Hemos leído el artículo publicado por Ruíz Peña M et al1 y nos ha llamado la atención la alta prevalencia (32,4%) de malos tratos (MT) en mujeres entre 20 y 70 años, que acudieron a los Centros de Salud. Estos resultados ponen de manifiesto, que gracias a un programa de detección de MT sale a la luz una realidad que hasta hace pocos años ha estado oculta.
En los Servicios de Urgencias Hospitalarios (SUH) ha ido creciendo el número de consultas de forma exponencial en la última década2. Se han convertido en uno de los lugares más accesibles para las víctimas de malos tratos3, por lo cual, los profesionales de SUH ocupan un lugar privilegiado para su detección4.
Hasta la fecha, los principales esfuerzos en la detección de MT han recaído sobre mujeres adultas (violencia de género) o menores (MT infanto-juvenil). No así sucede con los MT a personas mayores. Se entienden como tal, a la acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que causa daño o angustia a una persona mayor y que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza. Dentro de los MT se incluyen: abuso (físico, sexual o emocional), explotación económica, negligencia y abandono. Bien es cierto, que en los últimos años se ha ido aumentando la concienciación y se han publicado revisiones que incluyen datos epidemiológicos, formas, causas y factores de riesgo junto a sus consecuencias, y aportando estrategias de intervención por parte del profesional sanitario tanto en la prevención primaria o secundaria5.
En nuestro centro, el Hospital Clínico San Carlos, se realizó un estudio observacional prospectivo de despistaje de malos tratos en un grupo aleatorio de pacientes mayores de 75 años, que acudió por un problema médico no traumatológico al servicio de Urgencias durante el mes de abril de 2010. Se recogieron variables epidemiológicas, clínicas y variables sociales. Para la detección de MT se empleó el instrumento de evaluación de personas mayores (conocido en el mundo anglosajón como EAI), el cual ha sido validado para SUH, tanto para enfermería como medicina e incluye todos los tipos de MT excepto el abuso emocional6. Se incluyeron un total de 70 pacientes, encontrándose algún tipo de evidencia de MT en 25 (35,7%) pacientes siendo evidente en 9 (12,8%) y probable o posible en 16 (33,9%). Los MT detectados fueron por abuso (físico, no sexual), negligencia, abandono y explotación económica (tabla 1). Dentro del grupo de sospecha de MT: 18 (72%) eran mujeres con edad media 84 (DE 4,1) años, 8 (32%) vivían solos y 10 (40%) no tenían ningún tipo de ayuda social. Los motivos de consulta por el cual acudieron a urgencias fueron: 6 (24%) disnea, 6 (24%) dolor lumbar o en las extremidades, 3 (12%) malestar general, 3 (12%) mareo, 2 (8%) dolor torácico, 2 (8%) molestias urinarias, 1 (4%) ojo rojo, 1 (4%) caída y 1 (4%) herida.
Nuestros datos ponen de manifiesto la alta prevalencia de MT en pacientes geriátricos que acuden a los SUH, siendo el porcentaje similar a los obtenidos por Ruíz Peña M1 en mujeres jóvenes. La víctima de MT en la edad avanzada también es más frecuente mujer, y destaca el aislamiento social y la presencia de MT por omisión como el abandono o negligencia además del abuso.
Hasta la fecha no existe consenso sobre el despistaje de MT de forma sistemática ni cuál sería el instrumento más adecuado en los SUH5,6. Pero lo que es evidente, es que los profesionales sanitarios deben tomar conciencia del problema. Por tanto, creemos en la necesidad de implantar protocolos de actuación ante MT en todos los grupos de edad, tanto en el ámbito de los SUH como de la Atención Primaria.