El elastofibroma dorsi (ED) es un tumor benigno de tejido conjuntivo, infrecuente y de lento crecimiento. La etiología es controvertida (origen genético, microtraumatismo, estrés mecánico). Es más prevalente en mujeres (8:1) y en mayores de 50 años1. Se localiza en el 99% de los casos entre el ángulo inferior de la escápula y la pared torácica, profundo a los músculos serrato anterior y latissimus dorsi, siendo frecuentemente bilateral. Rara vez aparece descrito en otras localizaciones: olécranon, deltoides, trocánter mayor, región inguinal, pie, estómago, mediastino anterior, raquis, válvula tricúspide y región ocular2. Desde el punto de vista clínico, suele presentarse como una masa globulosa, de crecimiento lento, que no interfiere con la función de la extremidad afectada hasta que adquiere un tamaño relevante. Cuando se manifiesta, la sintomatología consiste en una masa en el borde inferior de la escápula, más evidente cuando el miembro superior está en flexión y adducción (para la exploración, se pide al paciente que se toque con la mano la escápula contralateral), que provoca dolor predominantemente nocturno, rigidez del hombro y escápula en resorte3. El diagnóstico se basa en la exploración física y en pruebas de imagen: ecografía, tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM)4. El hallazgo de una lesión contralateral apoya el diagnóstico de ED. La biopsia trucut solo es necesaria prequirúrgicamente cuando se sospecha un sarcoma de partes blandas. La actitud debe ser conservadora ante ED asintomáticos y se procederá a la extirpación quirúrgica cuando el dolor y/o limitación funcional sean incapacitantes4. Los resultados clínico-funcionales obtenidos con la cirugía son satisfactorios en todos los casos descritos en la literatura médica y las complicaciones infrecuentes5,6.
Presentamos la serie de 4 casos de ED diagnosticados en nuestro centro de atención primaria entre enero de 2010 y julio de 2012. Se trata de 2 varones de 62 y 37 años y 2 mujeres de 52 y 71 años, respectivamente. Los 4 pacientes presentaban dolor y chasquido escapular al movimiento de la extremidad afectada. En la exploración se observaba asimetría y resalte de la escápula correspondiente a la extremidad dolorosa en todos los pacientes y masa palpable subescapular en 3 de ellos. Como prueba de imagen se solicitó RM, observándose en todos los casos lesiones subescapulares de intensidad intermedia en T1. En 3 pacientes el ED era bilateral.
Se realizó extirpación quirúrgica unilateral en los 2 pacientes que presentaban ED de mayor tamaño (6 × 3 × 2cm, 6 × 4,6 × 5cm) y clínica que disminuía su calidad de vida, confirmándose el diagnóstico en el estudio histológico de las muestras. No se realizó biopsia prequirúrgica en ninguno de ellos. Uno de los pacientes presentó como complicación posquirúrgica hemorragia con anemia aguda y clínica anginosa, que precisó transfusión. Tras cirugía y rehabilitación, la evolución clínica ha sido adecuada en ambos pacientes.
Los otros 2 pacientes siguen controles periódicos con RM por parte del equipo de traumatología hospitalaria de referencia, donde fueron derivados tras el diagnóstico.
Se adjunta la imagen de masa subescapular visible en la exploración física (fig. 1).
El ED es un tumor benigno de diagnóstico accesible desde las consultas de atención primaria y que se debería sospechar ante un adulto con síntomas de dolor o rigidez en zona escapular y/o signos de dismetría, chasquido o palpación de masa subescapular. El diagnóstico diferencial ha de establecerse con: contractura muscular, bursitis subacromial, enfermedad del manguito de los rotadores y otros procesos neoplásicos de la pared torácica. Las técnicas de imagen confirman la sospecha diagnóstica clínica.