Sr. Director: Hemos leído con sumo interés el trabajo de Bernal Pérez et al1 publicado en su revista sobre «tiempo de demora en el diagnóstico del cáncer», y quisiéramos comentar que nos parece importante el esfuerzo realizado por los investigadores, pero la actitud preventiva no siempre tiene los efectos que se intuyen. Es cierto que los profesionales de atención primaria desempeñan un papel muy importante en actividades preventivas, pero el diagnóstico precoz no siempre mejora el pronóstico.
La detección precoz de un cáncer puede mostrar dos fenómenos diferentes2: la extensión limitada de un tumor en el momento del diagnóstico o un corto período de tiempo entre el inicio clínico de la enfermedad y su diagnóstico. En una serie de 378 pacientes con cáncer de pulmón, hemos estudiado la demora, entendiendo como tal el tiempo transcurrido desde el primer síntoma atribuible al cáncer hasta la confirmación anatomopatológica del diagnóstico del cáncer, así como el grado de invasión y la supervivencia. La demora diagnóstica tiene una media de 2,5 ± 2,3 meses, con una mediana de 2,1. La demora, a su vez, es independiente del estadio. La supervivencia, tanto al año como a los 2 años, disminuyó progresivamente según el grado de invasión, pero no se ve afectada por la demora, tras ajustar por edad, sexo y estadio. Los resultados de nuestro estudio ponen de manifiesto que la demora diagnóstica no se relaciona con el grado de invasión3. Dichos hallazgos son consistentes con lo publicado por Porta2 y Billings4. Hemos encontrado los mismos hallazgos al estudiar el cáncer gástrico, donde la demora no afectó al pronóstico ni a la supervivencia5.
Es bien conocido que la supervivencia de los pacientes con cáncer de pulmón se correlaciona con el estadio y, por tanto, parece razonable pensar que el retraso en el diagnóstico y tratamiento permiten la progresión tumoral y reducen la supervivencia. Sin embargo, esta aparente contradicción de nuestros resultados podría ser explicada por la idea de que la demora diagnóstica se ve afectada por el comportamiento biológico del tumor6. El pronóstico de muchos tumores se ve influenciado por factores activos en la fase presintomática de la enfermedad, ya que la fase sintomática representa sólo una pequeña parte de la historia natural de la enfermedad.
Por todo ello queremos recordar que no siempre la realización de actividades preventivas para el diagnóstico precoz de enfermedades neoplásicas, que constantemente se nos recuerda a los profesionales de la atención primaria, mejora en definitiva el pronóstico de los pacientes.