Sr. Director: Con relación a un artículo aparecido recientemente en su revista, en el que se aborda el tema del empleo de COX-2 en pacientes de riesgo1, nos gustaría realizar algunas puntualizaciones sobre la seguridad de celecoxib a la hora de disminuir la incidencia de complicaciones gastrointestinales (GI) graves y, por tanto, de su uso en pacientes con factores de riesgo asociados.
Los resultados del estudio CLASS han demostrado que el uso de celecoxib produce globalmente una disminución clínicamente relevante en la incidencia de complicaciones GI frente a los antiinflamatorios no esteroides (AINE) que se comparan (el 0,76 frente al 1,45%, con una reducción del riesgo del 52%; estadísticamente no significativo); además, han servido para demostrar que en el subgrupo de pacientes que no toman aspirina a dosis bajas de forma concomitante (alrededor del 80% de los pacientes) se produce una disminución estadísticamente significativa en la reducción en la incidencia de complicaciones GI frente a los AINE con los que se compara (ibuprofeno y diclofenaco) (el 0,44 frente al 1,27%; p = 0,04)2.
Por otra parte, y aunque no se han realizado estudios específicos para evaluar el uso de celecoxib en la población de sujetos con riesgo aumentado de padecer complicaciones GI, en el estudio CLASS una elevada proporción de pacientes presentaba alguno de los factores de riesgo puestos en relación con este aumento: un 38% tenía más de 65 años; un 27% había sido diagnosticado de artritis reumatoide; un 31% tomaba conjuntamente corticoides y/o anticoagulantes orales; un 20% tomaba de forma asociada aspirina a dosis bajas; un 1,6% tenía historia previa de hemorragias GI, y un 8% tenía antecedentes de úlcera GI.
Por este motivo, y teniendo en cuenta que la dosis administrada de celecoxib en este estudio fue de 800 mg/día (cuando la dosis estándar es de 200 mg/día en artrosis y 200-400 mg/día en artritis reumatoide), los datos extraídos de este estudio ponen de manifiesto que celecoxib es una opción terapéutica eficaz en los pacientes con riesgo, a la hora de disminuir la aparición de complicaciones GI.
Además, los datos obtenidos en el estudio CLASS se corroboran con los resultados de otro ensayo clínico efectuado con 13.194 pacientes con artrosis (SUCCESS I), a los que se administró celecoxib frente a naproxeno o diclofenaco3, y donde se demostró que celecoxib se asocia con una menor incidencia de complicaciones GI graves cuando se confronta con los AINE comparadores, siendo la diferencia estadísticamente significativa (el 0,93 frente al 2%; p = 0,003)4.
De forma adicional, se han realizado dos ensayos clínicos en pacientes de alto riesgo, donde se ha evaluado la incidencia de complicaciones GI en pacientes de alto riesgo, comparando celecoxib frente a AINE (naproxeno y diclofenaco) más gastroprotectores (lansoprazol y omeprazol). En estos estudios se ha comprobado que la eficacia de ambos regímenes terapéuticos fue similar a la hora de evitar la aparición de complicaciones GI, aunque con una tendencia clara a favor de celecoxib5,6.
Con todas estas evidencias existentes en la bibliografía en relación con la seguridad GI de celecoxib a la hora de evitar el desarrollo de complicaciones GI graves, y
teniendo en cuenta que ningún gastroprotector (excepto misoprostol) ha demostrado que su uso concomitante con un AINE se traduzca en una reducción de la incidencia de complicaciones GI (sólo que disminuye la aparición de úlceras GI pero no de complicaciones), es difícil sostener la recomendación de los autores en relación con la administración de un AINE más un gastroprotector en los pacientes con riesgo elevado, máxime cuando hay estudios que han relacionado la ingestión de gastroprotectores juntamente con AINE como una causa de incremento en la aparición de complicaciones GI graves7,8.
Con la evidencia científica disponible, se puede concluir que celecoxib es una opción terapéutica recomendable para aquellos pacientes que padecen de artrosis o artritis reumatoide y presentan un elevado riesgo de desarrollar complicaciones GI, dada su marcada superioridad frente a los AINE convencionales y la ausencia de evidencia de que los gastroprotectores más empleados en nuestro medio (inhibidores de bomba de protones y anti-H2) sean capaces de reducir la aparición de complicaciones GI graves cuando se administran conjuntamente con AINE clásicos.