Objetivo. Comparar las intensidades de esfuerzo alcanzadas por los pacientes coronarios cuando realizan ejercicio supervisado en el centro de salud y cuando lo realizan sin supervisión
Diseño. Serie de 5 casos de cardiopatía isquémica de riesgo bajo.
Emplazamiento. Atención primaria.
Participantes. Cinco pacientes con cardiopatía isquémica de riesgo bajo que acuden a rehabilitación física con ejercicio supervisado en el centro de salud, 3 o 4 días a la semana, y caminan deprisa el resto de los días.
Mediciones principales. Proporción de la duración total de la sesión en la que el paciente sobrepasa el 40% de su frecuencia cardíaca de reserva (FC de reserva) y la frecuencia cardíaca media (FC media) de cada sesión, medidas con un monitor Polar Vantage XL de la frecuencia cardíaca, que registró en memoria una sesión no supervisada de las habituales consistente en caminar deprisa, y otra de ejercicio supervisado en cicloergómetro de la misma semana. Con un programa informático se extrajeron los datos de la memoria y se obtuvo el porcentaje del tiempo de las sesiones de ejercicio que el corazón del paciente permanecía latiendo en los diversos intervalos (de 10 en 10 lat/min) de frecuencia cardíaca, así como la media de ésta durante toda la sesión.
Resultados. Los pacientes eran todos varones y tenían una edad media de 59,4 años (rango de edad, 48-71 años). En la figura 1 se puede observar que en la sesión de ejercicio supervisado pasan significativamente más tiempo en frecuencias cardíacas más altas que cuando caminan deprisa. Por otra parte, el porcentaje del tiempo que el corazón se beneficia del entrenamiento, que es cuando trabaja por encima del 40% de la FC de reserva1 (FC de reserva = FC máxima alcanzada en la prueba de esfuerzo FC de reposo), es del 97,4% en el ejercicio supervisado y del 47% cuando el paciente camina deprisa de forma no supervisada, siendo la FC media de 113,8 lat/min durante la sesión de ejercicio supervisado, significativamente mayor que durante la sesión de ejercicio no supervisado, que era de 93,6 lat/min (prueba no paramétrica de Wilcoxon: z = 2,03; p = 0,043).
FIGURA 1. Porcentaje medio de la duración de la sesión que el corazón de los pacientes pasa trabajando en los diferentes intervalos de frecuencia cardíaca.
Discusión y conclusiones. Para que el ejercicio produzca beneficios cardiovasculares a quien lo practica ha de realizarse al menos 3 veces por semana, durante al menos 30 min cada vez y con una intensidad que haga trabajar al corazón entre el 55 y el 90% de la FC máxima o entre el 40 y el 85% de la FC de reserva1. A la vista de los resultados, el ejercicio supervisado en el centro de salud ofrece más garantías de mejora de la salud y la calidad de vida que el ejercicio no supervisado (a la vez que resulta más seguro), ya que la intensidad, que es el factor clave para los beneficios cardiovasculares del ejercicio según las recomendaciones del American College of Sports Medicine (ACSM)2, se cumple bien en el ejercicio supervisado, mientras que en el no supervisado no hay garantía de que se cumpla. Por tanto, cuando se prescribe a los pacientes coronarios que caminen deprisa, que es lo que se hace habitualmente3, es como si se les estuviera prescribiendo un fármaco a una dosis muy poco eficaz. Quedaría por comprobar si esa diferencia en la intensidad del esfuerzo entre el ejercicio supervisado y el no supervisado conduce a una mayor salud y calidad de vida de los que hacen ejercicio de forma supervisada.
Se puede concluir, por tanto, que para garantizar que la rehabilitación física de los pacientes con cardiopatía isquémica consigue los objetivos que se pretenden (aumento de la capacidad funcional, reducción del riesgo de morbimortalidad cardiovascular, mejor control de los factores de riesgo y mayor calidad de vida) parece necesario que el ejercicio se haga de forma supervisada, como recomienda el ACSM1,2.