnóstico (45,7%; p < 0,001), el tratamiento (93,5%; p < 0,001) y las exploraciones complementarias (63%; p = 0,014) (fig. 2).
Discusión
La comparación con datos procedentes de otros estudios es difícil, ya que en la mayoría de los estudios consultados se incluye como sujetos de estudio para valorar la cantidad y la calidad de información sanitaria a los pacientes o usuarios de la sanidad o, en algún caso, se centran en la observación directa en la consulta de esta situación4. Sin embargo, nuestros resultados proceden de la apreciación personal de los profesionales, con la que valoramos no intervenciones concretas, sino la actuación generalizada que realizan de manera habitual en relación con la información que proporcionan a sus pacientes.
Es necesario subrayar que el derecho a la información del paciente puede hallarse desvinculado de cualquier acto de voluntad por su parte, de manera que la información no siempre ha de concebirse como una condición previa a la libre opción terapéutica del paciente, sino que implica el derecho de conocer el estado de su salud y su proceso en todo momento. Este derecho a la información sanitaria corresponde no sólo a la persona enferma, sino también a la sana, para acceder a su derecho a la protección de la salud, lo que permitirá adoptar medidas de carácter preventivo o actitudes de vida que puedan redundar en su mejor estado de salud5.
Los resultados obtenidos nos indican que el modo en el que los médicos proporcionan información al paciente es, en cerca de la mitad de los casos, casi exclusivamente oral, mientras que el resto utiliza la forma combinada oral y escrita. Sobre el diagnóstico inicial, el tratamiento y las pruebas complementarias, un porcentaje elevado de los médicos de familia informa siempre o casi siempre (93,3, 99,6 y 89,4%, respectivamente); estos porcentajes disminuyen en la información del pronóstico y el impacto sociolaboral del proceso (69,7 y 60,7%, respectivamente), probablemente debido a la cautela con la que afrontan desde atención primaria estas dos fases del proceso asistencial. Sin embargo, hay que señalar que el número de profesionales que informa siempre, solamente en el caso de la información del tratamiento, supera el 50%, con un 64,3%, mientras que la información del diagnóstico (23,3%), el pronóstico (7%), los exámenes complementarios (40,5%) y el impacto sociolaboral y familiar del proceso (9,7%) es deficiente. Por lo tanto, consideramos que el cumplimiento del deber de información no alcanza unos niveles de eficacia suficientes, hecho que está en consonancia con otras investigaciones realizadas en el ámbito de la atención primaria4 y hospitalaria6-8.
Desde el sector sanitario hay una seria preocupación por el nivel de calidad asistencial prestada a la comunidad, así como por el grado de satisfacción del usuario, y se dedica menos atención a la salud laboral de los trabajadores sanitarios. Sin embargo, se ha constatado que la insatisfacción del profesional conlleva un serio coste económico y social, debido a su efecto en el clima laboral, el rendimiento y la prestación de los cuidados de salud9. El grado de calidad de los servicios prestados en un sistema sanitario está en relación directa con el nivel de satisfacción de los profesionales que en él trabajan, y pone de manifiesto que la desmoralización de éstos es la principal dificultad a la que tienen que enfrentarse los directores y los gestores de los centros sanitarios10,11. Se han estudiado diferentes aspectos que producen insatisfacción en los médicos y, en numerosos estudios, se ha identificado la percepción de la pérdida de autonomía como uno de los factores más importantes12-15. Además, diversos autores refieren que aumentan la insatisfacción profesional la sobrecarga asistencial, la burocracia, la limitación de recursos, el nivel insuficiente de comunicación con los médicos especialistas y la incapacidad para mantener una relación continua con los pacientes, factores que en definitiva limitan los cuidados al paciente y disminuyen la calidad asistencial16-18. A la lista de causas de insatisfacción también se añaden problemas específicos, como la falta de incentivos y el salario profesional19,20.
Nosotros hemos encontrado que los médicos de familia se encuentran insatisfechos, especialmente en relación con la retribución económica y con la actuación de sus jefes inmediatos, y sólo llegan a un estado de satisfacción intermedia o de indiferencia en relación con la consulta diaria y la pertenencia al grupo profesional. En España, otros autores también han puesto de manifiesto esta situación de desmotivación e insatisfacción profesional21,22. Además, es necesario tener en cuenta que la satisfacción profesional afecta a la satisfacción del paciente23,24, ya que los profesionales insatisfechos pueden influir negativamente en el comportamiento del paciente como, por ejemplo, en el cumplimiento del tratamiento médico, llevando a una disminución en la calidad asistencial.
Los resultados que hemos obtenido ponen de manifiesto que la satisfacción profesional medida en varias dimensiones y la sobrecarga asistencial medida como número de tarjetas sanitarias se asocian significativamente con la información proporcionada a los pacientes. De manera general observamos que hay un aumento progresivo del número de profesionales que informa siempre a medida que se incrementa la satisfacción profesional, y que los profesionales con menor número de tarjetas sanitarias informa más adecuadamente a sus pacientes. Ello nos permite hacer una llamada de atención sobre las consecuencias negativas de la insatisfacción profesional y la sobrecarga asistencial en el derecho a la información sanitaria de los pacientes.
Podemos concluir que el cumplimiento del deber de información no alcanza unos niveles de eficacia suficientes. Hay una insatisfacción laboral generalizada en los médicos de familia que influye negativamente en el derecho de información del paciente. Una carga asistencial aceptable mejora de manera significativa la información proporcionada a los pacientes.
Es preciso generar en los profesionales la inquietud suficiente para que asuman la importancia práctica de la información clínica en su actividad asistencial, no sólo como un requisito legal, sino como un elemento terapéutico de confianza y refuerzo en el proceso asistencial.