Sres. Directores: En la mujer, hacia la cuarta década de su vida, se produce un deterioro progresivo de la función ovárica que repercute en su esfera física, psíquica y sexual1. Este período presenta una gran transcendencia desde el punto de vista cardiovascular, debido a que en él se produce un incremento en las cifras de tensión arterial y mayor incidencia de accidentes cerebrovasculares, circunstancias que se han relacionado estrechamente con los cambios hormonales de este período de la vida de la mujer2. La aparición del tratamiento hormonal sustitutivo (THS) durante la menopausia ha supuesto innumerables ventajas al enlentecer o detener muchos de estos cambios3,4. De hecho, autores como Stampfer5, después de ajustar para edad y otros factores de riesgo, obtienen un riesgo relativo de enfermedad coronaria en mujeres tratadas con estrogenoterapia de 0,56. El riesgo de mortalidad total fue de 0,89, el de mortalidad por enfermedad cardiovascular de 0,72 y el de derrame cerebral de 0,97. En atención primaria, los médicos de familia, a través del conocimiento y la atención integral a los pacientes, y mediante el análisis individualizado de los beneficios y riesgos del THS, tenemos una posición privilegiada para poder indicar o desestimar en cada caso esta posibilidad terapéutica. Para poder aplicar dicho tratamiento los profesionales necesitamos contar con la aceptación por parte de la paciente, que en este tipo de terapia no siempre se produce, tal vez por una deficiente educación sanitaria en este tema.
Para conocer el grado de aceptación del THS por nuestras mujeres menopáusicas, se ha diseñado un estudio donde se incluyen 200 mujeres menopáusicas de 5 cupos de pacientes de nuestro centro de salud, de 45-55 años, no histerectomizadas, sin medicación concomitante, y en las que hubiese transcurrido 1-5 años desde la última menstruación. Se les practica analítica, citología y mamografía previa. Posteriormente, si no existen contraindicaciones, tras explicarles las ventajas e inconvenientes de esta terapia, se les propone iniciar THS con parche de estradiol y acetato de medroxiprogesterona desde atención primaria. Se les pregunta si aceptan o no recibir dicho tratamiento. De las 200 menopáusicas seleccionadas, está indicado el THS en 126 (63%). De las 126 en las que estaba indicado, aceptaron el THS 51 (40,5%), no lo hicieron 75 (59,5%). Los motivos por los que no se acepta son los siguientes: a) rumores de que puede producir cáncer6 (37,3% de las mujeres que no aceptan, n=28); b) me encuentro bien y no quiero medicamentos (20%, n=15); c) en mi familia nadie lo ha tomado y estamos todas muy sanas (16%, n=12); d) demasiada duración del tratamiento (10,7%, n=8); e) la menopausia es algo natural (5,3%, n=4); f) miedo a tener la menstruación (4%, n=3); g) experiencias negativas con THS en familiares cercanos (2,7%, n=2), y h) otros (4%, n=3).
Se puede apreciar que el THS, en general, no es muy aceptado por nuestras mujeres menopáusicas, tal vez por la existencia de creencias erróneas o mitos acerca de este tratamiento, donde sólo se tienen en cuenta algunos aspectos negativos, sin realizar una valoración beneficio-riesgo que siempre sería más objetiva. Esto nos obliga a potenciar cada vez más las medidas de educación sanitaria en atención primaria para evitar creencia inciertas sobre determinados tratamientos, haciendo hincapié en los que tienen un fin preventivo. Esta necesidad se pone especialmente de manifiesto en nuestro ejemplo sobre terapia hormonal sustitutiva durante la menopausia.