La información al paciente resulta crucial para involucrarle en las decisiones sobre su salud, un uso más seguro de la medicación, mayor cumplimiento terapéutico y su satisfacción. No obstante, se olvida una parte importante de la información verbal1,2, por lo que se acompaña con información escrita3.
Garner et al.4 propusieron analizar 3 características de la información escrita: legibilidad (centrada en el texto), efectividad de la comunicación (centrada en el receptor) y comprensión (centrada en el receptor). Esta última ha sido menos evaluada, aunque es una medida directa de la utilidad de esta información. Este estudio tuvo como objetivo analizar en función de la edad y la formación académica el grado de comprensión de la información escrita que se entrega habitualmente a los pacientes.
Se realiza un estudio observacional en el que una muestra de conveniencia leyeron 10 textos extraídos aleatoriamente de documentos y folletos de información sanitaria de 5 centros, para responder después a 5 preguntas en formato dicotómico (verdadero o falso). Para cada sujeto se sumó el número de aciertos como medida del grado de comprensión. La muestra se compuso por mayores de 30 años con distintos niveles académicos, con profesión no sanitaria, y por estudiantes de disciplinas no sanitarias.
Para controlar el efecto del modo de presentación todos los textos se presentaron en un mismo formato con alta calidad de impresión. A la hora de responder podían tener el texto a su disposición, simulando las circunstancias habituales en el uso de esta documentación escrita.
Se aplicó un modelo lineal general univariante, factorial completo, con control de todas las interacciones de las variables independientes: edad, sexo y estudios. Como variable dependiente se consideró el número de aciertos (escala de 0 a 10).
Respondieron 510 sujetos (261 [51,2%] mujeres; 230 [45,1%] entre 18 y 29 años). La media de aciertos fue de 8,4 (DE:1,9; IC 95%:8,3-8,6). La edad no influyó en el número de aciertos (p=0,062). El número de aciertos se relacionó con el nivel académico o estar estudiando (p=0,001), y fue mayor entre las mujeres en todos los segmentos de edad (p=0,018). No se observó efecto de la interacción entre niveles de análisis (tabla 1).
Resultados en el número de aciertos. Modelo lineal general univariante
Variables independientes | N.° | Media (DE) | Valor de p | |
---|---|---|---|---|
Sexo | Varón | 249 | 8,1 (2,0) | 0,018 |
Mujer | 261 | 8,7 (1,7) | ||
Edad | Hasta 29 años | 230 | 8,2 (1,9) | 0,062 |
Entre 30 y 49 años | 95 | 8,7 (2,0) | ||
50 o más años | 185 | 8,5 (1,9) | ||
Nivel de estudios | Sin estudios | 52 | 8,1 (2,3) | 0,001 |
Bachiller/FP | 170 | 8,1 (1,9) | ||
Superiores | 288 | 8,7 (1,8) | ||
Efectos de la interacción | ||||
Edad y sexo | 0,658 | |||
Edad y nivel de estudios | 0,140 | |||
Sexo y nivel de estudios | 0,342 | |||
Edad, sexo y nivel de estudios | 0,936 |
Variable dependiente: número de aciertos (escala de 0 a 10).
FP: formación profesional.
El número de aciertos no se asoció a la edad, sino al nivel de los estudios concluidos (o al hecho de estar estudiando). Este resultado es particularmente relevante ya que parece que la comprensión se asocia más al entrenamiento cognitivo que supone la formación académica que a la edad. La creencia de que las personas mayores tendrán mayores dificultades que los jóvenes para interpretar correctamente la información sanitaria se descarta según estos resultados, siempre y cuando el tamaño de la letra y la visibilidad del texto permitan su lectura.
El dato de que las mujeres, en todos los grupos de edad (jóvenes, mediana edad y mayores), comprenden mejor la información que los varones no se había comprobado con respecto a la información sanitaria escrita.
A nivel metodológico este estudio confirma la sugerencia de sumar a los estudios de legibilidad y de efectividad de la comunicación5,6, el análisis del grado de comprensión de la información escrita4. A nivel práctico las instituciones sanitarias deben considerar que en este caso no se entregaron a los sujetos participantes los documentos de información obtenidos en los centros sanitarios, sino que se homogeneizó su presentación, cuidando el tamaño de la letra y la calidad de la impresión. Dado el nivel de aciertos logrado parece aconsejable cuidar el formato de presentación de la información escrita.
Limitaciones: Este estudio no ha tenido en cuenta el rendimiento académico de los participantes. Tampoco se ha controlado la afición a la lectura de los participantes o si leían habitualmente la prensa. Los documentos presentados no necesariamente representan al conjunto de instrucciones escritas para los pacientes. Se controló exclusivamente que quienes respondieran no tuvieran experiencia personal o directa por algún familiar cercano del proceso de enfermedad con el que se relacionaba la información escrita.
Este estudio ha sido financiado por el Fondo de Investigaciones Sanitarias y por Fondos FEDER, referencia PI10/01344.