Hemos leído con interés el artículo de González Moeno et al1 publicado recientemente en su revista, y nos gustaría hacer algunos comentarios en relación con el mismo.
Como dicen los autores, los déficit cognitivos (DC) en general, y la demencia en particular, son un problema con repercusiones sanitarias y sociales de gran trascendencia y con una proyección creciente en los próximos años. Por ello, es necesario contar con pruebas de detección precoz que sean lo más simples y viables posibles, que permitan instaurar medidas de intervención sociofamiliar.
En nuestro país se ha venido utilizando de forma asidua como prueba de cribado, y en no pocas ocasiones y de forma errónea como prueba diagnóstica, el Mini Mental State Examination de Folstein (MMSE) o en su defecto su versión validada al castellano, el Mini Examen Cognoscitivo (MEC) de Lobo. En 14 trabajos revisados2 realizados en nuestro país (incluido el de González Moneo et al), donde se investigaba la prevalencia de DC, 7 de ellos obtenían una proporción que oscilaba en el 8,3-60,8%. En los otros 7, la prevalencia encontrada se situó en el 4,6-10,8%, cifras mucho más próximas a la prevalencia establecida de DC que oscila en el 3,3-5,4% en la población general3.
Así pues, ¿qué es lo que marca la diferencia entre unas y otras cifras? Únicamente la prueba de cribado elegida. Mientras que los estudios comentados en primer lugar utilizan el MMSE o el MEC, los segundos usaron el Short Portable Mental Status Questionnaire de Pfeiffer (SPMSQ)4 (4 trabajos) o bien criterios clínicos de demencia del DSM III-R.
Estos hechos tan llamativos son consecuencia del elevado porcentaje de falsos positivos detectado con el MEC y el MMSE, hecho comentado por los autores del artículo (cómo si no podríamos suponer que la mitad de la población mayor de 65 años presenta un DC). Estas altas tasas de prevalencia de DC encontradas con ambas pruebas, que parecen estar estrechamente ligadas al bajo nivel cultural de nuestra población mayor, y que viene repitiéndose en la mayoría si no en todos los estudios de DC que utilizan estas pruebas, vienen a confirmar que las versiones existentes en español de MMSE no son tan eficaces como la británica5, poniendo en duda su utilidad para el cribado de los DC en nuestro país.
Los autores del trabajo proponen varias alternativas para disminuir esta tan elevada tasa de falsos positivos, entre las que se encuentran la ya recomendada por otros autores de disminuir el punto de corte, aunque reconocen que esto disminuiría la fiabilidad de la prueba, además de que no se conoce en nuestra población cuál sería el punto de corte más adecuado.
Nosotros proponemos una solución más simple: utilizar de forma generalizada el SPMSQ en nuestro país para la detección de DC, y esto por varias razones:
1. Presenta una sensibilidad y especifidad elevadas (91 y 90%, respectivamente)6, comparables a las del MMSE y MEC.
2. Es menos sensible al nivel de escolarización de la persona examinada, provocando menos falsos positivos secundarios a bajos niveles de escolarización (entre los que se encuentran cerca del 50% de la población mayor de nuestro país).
3. Es una prueba breve (alrededor de 2 minutos), que no precisa ningún tipo de utensilio adicional y que puede ser realizada en cualquier lugar.
4. Ha sido calificada como una de las pruebas más útiles y recomendables para detección de los DC5,7.
El único posible inconveniente en la actualidad es el de que únicamente ha sido validada en castellano en población seleccionada, por lo que nuestro grupo ha iniciado el proceso de adaptación transcultural y validación en población general.